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Psicoauditación

EL QUE ESTÉ LIBRE DE PECADO…

 

Por Horacio Velmont

 

¿Qué es la Psicoauditación? La Psicoauditación es simplemente la auditación directa del espíritu 100 % o del 90 % (Yo Superior, Thetán o Alma, según las diversas filosofías), que no ha encarnado, a través de un médium

Es decir, la entidad espiritual se incorpora al médium y la auditación se lleva a cabo como si ella estuviera encarnada.

¿Cuál es la diferencia entre auditar al 10 %, como se hacen en las organizaciones de Dianética o Cienciología, o al 90 % con Psicoauditación?

Pues que el 10 % tiene innumerables bloqueos y llega con muchos esfuerzos a los incidentes desagradables, algo que no sucede con el 90 % porque éste recuerda perfectamente cada hecho ocurrido en cualquiera de sus encarnaciones. Algo así como nosotros recordamos lo que nos sucedió hace algunos minutos.

Como se trata de la auditación directa de la entidad espiritual, no es necesaria la presencia de la parte encarnada, es decir del 10 %.

¿Se puede llegar a Clear, es decir, liberado de engramas con esta técnica? La respuesta es positiva. Pero es impredecible saber cómo repercutirá este hecho en la parte encarnada.

Habrá, por supuesto, una mejoría, pero es imposible saber hasta que punto ocurrirá, especialmente si existe algún problema físico irreversible o el decodificador mental está demasiado deteriorado.

¿En que consiste la auditación dianética común? Consiste en eliminar los engramas de la mente reactiva de una persona.

¿Cómo se implanta un engrama en la mente reactiva? Cada vez que alguien se encuentra disminuido en su capacidad mental, sea por un golpe, una enfermedad o accidente, la mente reactiva, que es un mecanismo de supervivencia, graba a nivel celular todo lo que sucede alrededor. Esta grabación se denomina engrama.

En Dianética se denomina engrama, en su sentido más preciso, a una “huella definida y permanente que un estímulo deja en el protoplasma (sustancia constitutiva de las células) de un tejido” Se le considera un grupo unitario de estímulos que inciden únicamente en el ser celular.

La palabra engrama proviene de la Biología, pero desde el advenimiento de Dianética ya no cabe incluir en la definición lo de “permanente” porque se descubrió la técnica para borrarlo de la mente reactiva. Este descubrimiento lo realizó el genial L. Ronald Hubbard, haciéndolo saber a la humanidad en su libro “Dianética, la ciencia de la salud mental”.

En cuanto a la técnica de Auditación dianética y a la de Psicoauditación, no hay mayores diferencias, salvo en cuanto a la mayor facilidad que tiene la segunda para ubicar y eliminar a los engramas.

Una característica que cabría hacer notar, es que es imposible la autoauditación en virtud de que para eliminar a los engramas se necesita el poder de dos mentes analíticas −la del auditor y la del auditado− y en cambio en la Psicoauditación la propia parte encarnada puede auditar a su propio Yo Superior o Thetán.

Si bien el 10 % y el 90 % constituyen el mismo espíritu, durante la encarnación es como si fueran dos partes distintas, en planos distintos y cada una con su propio libre albedrío y sus propias vivencias.

En este caso, yo, Horacio Velmont, audité, a través de la mediumnidad de Jorge Olguín, a mi propio Thetán, llamado Radael. Y esta auditación se realizó desde el punto de vista de esta separación.

Mientras audité a mi Thetán, yo fui el auditor y Radael el auditado, tal como si fuéramos entidades distintas. Así lo acordamos y funcionó perfectamente.

La técnica del borrado de engramas se basa fundamentalmente en dos axiomas de Cienciología:

 

Axioma 12: “La primera condición de cualquier universo es de que dos espacios, energías, u objetos no deben ocupar el mismo espacio. Cuando se viola esta condición (duplicado perfecto) se anula la apariencia de cualquier universo o cualquier parte de él”.

Axioma 20: “Al conducir al ser a crear un duplicado perfecto, se causa la desaparición de cualquier existencia o partes de ella”.

“Un duplicado perfecto es una creación adicional del objeto, su energía y su espacio, en su propio espacio, en su propio tiempo, utilizando su propia energía. Esto viola la condición de que dos objetos no deben ocupar el mismo espacio y causa la desaparición del objeto”.

Axioma 30: “La regla general de auditación es que cualquier cosa que sea indeseada y que aún persiste, debe ser vista completamente, en cuyo momento desaparecerá”.

“Si sólo se ve parcialmente, su intensidad, al menos, disminuirá”.

Axioma 32: “Cualquier cosa que no sea directamente observada tiende a persistir”.

 

Una forma fácil de comprender el borrado de los engramas es imaginar un trozo de papel al que se le hace con lápiz una línea sinuosa, siendo el comienzo de la línea el comienzo de la reducción analítica y de la grabación del engrama, y su final el final de la disminución analítica y de la grabación del engrama.

Luego se pasa una goma de borrar −que representaría la técnica dianética− por la línea trazada por el lápiz tantas veces como sea necesario hasta eliminarla.

En la técnica dianética común, por lo tanto, el auditado, a instancias del auditor, retorna al incidente desagradable y lo repasa como si lo estuviera viviendo otra vez, tantas veces como sea necesario hasta que se borra.

Cuando esto sucede, el auditado exhibe todos los síntomas del alivio de un tremendo peso que lo había agobiado durante toda su vida.

Si el incidente no se borra a pesar de los repasos, es porque hay un incidente anterior que lo está reteniendo, en cuyo caso se vuelve a repetir el proceso.

El auditor no “traga basura”, significando esto que lo único que le interesa es el incidente con carga para eliminarla, dejando de lado cualquier relato del auditado que por más interesante que sea no tenga carga.

Por otra parte, el auditor se mantiene siempre impasible, no obstante lo aberrante que pueda ser lo que ha hecho el auditado. Tampoco evalúa lo que diga para justificar sus acciones.

Uno de los errores más tremendos del Psicoanálisis es precisamente la evaluación, porque lleva al paciente a la apatía.

Obsérvese que yo, como auditor, en ningún momento reprendí a Radael lo que hizo −lo que hicimos, en realidad− como Nerón, ni tampoco cuando quiso justificar sus asesinatos, por más disparatadas que fueran sus justificaciones.

La clave es que el auditor no se involucra con lo que relata el auditado, incluso aunque sea totalmente inverosímil. Si Nerón hubiera dicho que vio a Popea acostada con enanitos verdes, pues simplemente el auditor tiene que aceptarlo, sin ningún tipo de cuestionamientos, como si fuera la cosa más normal del mundo.  

Y éste es todo el misterio...

Antes de concluir con esta somera explicación introductoria, quiero dejar aclarado que el recuerdo de mi encarnación como mormón y mi odio hacia mi esposa Elizabeth no pueden hoy sino causarme risa…

Claro, en esa época yo no tenía la mente integrada, porque Psicointegración aún no había sido desarrollada…

Es posible que algún lector quede horrorizado por lo que he hecho en mis vidas pasadas, pero más allá de que todos, sin excepción, hemos cometido hechos aberrantes, si alguno a pesar de ello considerara que está libre de pecado, pues que tire la primera piedra.

 

 

AUTOPSICOAUDITACIÓN

 

SESIÓN DEL 20/6/98

 

Médium: Jorge Olguín.

Interlocutor y Auditor: Horacio Velmont.

Entidades que se presentaron a dialogar: Radael, Thetán de Horacio Velmont, y Ron Hubbard, fundador de Dianética y Cienciología.

Nota: En este caso se trata de “autopsicoauditación”, porque el propio auditor (Horacio Velmont) auditó a su propio Thetán (Radael).

 

 

PRIMERA PARTE

 

Auditado (Radael): Es como que ustedes no tienen la más mínima idea de lo que son los demás planos…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Quién se está comunicando?

Auditado (Radael): Hoy estoy con mis dotes histriónicas. Es como que me puedes llamar “Wi”, o Rrrr”… o nada… Soy tu Thetán…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Cómo estás, tanto tiempo? ¿Sabías que vamos a hacer una sesión de Psicoauditación, o mejor dicho de Autopsicoauditación?

Auditado (Radael): ¡Cómo no lo voy a saber si tú y yo somos lo mismo!

Auditor (Horacio Velmont): Está bien… ¿Estás listo para la sesión?

Auditado (Radael): Si no me molestan las entidades de afuera…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Ron Hubbard está cerca de ti… cerca nuestro… ¡Que complicado que es esto, porque somos la misma entidad y al mismo tiempo no somos la misma entidad!

Auditado (Radael): “Todo es y no es al mismo tiempo”.

Auditor (Horacio Velmont): Es lo que yo digo siempre… ¡Es como si estuviera hablando frente al espejo! No me respondiste si Ron Hubbard está al lado tuyo, mío, nuestro…

Auditado (Radael): Supongo que sí…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Cómo “supongo que sí”?

Auditado (Radael): Sí, está, siempre está… ¿Cómo no va a estar?

Auditor (Horacio Velmont): Entendí tu ironía, mi ironía, nuestra ironía, pero lo pregunté por las dudas… ¿Hay alrededor tuyo entidades espirituales asesorándote de alguna manera?

Auditado (Radael): Debe haber como cuatro o cinco ayudándome y mil tratando de perturbar…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Ésta sería una sesión donde también hay entidades que aprenderán de lo que hagamos nosotros con Psicoauditación?

Auditado (Radael): Sí, porque aprenderán a no cometer equivocaciones.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Esta sesión fue de alguna manera inducida por ti o partió de mí, o de Ron o de alguna otra entidad?

Auditado (Radael): Inicialmente fue originada por nosotros…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Y después?

Auditado (Radael): Siempre está la aprobación de los aburridos.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Quiénes son los “aburridos”?

Auditado (Radael): Aquellos que tratan de creerse más, aquellos que tratan de enseñar… Es como que a veces uno se cansa un poquito de…

Auditor (Horacio Velmont): Está bien… Antes de comenzar la sesión quería saber si tienes alguna sugerencia para hacerme.

Auditado (Radael): Comencemos y vamos viendo.

Auditor (Horacio Velmont): Perfecto. Para sentar las bases, yo en este momento soy el auditor, y no tu 10 % encarnado, y tú el auditado… ¿Estás de acuerdo?

Auditado (Radael): Sí.

Auditor (Horacio Velmont): Bien… Vamos entonces a comenzar yendo a algún incidente que esté restimulando a tu parte física o que tenga carga.

Auditado (Radael): Hay un incidente que data de más de un siglo… Me causa pena, me causa gozo, me causa tristeza, me causa ira, por momentos alegría, por momentos placer y por momentos deseos de venganza…

Auditor (Horacio Velmont): Bien, vamos a relatar este incidente desde el principio.

Auditado (Radael): Primero son las grandes discusiones que tengo con Elizabeth.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Quién es Elizabeth?

Auditado (Radael): Mi esposa en esa época… Yo soy un pastor religioso muy respetado. Me llamo Breder. Es como que hablo a la Congregación… Hablo de los pecados… Pero en el fondo no creo en ellos…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Pastor de qué religión?

Auditado (Radael): Soy mormón… Hablo de los mensajes… Pero a veces estoy en duda de las cosas que digo. Lo que sucede es que tenemos donaciones, hay personas que directamente nos dan hasta cientos de dólares para que la Congregación crezca.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Estamos hablando de Estados Unidos?

Auditado (Radael): Así es, se encuentra en Alabama, y yo hago mi propio beneficio. Yo estoy a cargo de esta iglesia y lo que yo busco es un rédito económico. Por eso sigo la vertiente de las cosas que dicen. pero tengo como debilidades. Esas debilidades puedo traerlas arrastradas o de pequeño o de vidas anteriores. Pero es como que siento placer en ver a las niñas de mis amigos, de mis conocidos, que vienen los domingos a los sermones, y yo las miro y es como ardo en deseos… Y mi esposa Elizabeth es una persona austera, que considera que el sexo es para tener hijos y nada más, y me dejó de lado hasta que dejé de buscarla.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Tuviste relaciones sexuales clandestinas?

Auditado (Radael): Sí, con Lisa, de 13 años, mi propia hija.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Tu hija?

