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Amistad con Dios

Un Diálogo Inusual
Neale Donald Walsh

Capítulo 12

 

 

Cuando retrocedo lo suficiente como para poder apreciar el diseño y la belleza del complejo y delicado tejido que constituye la tela de mi vida, me siento lleno de gratitud.

Ése es el último paso, el Séptimo Paso para entablar una amistad con Dios:
Agradecer a Dios.

Es un paso automático. Es lo que ocurre de forma natural, lo que sigue de forma lógica si llevas a cabo los pasos Uno al Seis.

En toda tu vida no has conocido a Dios como es Él realmente. Ahora puedes hacerlo.

 

 

En toda tu vida no has confiado en Dios como desearías. Ahora puedes hacerlo.

En toda tu vida no has amado a Dios como desearías. Ahora puedes hacerlo.

En toda tu vida no has abrazado a Dios con una cercanía que lo convirtiera en parte auténtica de tu experiencia. Ahora puedes hacerlo.

En toda tu vida no has usado a Dios como si fuera tu mejor amigo. Sin embargo, ahora por la cercanía que tienes con Él, sabes que puedes hacerlo.

En toda tu vida no has ayudado a Dios de manera consciente porque no sabías que Él quería ayuda y, aún de haberlo sabido, no tenías idea de cómo proporcionársela. Ahora lo sabes.

No es culpa que no hayas conocido a Dios. ¿Cómo puedes conocer algo cuando todos los demás te dicen algo distinto?

No es culpa que no confiaras en Dios. ¿Cómo puedes confiar en la que no conoces?

No es culpa que no abrazaras a Dios. ¿Cómo puedes abrazar aquello que no amas?

No es tu culpa que no usaras a Dios. ¿Cómo puedes usar aquello que no te pertenece?

No es tu culpa que no ayudaras a Dios. ¿Cómo puedes colaborar con lo que no tiene utilidad alguna para ti?

Y no es tu culpa que no hayas agradecido a Dios. ¿Cómo puedes agradecer lo que está fuera de tus manos? Sin embargo, hoy es un nuevo día. El presente es una nueva hora. Y tú tienes una nueva elección. Eliges crear una nueva relación personal conmigo. Es una elección experimentar, por fin, una amistad con Dios.

Todo el mundo desea lograrlo, cuando menos quienes creen Dios. Todas nuestras vidas hemos intentado sostener una relación contigo, hemos intentado agradarte, no ofenderte, encontrar al verdadero Tú, conseguir que nos encuentres -lo hemos intentado todo-. Pero no hemos seguido estos Siete Pasos. Bueno, lo cierto es que yo no lo he hecho. No de la manera en que lo explicaste aquí. Así que, gracias. Pero, ¿puedo hacerte una pregunta mordaz?

Por supuesto.

¿Por qué es necesaria la gratitud? ¿Por qué es tan importante que Te demos las gracias? ¿Por qué es uno de los Siete Pasos? ¿Eres un Dios con un ego tan grande que, si no te mostramos gratitud, nos arrebatarás todas las cosas buenas?

Por el contrario, Soy un Dios con tanto amor que, al mostrarme su gratitud, recibirán todas las cosas buenas.

Creo que estás expresando lo mismo pero a la inversa. Debo mostrar mi gratitud con el fin de recibir cosas buenas.

No debes hacerlo, no es una obligación. Muchas personas que no muestran ni una pizca de agradecimiento disfrutan de las cosas buenas.

Bien, estoy totalmente confundido.

La gratitud no es algo que exijo. No es un bálsamo para el ego, no es un aceite para las cuñas, ni un lubricante para las ruedas. No aumenta las probabilidades de que Dios sea bueno contigo la próxima vez. La vida te envía cosas buenas sin importar si eres agradecido o no. Pero con gratitud, la vida te las envía con mayor rapidez. Esto se debe a que la gratitud es una condición del ser.

¿Recuerdas cuando dije, “pensar es el método más lento para la creación?

Si. Eso me sorprendió mucho.

No había razón. Realizas la mayoría de las funciones más importantes de tu cuerpo sin siguiera pensar en ellas. No piensas en parpadear o tomar aliento o hacer latir tu corazón. No piensas en sudar o decir “¡ay!”. Estas cosas simplemente ocurren porque eres un ser humano. Es decir, un ser, coma, humano.

