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Experiencias cercanas a la muerte (E.C.M):
Evidencias de la vida en el más allá
 

 

La gran incógnita que durante tanto tiempo ha intrigado a las
personas acerca de la existencia en un más allá tras la "muerte" se
desvela gracias a los testimonios y experiencias de muchas personas
que han vivido el paso o el trance de una supuesta muerte, y han
regresado. El Dr. Raymond Moody, la mayor autoridad mundial en la
materia, explica sus puntos de vista sobre el tema.
Por: Francisco Contreras Gil

 

Los relatos de personas que afirman haber vivido un viaje trepidante
a un Mundo Espiritual, donde se siente tal bienestar y plenitud que
se está tentado de no volver de allí, ha despertado el interés de la
medicina y la ciencia, para tratar de dar explicación lógica y
coherente a este fenómeno.
 

 



Algunos estudiosos han catalogado estas experiencias de ser
provocadas por alguna enfermedad mental como la esquizofrenia; de ser
alucinaciones provocadas por algunos medicamentos, o simples visones
de personas extremadamente religiosas; producto de insuficiencias de
oxigenación del cerebro; el reflejo de un cerebro fisiológicamente
dañado o debido a una psicosis inducida por medio de drogas. Otros
piensan que son indicadores de enfermedad mental, como una fantasía o
mecanismo de defensa, como la proyección de unos sueños dorados o
como resultado de la negación del miedo de aniquilación. Sin embargo,
hay investigadores que se aferran a toda una serie de robustos
indicios, resultado de arduos estudios clínicos y neurológicos, que
demuestran que las experiencias cercanas a la muerte son algo más que una enfermedad mental o una broma del propio cerebro.
Investigadores del fenómeno

Raymond A. Moody Jr., doctor en Medicina, profesor y doctor en Filosofía por la Universidad de Virginia, siendo aún estudiante de filosofía, escuchó durante un seminario al profesor John Marshall hablar acerca de la muerte, en concreto del caso del psiquiatra George Ritchie, que había sido declarado muerto por neumonía doble y después había resucitado felizmente. Mientras estuvo muerto, Ritchie tuvo la experiencia de pasar a través de un túnel y de ver a unos seres de luz.

 

Según afirmó el propio Raymond Moody: "Francamente, en ese momento de
mi vida, jamas se me había ocurrido la idea de que pudiéramos
sobrevivir espiritualmente después de la muerte física. Siempre creí
que la muerte era la extinción tanto del cuerpo físico como de la
consciencia. Naturalmente me intrigaba el hecho de que un médico
eminente tuviera la suficiente seguridad como para admitir
públicamente que había recibido un destello del más allá".

Más tarde, Raymond Moody archivó en su memoria la historia de Ritchie
hasta que en 1.969, siendo ya profesor de la universidad, tropezó con
otra experiencia en el umbral de la muerte, la de uno de sus
estudiantes que había estado a punto de morir y le contó un caso
similar al de Ritchie.

A partir de ahí empezó a buscar otros estudiantes que conocieran
otras Experiencias Cercanas a la Muerte. En 1.972 cuando entró en la
facultad de medicina ya tenía ocho casos estudiados y pronto tuvo
suficientes testimonios para escribir el libro Vida después de la
vida. Las continuas investigaciones le llevaron a publicar otros
libros como Nuevas investigaciones sobre la vida después de la vida
o "El Más Allá de La Luz.

Aunque Moody se retractó más tarde de algunas de sus afirmaciones,
después de leer sus publicaciones, otros investigadores se
interesaron en el tema de las Experiencias Cercanas a la Muerte.
Destacan entre otros, el doctor Michael Sabom y Kenneth Ring, que
llevan a cabo sus estudios de manera muy metódica para obtener
sólidas constataciones médicas.

Igualmente el doctor Melvin Morse está también detrás de estas
investigaciones, basándose únicamente en las E.C.M. de los niños,
como la conocida Elisabeth Kubler Ross. Otros como el filósofo
Michael Grosso, miran las E.C.M. a través del cristal de la Filosofía
para hallar el significado de la experiencia y su relación con otros
fenómenos espirituales. Robert Sullivan estudió estas experiencias en
personas que entraron en combate.

