Cuando luchamos contra este momento,
en realidad luchamos contra todo el universo. En
lugar de eso,
podemos tomar la decisión de no
luchar hoy contra todo el universo, no luchando
contra este momento. Eso
significa que nuestra aceptación de
este momento es total y completa. Aceptamos las
cosas como son, no
como quisiéramos que fueran, en este
momento. Es importante comprender esto: podemos
desear que las
cosas sean diferentes en el futuro,
pero en este momento debemos aceptarlas como son.
Cuando nos sintamos frustrados o
estemos molestos a causa de una persona o una
situación, recordemos que
nuestra reacción no es contra la
persona o la situación, -sino contra nuestros
sentimientos acerca de esa
persona o esa situación. Ésos son
nuestros sentimientos, y nadie tiene la culpa de
ellos. Cuando
reconozcamos y comprendamos esto
plenamente, estaremos listos para asumir la
responsabilidad de lo que
sentimos y para cambiarlo. Y si
podemos aceptar las cosas como son, estaremos listos
para asumir la
responsabilidad de nuestra situación
y de todos los sucesos que percibimos como
problemas.
Esto nos lleva al segundo componente
de la ley del menor esfuerzo: la responsabilidad.
¿Qué significa
responsabilidad? Significa no culpar
a nadie o a nada - ni siquiera a nosotros mismos -
de nuestra situación.
Una vez aceptado un suceso, un
problema o una circunstancia, responsabilidad
significa la capacidad de tener
una respuesta creativa a la situación
tal como es en este momento. En todos los problemas
hay un principio de
oportunidad, y esta conciencia nos
permite aprovechar el momento y transformarlo en una
situación o una
cosa mejor.
Cuando hacemos esto, toda situación
supuestamente enojosa se convertirá en una
oportunidad para crear
algo nuevo y bello; y todo supuesto
torturador o tirano se convertirá en maestro. La
realidad es una
interpretación. Y si optamos por
interpretar la realidad de esta manera, tendremos
muchos maestros a
nuestro alrededor, y muchas
oportunidades para evolucionar.
Siempre que enfrentemos a un tirano,
torturador, maestro, amigo o enemigo (todos son la
misma cosa),
recordemos: "Este momento es como
debe ser". Cualesquiera que sean las relaciones que
tengamos en este
momento de nuestra vida, son
precisamente las que necesitamos en este momento.
Hay un significado oculto
detrás de todos los acontecimientos,
y ese significado oculto está trabajando a favor de
nuestra evolución.
El tercer componente de la ley del
menor esfuerzo es asumir una actitud no defensiva,
lo que significa que
nuestra conciencia abandona su
actitud defensiva y nosotros renunciamos a la
necesidad de convencer o
persuadir a los demás de que nuestro
punto de vista es el correcto. Si observamos a las
personas que nos
rodean, veremos que ellas pasan el
noventa y nueve por ciento del tiempo defendiendo
sus puntos de vista. Si
sencillamente renunciamos a la
necesidad de defender nuestro punto de vista, a
través de esa renuncia
lograremos acceso a una cantidad
enorme de energía que anteriormente
desperdiciábamos.
Cuando estamos a la defensiva, cuando
culpamos a los demás y no aceptamos ni nos rendimos
ante el
momento, nuestra vida se llena de
resistencia. Cada vez que encontremos resistencia,
reconozcamos que
forzar la situación sólo aumentará la
resistencia. No es bueno alzarse rígido como un gran
roble que se
agrieta y sucumbe a la tempestad; al
contrario, debemos tratar de ser flexibles como la
caña que se dobla
en la tormenta y sobrevive.
Desistamos completamente de defender
nuestro punto de vista. Cuando no hay un punto que
defender, no
puede haber discusión. Si hacemos
esto constantemente - si dejamos de luchar y de
resistirnos - viviremos
plenamente el presente, el cual es un
regalo. Alguien me dijo una vez que "el pasado es
historia, el futuro es
un misterio, y este momento es un
regalo. Por esa razón este momento se denomina «el
presente»".
Si abrazamos el presente y nos
volvemos uno con él, si nos fusionamos con él,
sentiremos un fuego, un brillo,
una chispa de energía palpitando en
cada ser consciente. A medida que experimentemos
este júbilo del
espíritu en cada ser vivo, cuando
entremos en intimidad con él, la dicha nacerá en
nuestro interior y
podremos deshacernos de las terribles
cargas y molestias de la actitud defensiva, el
resentimiento y el
rencor. Sólo entonces nos sentiremos
despreocupados, festivos, alegres y libres.
En medio de esta libertad alegre y
sencilla, sabremos sin duda en nuestro corazón que
lo que deseemos
estará disponible para nosotros
cuando lo deseemos, porque nuestro deseo vendrá del
nivel de la felicidad, y
no del nivel de la ansiedad o el
temor. No necesitamos justificarnos; simplemente
declaremos nuestro
propósito ante nosotros mismos, y
experimentaremos realización, deleite, alegría,
libertad y autonomía en
todos los momentos de nuestra vida.
Comprometámonos a seguir el camino de
la no resistencia. Ése es el camino a través del
cual la inteligencia
de la naturaleza se desarrolla
espontáneamente, sin resistencia ni esfuerzo. Cuan
do alcancemos esa deliciosa
combinación de aceptación, responsabilidad e
indefensión, sentiremos la facilidad
con que fluye la vida.