Si, ya recuerdo. Hace poco mencionaste que algunas funciones y experiencias se crean automáticamente, sin esfuerzo alguno, al nivel de experiencia denominada subconsciente. ¿Es aquí donde creamos con mayor eficacia?

No. Su capacidad de creación es más efectiva, más eficiente y más rápida cuando no crean a un nivel subconsciente, sino supraconsciente.
Se denomina supraconsciente al nivel de experiencia que se alcanza cuando el super-consciente, consciente y subconsciente se fusionan en Uno sólo y se trasciende. Es un estado superior del pensamiento. Es la verdadera condición del ser y dicho estado real representa a Quién Eres Realmente. Permanece impávido, inmutable e inalterado por tus pensamientos. Es el Verdadero Ser, no el pensamiento, lo que es el causante principal.

Exploramos muy profundamente los conceptos esotéricos más complejos. Las diferencias que presentan, los matices, se tornan muy delicados.

No hay problema. Creo que estoy listo. Adelante.

Está bien. Pero recuerda, es aquí donde nos involucramos con algunos problemas del lenguaje, lo que vamos a tener que hacer es transferirnos a un contexto mucho más amplio y hablar desde un punto de vista de realidad máxima, la cual vives en este momento. Esperemos que puedas hacer esa transición.

Comprendo. Vamos a intentarlo.

¿Estás seguro? Esto se va a poner difícil. El camino va a estar lleno de piedras; hasta el momento, será la parte más difícil de nuestro diálogo. Créeme, quizá te convenga omitir todo esto y seguir adelante.

Quiero entenderlo. Cuando menos, quiero intentar.

Está bien. Aquí vamos.

Comencemos por esta frase:
Se es, pensamiento hacer.

¿Esto que te indica?

Me indica que ser no es una acción ni una tarea, es algo que ocurre, es decir, algo que es. Tal cual es.

Bien. ¿Qué hay del pensamiento.

Indica que el pensamiento es un proceso, una “condición de hacer”, algo que sucede.

Eso está muy bien. De modo que, ¿cuáles son las implicaciones de eso?

Cualquier cosa que “sucede” toma tiempo. Puede ocurrir muy rápido, como un pensamiento, pero aún así requiere de lo que denominamos tiempo. Sin embargo, algo que “es” simplemente es. Es en este momento. No “va a ser”; es en este lugar, en este instante.

En breve, “ser” es más rápido que “hacer” y “ser” es, por lo tanto, más rápido que “pensar”.

¿Sabes qué? Debí haberte contratado Mi intérprete.

Creí que lo habías hecho.

Ah, buena respuesta. Bien, ahora intenta esta frase:
Ser es la causante principal.

¿Eso qué te indica?

Me indica que la condición de ser es la causa de todo. Experimentas aquello que “eres”.

Excelente. Pero, ¿esta condición de ser origina el pensamiento?

Si. Si la proposición es correcta, entonces sí, la condición de ser origina el pensamiento.

De modo que lo que eres afecta cómo piensas.

Si, se podría decir así.

Sin embargo, he dicho que “el pensamiento es creativo”. ¿Es verdad?

Lo es, si Tú dices que lo es.

Bien. Me alegra que ya confíes en Mí. Ahora, si el “pensamiento es creativo”, ¿puede el pensamiento crear un estado de ser?

¿Quieres decir, qué fue primero, la gallina o el huevo?

Exacto.

No lo sé. Supongo que si “estoy” triste, puedo cambiar de parecer al respecto. Puedo decidir tener pensamiento alegres, enfocarme en cosas positivas y repentinamente, puedo “ser” feliz. Tú me has dicho que puedo hacerlo. Has dicho que mi pensamiento origina mi realidad.

Si lo he hecho.

¿Es verdad?

Si. Lo es. Sin embargo, permíteme preguntarte esto. ¿Tus pensamientos crean tu Verda-dero Ser?

No lo sé. Nunca Te he escuchado usar esa frase en el pasado. No sé cuál es mi Verdadero Ser.

Tu verdadero Ser es el todo. Es lo absoluto en todo. El alfa y el omega, el comienzo y el final, la Unidad.