Pollster George Gallup Jr., descubrió que ocho millones de adultos en
los Estados Unidos habían tenido una E.C.M. Esto equivale a una de
cada veinte personas. Estas estadísticas demuestran lo comunes que
son estas experiencias hoy en día, aunque han sido desconocidas hasta
hace muy poco tiempo.

Un testimonio a modo de ejemplo

"Me encontré flotando hacia el techo. Podía ver a todo el mundo
alrededor de mi cama perfectamente bien, incluso mi propio cuerpo.
Pensé que era curioso que estuvieran tan volcados en mi cuerpo. Yo
estaba bien y quería que ellos lo supieran, pero por lo visto no
había manera de hacérselo saber. Era como si hubiera un velo o una
pantalla entre yo y los demás en la habitación. Percibí una abertura,
si así se puede llamar. Parecía alargada y oscura, y yo empecé a
elevarme rápidamente a través de ella. Yo estaba desconcertada y
excitada a la vez. Salí de este túnel hacia un reino de amor y luz,
suave y brillante. El amor estaba en todas partes. En algún momento
se me mostró, y yo vi, los acontecimientos de mi vida. Estaban en una
especie de gran panorama. Todo esto es en realidad difícil de
describir. Las personas que yo conocí y que habían muerto estaban
allí conmigo en la luz, un amigo que había muerto en el colegio, mi
abuelo y una tía abuela, entre otros. Ellos eran felices y radiantes.
Yo no quería volver, pero un hombre en la luz me dijo que tenía que
hacerlo. Me estaban diciendo que yo no había terminado lo que tenía
que hacer en la vida. Volví a mi cuerpo con una sacudida repentina".

Experiencia vivida por Martha Todd, una profesora de inglés, cuando
era sometida a una leve operación para extirparle un quiste.

Tras el estudio de diversas experiencias, Pollster George Gallup,
Jr., redactó la siguiente tabla en torno a los elementos que
intervienen en las E.C.M.:

Fuera del cuerpo 26% Sensación de paz y dicha 32%
Percepción visual exacta 23% Fenómenos de luz 14%
Sonidos audibles o voces 17% Experiencia del túnel 9%
Estar en otro mundo 32% Encuentro con otros seres 23%

Experiencias extracorpóreas

Gracias a las modernas investigaciones llevadas a cabo, entre otros
muchos, por las personas anteriormente citadas, hoy sabemos que las
vivencias espirituales producidas por una estado de casi muerte, son
formas naturales de expresión de nuestro Ser Espiritual -conciencia-,
que ocurren con relativa frecuencia.

Existe una separación momentánea entre el cuerpo físico y el cuerpo
espiritual, en ese cuerpo espiritual que se separa es una réplica del
físico, aunque de naturaleza transparente; muchos lo han comparado
con una especie de niebla, nube blanca, con formo ovoide o esférica.
Otro rasgo similar es que ese cuerpo posee luz propia y está unido al
físico por un cordón luminoso muy flexible, llamado cordón de plata.
Esta unión con el cuerpo físico se mantiene durante todo el tiempo
que dura la E.C.M.

Interés en aumento

En las dos últimas décadas, el interés por las E.C.M. ha aumentado
tanto en la clase científica como entre el pueblo. Lo curioso es que
se ha convertido en un fenómeno muy extendido. En una encuesta
realizada en los Estados Unidos se comprobó que uno de cada
diecinueve norteamericanos adultos afirmaba haber tenido una E.C.M.,
lo que extrapolado al total de la población actual nos llevaría a la
cifra de unos doscientos setenta y cinco millones de personas en el
mundo entero.

Características de las Experiencias cercanas a la muerte

Las diferencias que pueden existir entre ellas es que las E.C.M.
ocurren normalmente ante situaciones de alto riesgo o críticas, y
siempre de forma espontánea y consciente aunque algunas las recuerden
y otras no.
Sensación de estar muerto: esta sensación se produce porque en la
E.C.M., el ser espiritual se desliga momentáneamente del cuerpo
físico. Las personas son conscientes de ello porque se ven claramente
ascendiendo y flotando por encima de su cuerpo mirándolo desde una
distancia determinada. En ese instante, muchas personas sienten miedo
o confusión pero rápidamente empiezan a entender perfectamente lo que
está ocurriendo porque, según los testimonios, pueden ver y oír
claramente a los médicos, enfermeras y familiares y al intentar
comunicarse con ellos, se dan cuenta de que no pueden ni verles ni
oírles; en ese momento se encuentran desligados de la materia, pero
se tiene más conciencia de la propia realidad y ésta se siente con
más intensidad.