Auditado (Radael): Sí… ¡la deseaba tanto! Aparte, sentía como que ella también me quería, porque se ponía a upa mío… Me decía: Papá, llévame a tal lado, llévame a tal otro!

Auditor (Horacio Velmont): ¿Tuviste relaciones carnales con tu hija?

Auditado (Radael): Sí.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Alguien se enteró?

Auditado (Radael): Sí, y sobrevino la catástrofe.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Quién se enteró?

Auditado (Radael): Mi esposa Elizabeth, y no lo hizo público porque ella también era materialista y gozaba con el dinero que nos daban. Entonces decía: “Que la Congregación no se entere de que el pastor principal del poblado se viola a su pequeña hija…”.

Auditor (Horacio Velmont): Muy bien, vamos ahora al comienzo de la violación para quitarle la carga…

Auditado (Radael): ¡No fue violación! Fue un juego…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Hubo penetración?

Auditado (Radael): Sí, por supuesto.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Y eyaculación adentro?

Auditado (Radael): Sí, por supuesto.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Tu hija sufrió?

Auditado (Radael): Sí, después se sintió molesta, como con culpa. Después yo me sentía preocupado, porque cuando ella tenía 16 ó 17 años rechazaba a todos los pretendientes.

Auditor (Horacio Velmont): Bien. Vamos a repasar este incidente hasta borrarle la carga que tiene.

Auditado (Radael): Sí, pero yo le encuentro gozo. No le encuentro lo que tú llamas un engrama.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Por qué le encuentras gozo a la seducción de tu propia hija?

Auditado (Radael): Fundamentalmente, porque me desquité de Elizabeth, porque esto trae aparejado muchas cosas. Primero, a mí no me daban goce sexual. Segundo, yo veía a las hijas de mis vecinos. Tercero, porque yo tengo que estar aislado de todo. Cuarto, en esa Congregación no podía haber divorcio porque hubiera sido catastrófico, pues nos hubieran expulsado del lugar.

Entonces, ¿que iba a hacer yo con mi esposa? ¿La iba a forzar? No, directamente lo que hice fue una cosa más fácil, ya que tenía una presa más pequeña.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Volviste a tener relaciones con Lisa después de la primera vez?

Auditado (Radael): Sí, durante un año, desde los 13 a los 14 años.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Cómo te sentiste por el hecho de que ella después rechazaba todos los pretendientes?

Auditado (Radael): No es que ella rechazaba a todos los pretendientes, sino que se aislaba y después no quería salir. No los rechazaba de hecho, pero entiendo que primaba en ella un fuerte sentimiento de culpa por haber tenido relaciones con su propio padre.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Cómo terminaron las relaciones?

Auditado (Radael): Las dejamos de tener de común acuerdo, porque de pronto me cansé… Al último accedía, y seguimos teniendo relaciones después de que Elizabeth se enteró.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Cómo es que no tuvieron ningún hijo? ¿Se cuidaban?

Auditado (Radael): No, lo atribuyo a la gracia divina.

Auditor (Horacio Velmont): De este incidente vamos a buscar algún punto doloroso o emocional, alguna carga que esté rondando por ahí.

Auditado (Radael): Ante los ojos de los demás −algo que por otra parte me importa poco− parecería como despiadado con la criatura, pero a mí lo que me interesaba era desquitarme de Elizabeth.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Cómo la veías a tu esposa?

Auditado (Radael): Ella para mí era una arpía, una persona completamente negativa, nefasta, una persona que me cortaba todo, una persona que la hubiera estrangulado con mis propias manos, de no haber tenido yo miedo por la justicia posterior.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Cómo te sientes ahora con respecto a este incidente?

Auditado (Radael): ¡No me puedo liberar de la ira que me produce Elizabeth!

Auditor (Horacio Velmont): ¿Estás sintiendo en este momento esa ira!

Auditado (Radael): Así es.

Auditor (Horacio Velmont): Bien, vamos a liberar esa carga… Explícame por qué no te puedes liberar de ella.

Auditado (Radael): Porque… ¿cómo puedo explicarlo? En lugar de vengarme creo que le causé daño a la pequeña. La pequeña incluso cambió de religión.

Auditor (Horacio Velmont): ¿De que religión se hizo?

Auditado (Radael): Se hizo católica ortodoxa, ingresó en un convento, se alejó de la familia… Tengo entendido… mucho no me interesé, pero creo que viajó a Europa, a Londres, y cambió de religión nuevamente, estuvo en la iglesia anglicana… Es como que le perdí el rastro.

Auditor (Horacio Velmont): Explícame cómo es ese sentimiento de ira que sientes hacia Elizabeth.

Auditado (Radael): El sentimiento de ira es porque me anuló como hombre en la parte material… Está bien que yo me casé para formar una familia, pero entiendo que el sentido marital también tiene que estar en la cama, y a mí me lo anuló por completo… Es una estafa, una verdadera estafa.

Y no lo podía decir porque nosotros vivíamos de esa comunidad. Nosotros, ante la comunidad éramos los “señores”, éramos los más puros, los más castos… ¿Cómo van a saber que el Pastor… que a Breder le gusta la parte material… ¡Ah, no, jamás! Yo ante ellos disimulaba. Era el caso, el que para él era todo pecado… ¡Por favor!

Auditor (Horacio Velmont): ¿Hubo algún incidente violento con Elizabeth?

Auditado (Radael): Ella hacia mí, sí… Me arrojaba cosas, rompía platos…Una vez que tuve en mis manos una horquilla de fardo tuve el impulso de atravesarla contra la pared. Atravesé la pared de madera en una especie de simulacro mental de que la traspasaba a ella…

Auditor (Horacio Velmont): Bien… Vamos a ir a un momento de este incidente en el cual Elizabeth te dice alguna cosa que te molestó y fue muy doloroso para ti. Me refiero a la más grave, la que más te ha quedado prendida, por decirlo de alguna manera.

Auditado (Radael): “Inútil”, “impotente”, “inservible”…

Auditor (Horacio Velmont): Quiero que vayas a un incidente en particular.

Auditado (Radael): Ya lo tengo… Estoy en  la cocina. Es una cocina grande, donde a los costados hay abrazaderas con platos colgando…

Auditor (Horacio Velmont): Dime todo lo que sucede.

Auditado (Radael): Bueno, hay una cocina a leña. Es una cocina muy grande, comemos en ella, incluso. Tenemos un mantel como de una tela como elástica… Debe ser algún material nuevo…

Auditor (Horacio Velmont): ¿El piso cómo es?

Auditado (Radael): Es un piso mejorado, como de tierra apisonada.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Qué hora es?

Auditado (Radael): Mediodía.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Quiénes están en la cocina?

Auditado (Radael): Nosotros, es decir, Elizabeth, vestida ridículamente… Tiene una medias largas, y sobre ellas una medias cortas, rayadas en círculos, que llegan hasta la rodilla. Tiene puestas como una especie de alpargatas. Arriba tiene un camisón largo, y arriba un vestido largo, y arriba de él un delantal largo… ¡Lo único que le falta es enfundarse como si estuviéramos en el Polo! Está tan vestida que parece que tuviera miedo de que alguien la vaya a violar… ¡Qué sé yo!

Auditor (Horacio Velmont): Dime lo que te dice, concretamente.

Auditado (Radael): Que soy un inútil, que yo no creo en los sermones que doy… Y yo le digo que sí, que es cierto lo que dice, y que “cuál es el problema, si a ti no te falta de comer”… Me dice “además eres un impotente”, y yo le respondo “y tú eres una frígida”.

Auditor (Horacio Velmont): ¿En  ese momento ya tenías relaciones sexuales con tu hija?

Auditado (Radael): No, todavía no.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Cómo lo descubrió Elizabeth?

Auditado (Radael): Por comportamientos de Liza. Entiendo que la presionó hasta que ella confesó.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Y qué sucedió luego?

Auditado (Radael): Me hizo un escándalo tremendo.

Auditor (Horacio Velmont): Vamos a ese momento.

Auditado (Radael): Bien… Yo estaba en el granero atando fardos, porque uno, por cualquier evento tiene que tener una segunda entrada… También vendíamos fardos en el pueblo… Teníamos una pequeña granja atrás… Y de repente se apareció y comenzó a insultarme, me dijo de todo, se acordó de mis padres, de mis abuelos, de toda mi generación, que éramos una generación de pervertidos, y que mi padre era igual, porque mi padre engañaba a mi madre con criaturas…

Entonces le contesté que si era así le hacía un monumento, porque esa era la clase de gente que tenía que ser, porque nosotros los hombres eso es lo que tenemos que hacer y ustedes las mujeres no sirven nada más que para la cocina…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Cómo te sientes con respecto a este incidente?¿Tienes ira aún?

Auditado (Radael): Estoy un poco más descargado… Lo que sucede es que en ese momento sentí placer… El placer fue mitad descarga fisiológica, con mi hija, que por otro lado yo sentí como que me buscaba… Ella en ningún momento se resistió, eso quiero dejarlo en claro… A mí que no me vengan con estupro ni nada de esas cosas… ¡Sociedad de hipócritas, que no sé lo que hará cada uno en su hogar!

Auditor (Horacio Velmont): Bien, vamos a ir a otro momento de esa vida como mormón con Elizabeth o donde haya mucha carga.

Auditado (Radael): Recuerdo que cuando nosotros viajábamos desde la granja hasta el pueblo teníamos varios kilómetros y viajábamos en sulky. Generalmente, Lisa se iba con los amigos, se iban en un pony… Nosotros generalmente viajábamos solos. Yo no me acuerdo muy bien de las veces que íbamos con la familia. En este momento me acuerdo solamente de Elizabeth y yo en el sulky. ¡No sabes los que es viajar cuatro millas hasta el poblado sin proferir palabra!

Es una víbora, una ramera disfrazada. Yo sé que nunca me engañó, pero hay maneras y maneras de ser ramera… No sé es ramera solamente con la vagina, se es ramera con el pensamiento. Ella era una ramera de pensamiento, una arpía…

Me hubiera gustado, si hubiera tenido valor −nunca lo tuve−, porque hubo dos episodios similares con la horquilla… ¡La hubiera atravesado con ella y listo! O si no hubiera detenido el sulky a mitad de camino, la hubiera atado a un árbol, le hubiera puesto unas ramitas secas y hubiera hecho con ella una enorme fogata.

Pero siempre fui como temeroso de que me descubrieran.

Auditor (Horacio Velmont): ¿La única infidelidad con Elizabeth fue tu hija?

Auditado (Radael): No, hubo una señora casada en el pueblo…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Tiene carga este incidente como para repasarlo?

Auditado (Radael): No, no le veo cargo… Era una señora de mediana edad, estaba casada con el almacenero y…

Auditor (Horacio Velmont): Como tú sabes, lo que tenemos que hacer nosotros es buscar los incidentes o las partes de los incidentes que tengan carga, y examinarlos analíticamente para borrarlos. Es decir que tenemos que dejar de lado aquellos que no la tengan a fin de  no perder tiempo y aprovechar la sesión.

Auditado (Radael): En realidad, no me da mucha carga lo de Lisa, porque las pocas cartas que nos hemos mandado… La última que recibimos era del Londres… Era como que ella estaba muy bien, como que había encontrado el camino de Dios y que le agradecía a Dios por todo lo que había pasado, porque de lo contrario no hubiera encontrado ese camino y quizás en la comunidad −dicho en palabras de ella− hubiera sido… −no dijo “vulgar”−, sino una simple ama de casa y no hubiera encontrado la felicidad en Él.

Auditor (Horacio Velmont): Bien… ¿Hay algún incidente anterior similar a éste?

Auditado (Radael): Una vez de chico entraba al granero y lo vi a mi padre con los pantalones bajos… y estaba una vaca a medio ordeñar, y había una chica rubiecita de bucles rubios, muy linda, muy linda… ¡Tenía una cola tan blanca!

Auditor (Horacio Velmont): ¿Qué edad tendrías en ese momento?

Auditado (Radael): Tendría 6 o 7 años y mi padre 28 años o quizás 30 y la chica tendría 17 años… Era una especie de sirvienta o de ayudanta de cocina, porque mi padre tenía buena posición… Y estaba sentada con las nalgas desnudas sobre él y la estaba penetrando… En ese momento sentí como una erección… Ya tenía erección a esa edad…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Es un incidente que tiene alguna carga?