En otras palabras, Dios.

Ésa es otra palabra que se puede usar, sí.

De modo que, ¿me preguntas si mis pensamientos crean a Dios?

Sí.

No lo sé.

Entonces permíteme relevarte y desenmarañar este concepto.

Por favor.

Aquí estamos limitados por el lenguaje y el contexto, como ya te he explicado en varias ocasiones.

Lo comprendo.

Bien. Tu pensamiento acerca de Dios no crea a Dios. Tan sólo crea tu experiencia en torno a Dios.

Dios es.

Dios es la Presencia Absoluta en el Todo. El Todo. Todo aquello que alguna vez fue es en la actualidad o alguna vez será.

¿Hasta el momento todo está claro?

Todo está claro hasta el momento.

Cuando piensas, no creas el Todo. Te adentras en el Todo para crear aquella experiencia del Todo que hayas elegido.

El Todo ýa está ahí. No lo estás colocando al pensar en ello; sin embargo, al hacerlo, colocas en tu experiencia la parte del Todo del cual piensas.

¿Esto lo entendiste?

Creo que sí. Ve muy despacio. Estoy tratando de seguirte el paso.

Tu Verdadero Ser, o en otras palabras Quien Eres Realmente, precede a todas las cosas. Cuando piensas en quién quieres ser, te adentras en tu Verdadero Ser, en tu Yo completo y te concentras en la parte de tu Yo completo que deseas experimentar en la actualidad.

Tu yo Completo es Todo. Es la felicidad y la tristeza.

¡Sí, sí! ¡Esto lo has mencionado antes! Me has dicho, “Tú eres lo que está arriba y abajo, lo que está a la izquierda y a la derecha, lo que está aquí y allá, lo que está antes y después. Tú eres lo rápido y lo lento, lo grande y lo pequeño, lo masculino y lo femenino y lo que conoces como bueno y malo. Tú lo eres todo y no hay nada que no seas tú”.

¡Te he escuchado explicar esto antes!

Tienes razón, lo he hecho. Te he dicho esto muchas veces. Y ahora lo entiendes mejor que nunca.

Entonces, ¿”pensar” afecta al acto de “ser”? No, no en el sentido más amplio: tú Eres lo que Eres, sin importar qué pienses al respecto.

Sin embargo, ¿puede el pensamiento crear una experiencia inmediatamente distinta de tu ser? Si. Aquello en lo que piensas, en lo que te concentras, se pone de manifiesto en tu realidad individual actual. Por lo tanto, si estás triste y piensas en forma positiva, pensa-mientos alegres, te será muy fácil “guiar tu pensamiento” hacia la felicidad.

¡Sólo te estás trasladando de una parte de tu Ser a otra! Sin embargo, hay un “atajo”, y es ahí a lo que hemos querido llegar. De esto hemos estado hablando. Puedes trasladarte a cualquier estado de ser que desees, o sea, puedes convocar cualquier parte de tu Verdadero Ser, en cualquier momento, de forma instantánea, si sólo tienes la certeza de que es real y lo declaran así.

En alguna ocasión me dijiste: “Lo que sabes es lo real”.

Sí. Lo hice. Y me refería exactamente a esto. Lo que sabes acerca de tu Verdadero Ser será la realidad en torno a tu estado de ser en la actualidad. Cuando declaras lo que sabes, lo conviertes en realidad.

La forma más poderosa de hacer declaraciones es anteponiendo la frase “Yo Soy”. Una de las declaraciones más famosas de este tipo fue la que hizo Jesús: “Yo soy el camino y la verdad y la vida…” La declaración más radical de este tipo fue pronunciada por Mí: Yo soy porque Soy.

Tú también puedes hacer declaraciones que comiencen con “yo soy”. De hecho, lo haces todos los días. “Yo soyun fiasco”, “yo soy un esclavo del trabajo”, y así sucesivamente. Estas declaraciones que indican un estado de ser. Cuando haces este tipo de declaración de forma consciente y no subconsciente, vives de la Intención; vives de forma deliberada. Recuerda, te He sugerido que vivas de manera…

Deliberada.

Armoniosa.

Benéfica.