Sensación de paz y dicha: mientras el paciente permanece en su
cuerpo, puede sufrir el dolor de la enfermedad o de la situación
crítica que vive en esos momentos. Pero en el instante en que se va
desligando de la materia, en la mayoría de las personas, el dolor es
sustituido por una verdadera sensación de paz y dicha todo el tiempo
que dura la experiencia, y con mayor intensidad en los momentos en
que ha ascendido hacia ese plano espiritual o está en contacto con
Seres Superiores de Luz.

Experiencia de estar fuera del cuerpo: la mayoría de las personas no
se dan cuenta de cuándo se produce la separación momentánea entre su
parte física y espiritual, pero al verse flotar por encima a cierta
distancia o atravesar habitaciones a gran velocidad y sin necesidad
de pasar por la puerta, son conscientes de que están en una especie
de cuerpo de distinta naturaleza que el físico, más sutil,
transparente, etérico, lleno de luz y energía.

Travesía a través del túnel: tras la separación del cuerpo muchos
dicen ver una especie de túnel oscuro el cual atraviesan,
encontrándose al final del mismo una luz brillante. Algunas personas,
en lugar de atravesar un túnel, suben por unas escaleras o atraviesan
puertas hermosas. Pero todos los testimonios coinciden en que son
símbolos de un tránsito hacia otro reino.

Las descripciones acerca de cómo tiene lugar este tránsito son
muchas, pero el significado de lo que ocurre es siempre el mismo: la
persona se mueve a través de un pasadizo (u oscuridad) hacia una luz
intensa.

Encuentro con seres de luz: después de atravesar el túnel -o zona
oscura-, la persona suele encontrarse con seres de luz. Estos seres
brillan con una hermosura e intensa luminosidad que parece invadirlo
todo y que llena a la persona de amor. Esta luz, a pesar de ser muy
brillante, no hiere los ojos, sino que es cálida, vibrante y viva.

Las personas en sus experiencias se encuentran con distintos tipos de
seres. Unos son amigos y familiares difuntos, otros son seres de
mayor elevación espiritual y se reconocen por los consejos que dan o
por su fuerza magnética atrayente, debido al amor y calidez que
desprenden. La comunicación de estos seres con las personas que están
viviendo la experiencia, suele ser mental, es decir, que no se hace a
través de la voz o el sonido, sino a través de la transmisión del
pensamiento que es recibida de forma clara y consciente.

No solamente pueden ver o encontrarse con seres luminosos, sino que
además, suelen ver paisajes naturales, ciudades que emanan con sus
luces propias y un esplendor indescriptible.

Revisión de la propia vida: estos seres de luz, mentores o guías
espirituales, se encargan de producir la revisión de la vida de estas
personas. Esta revisión tiene unos objetivos básicos, la reflexión,
el aprendizaje del amor hacia los demás y adquirir conocimiento.
Todos los actos aparecen en la revisión, tanto los más significativos
como los más insignificantes.

Estos actos se suceden a gran velocidad, incluso sin orden temporal
fijo, a modo de imágenes visuales reales, tridimensionales e incluso
móviles. A pesar de la rapidez con la que se suceden, cada imagen es
percibida y reconocida. En esta situación, no solamente se ven las
acciones realizadas, sino que también se perciben inmediatamente los
efectos que cada una de las acciones han tenido sobre las personas
que han estado en su vida. Por ejemplo: si se han cometido actos de
desamor, inmediatamente se toma conciencia de la persona a la que se
le ha hecho daño y se siente su tristeza y dolor. Por el contrario,
si se cometen actos de amor a alguien, entonces es como si se
encontrara en el lugar de ella, se pueden sentir sus sentimientos de
cariño y de felicidad.

Esto es importante porque cuando las personas regresan de sus
tránsitos, piensan que lo más importante en sus vidas es el amor y la
segunda cosa más importante es el conocimiento.