Auditado (Radael): No sé… Pero yo cuando la veía a esa chica, que obviamente me descubrió y por vergüenza no se lo dijo a mi padre, porque mi padre nunca supo que lo vi, pero yo la buscaba a ella y ella me escapaba… Se reía y me gozaba…Y me molestaba porque me manoseaba… Un par de veces se levantó el vestido, se dejó tocar y luego escapaba…

Auditor (Horacio Velmont): Vamos a ir ahora a un incidente anterior similar, pero con carga.

Auditado (Radael): A veces escuchaba discusiones en el dormitorio de mi padre, como que se gritaban… Ella le decía que él la engañaba, y él le respondía que ella se lo merecía, porque no servía como mujer, “nunca me diste hijos”… Menos mal que encontramos a ese bebé…Entonces supe que había sido adoptado y que ellos no eran mis padres…

Auditor (Horacio Velmont):¿Qué te produce el saber esto?

Auditado (Radael): No me molesta…Lo que sucede es que no me lo dijeron. Y yo me sentí como estafado, porque no me lo dijeron, pero me dispensaron el cariño que se dispensaba en esa época, que era más respeto que amor, pero era normal para esa época. O sea que me crié medianamente bien porque yo, cuando escuchaba discusiones, se tiraban con cosas, pensaba que en todos los hogares era lo mismo, entonces no me molestaba, uno se acostumbra.

De repente si se “matan” −hablo en sentido figurado− uno dice: bueno, capaz que el almacenero hace lo mismo, capaz que el carpintero hace lo mismo…

Auditor (Horacio Velmont): De estos incidentes que me has relatado quiero que me digas como te sientes en este momento.

Auditado (Radael): Bien, me siento bien… El episodio de mi padre en el dormitorio no me molesta… El episodio de mi padre en el granero con esa chica es como que me hubiera gustado estar en el lugar de él… ¡Tenía una ancas tan blancas que lo hubiera agarrado a mi padre de la barba negra que tenía y lo hubiera tirado y en ese momento me hubiera yo puesto en el lugar de él… No, no, en el lugar de él no, porque él la tenía sentada encima y yo la hubiera tirado boca abajo en el pasto…

Auditor (Horacio Velmont): Bien, ¿y con respecto a Elizabeth cómo te sientes? ¿Repasamos algún incidente con ella que aún tenga carga?

Auditado (Radael): No pretendas que a la distancia me amigue…Me arruinó la vida, me hizo fracasar. Nunca más tuve relaciones sexuales, nunca más. O sea, viajó Lisa, nos quedamos nosotros, me sentí frustrado, amargado… He escrito algunos libros…

En este momento es como que tengo un montón de ruidos que no me dejan pensar bien, que me joden, que me molestan… Lo que yo quiero saber es por qué serán tan −como dicen ustedes− tan “chusmas” los espíritus… Miran, escuchan, observan, se ponen al lado, cuchichean entre ellos, “¿qué le pasa a éste”… ¡Qué les importa lo que me pasa a mí! Si yo supiera lo que les pasa a ellos… Yo no sé lo que les pasa a ellos… Ellos cierran su mente, no dejan pasar mi parte telepática… Ahora se van, es como que tienen “cola del paja”…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Hay algún incidente que está restimulado en este momento o que tenga carga?

Auditado (Radael): Posiblemente… Puede ser… Una vez perdí el control… La segunda vez en el granero cuando Elizabeth me dijo de todo… Agarré la horquilla, la quise correr y en ese momento es como que había una especie de trampera, de ese tipo de trampa para animales, y ahí casi me desgarro el pie… Me abrazó como un fuego desde el tobillo izquierdo hasta la rodilla izquierda.

En ese momento sentí un dolor intenso, que no perdí el sentido de casualidad… Pero lo que más me dolió no fue la trampera, sino que ella me dijo: “¡Ojalá que te mueras desangrado!”.

Es como que me hubiera implantado la orden engrámica de que me muera desangrado y me cerró la puerta del granero… Me dejó así, no me socorrió… Me arrepentí de no haberla atravesado con la horquilla en ese momento…

Recuerdo que en muchas oportunidades me tiró cosas y dos veces me lastimó, una vez en la frente y otra vez en la mano…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Sientes en este momento el dolor de esos objetos?

Auditado (Radael): No, lo que siento es un dolor tremendo en la pierna… Tuvo que venir uno de los muchachos que faenaban las reses para ayudarme a sacar la pierna de la trampera… Me preguntó que había pasado y yo le dije que había querido ir al granero por un poco de leche y estaba distraído pensando en la misa del domingo y pisé la trampera sin querer… Obviamente, oculté todo el episodio con Elizabeth.

No, ahora el dolor físico se fue. Lo que más siento ahora es el dolor del desprecio de ella. Si fuera por ella me hubiera desangrado. Pero lo que más bronca me da es mi actitud, porque cuando yo estuve bien −estuve vendado como diez días, y no se infectó por milagro−, a mí que tanto me gustaba el whisky no tuve más remedio que gastarlo en la pierna, ¡y la otra mitad me la tomé, eh!

Llego a la casa, y yo, que en ese momento debí hacer tres cosas: abofetear, abofetear y abofetear a Elizabeth hasta matarla, en cambio lo único que hice fue encerrarme en mi habitación, y encima llegó a la noche, pensando en que me iba a hacer una gran comida como compensación por lo que me pasó, ¡y directamente no me hizo de comer!

Entonces, ¿que tendría que haber hecho yo?: subir al dormitorio, porque teníamos un dormitorio subiendo la escalera en el primer piso, sacarla de la cama y ahogarla en el piletón…

Sin embargo, no hice eso, sino que me acosté y no dije nada, y ella tampoco dijo nada. Es como que no tuve valor para enfrentarla, ¡a pesar de que casi me deja desangrado! O sea que al final era yo el problema…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Sigue teniendo carga este incidente?

Auditado (Radael): Y… es como que cuesta… Es como que me estoy dando cuenta de que yo estoy invirtiendo los roles… Es como que yo me estoy desquitando en los demás de alguna manera. Pero los demás no hacen nada tampoco por mejorar mi situación. O sea, seamos concretos…

Auditor (Horacio Velmont): Vamos a dejar un momento esa vida pasada y a entrar a incidentes de esta vida que estén restimulados…

Auditado (Radael): No hay tanta carga… Es como que heredé esa falta de carácter, en el colegio, con los compañeros, me sentía como poco participativo, sentía como que… primero que eran unos cretinos, porque había… Yo visualizo a dos de los chicos, que eran los que sobresalían, uno era moreno, alto, el otro era rubiecito… Ellos se creían los vivos, como que las sabían todas… Si vamos a hablar de notas, si vamos a hablar de cuadernos, dejaban mucho que desear, comparados con los míos.

Sin embargo, yo no puedo dejar de evitar de sentirme como inferior a ellos…

Auditor (Horacio Velmont): Vamos a un incidente concreto.

Auditado (Radael): Es como que hubo una agresión, yo me caí al piso, me lastimé la cabeza… Él pensaba como que yo era un tarado, un cretino, era como que yo era el “traga”, el que estudiaba… No era que me gustaba, lo que yo quería es estar bien… No quería tener problemas…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Cómo sucedió el incidente?

Auditado (Radael): Estábamos en el recreo, y yo estaba hablando con uno de los tarados y de repente me mira, y yo para no tener problemas no le contesto y me da una pequeña bofetada y en ese momento me causó una irritación terrible y lo quise agredir, entonces me da un tremendo empujón y yo golpeo contra un filo, contra un costado y me lastimo la cabeza.

Obviamente, cuando abro los ojos, en ese momento no veo a ninguno de los agresores, y entonces me pregunta la maestra qué me había pasado y yo le digo que tropecé y me caí.

O sea que era cobarde como para denunciar a mi agresor.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Estás sintiendo el dolor del golpe en este momento?

Auditado (Radael): Sí, tenía un dolor como en la parte frontal derecha de la cabeza, que me molesta tremendamente.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Te molesta en este momento?

Auditado (Radael): Sí, así es… Esta persona nunca más me molestó… No sé si me habré desmayado…

Auditor (Horacio Velmont): ¿En este momento te sigue doliendo el golpe?

Auditado (Radael): Me molesta menos.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Tienes algún dolor de cabeza?

Auditado (Radael): Sí, me molesta un poco, pero menos.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Este incidente repercute en tu parte física?

Auditado (Radael): Obviamente.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Qué es lo que restimula este incidente en tu parte física?

Auditado (Radael): El no tener un contacto con el entorno... Es como que a veces me siento agredido porque no me valoran lo que yo valgo. Siento como que no me valoran, y que mucha gente que sale adelante no sirve para nada. Eso es lo que pienso.

¡Imberbes que tienen menos de 30 años y están ganando tres mil, cuatro mil dólares!, y todo porque tuvieron una especialización… Y capaz que yo les hablo de mis temas y es como que fueran chicos de la edad de los palotes, que no entienden nada de lo que les digo. Y entonces, a veces es como que me rebelo y me digo: “Pero éstos a quién le ganaron!”.

Auditor (Horacio Velmont): Vamos a repasar el incidente del golpe para borrarle la carga.

Auditado (Radael): No hay necesidad, ya no me molesta… Es un cretino esa persona, que en este momento debe ser un fracasado… Capaz que se metió en las fuerzas de represión, capaz que está jubilado por invalidez, debe ser un pobre tarado…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Pero tiene carga?

Auditado (Radael): No me molesta, no me molesta…

Auditor (Horacio Velmont): Perfecto, vamos a otro incidente que se restimula constantemente en tu parte física en esta vida.

Auditado (Radael): Me costó integrarme en la época de la adolescencia. Yo lo sentía inconscientemente, pero lo tenía muy escondido. Lo tenía tan escondido que mi parte externa no se daba cuenta, y yo estoy seguro que lo arrastraba de vidas anteriores, porque en vidas anteriores me sentí frustrado, no solamente como Breder, sino en otra vida anterior.

Entonces es como que arrastraba todo eso. Y me hacía mal. Me costaba integrarme.

Auditor (Horacio Velmont): Vamos a buscar un incidente específico de esta vida que se restimule constantemente en tu parte física.

Auditado (Radael): No hay un incidente concreto en sí, lo que encuentro son incidentes en general de falta de comunicación con el entorno. Me siento, y posiblemente sea una idea mía, como marginado. Incluso hubo parte de mi familia… que yo sentí como que no era aceptado. Si yo me pongo a pensar seriamente me doy cuenta de que los superé con creces a todos… ¡Son unos cretinos!

Auditor (Horacio Velmont): Vamos a ir a algún incidente de la vida matrimonial de tu parte encarnada.

Auditado (Radael): Lo que noto es alguna falta de comunicación. Es que a veces me restimulo y me acuerdo del episodio de Elizabeth… Es como que noto un distanciamiento… Lo que pasa es que lo tomo como de parte mía, porque estoy muy imbuido en cosas… Es como que dejo de prestar atención a lo que tengo en mi entorno… Lo que pasa… no es por hacer un descargo, pero si yo no soy estimulado, bueno, es como que yo tengo mi orgullo, mi ego… ¿por qué tengo que hacer todo yo? ¿Por qué soy yo el que tengo que comprender a los demás y los demás a mí no?

Auditor (Horacio Velmont): ¿Qué es lo que cambiarías?

Auditado (Radael): ¿Y ahora qué voy a cambiar? Ahora lo que quiero hacer es difundir todo lo que estoy haciendo, toda la verdad… Lo demás me parece superfluo… ¿Qué voy a cambiar? Yo no voy a repetir lo que dijo mi hija de mi vida anterior: “¡Gracias a todo lo que pasé, porque gracias a eso aprendí!”. Yo no voy a decir eso. Actualmente no voy a decir eso, porque actualmente hubiera modificado un montón de cosas… Lo importante es lo que soy ahora y la misión que tengo. Tengo mucho que dar, tengo mucho para hacer… Los demás que se vayan a pasear.

Pero si tuviera que modificar, modificaría… Me hubiera gustado ser ese corpulento, de agarrar a ese morocho, darle un puñetazo en el mentón y tirarlo hasta la puerta del colegio del envión, y que todos me aplaudieran y ser el mejor del aula…

Auditor (Horacio Velmont): Bien, vamos a ir ahora a un incidente que puedas considerar que tiene mucha carga.