Tu vida entera es un un mensaje, ¿lo sabía? Cada acto es un acto de autodefinición. Cada pensamiento es una película en la pantalla de tu mente. Cada palabra es un buzón de voz para Dios. Todo lo que piensas, dices y haces, envía un mensaje a Dios acerca de ti.

Consideras tus declaraciones de “yo soy”, por lo tanto, como un Informe de la Unión. Este es tu informe de Estado de Ser. Haces una declaración acerca de cómo marchan las cosas contigo. Manifiestas “lo que es”.

Oye, ¡espera un minuto! ¡Acabo de pensar en algo! ¡Todos somos Uno de cualquier forma, de manera que realmente sí es un Informe de Unión!

Eso está bien. Eso está muy bien.

Ahora, cuando haces una declaración, ése es el atajo para conocer el estado de tu Ser. Las declaraciones convocan Quien Eres Realmente o, para ser más exactos, aquella porción de Quién Eres Realmente que deseas experimentar en ese momento.

Ésta es la creatividad del ser y no la creatividad del pensamiento. El estado de ser es el método más rápido para la creación. Pues lo que es, es en este momento.

La verdadera declaración de ser se hace sin siquiera pensar en ella. Si piensas en ella, en el mejor de los casos, la demorarás y, en el peor de los casos, la negarás.

La demora ocurre sencillamente porque pensar toma tiempo y ser no toma tiempo en absoluto.

Puedo ocurrir la negación porque pensar en lo que eliges ser a menudo te convence de que no lo eres y que nunca lo podrás ser.

Para usar un ejemplo muy sencillo, sólo puedes estar enamorado cuando estás enamorado. Si alguien que te ama pregunta: “¿Estás enamorado de mí? Y responde, “Lo estoy pensando”, es probable que la respuesta no le resulte aceptable.

¡Excelente! Lo estás comprendiendo muy bien.

Ahora, si el tiempo no es algo crítico, si no es cuestión de contar cada segundo (y pocas situaciones lo son), si no importa cuánto te toma experimentar lo que has elegido (como “estar enamorado”) entonces puedes tomar todo el tiempo que necesites “para pensar en ello”.

Y pensar también es una herramienta poderosa. No me malinterpretes. Es una de las Tres Herramientas de la Creación.

Pensamiento, palabra y acto.

Exacto. Sin embargo, le he dado otro método a través del cual pueden experimentar la vida. Esta no es una herramienta de la creación, es una nueva manera de entender la creación; no se trata de un proceso por medio del cual ocurren las cosas, sino una a través del cual adquieres conciencia de lo que ya ha ocurrido. Una conciencia de lo que es siempre ha sido y siempre será un mundo infinito.

¿Comprendes?

Comienzo a hacerlo, sí. Estoy comenzando a apreciar toda la cosmología, la construcción entera.

Qué bueno. Sé que esto no ha sido simple. Más bien, ha sido simple, pero no sencillo.

Solo recuerda esto: ser es instantáneo. Comparado con esto, tu pensamiento es muy lento. A pesar de lo rápido que es el pensamiento, resulta muy lento en comparación con la condición de ser.

Usemos tu muy humano ejemplo de estar enamorado.

Recuerda un momento cuando te hayas enamorado. Hubo in instante, un segundo mágico cuando primero sentiste ese amor. Quizá te haya azotado, según tus propias palabras, “como un huracán”. Algo que te invadió repentinamente, viste a esa persona del otro lado de la habitación, del otro lado de la mesa, en el asiento delantero del carro y en un momento supiste que la amabas.

Fue repentino. Fue instantáneo. No tuviste que pensarlo. Sencillamente “ocurrió”. Quizá lo hayas pensado después. Quizá hasta lo hayas pensado antes -me pregunto cómo sería enamorarme de esa persona- pero en el momento que primero lo sentiste, que primero lo supo tu corazón, tan sólo te inundó. Ocurrió con demasiada rapidez como para “pensar” en ello en ese momento. Simplemente estabas ahí, enamorado.

¡Puedes estar enamorado aún antes de pensar en ello.

Caramba, no sabía eso.

Ocurre lo mismo con la gratitud. Cuando lo sientes, nadie tiene que decirte, “es momento de sentir gratitud”. Sencillamente, de forma bastante espontánea, sientes gratitud. Te encuentras sintiendo gratitud incluso antes de pensar en ello. La gratitud es un estado del ser. No existe la palabra que contenga “amor-amistad” en tu lenguaje, pero debería existir.