Encuadradas dentro de los Estados Alterados de Conciencia, las
Experiencias Cercanas a la Muerte, que han vivido millones de
personas en todo el mundo, independientemente de su credo, cultura o
raza, demuestra que la realidad espiritual se manifiesta al ser
humano sin tener en cuenta condiciones socio-culturales, siendo un
patrimonio a descubrir por toda la humanidad. De este tipo de
experiencias, que tienen siempre una razón importante para que se
produzcan en nuestra vida, siempre pueden extraerse valiosas
enseñanzas que den a nuestra vida una nueva perspectiva.

Hemos visto las características más frecuentes que presentan las
E.C.M.. Pero hay algo verdaderamente importante a tener en cuenta y
son las consecuencias que se derivan de estas experiencias, que
analizaremos en un próximo número.

Un suceso para la transformación

No hay duda que hay experiencias que marcan el resto de la vida, y
una experiencia en la que recordamos sucesos vividos en el mundo
espiritual se convierten en momentos de una gran intensidad
emocional. Sus significados quedan, como su recuerdo, guiando
nuestros pasos en la vida.

Todas las personas que han vivido una E.C.M. sufren una gran
transformación interior. Se hacen más positivas y agradables, se
sienten impulsadas a tener un compromiso más activo en el mundo, que
les ayudan a enfrentarse con más coraje y claridad de pensamiento a
las dificultades de la vida. Algunos incluso después han empezado a
adquirir y potenciar facultades psíquicas como la intuición o la
percepción de pensamientos y sentimientos de los que les rodean.

Las investigaciones realizadas en 1980 por Richard Kohr mostraron una
mayor tendencia en estas personas a experimentar fenómenos como la
percepción extrasensorial, la psicocinesis, visión de auras,
apariciones y experiencias extracorpóreas o percibir presencias de
seres espirituales.

Consecuencias para la persona

Una E.C.M. también suele producirse en una situación crítica como un
accidente, una operación quirúrgica, ante trastornos físicos graves,
etc... Sin embargo, no provocan trauma emocional negativo. Estas
personas responden de otra manera pues les provoca una actitud
positiva ante la vida.

Las investigaciones del Doctor Kenneth Ring demostraron que estas
personas tienen más preocupación por los demás que antes de la
experiencia. Han aumentado su fe en la otra vida y han disminuido su
temor o miedo hacia la muerte.

Según las investigaciones sobre los testimonios de las personas que
han tenido una E.C.M., muchos son los cambios, en sentido positivo,
que experimentan. Entre otras podemos destacar las siguientes por ser
las más significativas.

Pérdida del miedo a la muerte: los temores o miedos más comunes
acerca de la muerte difieren en las personas y suele ser el dolor que
acompaña al acto de morir, la preocupación de quien o quienes van a
cuidar de sus seres queridos en su ausencia, la suspensión de la
conciencia, la pérdida de control de sí mismos, el fuego del infierno
y la condenación aterrorizan a muchos, mientras que para otros es
simplemente miedo a lo desconocido.

Después de vivir una E.C.M. estos temores desaparecen. Esta
experiencia les hace tener una vida más llena y muchos sienten que
están viviendo por primera vez. Los que tienen miedo lo pierden, así
como el temor al castigo debido a la revisión de la vida a la que son
sometidos. Se dan cuenta de que esos seres espirituales los aman de
verdad y no los juzgan o castigan; sino que les hacen ver que tienen
que mejorar y convertirse en personas más bondadosas.

El miedo desaparece porque después de la experiencia creen en la
existencia de otra vida que ya no es desconocida sino que es una
hermosa esperanza de una vida llena de paz, felicidad y armonía.

Cambio de vida tras una E.C.M: Nick era un delincuente de tomo y lomo
que había hecho de todo, desde estafar viudas hasta vender drogas.
Gracias a estos delitos, Nick llevaba una buena vida. Tenía buenos
coches, trajes caros y casas nuevas, y ningún problema de conciencia
perturbada.

Después su vida cambió. Estaba jugando al golf en un día nublado
cuando de repente se desencadenó una tormenta. Antes de que pudiera
salir de los campos del golf, fue alcanzado por un rayo y
aparentemente murió.

Durante un momento flotó por encima de su cuerpo y luego se vio
lanzado por un túnel oscuro hacia una mancha de luz. Emergió a un
ambiente pastoril y resplandeciente donde fue recibido por familiares
y otras personas que "brillaban como linternas Coleman".