Auditado (Radael): Me siento como en el seno materno… No sé si estoy entre dos vidas o estoy siendo bebé en un útero…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Qué sucede?

Auditado (Radael): No, estoy bien, me siento como flotando, me siento tranquilo, quiero quedarme ahí. Es decir, en realidad no tengo más ganas de hablar… Tengo ganas de desconectarme de ustedes y gozar este momento. Si yo tuviera que repasar lo que más me da bronca es el episodio de venganza contra Elizabeth, que creo que logré superarlo…

El tema es el siguiente… A ver si soy entendido… Nunca pude vengarme…Lo que yo quería era que ella me pidiera perdón, pero no me lo ha pedido, jamás me lo ha pedido… Es una persona sin piedad, con la que he vivido de prestado… Íbamos los domingos en el sulky y no me hablaba una sola palabra…

Auditor (Horacio Velmont): Bien… Ahora, para ir terminando la sesión, vamos a ir a un incidente hermoso, que te cause mucho placer, a fin de alejarte del banco reactivo. Tú ya  sabes que el recorrido de incidentes de placer forma parte importante de la terapia dianética…

Auditado (Radael): ¡Ja, ja, ja!... (se ríe estruendosamente).

Auditor (Horacio Velmont): ¿Qué sucede?

Auditado (Radael): ¡Ja, ja, ja!... ¡El incendio de Roma…!

Auditor (Horacio Velmont): ¿El incendio de Roma?

Auditado (Radael): ¡Ja, ja, ja!... ¡El incendio de Roma es lo más lindo que me sucedió!, ¡Ja, ja, ja!... ¡Nunca pensé que me iba a reír tanto! ¡Ja, ja, ja...! ¡Basta, por favor! ¡Ja, ja, ja!...

[Nota de Horacio Velmont: Radael, obviamente a través del receptáculo, estuvo riéndose más de un minuto a carcajadas, pareciendo que no se iba a detener jamás].

Auditor (Horacio Velmont): Explícame por favor…

Auditado (Radael): ¡Ja, ja, ja!... ¡Me tenían podrido! No quería que se me pongan en contra… Me quería deshacer de un montón de gente… Yo sabía que había un complot en mi contra… ¡Ja, ja, ja!... ¡No puedo más de la risa! ¡Ja, ja, ja!... ¡Me duele enormemente la cabeza!

Auditor (Horacio Velmont):¿Mucho te duele?

Auditado (Radael): ¡Muchísimo!... Pero me pregunto por qué me duele la cabeza si estoy contento… Lo que sucede es que es bravo… En realidad no es cosa de risa… ¡Hubo un montón de muertos, por Dios!…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Ordenaste tú el incendio de Roma? Hay historiadores que lo han puesto en duda.

Auditado (Radael): Así es.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Por qué lo ordenaste?

Auditado (Radael): Primero, para evitar el complot en mi contra… envié 150 soldados…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Quiénes estaban complotados en tu contra? ¿Los cristianos?

Auditado (Radael): Había un montón de gente… No sé si los cristianos… Había gente del entorno interno. Maté cerca de 17 personas que estaban en el Senado…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Tú mismo los mataste?

Auditado (Radael): No, los mandé matar… Les cortaron el cuello…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Así tan fácil?

Auditado (Radael): Sí, más vale… Tenía soldados seleccionados que estaban a mi disposición… Era como una especie de Servicio Secreto… ¡Yo fui el creador del “Servicio Secreto”, que después fue utilizado en los siglos XIX y XX… Bueno, el inventor fui yo… Tenía 17 soldados a mi disposición…

Ahora me salí de esa armonía que tenía… Estoy como con sopor… Estoy con ganas de desconectarme, pero lo mejor de esto me lo trajo ese recuerdo que me hizo reír… Aparte, reírme, utilizando una parte física, me descargó mucho… Es como que con esa risa borre lo de Breder, lo de Elizabeth, lo de esta encarnación de la escuela primera… Reír me hizo muy bien…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Cuántas veces mandaste a incendiar Roma?

Auditado (Radael): Dos veces.

Auditor (Horacio Velmont): En tu vida como Nerón, ¿cuál fue el incidente con más carga?

Auditado (Radael): No vamos a tener tiempo… No hablemos de la parte sexual, porque tengo para escribir 10 libros…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Tu vida como Nerón está libre de carga?

Auditado (Radael): Lo de la parte sexual debe estar libre de carga, porque no me trae reminiscencias.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Hay otras vidas con carga?

Auditado (Radael): Sí, hubo épocas muy oscuras, donde fui verdugo.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Verdugo?

Auditado (Radael): Había como una especie de mazmorra, como una celda en un subsuelo, y yo manejaba una rueda de tortura, de esas que producen estiramiento de las vértebras…

Auditor (Horacio Velmont): ¿El potro?

Auditado (Radael): Sí, el potro.

Auditor (Horacio Velmont): ¿En Francia?¿Acaso durante la Inquisición?

Auditado (Radael): Sí, por esa época más o menos.

Auditor (Horacio Velmont): ¿En la Revolución francesa? en este momento estoy confundido con las fechas… 

Auditado (Radael): No, antes.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Cómo es que no recuerdas con claridad?

Auditado (Radael): Porque estoy como con sopor… Tengo ganas de retirarme… Todavía estoy recordando los incendios de roma… Fue genial ese recuerdo, pues me hizo muy bien descargarlos riéndome… Algunos dirán: “¡Qué bestia!”, pero…

Igual los conflictos los frené… En esa época yo era muy joven y tenía un montón de conflictos, no sabía bien mi identidad, que era lo que quería… He tenido relaciones sexuales con mi madre…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Agripina?

Auditado (Radael): Así es… He tenido relaciones con dos mancebos… Quise violar a uno de los 17 soldados que estaban a mi disposición, pero el soldado no quería saber nada… Él decía: “Estoy a su cargo, pero nada más”. Por favor, me pedía… Se arrodilló… Me pedía piedad, pero yo agarré un cortapapeles y se lo clavé en la garganta… En ese momento vino otro de los soldados y cuando me preguntó lo que había sucedido le mentí diciendo que estaba vendido, que le habían pagado unas monedas de oro para asesinarme… Además, le dije que si yo llegaba a descubrir que alguno de los 16 que quedaban me traicionaba lo ejecutaría de inmediato…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Qué sucedió, entonces?

Auditado (Radael): Lo que sucedió fue que sembré la desconfianza entre ellos y como resultado se vigilaban unos a otros todo el día… ¿No es una linda picardía? Nunca tuve problemas con ellos porque ellos mismos se vigilaban continuamente.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Murió ese soldado?

Auditado (Radael): Obvio…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Cómo te sientes respecto a este incidente?

Auditado (Radael): Bien, me siento bien, sin carga.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Compensaste en alguna vida ese karma?

Auditado (Radael): Supongo que sí.

Auditor (Horacio Velmont): Vamos a terminar la sesión contigo aquí… ¿Estás de acuerdo?

Auditado (Radael): Sí, estoy de acuerdo…

Auditor (Horacio Velmont): Bien, hasta luego.

Auditado (Radael): Hasta luego.

 

SEGUNDA PARTE

 

Interlocutor (Horacio Velmont): Antes de terminar la sesión quisiera conversar con Ron Hubbard.

Ron Hubbard: Hola, Horacio, aquí estoy.

Interlocutor: ¿Cómo le va, Maestro?

Ron Hubbard: Bien, he observado la auditación que le hiciste a tu Thetán Radael.

Interlocutor: ¿Puede darme alguna idea de cómo fue?

Ron Hubbard: Sí…Hubo una descarga engrámica bastante grande… Quizás tu Thetán no está aún consciente de todo lo que descargó…

Interlocutor: ¿Qué porcentaje de descarga hubo?

Ron Hubbard: Descargó más del 50 % de la carga que tenían los incidentes de los incendios… Lo que hay que evitar son las restimulaciones. Hay que pensar que todo lo que se hizo en vidas anteriores… No es que nosotros no seamos responsables encarnando nuevamente, porque el espíritu es uno solo y es eterno, pero lo que sucede es que si arrastramos determinado karma, sabemos que es una lección a aprender, y bueno, de alguna manera estamos aquí…

Es decir, primero tenemos que aprender a no cargar culpas. Al no cargar culpas no tendremos reacciones engrámicas. Esto es muy, pero muy importante.

Segundo, tenemos que aprender que lo que se hizo es inmodificable, es decir, no lamentemos lo pasado, que vale como experiencia, tratando simplemente de pensar que en esta vida vamos a hacer lo mejor para nosotros y para los demás, que es lo más importante.

Interlocutor: ¿Por qué mi Thetán no estaba tan consciente de las cosas, por ejemplo respecto a lugares, fechas, cargas? Lo pregunto porque siempre supuse que el espíritu lo sabía todo respecto de sus encarnaciones.

Ron Hubbard: La respuesta es muy sencilla. Tu Thetán no tenía ganas de cooperar. Es como que… Hay espíritus que quieren tener una pequeña carga, porque con esa pequeña carga vuelven a restimularse. Al restimularse, su ego puede protagonizar distintos roles, y con esos roles la persona se siente fortalecida.

Interlocutor: ¿Es el caso de mi Thetán Radael?

Ron Hubbard: Así es… Si no fui lo suficientemente explícito lo voy a explicar de una manera mejor. Tú puedes en este momento restimular algún engrama al no cooperar tu Thetán del todo y con ese engrama puede llegar el ego a representar un rol de víctima y es como que echa culpas al entorno, a los demás, y de esa manera, inconscientemente, la persona se siente fortalecida.

Interlocutor: “Aparentemente” fortalecida.

Ron Hubbard: ¡Claro! Sabemos que eliminando el engrama no hay fortaleza sino paz e integración, que es lo que se busca.

Interlocutor: ¿Por qué mi Thetán no se autoaudita?

Ron Hubbard: Por lo que expliqué antes, porque él cree que está fortalecido restimulando los engramas. Esto es algo que estoy descubriendo en estos últimos tiempos con nuevas prácticas, porque has de saber que en el plano en que estoy, que es el máximo nivel de Luz, el 5º, sigo estudiando, sigo observando… Observo conductas, y no pienses que la conducta de los espíritus desencarnados es menos compleja que la de los encarnados… ¡Es mucho más compleja!

¿Te acuerdas que cuando tu Thetán recién se incorporó y tu preguntaste quién se estaba comunicando emitió sonidos ininteligibles?

Interlocutor: Sí, precisamente eso quería preguntarle.

Ron Hubbard: Bueno, eso tiene una explicación fácil. Tu Thetán no se llama Radael… Tu Thetán tiene un sonido, tiene una luz, un símbolo, una resonancia… Radael, Ruanel, Asdoel, etc., son nombres que les ponemos solamente para uso encarnado, para poder mencionarlo con palabras.

Interlocutor: Entiendo…

Ron Hubbard: Entonces, fíjate las pocas ganas de cooperar de tu Thetán que decía cosas como llámenme “zzz”, llámenme “uuu”, es decir, era una forma de decirles que ustedes no le importaban…

Interlocutor: En un momento dado Radael dijo que le dolía la cabeza… No sé lo que quiso decir, pero lo extraño es que no me dolía a mí. Éste es el punto.

Ron Hubbard: Es muy posible que no te haya llegado porque tu estabas haciendo la auditación… ¡Has tenido suerte!

Interlocutor: ¿Pero el Thetán tiene dolor de cabeza en realidad? ¿Se angustia?

Ron Hubbard: El Thetán no tiene dolor de cabeza en el sentido explícito físico. Tiene dolor de cabeza… Digámoslo así: el espíritu es resonancia, el espíritu en el otro plano tiene una parte, no física, pero que es como física, y aunque no tenga una mente, ni neuronas, ni fluido corporal −porque no hay una parte corporal−, hay una parte que reemplaza a la parte física que sí puede llegar a tener dolores.

En la parte física los centros nerviosos le transmiten dolores al cerebro, lo que se presume que son dolores, porque sabemos que son exarcebaciones de las terminales nerviosas. No hay terminales nerviosas en el plano espiritual como en el plano físico, pero hay resonancias.

