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LAS NUEVAS

 REVELACIONES

 

Capitulo 12

 

 Neale Donald Walsch

 

Capitulo 12

¿Quieres decir que le hemos fallado a Dios?

        ¿Cómo podrían fallarle a Dios si Él no quiere ni pide nada?

 
   

        Bueno, pues es que yo no creo eso.

        Claro, tú crees en la Primera Falacia.

        ¿Ahí es donde empecé a perder el camino?

        Así es. Todas las demás creencias están fundadas en esa falacia. La primera falacia acerca de Dios

es que Él pide algo. La otra falacia es que Dios es incapaz de obtener lo que pide.

        Pero sí pide. Sí pidió.

        ¿Cuándo?

        Al principio, en el Jardín del Edén. Dios pidió a los humanos que no comieran el fruto del Árbol

del Conocimiento del Bien y del Mal, pero lo comimos. Y nos arrojó del Jardín. Nos sacó del Paraíso.

        Por supuesto que eso es un simple cuento; una parábola que pretende enseñamos que nos alejamos

de Dios en el momento que pecamos.

        Ah, sí, la tercera falacia acerca de Dios.

        Primero, crees que Dios pide algo.

        Después, piensas que Dios no puede obtener lo que pide.

        En tercer lugar piensas que Dios te separó de Él porque no obtuvo lo que pidió.

        Pero así es. Pedías que no pecáramos y hemos pecado. Nuestro castigo fue haber sido arrojados del

Paraíso. Estamos alejados de Dios. Ahora tenemos que luchar por regresar. Tenemos que ganarnos la

gracia de Dios.

        Mis amados hijos, mi gracia jamás les ha faltado. Se han creado un Dios imaginario que ha sido

herido. Mis sentimientos no están heridos. Mi sensibilidad no está ofendida. Ustedes no pueden herirme.

No pueden desatar Mi ira. La perturbación y la ira son la antítesis de Quién y Qué soy.

        Imaginan que soy un Ser como ustedes, sólo que más grande y poderoso, que moro en algún lugar

del Universo; alguna suerte de figura paterna que debe satisfacer su ego y que sufre trastornos

emocionales como los suyos. Sin embargo les digo que Yo no soy ése, ni soy así.

        Ésta es la QUINTA NUEVA REVELACIÓN:

        Dios no es un Ser Superior singular, que mora en alguna parte del Universo o fuera de él, que

tiene las mismas necesidades emocionales que los humanos y que está sujeto a las mismas

perturbaciones emocionales que ellos. Es imposible herir o perturbar nada de Lo que es Dios y, por lo

mismo, Él no necesita buscar venganza ni imponer castigos.

        Ahora sé y comprendo que esto malogra sus planes. Esto desordena todo. Pues todo su sistema del

bien y el mal, de la justicia y la injusticia, está fundado en pensamientos opuestos. Está habilitado por la

idea de que Dios sí busca venganza e impone castigos.

        Casi nadie quiere “abandonar” a un Dios que castiga, porque todos quieren sentir que existe

cierta justicia en el Universo. Si los “malos” no reciben castigo cuando están en la Tierra, cuando menos

podemos acariciar la idea de que “recibirán lo que merecen” cuando mueran, porque “Dios nos ha

prometido hacer justicia “.

        En Mi reino no existe el premio ni el castigo. Sin embargo, al decir que no existe el “castigo” no

quiero decir que no existan las consecuencias.

        Cuando pases por el trance de eso que llamas “morir': es decir, cuando tu cuerpo material

cumpla su tiempo aquí en la Tierra, entonces tendrás la oportunidad de Repasar tu Vida. De hecho, tú

mismo lo pedirás. Lo querrás. Será parte importante del proceso que te permitirá conocerte mejor y

conocer la Vida que has llevado.

         Cuando Repases tu Vida podrás revivir todos los momentos de tu existencia, todo lo que jamás

hayas pensado, dicho o hecho. Esta experiencia será total. No sólo lo experimentarás desde tu punto de

vista, sino que lo vivirás desde el punto de vista de todos aquellos en cuyas vidas hayas intervenido.

         Podrás experimentar lo que ellos sintieron debido a lo que tú pensaste, dijiste o hiciste.

         A ver si entendí. ¿Repasaré todas mis interacciones con otros de una en una, desde la perspectiva

de esos otros?

         Precisamente.

         Dios mío, eso sería un infierno.

         No, sería recordar. Recordarás quién eres en realidad y quién puedes ser tras conocer lo que

otros sintieron cuando estuvieron en tus manos. Pero aun cuando haya sido doloroso para ellos, tú no sufrirás.

         ¿Cómo sería eso?