Se encontró con un ser luminoso que amorosamente le condujo hacia una
revisión de los actos de toda su vida, y vio sus acciones sintiendo
los efectos de ellas sobre los demás.

Esta experiencia transformó a Nick. Más tarde cuando se recuperaba en
el hospital, sintió todo el efecto de su revisión de vida. Con el ser
luminoso había estado en contacto con el amor puro. Sintió que,
cuando fuera a morir de verdad, tendría que someterse a una nueva
revisión de vida, un juicio que iba a ser incómodo para él si no
aprendía de su primera revisión de vida. Después de esta experiencia,
Nick se gana la vida con un trabajo digno, útil y honrado.

Sienten la Importancia del Amor: casi todas las personas que han
experimentado el tránsito hacia el más allá, al regreso dicen que el
amor es la cosa más importante de la vida, es la razón por la que
estamos aquí, es la base de la felicidad y de la realización, y que
otros valores palidecen a su lado.

Esto cambia la escala de valores en la vida de estas personas. Si
antes eran egoístas, intolerantes u orgullosas, ahora ven a cada ser
humano como alguien querido y amado. Si antes tenía más importancia
la riqueza material, ahora tiene primacía el amor fraternal.

Sienten que Todo Está Conectado: cuando regresan de su tránsito,
tienen la sensación de que todas las cosas en el universo están
relacionadas. Sienten que todo forma parte del Creador. Esto les
lleva a sentir un gran respeto y amor no sólo hacia sus semejantes
sino hacia la naturaleza y el mundo que les rodea.

Nueva Responsabilidad: estas personas se sienten más responsables con
su vida. Están más concienciados y preocupados con las consecuencias
inmediatas y futuras de sus acciones.

Cuando experimentan la revisión de sus vidas, pueden ver claramente
el impacto que producen en los demás los efectos de sus acciones.

Pueden presenciar sus aciertos y errores claramente. La vivencia les
ha enseñado que tendrán que responder de cada uno de sus actos al
final de sus días.

Desarrollo de la Espiritualidad: estas vivencias han llevado a las
personas que las han protagonizado, a aceptar y estudiar las
enseñanzas espirituales de los grandes pensadores y maestros
religiosos. Tras la experiencia, han despertado el ansia de sus
espíritus de conocer las claves del desarrollo interno, así como del
progreso del espíritu y buscan en los testimonios de los grandes
maestros como Jesús, Buda o Gandhi el conocimiento que les ayude a
desarrollar las facultades divinas inherentes en todo ser, pero por
supuesto, no sólo a través del estudio, sino de la puesta en práctica
en el diario vivir de cada uno.

Aprendizaje del Verdadero Conocimiento: la mayoría de los testimonios
de estas personas, afirman que sienten un renovado respeto y deseo de
conocimiento como resultado de la revisión experimentada de sus
vidas. El conocimiento es importante porque no se acaba o diluye
cuando uno se muere, sino que nos lo podemos llevar hacia esa otra
dimensión. Pero sienten, que es importante si contribuye al
desarrollo de la totalidad de la persona, es decir, a su formación
física y espiritual y por supuesto, si ayuda al conjunto de la
humanidad.

En tierra de nadie

Según el Libro Tibetano de los muertos, el ser espiritual, cuando ya
ha abandonado el cuerpo físico que habitaba, se encuentra en un
vacío, no físico, en el que tiene conciencia pues puede oír ruidos y
sonidos, las voces de sus parientes, e incluso los puede ver. Lo que
significa que durante algún tiempo permanece al lado de sus
familiares y lugares conocidos. Es cuando comprende que está muerto
porque en ese estado se da cuenta que los demás no lo ven, ni les
oyen cuando intenta comunicarse.

También aparecen experiencias cercanas a la muerte en algunos
diálogos de Platón, sobre todo en Fedón, Gorgias y La República.
Platón habla en varios pasajes de que el alma separada del cuerpo
puede encontrarse y conversar con los espíritus guardianes. Menciona
que en el momento de la muerte puede encontrarse una barca que lleve
a través de una masa de agua a la otra orilla de la existencia.