Es decir, yo podría decir que si un espíritu es una resonancia, esa resonancia está también con partes neuronales… Hay una mente que piensa en el espíritu. Y si hay una mente que piensa, también hay unas neuronas espirituales.

Lo estoy explicando de una manera muy aproximada, para que de alguna manera pueda ser entendido, pero en rigor no es exactamente así.

Entonces, si el espíritu tiene engramas, ¿dónde se alojan esos engramas?

Interlocutor: Claro, ésa es la pregunta clave.

Ron Hubbard: Bueno, en la parte física se alojan en las neuronas: hay un conjunto de neuronas llamadas engramas.

En la parte espiritual se alojan en ese centro mental, por así llamarlo, de esos planos espirituales. Entonces, en esos planos espirituales, que tienen un engrama, bueno, ahí sienten como dolor, como excitación…

Interlocutor: Para mí ya está suficientemente claro… Otra pregunta es: ¿Cómo puede ser que Radael se haya reído respecto del incendio de Roma y que no tenga carga? ¿O precisamente esa risa ha sido una descarga?

Ron Hubbard: Esa risa ha sido una descarga.

Interlocutor: ¿Descarga en forma de risa?

Ron Hubbard: Claro, y la descarga la pudo hacer gracias al receptáculo, porque el espíritu está siempre inhibido de reírse porque no tiene la descarga física. Entonces, hay que agradecerle enormemente a Johnakan haber prestado su cuerpo para la descarga de risa de Radael.

Interlocutor: Curiosísimo… ¿Es algo así como un cable a tierra?

Ron Hubbard: Sí, sí, el ejemplo es válido. Es algo así. La risa fue auténtica, porque en ese momento es como que Radael abrió su mente y yo vi como que de alguna manera no gozó el incendio, sino que le pareció ridículo. Es como que en ese momento se desbloqueó y se desdobló. Es como que se vio a sí mismo como Nerón, pero al mismo tiempo fuera de Nerón… ¿Se entiende?

Interlocutor: Sí, perfectamente… ¿Sería algo así como el actor que se ve actuando en una película, en la que al mismo tiempo que es el actor es también el espectador?

Ron Hubbard: Es otro ejemplo válido… Entonces, dice: “¿Qué es esto, qué pasó acá?”. Continuando el ejemplo que tú pusiste, es como si estuviera viendo una película y se riera de la película en la que él mismo está actuando, diciendo: “¡Qué episodio tan risueño!”.

Interlocutor: Entiendo… ¿Pero cuando mató a ese soldado al que quería violar…?

Ron Hubbard: Está mal dicho “violar”. Lo que quería Nerón en ese momento era tener una relación… ¡Nunca iba a poder violar a un guardia que en medidas occidentales tenía casi dos metros de altura y tenía una fuerza el doble de la tuya en esa encarnación!

Interlocutor: Lo pregunto porque cuando relató su asesinato lo vi poco emocional… ¿Hubo descarga igual? ¿Es normal?

Ron Hubbard: Es normal porque esa parte tuya ya pasó por esto y lo había descargado. Por eso lo relató sin emoción, porque no le traía ninguna carga… Lo nombró como anécdota, no como un incidente con carga como para auditar.

Interlocutor: Está claro… Maestro, ¿esto que nosotros hacemos, que es bastante extraño, por lo menos para mí, usted tuvo oportunidad de hacerlo cuando estuvo encarnado como Ron Hubbard?

Ron Hubbard: No. En el planeta Tierra es la primera vez que se realiza una auditación de esta naturaleza, no solamente del Thetán a través de un médium, sino del Thetán propio.

Interlocutor: Qué porcentaje de descarga hubo en total con esta autopsicoauditación?

Ron Hubbard: Aproximadamente un 50 %, y este porcentaje, como dirían en este país, es un todo un “lujo”.

Interlocutor: ¿Qué sigue después de esto?

Ron Hubbard: Yo creo que con otra auditación, y si el Absoluto nos ayuda, ya quedarías libre de carga.

Interlocutor: ¿Este sistema de Psicoauditación podríamos utilizarlo para curar ciegos o sordos o paralíticos? Naturalmente que me estoy refiriendo a trastornos de origen mental.

Ron Hubbard: Depende. Y esto no lo he dicho solamente yo, hay problemas psíquicos que llegan a hacerse físicos y por lo tanto resultar incurables.

Interlocutor:¿Pero pueden ser ayudados en algo?

Ron Hubbard: Cabe suponer que sí, pero hay casos en que no. Por ejemplo, supongamos que hay una persona que por un problema psíquico quedó ciega. Después esa vista se atrofia, así como sus músculos, sus nervios, y la parte pupilar queda defectuosa de tal manera que puede llegar a hacerse irreversible.

Interlocutor: ¿Aún eliminando el engrama?

Ron Hubbard: Así es, porque el músculo óptico aunque no se restimula más igual se atrofia.

Interlocutor: Entiendo… ¿Podría ponerse el ejemplo de la pared tan deteriorada por la humedad que aunque se encuentre y repare el caño roto no tendría ya arreglo?

Ron Hubbard: El ejemplo es válido… Hay que tenerlo muy en cuenta porque no desearía que te metas en problemas, ya que tienes la tendencia de prometer más allá de lo que se puede lograr. Primero hay que analizar muy bien lo que se puede alcanzar antes de prometer… Me voy a retirar pero antes quiero dar un mensaje…

Interlocutor: ¿Está agotado el receptáculo?

Ron Hubbard: Trato de evitar que el receptáculo entre en “cortocircuito”, porque como hace algún tiempo que no hace mediumnidad está un poco fuera de práctica. Pero lo que más incide es la Psicoauditación, que puede llegar a agotarlo más.

Interlocutor: Está claro, Maestro… Bien, escucho el mensaje.

Ron Hubbard: Las Energías se encuentran en el plano de vibración 7, y nunca están en un plano menor. ¿Por qué entonces el Cristo estuvo en un plano 6? Las entidades angélicas, con permiso de planos superiores, accedieron a que el Cristo estuviera en un plano 6, al igual que antes lo estuvo la Energía Búdhica… En el plano 6, que es el plano angélico, hay un canal directo, que los planos 5, 4, 3, y 2 no lo tienen para con el plano físico 1, porque como el plano 6 es un plano de mensajeros, tienen como una especie de fuente de Luz.

Interlocutor: ¿Es decir que esa fuente de Luz directa desde el 6º plano al plano físico 1 facilita el acercamiento al plano físico?

Ron Hubbard: Así es, y por eso es más fácil que se aparezca un ángel que un espíritu.

Interlocutor: Está perfectamente claro.

Ron Hubbard: Todo esto me es dictado por Johnakan Ur-el, el Thetán de este receptáculo. Entonces, la Energía Crística, al igual que otras Energías, utiliza este canal de Luz angélico para contactarse mucho más fluidamente con el plano físico 1.

Por lo tanto, cuando el Cristo entra dentro de la mente del Maestro Jesús, lo hace gracias a ese canal angélico. Por eso estaba en el plano 6… ¿Nunca te has preguntado el por qué una Energía Crística, que está en el plano 7, se encontraba en ese momento en el plano 6?

Interlocutor: La verdad es que no…

Ron Hubbard: No es que tenía que ascender de plano. Estaba en el plano 6 porque en este plano, que es como dije un plano angélico, había un puente de Luz −el “Puente Mensajero”, si quieres llamarlo así−, que es el que utilizó Gabriel y otros arcángeles serafines. Como otras entidades de eloah han descendido a los planos 5 o 4 para comunicarse con el plano físico 1.

Una vez cumplida su misión, el Cristo regreso a su plano 7, que es el plano que le corresponde como Logos dimensional.

Éste es el mensaje que quería darles… Estoy estudiando un tema que está desarrollando Johnakan Ur-el, que se llama Psicointegración y es complementaria de Cienciología. Ya hablaremos sobre el particular. Los saludo y les mando lo mejor de mí… Hasta luego…

Interlocutor: Hasta luego, Maestro, y gracias.

 

 

SESIÓN DEL 27/6/98

 

Médium: Jorge Olguín.

Interlocutor y Auditor: Horacio Velmont.

Entidades que se presentaron a dialogar: Johnakan Ur-el, Thetán de Jorge Olguín, y Radael, Thetán de Horacio Velmont.

Nota: En este caso se trata de “autopsicoauditación”, porque el propio auditor (Horacio Velmont) auditó a su propio Thetán (Radael).

 

 

PRIMERA PARTE

 

Interlocutor: ¿Alguien se va a comunicar primero o directamente audito a mi Thetán?

Johnakan Ur-el: Soy Johnakan…

Interlocutor: Hola, Johnakan… ¿Algún mensaje?

Johnakan Ur-el: Cuando nos comunicamos por medio de un receptáculo, por más elevado que éste sea, siempre estamos como reducidos en nuestra expresión. Estamos como adormilados. Estamos como restringidos. Por que es como querer encerrar al sol adentro de una caja de fósforos.

Interlocutor: Perfecto, pero la pregunta es si los espíritus, al estar encarnados, también están restringidos o la parte encarnada no afecta en lo más mínimo al Thetán. Concretamente, la pregunta es: ¿El 90 % está restringido por el 10 %?

Johnakan Ur-el: Totalmente. La restricción es muy fácil de explicar. Nosotros encarnamos en un 10 % y ese 10 % está totalmente restringido por el cerebro humano, que vendría a ser como un engranaje de transmisión que no transmite bien.

Por lo tanto, ese 90 %, si bien queda librado a su libre albedrío, no lo es tan así, pues que queda “atado” a ese 10 %.

Interlocutor: ¿Entonces repercuten en ustedes, como Thetanes, los problemas que nosotros tenemos como 10 %?

Johnakan Ur-el: Repercuten muchísimo, porque el Thetán es uno solo. Entonces, a veces el encarnado tiene por costumbre −que es una costumbre defensiva− separar a ese 10 % encarnado de ese 90 % desencarnado.

Ese 10 % piensa que el 90 % restante desencarnado está libre de todo riesgo, y no es así.

Ya se dijo una vez, y creo que está escrito, que si ese 10 % encarnado comete errores o grandes actos de altruismo, va a ir en desmedro o a favor, respectivamente, de ese 90 % desencarnado. Es decir, ese 10 % tiene una influencia total, absoluta sobre su Thetán.

Además, ese cuerpo encarnado margina, limita, atrofia al Thetán, a tal punto de que aun venciendo karmas la parte encarnada, aun aprendiendo lecciones, su mente analítica siempre es limitada, porque el cerebro físico no transmite correctamente la parte espiritual con una fidelidad del 100 %.

Además, el ser encarnado, precisamente por estar encarnado en otros mundos habitados, sea como humano o de otra condición, siempre va a originar engramas.

No existe organismo viviente que no se restimule. No existe. Ni siquiera en el plano 5º, donde estoy yo y también el Maestro Jesús, los espíritus estamos exentos de restimulación.

Antes de que comiences a auditar a tu Thetán quiero decir que a veces nosotros −y esto tiene que ver con la auditación− en razón de estar encarnados es muy fácil que agentes externos restimulen engramas, a tal punto que personas clear por años, por décadas en algunos casos, ante un incidente, quizás insignificante, después quedan con un proceso de angustia que se hace casi intolerable. Esto lo he estudiado telepáticamente en distintas personas.

Y eso sucede porque quizás una charla, una corrección, una observación, a personas que a lo mejor tienen una década de clear total, esa pequeña corrección u observación les hizo restimular un engrama que estaba completamente superado.

Interlocutor: ¿Tú, como Thetán, necesitarías auditación?

Johnakan Ur-el: De una manera u otra, todos los seres espirituales necesitamos auditación u otro tipo de terapia.

Interlocutor: En este momento me surge la pregunta de por qué Ron Hubbard, ahora espíritu puro 100 %,  no audita directamente a mi Thetán en su plano espiritual en lugar de hacerlo yo desde el plano físico y a través de un médium...

Johnakan Ur-el: Tu Thetán no está complaciente en auditarse, y esa renuencia es respetada por Ron Hubbard, porque en nuestro plano respetamos el libre albedrío de cada espíritu.

Interlocutor: ¿Es decir que al auditarlo yo mismo, es decir, su propio 10 %, Mi Thetán deja de ser renuente?