         Sufrir es un punto de vista. Recuérdalo bien. El dolor es una experiencia; sufrir es un punto de

vista acerca de esa experiencia. Tú experimentarás dolor, tal como una madre experimenta dolor al

alumbrar a su hijo, pero en tu pensamiento no sufrirás. Siguiendo con la analogía, lo experimentarás

como la alegría de dar a luz. En este caso, nacerá tu Nuevo Yo. Un Yo que entiende más, comprende más,

sabe más, conoce más y, por lo mismo, está dispuesto a experimentar el Yo de otra manera.

         Es un proceso de evolución y, en este proceso de evolución, los conceptos primitivos del “premio y

el castigo” no tienen cabida.

         Muchos humanos tal vez tengan dificultad para entender esto.

         Si quitamos el Premio y el Castigo, parece que todo se desmorona.

         O tal vez no.

         Quizá los humanos puedan crear las connotaciones que quieren adjudicar a lo “correcto” y lo

“incorrecto”, el “bien” y el “mal “, la “justicia” y la “injusticia” sin tener que recurrir a Dios para

justificarlas.

         Estás hablando de un código secular. Muchas religiones organizadas dicen que éste es el Gran Mal

que invade al mundo. Lo llaman laicismo o humanismo, o peor, laicismo humanista, y dicen que es el gran

enemigo de Dios.

         Claro que sí, porque para ellos representa una enorme amenaza. Dios no tiene “enemigos”

porque nadie lo puede herir, dañar ni destruir.

         Sin embargo, nuestros diccionarios definen “laicismo” como “rechazo o exclusión de la religión y

de las ideas religiosas”. Y ése es mi punto. No dicen nada de rechazo ni de exclusión de la espiritualidad

ni de las ideas espirituales. ¿Cuál es la diferencia entre religión y espiritualidad?

         Una es una institución y la otra es una experiencia.

         Las religiones son instituciones erigidas sobre una idea particular de cómo son las cosas. Cuando

estas ideas se endurecen y se graban en piedra, reciben el nombre de dogmas y doctrinas. Entonces se

vuelven incuestionables. Las religiones organizadas requieren que creas sus enseñanzas.

         La espiritualidad no exige que creas en algo. Por el contrario, no cesa de invitarte a que adviertas

tu experiencia. Tu experiencia personal se convierte en tu autoridad, y no es lo que otro te ha dicho que

debe ser.

         Si tuvieras que pertenecer a una religión cualquiera para encontrar a Dios, ello significaría que

Dios ha impuesto una forma o un camino concretos para que llegues a Él. Pero, ¿para qué querría que

fuera así?

         No lo sé. ¿Por qué quieres que sea así?

         La respuesta es que no lo quiero. La idea de que Dios ha dispuesto un solo camino para llegar a

Él, o un medio concreto para volver a Ella, y de que este camino y sólo este camino servirá, se desprende

del espejismo de la pretensión.

         ¿El espejismo de la pretensión?

         Éste es otro espejismo de los humanos, otra de esas creencias falsas que hemos analizado. No

tiene relación alguna con la realidad última.

        Yo no necesito pretender nada de ti, porque Yo no necesito recibir nada de ti. Además, a

diferencia de lo que se piensa, Yo no tengo necesidad alguna de pretender que vengas a mí por cierto

camino.

        ¿Rezar el rosario es mejor que decir el savitu? ¿La práctica llamada bhakti es más sagrada que la

llamada seder?

        ¿Una iglesia es más sagrada que una mezquita? ¿Una mezquita es más sagrada que una

sinagoga? ¿Has de encontrarme en un lugar y no en el otro?

        Debo decir que la respuesta es no. Pero, entonces, ¿por qué las religiones insisten en que su camino

es el mejor -bueno no, el ÚNICO- para llegar a Ti?

        Las religiones organizadas aprovechan esta idea porque les brinda un instrumento para buscar,

captar y retener a sus miembros y, por lo mismo, para seguir existiendo.

        La primera función de una organización cualquiera es perpetuarse. En el momento en que una

organización cumple con el objetivo de su creación, esta organización deja de ser necesaria. Esto explica

por qué las organizaciones rara vez cumplen con la tarea que les ha sido asignada.

        Por lo general, a las organizaciones no les interesa volverse obsoletas.

        Eso es tan cierto en el caso de las religiones como en el de cualquier otra empresa organizada, o

tal vez más.

        El hecho de que una religión organizada determinada haya existido desde hace mucho tiempo no

habla de su eficacia, sino justo lo contrario.

        Pero si no fuera por la religión, ¿cómo sabríamos cómo volver a Dios?

        En primer lugar, no puedes “volver a Dios”, porque jamás lo has abandonado ni Él te ha

abandonado.

        La tercera falacia acerca de Dios es que tú y Yo estamos separados. Como tú piensas que estamos

separados el uno del otro, tú no cesas de tratar de volver a Mí.

        ¡Un momento! ¡Tengo un relato magnífico al respecto! ¡Es estupendo!

        ¡Está bien! ¡Cuéntalo!