En el libro décimo de "La República", Platón cuenta el mito de Er, un
soldado griego que aparentemente había muerto junto a muchos de sus
compatriotas en una batalla. Cuando recogieron los cadáveres de la
misma, su cuerpo estaba entre ellos. Yacía sobre una pira funeraria
junto con otros para ser quemados. Al cabo de un tiempo revivió y Er
describe lo que vio en su viaje al más allá. En primer lugar, su alma
salió del cuerpo, se unió a un grupo de otros espíritus y todos
juntos marcharon a un lugar en el que había aberturas o pasadizos que
conducían de la tierra a las esferas del más allá. Aquí las otras
almas eran detenidas y juzgadas por seres divinos que podían ver
enseguida todas las cosas que el alma había hecho en su vida terrena.
Pero Er no fue juzgado. Los seres le dijeron que debía regresar para
informar a los hombres del mundo físico acerca de cómo era el otro
mundo. Despertó y se encontró sobre la pira funeraria.

Por otro lado, el Libro Tibetano de los Muertos, escrito en el siglo
VIII a. de J.C. es una recopilación de las enseñanzas de muchos
sabios del Tíbet prehistórico, se leía como parte del rito funerario
o ante la persona que estaba muriendo cuando le llegaban sus últimos
momentos. Este libro servía para dos cosas fundamentales. En primer
lugar, para ayudar a la persona que estaba muriendo a recordar cada
uno de los fenómenos conforme los iba experimentando. En segundo
lugar, para ayudar a los familiares de los muertos a no mantener, con
sus sentimientos y pensamientos, en el plano físico al espíritu ya
desencarnado para que pueda elevarse al lugar que le corresponde del
mundo espiritual según la evolución alcanzada.

Según el Libro Tibetano de los Muertos, el ser espiritual, se
sorprende de que su nuevo cuerpo es brillante, que puede atravesar
piedras, paredes y montañas, e incluso viajar a la velocidad del
propio pensamiento.

Según el libro, puede encontrarse con otros seres con su mismo tipo
de cuerpo y con uno de luz pura y transparente. Los tibetanos
aconsejan que se aproximen a la luz e intenten mantener sentimientos
de amor.

El libro también describe los sentimientos de paz que experimenta el
muerto y una especie de espejo donde se reflejan todas las acciones
cometidas, tanto buenas como malas.

Las E.C.M. también aparecen en la literatura clásica. Por ejemplo, en
la obra de Charles Dickens "Canto de Navidad"; en "Los Miserables" de
Víctor Hugo, en "Pálido Caballo, pálido jinete" de Katherine Anne
Porter o "La muerte de Iván Llych" de León Tolstoy. En "Adiós a las
armas" de Ernest Hemingway, el narrador cuenta la sensación que
experimentó al encontrarse fuera de su cuerpo durante un momento
próximo a la muerte. Todos estos ejemplos expuestos dan testimonio de
que las E.C.M. lejos de ser un fenómeno reciente, estas experiencias
nos han acompañado durante mucho tiempo.

Después de estudiar la antigüedad de las experiencias, las
características generales que presentan, así como los cambios que
sufren las personas que las viven, podemos plantearnos por qué
suceden. ¿Por qué hay personas que en esas situaciones críticas las
experimentan y otras que han pasado por las mismas situaciones no las
viven?

En una cárcel de carne

En "Fedón", el empuje y composición dramática de los argumentos y
palabras utilizadas vienen a indicar que el cuerpo es la prisión del
alma y que, en consecuencia, la muerte es como un escape de esa
prisión. Según Platón, el alma encarna en una cuerpo físico desde una
esfera superior y más divina. También dice que nada más morir se
enfrenta a un juicio en el que un ser divino muestra a ese alma las
cosas buenas y malas que ha hecho en su vida.

Enmanuel Swedenborg vivió entre 1688 y 1772 en Estocolmo. Fue famoso
en su época gracias a sus contribuciones respetables en varios campos
de las ciencias naturales, y gracias también a sus escritos
orientados hacia la anatomía, fisiología y psicología. Swedenborg
habló de experiencias con entidades espirituales del más allá. Sus
obras posteriores plasman estudios y descripciones de cómo es la vida
allí. Afirmó también que él mismo había tenido experiencias cercanas
a la muerte, así como desdoblamientos fuera de su cuerpo. Sus
escritos respecto a este tema guardan una gran similitud con los
cientos de testimonios, que según muchos otros investigadores ya
citados anteriormente, corresponden a las E.C.M.

Ley de Retribución, de Causa y Efecto (karma) y las E.C.M.