Johnakan Ur-el: No digamos que deja de ser renuente, digamos que es menos renuente.

Interlocutor: Entiendo… Si no me equivoco en esa renuencia influye también el hecho de que la mente reactiva protege a sus engramas… ¿Es así?

Johnakan Ur-el: Correcto.

Interlocutor: ¿Por qué en una oportunidad, precisamente en la sesión anterior, mi Thetán los llamó a ustedes “aburridos”.

Johnakan Ur-el: Porque está en proceso de rebeldía.

Interlocutor: Es curioso, porque yo no.

Johnakan Ur-el: No conscientemente, pero sí tal vez inconscientemente. A veces la mente reactiva está tan oculta en la parte encarnada que la mente analítica no la lee, no se da cuenta. Pero evidentemente, y esto es una regla, si la parte espiritual se comporta de una determinada manera, es un reflejo de la parte encarnada.

O sea, si la parte espiritual tuya de alguna manera se comporta infantilmente, hay un inconsciente, hay una parte reactiva muy oculta, que está de la misma manera.

Interlocutor: Es bastante insólito, porque yo no me doy cuenta de esa reticencia.

Johnakan Ur-el: Si de alguna manera tu mente analítica admira a Ron, tu mente reactiva es como que tiene cierto rechazo, porque hay una especie de competitividad.

Interlocutor: ¡Es curiosísimo!

Johnakan Ur-el:  Y te preguntas: “¡Por qué algunas cosas, estando tan compenetrado en el tema nos las razoné yo, no las descubrí yo, no las vi yo? Hay que estar muy preparado espiritualmente para no competir.

Interlocutor: Entiendo…

Johnakan Ur-el: Imagínate a mí, dicho con toda modestia, compitiendo contra el Maestro Jesús, preguntándome por qué algunas conclusiones del  Sermón de la Montaña no las razoné yo, o por qué determinadas consideraciones de amor hacia nuestros congéneres no se me ocurrieron a mí.

Interlocutor: Entiendo perfectamente el punto…

Johnakan Ur-el: Por momentos, mi parte encarnada, Jorge Olguín, piensa que si viviera de nuevo podría corregir cosas que dijo el Maestro. Y quizás sea así, pero no porque la parte encarnada sea ni mejor ni superior al Maestro de hace 2000 años atrás, sino simplemente porque ha ganado en experiencia. Al haber ganado en experiencia, hay cosas que antes no sabía y ahora sí.

Interlocutor: Está claro…

Johnakan Ur-el: El propio Maestro Jesús después tuvo que descubrir muchas cosas que en esa época ignoraba… Dejo el receptáculo para dar paso a Ron…

Interlocutor: Está bien… Entonces hasta luego, Johnakan… ¿Ya está incorporado, Maestro?

Ron Hubbard: Así es…

Interlocutor: ¿Cómo está usted?

Ron Hubbard: Tratando de descifrar la impresionante, la creciente mente reactiva de todas las entidades espirituales que nos rodean. Es como que se retroalimentan. Es una… no le llamaría “lucha”, porque la palabra lucha suena como que uno agrede, como que uno ataca y esto es amor.

La auditación es un acto de amor. Yo le llamaría como que estamos tratando de unir a todos los espíritus que tienen mente reactiva para que comprendan, pero hay una cosa muy importante…Tal vez yo estando encarnado no lo dije...

Estos espíritus que reactivan su mente, están gozosos de sus engramas, porque asumiendo roles de víctima es como que pueden sacar mejor ventaja de quienes los rodean. Y entonces no les interesa ser limpiados, no les interesa ser auditados…

Interlocutor: Esto que usted dice me hace comprender muchas actitudes de algunos de los que me rodean…

Ron Hubbard: Y sabiendo que el Creador da una total libertad a cada entidad espiritual, sin su consentimiento no se puede obligar a nadie a auditarse. Lo que sí se puede hacer, y muy sutilmente, porque hay espíritus que pecan de ingenuidad no importa la antigüedad espiritual que tengan −la ingenuidad es a veces inherente en un espíritu−, entonces se puede auditar sutilmente, sin que el espíritu se de cuenta. En este caso no estamos violando su libre albedrío.

Tal vez dialogando, como lo estamos haciendo nosotros en este instante, se puede auditar a una persona.

Pasemos ahora a la auditación de tu Thetán.

Interlocutor: ¿Alguna sugerencia antes de empezar?

Ron Hubbard: Es importante no dejarlo a tu Thetán a su libre albedrío. Si quiere expresarse que se exprese, porque la queja a veces libera carga, pero que no desvaríe. La misma rebeldía a veces hace desvariar a la entidad que se presenta a ser auditado.

Interlocutor: Antes de comenzar quería preguntar respecto a qué se refería, en la última sesión, a la sorpresa que le causó mi Thetán. Lo pregunto porque la aclaración quedó pendiente.

Ron Hubbard: Mi sorpresa fue la tremenda rebeldía de tu Thetán, algo que yo ignoraba porque no nos podemos meter telepáticamente, sin permiso, en la mente de ningún espíritu.

Interlocutor: ¿Rebeldía que es también la mía?

Ron Hubbard: ¡Claro!… La rebeldía impide el ascenso. En realidad, aquí no se programa nada. Se asciende cuando el espíritu se va iluminando y se desciende cuando el espíritu va empalideciendo.

No es que se firma un decreto, como en el plano físico, y el espíritu asciende de nivel por comportamiento. Aquí en el mundo espiritual no hay escalafones. Aquí los escalafones son el amor y punto.

Entonces, si de repente un espíritu que está a punto de subir un pequeño nivel de Luz, por una rebeldía de alguna reactivación engrámica perjudica todo lo hecho hasta ese momento, puede hacer no solamente que no ascienda a esa otra categoría de Luz, sino que hasta puede hacerlo retroceder.

Interlocutor: Está claro, Maestro…¿Ésta es la primera vez que un encarnado audita a su Thetán a través de un médium?

Ron Hubbard: En el planeta Tierra, sí.

Interlocutor: ¿En ninguna de sus civilizaciones hubo algo aunque sea parecido?

Ron Hubbard: Así es, pero no en el universo. Sería pecar de soberbios pensar algo así.

Interlocutor: ¿Usted conoce algún otro lugar donde se haya hecho algo similar?

Ron Hubbard: Sí, en otros sistemas. Y no solamente en mundos de nuestra Vía Láctea, sino también en otras Galaxias… Me retiro para dejar paso a tu Thetán…

Interlocutor: Hasta luego, Maestro, y gracias…

 

 

SEGUNDA PARTE

 

Auditor (Horacio Velmont): ¿Eres tú, Radael?

Auditado (Radael): Aquí estamos nuevamente…

Auditor (Horacio Velmont): Es curioso, porque noto que la palabra “estamos”, que se usa comúnmente, en este momento tiene una connotación especial, porque realmente “estamos”, ya que somos uno… ¿Cómo estás después de la auditación pasada?

Auditado (Radael): No sé… Estoy como indefinido… Me siento confuso, se me mezclan las vidas, llamémosle las”personalidades”… Hacía tiempo que era solamente Radael, y de repente es como que al recordar esas vidas anteriores “recuerdo”… No es un juego de palabras… “Al recordar, recuerdo”… Así surgen detalles, surgen problemas, me di cuenta de que fui una víctima, me di cuenta de que hubo más de una confabulación en mi contra en vidas anteriores. En la época de Nerón, principalmente, he sufrido mucho…

Auditor (Horacio Velmont): Bien, vamos a comenzar… En este momento, ésta es la sesión y yo soy el auditor. ¿Estás de acuerdo?

Auditado (Radael): Sí, estoy de acuerdo.

Auditor (Horacio Velmont): Hoy tu parte física se levantó con un tremendo dolor de cabeza. Vamos entonces al incidente que se restimuló y lo produjo.

Auditado (Radael): Hay dos incidentes, uno actual y otro de la encarnación como Nerón.

Auditor (Horacio Velmont): Muy bien, vamos al incidente que más tengas presente en este momento.

Auditado (Radael): Es la encarnación como Nerón, que es la que más me gusta. Primero, no me dejan hacer lo que yo quiero. Mi madre me impone condiciones…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Estás refiriéndote a Agripina?

Auditado (Radael): Por supuesto… Y es una persona tan nefasta, tan vil… Siendo yo adolescente se metió en mi cama para enseñarme las dotes amatorias…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Qué edad tenías en ese momento?

Auditado (Radael): 15 años.

Auditor (Horacio Velmont): Continúa.

Auditado (Radael): En ese momento me sentí como que algo dentro mío se rompió. A partir de ese momento es como que ya no pude reaccionar. Ella se ha confabulado… Prácticamente a Claudio lo manejaba como quería. Yo no tendría que haber sido emperador. El emperador tenía que haber sido Británico, y por esas jugarretas de mi madre… Bueno, en definitiva yo gozo con lo que he logrado…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Qué trabas tuviste en esa encarnación?

Auditado (Radael): En todas mis encarnaciones estoy enamorado y no me dejan, porque siempre tengo a alguien que me pone trabas.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Te sientes frustrado en este aspecto?

Auditado (Radael): ¡Tremendamente!

Auditor (Horacio Velmont): Como Nerón, ¿de quién estás enamorado?

Auditado (Radael): Amo a Popea… Mi madre no quiere saber nada, porque dice que no puedo romper mi matrimonio.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Con quién estabas casado?

Auditado (Radael): No importa, es una persona tan aburrida, tan ostensiblemente aburrida… ¿Entonces, que hago? Me veo con Popea en las calles. Yo las calles las conozco bien porque salgo frecuentemente con dos o tres sirvientes. Vamos a una posada, donde ya me conocen, cambio mis vestiduras y me consiguen niñas de 12 y 13 años, con las que tenemos grandes juergas, por así llamarlo.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Orgías?

Auditado (Radael): ¡Tremendas orgías! Lo que pasa es que cada vez me aburro más. Primero quería una para mí solo. Después no me alcanzaban dos, tres, cuatro, hasta cinco criaturas…hasta que conocí a Popea.

Popea es lo más grande… ¿Entonces, qué es lo que planifiqué? Matar a Agripina, y me salió mal. Me vino a visitar y después, cuando se iba para sus aposentos, en la barca, la hice hundir, pero la salvaron.

¿Entonces qué hice? Hablé con Grifus, que es uno de mis hombres de confianza. Y lo mandé a los aposentos de Agripina con la orden de acuchillarla y así lo hizo.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Cómo te sientes con respecto a este incidente?

Auditado (Radael): ¡Liberado totalmente, porque no la soportaba!

Auditor (Horacio Velmont): ¿Y por qué te produce dolor de cabeza?

Auditado (Radael): El dolor de cabeza me lo produce −me lo está produciendo en este momento− la injusticia, que no me dejan gozar… ¿Sabes que le regalé como obsequio de bodas a Popea?

Auditor (Horacio Velmont): No me lo imagino…

Auditado (Radael): ¡La cabeza de mi esposa anterior!

Auditor (Horacio Velmont): ¿Y cómo te siente con respecto a esto?

Auditado (Radael): Yo diría que bien… Lo que pasa es que a mí me hubiera gustado arreglar las cosas de otra manera, pero si se me oponen, ¿qué hago? Vamos a razonarlo… Quiero hacer algo, tengo el poder, y no me dejan… ¿Cómo se resuelve, entonces, una situación así? ¿Qué hago, renuncio al poder, me cambio de identidad, me voy a otra región, me voy a Grecia?... ¿Qué hago?

Si estas personas a mi me molestan, no sirven para nada. Es más fácil matarlas. ¿Qué voy a decir yo en mi contra, si fueron ellos los que me corrompieron? No, no es justificativo, pero…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Cómo se relaciona este incidente con el actual?

Auditado (Radael): Porque no me gustan las discusiones, no me gustan los desprecios, no me gusta el pasar inadvertido, no me gusta que me dejen de lado. Tal vez sea, no sé… A veces me siento disminuido, y esto lo reconozco como una falla mía, quizás engrámica… Me siento disminuido como emperador…

Se postran ante mí, hacen lo que yo quiero… ¿Entonces por qué tengo ese complejo? ¿Por qué siempre pienso como que buscan clavarme un puñal? Y sin embargo en la realidad no es así… Yo sé que hay gente que me quiere… Tengo algunos súbditos tan leales que darían su vida por mí.