        Trata de un niño que se escapa al bosque una o dos veces al día. Su padre se empieza a

preocupar. ¿Qué puede estar haciendo ahí el niño día tras día? Un día, el padre pregunta al muchacho:

“¿Por qué pasas tanto tiempo en el bosque?”El niño responde: “Para estar más cerca de Dios”. “Bueno

-dice el padre aliviado-, no tienes que internarte en el bosque para eso. Dios está en todas partes. Dios

es el mismo en el bosque que aquí fuera, en el resto del mundo “.

        “Sí, padre responde el niño sonriendo-, pero yo soy diferente en el bosque”.

        ¡Qué bonito relato!

        Tanto el padre como el hijo dijeron una gran verdad. El hijo entendió que Dios está en todas

partes, pero que él no era capaz de desacelerarse y percibir la presencia de Dios en todas partes tan

bien como lo hacía cuando estaba en el bosque.

        Son palabras muy sabias. El significado del relato es que si tú dejas de hacer lo que estás

haciendo tan sólo un instante cada día, entonces podrás sentir la presencia de Dios.

        El padre también fue sabio, pues entendió que no era necesario ir al bosque. En este caso, el

significado del relato es que cuando uno lleva el bosque consigo a dondequiera que estés, entonces

habrás empezado a dominar la vida.

        Ésta es la Cuarta Falacia acerca de Dios: Tú necesariamente debes hacer algo para poder volver

a Mí. Hay ciertas condiciones que debes cumplir para poder reunirte con Dios en lo que llamas “cielo”.

        Te daré una buena noticia: No hay que ir a ningún otro lugar. El reto no es “ir” al cielo, sino

saber que ya estás ahí. Pues el cielo es el Reino de Dios y no existe ningún otro reino.

        Sin embargo, aun suponiendo que hubiera otro lugar que no fuera el cielo y que estuvieras

buscando “pistas” para dirigirte a él, casi todas las religiones organizadas serían muy confusas como

lugares para encontrarlo ahí.

        Existen miles de religiones en la Tierra y cada una tiene distintos conjuntos de “pistas” que

reflejan su propia idea de cómo “quiere Dios que sean las cosas”.

        Por supuesto que, como hemos insistido aquí, Dios no “quiere” que lo veneres de una manera

específica. De hecho, Dios tampoco quiere que lo veneres en absoluto.

        El ego de Dios no es tan frágil que Él o Ella deban pedirte que, temeroso, te inclines ante su

persona con reverencia ni que te humilles en sincera súplica, para así merecer que te prodiguen sus

bendiciones.

        ¿”Qué especie de Ser Supremo necesitaría hacer esto? ¿Qué tipo de Dios sería?

Ésta es la pregunta que te debes plantear con sinceridad.

        Te han dicho que Dios creó a los humanos a Su imagen y semejanza, pero te pregunto: ¿”No sería

posible que las religiones hayan moldeado a Dios a la imagen y semejanza de los humanos?

        Antes hiciste el mismo comentario.

        Así es. Te invito a estudiar esta pregunta a fondo.

        Porque cuando los humanos no pueden obtener de otros lo que esperan de ellos, entonces se

enfadan. Así, si los seres humanos realmente creen que necesitan lo que estaban pidiendo y, sin embargo,

no lo consiguen, entonces condenan y destruyen a quienes no se lo proporcionan.

        Esto es justo lo que dicen que hace Dios.

        Ésta es la Quinta Falacia acerca de Dios. Tú piensas que Dios te destruirá si no cumples lo que Te

pide.

        Nada podría estar más alejado de la verdad. ¿Por qué te destruiría? ¿Qué objeto tendría hacerla?

        Hacer justicia.

        ¿Justicia?

        Dios es justo. Si desobedecemos las Leyes de Dios recibiremos un castigo.

        Y, exactamente, ¿”qué quiere decir las “Leyes de Dios”?

        Todo está escrito en el Libro.

        ¿Cuál libro?

        Volvemos a empezar. Tú sabes cuál libro.

        Ah, sí, el libro en el que tú crees.

        Así es.

        ¿Ves el círculo? Es un círculo vicioso. Dará vueltas y vueltas, produciendo un desastre humano

tras otro, hasta que todos ustedes se puedan poner de acuerdo en un conjunto de leyes que no estén

fundadas en una religión particular.

        Quieres decir que construyamos una sociedad laica.

        Quiero decir que creen una comunidad espiritual y no una religiosa. Una comunidad asentada en

principios espirituales y no una comunidad fundada en las doctrinas de las principales religiones

organizadas, que en su mayoría están fundadas en concepciones incompletas y en teologías exclusivistas.

        La comunidad que te invito a construir estaría firmemente asentada en todas las Nuevas

Revelaciones, incluida la SEXTA NUEVA REVELACIÓN, la cual acabará para siempre con las Cinco

Falacias Acerca de Dios:

Todas las cosas son un solo Todo. Sólo hay Un

Todo y todas las cosas forman parte del Único

Todo que existe.

 

 
 

 
 

 
         
         
       
       
       
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