Eres un poeta, ¿lo sabías?

Eso me han dicho.

Bien, me queda claro que ser es más rápido que pensar, pero aún no entiendo por qué “sentir gratitud” por algo es más rápido para ti que… Espera un minuto -incluso mientras digo esto, creo que estoy obteniendo la respuesta.

Antes dijiste que la gratitud es una condición de ser que anuncia mi certeza de ya contar con lo que creo necesitar. En otras palabras, si le agradezco a Dios por algo, en lugar de pedírselo, es porque sé que ya me lo ha concedido.

Exacto.

Es por eso que el Séptimo Paso es “agradecer a Dios”.

Exacto.

Porque cuando agradeces a Dios, “estás” consciente de que ya te han sido otorgadas todas las cosas buenas de la vida; que todo lo que necesitas para expresar, experimentar y evolucionar según tus deseos -las personas, los lugares y los eventos apropiados y perfecto -ya están en tu camino.

Aún antes de que pidas, ya te He respondido. Si, correcto.

Entonces, ¡quizá agradecer a Dios es lo primero que debes hacer, no lo último!

Eso podría ser algo muy poderoso. Y acabas de revelar un gran secreto. La maravilla de los Siete Pasos hacia Dios es que se pueden cambiar de lugar. Se pueden invertir.

Si le agradeces a Dios, le ayudas a Él a ayudarte.

Si le ayudas a Dios a ayudarte, usas a Dios.

Si abrazas a Dios, amas a Dios.

Si amas a Dios, confías en Dios.

Y si confías en Dios, conoces a Dios con toda certeza.

Sorprendente. Absolutamente sorprendente.

Ahora sabes cómo crear una amistad con Dios. Una verdadera amistad. Una amistad real. Una amistad práctica y activa.

¡Fabuloso! ¿Puedo comenzar a usarla de inmediato? Y no respondas, “puedes, pero no tienes permiso”.

¿Qué?

Oh, tenía una maestra de tercer grado que siempre corregía nuestra gramática. Al levantar la mano para decir: “Hermana, ¿puedo ir al baño?” Siempre respondía: “Puedes, pero no tienes permiso”.

Ah sí, la recuerdo.

¿Alguna vez puedes olvidar?

Puedo, pero no tengo permiso.

¡Muy gracioso! ¡Un aplauso para nuestro nuevo comediante!

Gracias, gracias, muy agradecido.

Pero, seriamente, amigos… me gustaría comenzar a usar esta amistad. Dijiste que me ayudarías a comprender cómo hacer más práctica, más funcional, la sabiduría contenida en Conversaciones con Dios, cómo usarla en mi vida cotidiana.

Bien, para eso está la amistad con Dios. Es para ayudarte a recordar estas cosas. Es para facilitar tu vida cotidiana, para convertir tu experiencia de cada momento en una expresión de Quién Eres Realmente.

Este es tu mayor deseo y he establecido un sistema perfecto por medio del cual tus deseos se pueden cumplir. Se están cumpliendo en este momento. La única diferencia entre tú y Yo es que yo sé esto.

En el momento de tu conocimiento pleno (el cual se te podría presentar en cualquier momento), tú también te sentirás como Yo me he sentido siempre: completamente feliz, pleno de amor, aceptación, agradecimiento y rebosante de bendiciones para dar.

Éstas son las Cinco Actitudes de Dios y te prometí que, antes de que terminara nuestro diálogo, te enseñaría cómo la aplicación actual de estas actitudes en tu vida puede acercarte a la Divinidad y, de hecho, lo hará.

En efecto, me hiciste la promesa, hace mucho, en el libro I de Conversaciones con Dios y creo que ha llegado el momento en que la cumplas.
Y tú me prometiste que nos contarías de tu vida, en particular de tus experiencias que surgieron a partir de la publicación de los libros de Conversaciones con Dios y sólo nos has ofrecido migajas. De modo que, ¡quizá ambos deberíamos cumplir con nuestras promesas!
Fenomenal.

 

 

Amistad con Dios

Un Diálogo Inusual
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