Nuestra vida está condicionada por lo que pensamos y sentimos. Estos
elementos construyen nuestros actos pero hay algo que influye en
ellos y son la cultura, la educación y las creencias adquiridas desde
la infancia. Muchas de nuestras acciones dependen por un lado de
nuestro estado de ánimo, emocional y mental y por otro lado, de
nuestro libre albedrío, que obedece a la orden de actuación dada por
todos los factores anteriores.

Como resultado tendremos en nuestras vidas buenas y malas acciones,
que tienen unas consecuencias buenas o malas sobre las personas que
nos rodean y con las que directamente hemos compartido esas acciones.
Todas estas consecuencias se van acumulando formando el llamado
Programa Kármico, así a todo el que ha provocado situaciones y
conductas negativas, el karma le hará rectificar sus acciones con
pruebas que le hagan enmendar los errores. Si por el contrario, han
sido acciones positivas, el Karma también recompensará con
situaciones gratificantes o menos dolorosas.

El Karma, también llamada ley de Retribución, de Causa y Efecto o de
Consecuencias es una ley comparable a la ley física de acción y
reacción, pero mientras que la primera actúa sobre el plano físico en
efecto inmediato, la segunda lo hace en el plano espiritual con un
efecto más duradero. Según esta ley, el ser humano, con sus
pensamientos, sentimientos y acciones, crea unas causas que serán
rectificadas cuando el karma ajuste los efectos adecuados para saldar
dichas deudas. Se considera karma a todo trabajo, pensamiento,
sentimiento o acción que produce algún efecto posterior. Por ello el
karma puede ser tanto positivo como negativo. Dependiendo de la
naturaleza de las causas, así serán los efectos posteriores.

Es una ley que no castiga, sino que reajusta los actos cometidos por
el ser humano bajo la dirección de su libre albedrío. Las leyes
divinas actúan en sentido ascendente por el camino del bien, el amor
y el progreso. Todo lo que se salga de este camino es devuelto a él.

Consecuencias de las E.C.M.

A través de las situaciones críticas propias de las E.C.M., muchas
personas pueden rectificar y cumplir muchas acciones que luego les
aportará un gran beneficio en el progreso y evolución de sus
espíritus. A través de las E.C.M., las personas creen en la
existencia del más allá y a partir de esta vivencia, dedican su vida
a hablar y compartir con los demás seres humanos el maravilloso
conocimiento que de ellas han adquirido para ayudar a otros a superar
sus miedos hacia la muerte. Estas experiencias no son producidas por
casualidad, sino que tienen una causa kármica de orden espiritual que
obedece a un programa estipulado desde ese mundo espiritual al que
todos y cada uno de nosotros pertenecemos. Otras consecuencias
importantes que dan lugar a las E.C.M., son las siguientes:

Potenciar facultades psíquicas adormecidas.
Superar el miedo, temor o fobia hacia la muerte.
Ser consciente de sus actuaciones en la vida y poder rectificar.
Para saber aspectos futuros que hagan tomar el rumbo correcto en la
vida.
Conocer la realidad espiritual

Las E.C.M. son experiencias que tienen como objetivo transformar a
las personas en un sentido totalmente positivo, o sea, en el sentido
de despertar a sus adormecidos espíritus para que empiecen a trabajar
en la superación continua, para llegar a ser espíritus libres
viviendo en ese mundo espiritual maravilloso que muestran estas
experiencias. No hay duda de que las experiencias espirituales son
una forma más de conocer y ser conscientes de la realidad de nuestra
existencia, así como de nuestra verdadera naturaleza.
Es posible que para muchos todavía sean necesarias las demostraciones científicas
para creer en ellas, sin embargo, llegará el tiempo en que no será necesario "ver para creer", pues la evolución interna del ser humano hará posible su creencia a través de un equilibrio perfecto entre la
razón y la fe. Dios, cuando nos creó, no nos dejó abandonados o aislados, sin ayuda o sin los medios necesarios para volver de nuevo a él. Todo lo contrario, nos dotó de un medio físico perfecto para combatir las adversidades físicas, pero también mecanismos y facultades en nuestro ser espiritual para fortalecernos y ayudarnos a cumplir el objetivo principal: conocer a Dios y volver a él llenos de amor y sabiduría.
 

 

 
 

 
 

 
         
         
       
       
       
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