CAPITULO III
Quedamos en que cada mente humana
contiene una acumulación de opiniones, convicciones o
conceptos errados —contrarios a la Verdad y en conflicto con
los Principios básicos de la Creación y que están
perennemente manifestando, en las condiciones exteriores,
todas esas calamidades y sufrimientos que aquejan al ser
humano y el mundo en general; enfermedades, accidentes,
dolencias, pleitos, desarmonías, escasez, fracasos y hasta
la muerte.
Felizmente, nada de eso se ajusta a la
Verdad del Ser. Felizmente existe la manera de borrar todas
esas creencias falsas y de sustituirlas por correctas, que
no solamente produzcan condiciones y circunstancias
positivas, buenas, felices, correctas, sino que, una vez
corregido el error y establecida la Verdad en el
subconsciente, nunca más podrán volver a suceder las cosas
negativas en nuestras vidas. La orden ha sido cambiada. El
imán ha cambiado de polo. Es absolutamente imposible atraer
algo que no encuentre ya su correspondencia en nosotros.
La fórmula infalible es la siguiente:
Cada vez que te ocurra algo indeseable, que te enfermes,
que te ocurra un accidente, que te roben, que te ofendan,
que te molesten ... o que TU seas la causa de algún mal
hacia otro o hacia ti mismo ... si eres afligido por un
defecto físico, o moral, o de carácter; si te desagrada
alguien, si lo detestas, o si amas demasiado y sufres por
esto; si te torturan los celos; si te enamoras de alguien
que pertenezca a otro; si eres víctima de una injusticia, o
eres víctima del dominio de otro. (La lista es interminable,
de manera que suple tú la condición que te esté afectando).
Conoce la Verdad.
Así Jesucristo, el más grande de todos
los Maestros de Metafísica, dijo "Conoced la Verdad y ella
os hará libres" (*). La Verdad, la ley suprema es La
Armonía Perfecta, la belleza, la bondad, la justicia, la
libertad, la salud (Vida), inteligencia, sabiduría, amor,
dicha. Todo lo opuesto es apariencia. Es contrario a la ley
suprema de la Armonía Perfecta luego es mentira porque es
contrario a la Verdad.
Tu "YO" superior es perfecto. En este
momento y siempre ha sido perfecto. No puede enfermarse
porque es VIDA. No puede morir por la misma razón. No puede
envejecer. No puede sufrir. No puede temer. No puede pecar.
No tiene que luchar. No puede cambiar jamás. Es bello. Es
amor, inteligencia, sabiduría, dicha. Esa es la Verdad. Es
tu Verdad, la mía, la de todos los seres humanos, ahora
mismo.
No es que el ser humano sea Dios. Así
como una gota de agua de mar no es el mar. Pero contiene
todo lo que forma y contiene el mar, en un grado
infinitesimal; y para un átomo, esa gota de agua es un mar.
Cualquiera cosa que estés manifestando;
que te esté ocurriendo contraria a La Armonía Perfecta, o
que tú misma estés haciendo o sufriendo contraria a la
Armonía Perfecta, se debe a una creencia errada que tú
creaste, ya lo sabes, y que por reflejo estás lanzando hacia
afuera y atrayendo su igual del exterior. No tiene nada que
ver con tu YO superior. Este continúa perfecto. Sus
condiciones y su situación son perfectas.
Ahora, en cada una de las
circunstancias enumeradas más arriba, debes recordar lo que
te acabo de decir, primeramente, y luego decir mentalmente o
en voz alta, como quieras. "No lo acepto".
Dilo con firmeza pero con infinita
suavidad. Los trabajos mentales NO NECESITAN de la fuerza
física. Ni el pensamiento ni el espíritu tienen músculos.
Cuando tú digas "No lo acepto", hazlo como si dijeras "No me
da la gana", tranquilamente, pero con la misma convicción y
firmeza, sin gritar, sin violencia, sin un movimiento, sin
brusquedad ¿Me hago comprender?
Después de haber dicho "No lo acepto",
recuerda que tú YO superior es perfecto: que sus condiciones
son perfectas. Ahora di: "Declaro que la Verdad de este
problema es (armonía, amor, inteligencia, justicia,
abundancia, vida, salud, etc, cualquiera que sea lo opuesto
a la condición negativa que se esté manifestando en ese
momento). Gracias Padre que me has oído".
No tienes por qué creer ciegamente lo
que estás leyendo. Debes comprobarlo tú mismo.
En el lenguaje metafísico esto se llama
"un tratamiento". Después de todo tratamiento hay que
conservar la actitud que se ha declarado. No se puede uno
permitir que entre la duda respecto a la eficacia del
tratamiento, ni se puede volver a expresar en palabras los
conceptos, opiniones
y creencias de antes, porque se
destruye, se anula el tratamiento.
El propósito es el de transformar el
patrón mental que ha estado dominando en el subconsciente,
o sea, el clima mental en que has estado viviendo, con toda
tu serie de circunstancias negativas. San Pablo dijo: "Sois
formados por la renovación de vuestra mente" (*). Esta
renovación se hace cambiando cada creencia antigua a medida
que vayan presentándose ante nuestra vida (o nuestra
conciencia, en conocimiento desacuerdo con la Verdad).
Hay convicciones que están tan
arraigadas que son lo que se llama en el lenguaje metafísico
"cristalizaciones". Estas requieren más trabajo que otras.
Pero cada "Negación" y "afirmación" que se haga respecto a
estas cristalizaciones va borrando el diseño original hasta
que desaparece totalmente y no queda sino la Verdad.
Verás los milagros que ocurren en tu
vida, en tu ambiente y en tus condiciones.
Tú no tienes defectos sino apariencia
de defectos. Lo que ves como defectos morales o físicos son
transitorios porque al "conocer la verdad" de tu YO
verdadero, tu Cristo, tu Ser Superior es perfecto hijo de
Dios hecho a semejanza del Padre, comienzan a borrarse las
imperfecciones que tu estás presentándole al mundo. Es un
hecho constatable. Todo estudiante de metafísica cristiana
te puede corroborar lo que acabo de decirte.
Esta es La Gran Verdad. No la olvides
jamás. Comienza ahora mismo a practicarla. Mientras más se
practica más se realiza, más se adelanta y más feliz te
sentirás. |