Hice cosas importantes… Viajando un año al futuro de Nerón, estoy viendo como se termina mi obra... Me hice edificar un tremendo palacio. Después del incendio hubo ciento de personas trabajando… En aquel entonces no había tantos artistas como se pudiera creer, a pesar de que hablan de que era una Roma próspera. No había tantos artistas. Prácticamente no quedó nada.

Me hubiera gustado que ustedes pudieran ver cómo era la Roma después reconstruida. Eran una calles con un trazado tan perfecto, era una arquitectura tan excelente… Hice arcadas para que la gente se protegiera de la lluvia. La Roma antes del incendio no tiene nada que ver con lo que fue después…

¿Piensas que tienen realmente un rencor conmigo? ¡Cientos de personas me están aclamando en este momento, porque les he creado una ciudad colosal! ¡Es una ciudad deslumbrante!

Tal vez mi marginalidad, tal vez mi defecto de seguir creyéndome poca cosa, sea lo que me impulsó a levantar un “castillo”… ¿Por qué le digo castillo y no palacio? Porque los accesos están totalmente controlados como si fuera un fuerte. Entonces se parecía más a un castillo que a un palacio…

Auditor (Horacio Velmont): Bien, vamos ahora al incidente con tu madre cuando te sedujo para quitarle toda la carga que pudiera tener.

Auditado (Radael): Son épocas distintas, con una diferencia de 14 años… Cuando mi madre se mete en mi alcoba me acaricia, me abraza, yo me siento bien, me siento muy bien porque siento como que hay ternura, que hay amor, a pesar de que siempre se mostró como una persona fría y despiadada, como hizo con Claudio.

A Británico no lo soportaba, pero entiendo que no lo soportaba para protegerme a mí.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Qué hizo tu madre para seducirte?

Auditado (Radael): Me acariciaba, me besaba… Yo me sentía protegido, pero de repente me empezó a tocar en sitios no acostumbrados.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Cómo te sientes en este momento con respecto a eso?

Auditado (Radael): No me siento bien… Yo en ese momento tenía como una erección, y es como que sentí que empezaba a alcanzar el climax a través de las caricias. Y eso es algo que me causa horror…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Hubo penetración?

Auditado (Radael): En ese momento no. Pero llegué al climax y me puse a llorar. Y cuando le quise pedir una explicación estaba solo y no tuve ninguna explicación. Y al día siguiente estábamos todos reunidos en la “Gran mesa” y yo no quería levantar la vista de la vergüenza y estaban todos comiendo como si nada.

Obviamente nadie estaba al tanto, pero ella, al contrario, me observaba con una mirada condescendiente… A pesar de que por una parte estaba avergonzado, por la otra parte, paradójicamente, yo esperaba la noche siguiente para ver qué sucedería…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Y qué sucedió a la noche siguiente?

Auditado (Radael): Mi madre vino nuevamente y continuaron las caricias y luego se me sube y allí sí hubo penetración… Pero es una cosa que me resisto a recordar…

Auditor (Horacio Velmont): Pero igual vamos a repasar el incidente para eliminarle toda la carga que pudiera tener. Tú ya sabes que hay que “duplicar” el incidente, tal como sucedió, para que su carga se borre.

Auditado (Radael): Bueno… Me sentía totalmente gozoso… Ella me saca las sábanas, en ese momento se me pone a acariciar, me unta los pies y las piernas con un aceite de malva, alcanforado posiblemente porque hay un olor dulzón… Tal vez haya algo de incienso o mirra…

Yo me siento gozoso, después me saca las ropas íntimas, y yo me dejo hacer, porque yo me siento gozoso en ese momento.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Podrías haberte resistido de alguna manera en ese momento?

Auditado (Radael): Yo no quería resistirme… En ese momento quería el placer, pero… Y ahí está el problema, el “pero”, porque cuando yo llego al climax y me doy cuenta de lo que pasó, cuando ya razono, cuando ya mi mente analítica toma posesión…

¿Cuándo toma posesión de mí la mente analítica? Cuando llego al climax, porque después ya no tengo incentivación. Entonces mi mente analítica está completamente consternada…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Esta vez, entonces, fue con penetración y eyaculación adentro?

Auditado (Radael): Así es.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Hubo otras veces más?

Auditado (Radael): Sí, cuatro o cinco veces más.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Alguna de ellas tienen carga o en alguna de ellas te resististe?

Auditado (Radael): Todas fueron de la misma manera… En cada uno de los casos… En las últimas me habla. Parece como que ella quiere justificarse: “Esto lo hago por tu bien, porque tú tienes que tener control sobre la mujer”.

Sí, me resisto, porque en algún momento me quiere enseñar técnicas amatorias y yo no quiero. Yo lo único que hago es quedarme boca arriba y en todos los casos ella se sube, pero no hago técnicas amatorias. A eso me resisto. Entonces me las describe de palabra. De palabra me describe todas las técnicas amatorias habidas y por haber.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Siempre la iniciativa la tomó tu madre?

Auditado (Radael): Sí, en todos los casos. Yo fui siempre absolutamente pasivo.

Auditor (Horacio Velmont): ¿De esto proviene el odio contra tu madre?

Auditado (Radael): De eso y de muchas otras cosas más… Hubo mucho desprecio… El desprecio se produjo porque ella lo trataba a Claudio como si Claudio fuera un cretino, pero no sabe lo que es Claudio, el poder que tiene Claudio.

Cuando Claudio, que antes amaba a Mesalina, supo que ella se acostaba con un cónsul, lo mandó matar. Es decir que Claudio no era ningún tonto.

Auditor (Horacio Velmont): Bien… Vamos ahora al momento en que decides matar a tu madre, y dime lo que sientes.

Auditado (Radael): El odio de esa época de adolescente en la que fui seducido por mi madre se borró con el tiempo, pero aparece 14 años después otro odio mayor a causa de Popea. Mi madre me dice que es una locura el querer que yo tenga esponsales con Popea.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Qué sucede finalmente entre tú y Popea?

Auditado (Radael): Lo que dice la historia, nos casamos. Fuimos esposos. Yo le obsequié la cabeza de mi esposa anterior… Ahora que lo pienso, no sé si me quiso a mí, si quiso el poder… No sé lo que quiso… Me duele tremendamente la cabeza… Popea se me distancia, ya no tenía a mi madre, algunos que me eran fieles se me dieron vuelta, porque decían que yo estaba descontrolado…

Entonces es como que estoy solo. No tengo amor… Lo que pasa es que yo necesito de los demás, no puedo estar solo. No quiero que solamente se arrodillen diciendo: “Sí, excelencia…”. Me suena todo a falso… ¿Entonces qué hago?

Dos o tres años atrás salía de noche y me iba a ciertas bacanales, ciertas orgías… Ahora lo hago de día… Me hago traer gente a palacio, salgo, busco en aldeas. Cuando yo veo que en una aldea hay niñas que me gustan o pequeños mozalbetes…

Auditor (Horacio Velmont): ¿El amor con Popea se diluyó?

Auditado (Radael): No, ella es la que está distante… Entonces es como que disfruto seduciendo por allí. Y mira las relaciones paternales raras: los padres de esas criaturas no lloran, no se resisten a que yo me acueste en su propia casa con sus criaturas…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Pero saben que eres Nerón?

Auditado (Radael): ¡Claro que lo saben! Pero ellos esperan después las monedas de oro. Como yo no tengo problemas al respecto, después les tiro dos o tres monedas de oro, que capaz que en un año no las ganan… Entonces, al contrario, es como que la aldea elegida en ese momento está de fiesta.

¿Sabes lo que hacen? ¡Me convidan con cordero, con vinos… Obviamente, una vez que yo satisfago mis necesidades sexuales es como que esa gentuza me da náuseas y me voy, pero no sin antes dejarles unas monedas.

¿Pero dónde no puedo comprar a la gente? En el Senado… Después en Las Galias hay disconformidad… Hay disconformidad en muchos lados… Ahora veo que va pasando el tiempo y también veo que me quieren destituir…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Cómo fue tu muerte?

Auditado (Radael): Reúno el Consejo. De los diez Ancianos que convoco vienen cuatro. Primero iban a venir siete, pero tres se arrepintieron. Me dicen que la situación está ingobernable. Hicieron una especie de junta y decidieron mi destitución. Yo digo que tengo el poder y me responden que no, que el poder lo tiene el ejército.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Alguno te aconseja qué tienes que hacer?

Auditado (Radael): Sí, me aconseja que huya.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Qué edad tenías en esa época?

Auditado (Radael): Treinta y dos años.

Auditor (Horacio Velmont): ¿A qué edad mandaste matar a Agripina?

Auditado (Radael): Dos años atrás.

Auditor (Horacio Velmont): Está bien, continúa.

Auditado (Radael): No quiero escaparme. No tengo por qué escaparme. Les digo que yo hice muchas normas de seguridad para la ciudad... Un Anciano me agarra del brazo…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Cómo se llama?

Auditado (Radael): Dorius… y me dice que es la única alternativa que tengo. No me alecciona tanto como Séneca. Séneca me aleccionaba mucho más. Séneca tenía esa sabiduría, esa lealtad hacía mí… Tenía esa Luz... Era un espíritu de tal magnitud, de tal nivel… y no estaba conforme con lo que yo hacía. Séneca tenía mucho dinero, cofres de oro… Había gente…

Auditor (Horacio Velmont): Vamos al momento de tu muerte…

Auditado (Radael): Antes quiero seguir comentando lo de Séneca, porque para mí es muy doloroso…

Auditor (Horacio Velmont): Bien… Te escucho.

Auditado (Radael): Había gente del pueblo que lo adoraba por su sabiduría, pero le preguntaban sobre cómo era posible que siendo tan sabio, tan prudente, haya acumulado tanta riqueza y Séneca les respondía que un hombre puede tener riqueza y no ser esclavo de ella.

Auditor (Horacio Velmont): ¡Hermosas y sabias palabras!

Auditado (Radael): Y ésa es una frase que quedó para la posteridad. Pero después, cuando se desterró, mejor dicho se autodesterró…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Se autodesterró?

Auditado (Radael): Quiso tomar distancia… Es como que tenía vergüenza de mí. Entonces fue presionado por gente de mi entorno y se cortó las venas hasta desangrarse. Tenía 60 años… Séneca fue como un padre… Digamos mejor como un tío, un anciano asesor… Lo quería mucho… Creo que fue una de las personas que más quise.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Estás sintiendo en este momento el dolor por la muerte de Séneca?

Auditado (Radael): Sí, sí… Lo amaba espiritualmente, es decir, jamás con una pasión material, simplemente su enseñanza… Fue una de las pocas personas que llegó a retarme y que yo no haya tomado ninguna acción en su contra. Todo lo contrario. Me apoyaba mucho en él.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Tu homosexualidad era solamente activa?

Auditado (Radael): Así es.

Auditor (Horacio Velmont): Bien, vamos al momento de tu muerte.

Auditado (Radael): Los Ancianos me decían: “Ya estás perdido. Ni siquiera tenemos que hacerte caso porque ya estás destituido. Y la pena es la flagelación hasta la muerte”. Pero como había cuatro Ancianos que todavía me apreciaban, digámoslo así, me aconsejaron que huyera.

Finalmente me escapé con un criado a una hacienda en el campo, a kilómetros y kilómetros de distancia. Ppero había espías que me vigilaban y dieron mi paradero al Senado y le mandaron un mensaje a mi criado que decía: “Si no se mata lo vamos a torturar”.

Pero yo tenía miedo de matarme. Agarré un puñal, es un puñal largo, de más de 30 cm., y lo apoyé en mi garganta, pero no pude clavármelo. Entonces llamé a mi criado pidiéndole que me ayude.

Era un criado tan incondicional que nunca había tenido una relación con él, o sea era incondicional espiritualmente.

En ese momento pasan por mí situaciones que yo podía haber corregido… Se me fueron de las manos en los dos últimos años… Necesitaba a Séneca. Si hubiera estado Séneca esto no pasaba…

“¡Ayúdame”, le digo a mi criado. Entonces siento, en mi lado derecho, como que entra y entra, porque el que hace presión es mi criado y me atraviesa el corazón… Túnel, oscuridad, sopor… Siento como que si aún estuviera encarnado tendría ganas de dormir, ganas de desconectarme… Hay una paz tremenda en ese túnel… Rememoro los últimos segundos de mi vida como Nerón… No es que tenía cobardía, es como que me resistía a morir, porque era injusto… ¿Por qué me tenía que clavar el puñal?

Auditor (Horacio Velmont): ¿Se te consideró en el plano espiritual como que te habías suicidado?

Auditado (Radael): Sí, porque en realidad me suicidé. Lo único que hizo mi criado es apoyar sus manos amorosas sobre las mías y hacer presión hacia abajo. El puñal entró en diagonal por mi parte derecha y atravesó toda mi parte izquierda penetrando en el corazón.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Hubieras debido aceptar la tortura?

Auditado (Radael): ¿Por qué voy a sufrir más? Hubo otras personas que cometieron crímenes más horrendos y los han ahorcado… ¡La crucifixión no, eh!, porque he crucificado a muchos y vi cómo sufrían… Pero siempre pensé que eran muertes justas, es decir, ése era mi patrón de medida, mi manera.

De repente naces en determinada época, te crían de tal manera, te forman de tal modo, y entonces actúas en consecuencia… La vida es así… Veámoslo de la manera como yo estaba en ese momento. Era normal esa conducta, como era normal para la Italia la pesca, para la Grecia el comercio…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Cómo te sientes en estos momentos respecto a tu vida como Nerón? ¿Te sientes aliviado? ¿Hay algún incidente que debamos repasar para quitarle carga?

Auditado (Radael): Estoy enojado, y entiendo que “enojado” es mente reactiva… Estoy enojado con la Historia, porque me pinta de una manera horrorosa. Es muy raro que la Historia mencione las enormes obras arquitectónicas que hice en Roma. Gente de la clase campesina estaba en los últimos años míos con mucha prosperidad.

Yo no lo hacía quizás por beneficencia, sino para congraciarme con los campesinos, porque después yo iba de correrrías… ¿Me entiendes lo que quiero decir?

Auditor (Horacio Velmont): Perfectamente.

Auditado (Radael): Entonces yo iba con el carromato, siempre con una pequeña legión atrás, por las dudas, y a veces dábamos pequeñas propinas en las aldeas… ¡Me vitoreaban!

¿A quién se lo hicieron? ¿Acaso a Claudio? A Claudio no se lo hicieron. Y sin embargo en la Historia Claudio está mejor considerado que yo… ¿Por qué, por qué está mejor considerado Tito? Me ponen al nivel de Calígula. Dicen los historiadores que somos de la misma rama familiar… ¡Yo no tengo nada que ver con Calígula, nada absolutamente!

Auditor (Horacio Velmont): ¿Cómo te sientes con respecto a estos incidentes como Nerón? ¿Te sientes más aliviado?

Auditado (Radael): Me siento más aliviado… Yo creo que el Senado no me entendió. ¿Por qué no tuvieron la valentía, ya que estaban por tomar el control, de hacer una Junta Extraordinaria y decirme: “Excelencia, la situación es así, así y así…? Hay disconformidad en Las Galias, hay disconformidad en la periferia, se planea esto y esto, modérese un poco…”.

No, no hicieron esto. Es como que me dieron rienda suelta… Yo me desboqué, lo reconozco. Era normal, era mi vida. Es muy difícil juzgar eso. ¡Pero lo han hecho con Descartes, que era un espíritu de Luz! Lo han condenado a muerte… ¿Cómo me voy a crear un problema yo con que me condenen a muerte si también lo hicieron con Descartes era un ángel, era una entidad angélica.

No me preocupa eso, porque está bien… Por un lado, digo  “bueno, es lo que yo hice porque me criaron de esa manera, pero por el otro entiendo que tengo responsabilidad porque yo me tomé toda la cuerda que dieron…”.

Auditor (Horacio Velmont): Después que falleciste, dime en que nivel te encontraste…

Auditado (Radael): En el nivel 2.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Cómo hiciste para ascender al nivel 4?

Auditado (Radael): Porque en la última encarnación, anterior a ésta…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Cómo mormón?

Auditado (Radael): No, la posterior… Encarné inmediatamente…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Después de morir como mormón?

Auditado (Radael): Sí… Encarno, prácticamente sería a fines del Siglo XIX, en Boston… Estuve en una familia muy moderada, porque siempre mi vida desde pequeño fue para servir, para ayudar a los demás, y es como que tenía “flashes” de vidas anteriores, porque tenía el don de la videncia, el don del altruismo… Encarné como un ser de alto nivel físico…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Fue una muy buena encarnación?

Auditado (Radael): Así es.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Y como liberaste karma?

Auditado (Radael): Estaba en una escuela primaria, y como faltaban los maestros, yo era el encargado de dar las clases. Tenía una alta cultura. Me interesaba principalmente la parte religiosa exentas de dogmas… Enseñaba cómo amar, enseñaba cómo dar, tenía enorme cantidad de amigos…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Cuánto viviste en esa época?

Auditado (Radael): Cuando tenía entre 13 y 14 años de vida se produjo un tremendo incendio y salvé cerca de 60 vidas…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Justamente algunas de ellas eran vidas con las que tenías karma pendiente?

Auditado (Radael): ¡Tenía karmas pendientes con todas! Pero aparte no era el tiempo para que esas vidas desencarnaran. O sea que mi misión fue doble: salvé 60 vidas del incendio y, a su vez, cumplí con el karma pendiente.

Pero el mérito no fue salvar esas vidas, porque eso quizás sea una compensación karmática, sino porque durante toda esa corta vida di amor, di amor a mis hermanitos, di amor a mis padres, di amor a todos…

Auditor (Horacio Velmont): ¿A qué edad falleciste, entonces?

Auditado (Radael): A los 14 años, en el incendio…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Salvando gente?

Auditado (Radael): Así es… Sería para 1904 que fallecí. Mi vida fue desde 1890 a 1904.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Y eliminaste parte del karma pendiente y el que te queda lo estás eliminando en esta encarnación como Horacio Velmont?

Auditado (Radael): Por supuesto… Lo que pasa es que como Horacio Velmont corremos el riesgo de bajar de nuevo de nivel, porque no se está cumpliendo con las pautas.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Cuáles son esas pautas?

Auditado (Radael): Las pautas se sintetizan en “dar”. La mente reactiva que tienes como encarnada… En este momento me separo de los roles de la auditación, separo el 90 % del 10 %... Ese 10 % encarnado tiene una mente reactiva que la comparo con una caldera de una locomotora a vapor. Y esa caldera se alimenta con paladas de carbón. Es una mente reactiva que se vive retroalimentando…

Quizás ahora te limpies en un 90 %, entre las dos psicoauditaciones, pero no tengo una garantía de que esta mente reactiva encarnada no vuelva a cargar esa caldera.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Y tú puedes hacer algo desde tu plano?

Auditado (Radael): Sí, pero el libre albedrío no solamente pertenece a la parte espiritual, sino también a la parte física encarnada. Aunque somos la misma entidad, y esto es muy importante −y no se sí es una conclusión de Johnakan o una conclusión mía−, es como que a veces el 10 % encarnado se independiza de la parte desencarnada, del otro 90 %, y hace lo que quiere.Es como que no toma conciencia de su Yo Superior.

Auditor (Horacio Velmont): Radael, si te parece vamos a terminar la sesión de Psicoauditación porque quiero conversar unos minutos con Ron Hubbard. Pero antes vamos a ir a un incidente divertido, alegre o de felicidad plena, como para que se levante el ánimo del 10 % y del 90 %.

Auditado (Radael): El incidente de felicidad es el recuerdo de los 14 años de mi última encarnación. Mi nombra era Joseph Conrad Lewis. Fue quizás la encarnación de más Luz. Yo era el pequeño Joe, al que todos adoraban… Tenía algunas personas que me envidiaban, pero yo igual les ayudaba en sus tareas, no para “comprarlos”, no para que me quisieran… Tenía una despersonalización total en esa encarnación. Al final me hacía querer aun por los que en principio no me querían. Ésa es mi gratificación. Fue quizás la mejor encarnación…

Auditor (Horacio Velmont): Bien, aquí terminamos la sesión de auditación. Me despido y hasta la próxima.

Auditado (Radael): Hasta luego.

 

 

TERCERA PARTE

 

Interlocutor: ¿Es usted, Maestro?

Ron Hubbard: Nuevamente estoy contigo.

Interlocutor: Maestro, lo escucho, porque seguramente tendrá mucho para decirme.

Ron Hubbard: La auditación estuvo bien. Radael hizo hincapié en un punto que es muy importante. El espíritu, estando encarnado, es como que a veces la mente reactiva tiene el 99 % del control. Esto sucede en muchísimas personas.

Tenemos una segunda mente más oculta, la mente reactiva, que guarda los incidentes desagradables como si fuera un tacho de basura. Y no hay ninguna garantía de que si uno está limpio de engramas nunca volverá a tenerlos. No es así. Es como que uno tiene que vivir permanentemente en auditación, de la misma forma que uno tiene que respirar siempre.

Yo no puedo, estando encarnado, sea como Ronald Hubbard o como en cualquier encarnación anterior, aspirar oxígeno, como lo hace mi receptáculo, y que ese oxígeno me sirva por 70 años. Hay que aspirar continuamente para renovar ese oxígeno.

Entonces, la auditación tiene que ser, no digo permanente, sino por lo menos en forma periódica.

Interlocutor: Entiendo… ¿Cuánto habremos liberado de carga con estas dos psicoauditaciones?

Ron Hubbard: Se ha liberado, como conjeturó tu Thetán, una carga del 90 %, pero eso no es garantía de nada, porque quizás en siete días halla algún retroceso, quizás no, depende de la carga reactiva.

Es como que el ser encarnado, no importa el nivel en que esté, a veces está gozoso con esa carga. Esto sería importante analizarlo.

Interlocutor: Radael dijo que no estamos cumpliendo las pautas… ¿Qué faltaría, según su criterio?

Ron Hubbard: Habría que profundizarlo, pero hay cosas que no se terminan de realizar. Hay que darle prioridad a la mente analítica, ser menos emotivo, no confundir emoción con amor. El amor no necesita de la emoción. La emoción es reacción, y la reacción es impulso. La emoción no es amor.

Mucha gente encarnada se confunde. Confunde falta de emoción con falta de amor. Confunde falta de emoción con frialdad. Y con Johnakan siempre damos este ejemplo: los médicos de catástrofes no tienen que se emotivos, porque entonces no podrían operar.

Interlocutor: Maestro, antes de que se retire quería preguntarle si la aspirina, prohibida para la auditación común de la persona encarnada, afecta de alguna manera la Psicoauditación…

Ron Hubbard: No, en absoluto… Me retiro y les dejo mi abrazo espiritual.

Interlocutor: Hasta luego, Maestro, y gracias.

 

 

SESIÓN DEL 11/7/98

 

Médium: Jorge Olguín.

Interlocutor y Auditor: Horacio Velmont.

Entidades que se presentaron a dialogar: Jiddu Krishnamurti, Radael, Thetán de Horacio Velmont, y Ron Hubbard, fundador de Dianética y Cienciología.

Nota: En este caso se trata de “autopsicoauditación”, porque el propio auditor (Horacio Velmont) auditó a su propio Thetán (Radael).

 

 

PRIMERA PARTE

 

Interlocutor: ¿Quién se va a presentar?

Jiddu Krishnamurti: Tendría que haber un compendio llamado “las rarezas del ser humano”, porque el ser humano vive reactivándose… Mi nombre es Jiddu Krishnamurti…

Interlocutor: ¿El conocido Krishnamurti?

Jiddu Krishnamurti: Así es… He dado infinidad de conferencias, tratando de develar los misterios de la mente, los misterios del por qué de las grandes ambiciones del ser humano, del por qué a veces el ser humano tiende a la perfección y a punto de lograrlo retrocede.

Hay una explicación muy importante. Primero: Toda persona encarnada está expuesta, en un 100 %, a la mente reactiva. Segundo: El entorno indefectiblemente restimula la mente reactiva de la persona. Tercero: El ser humano encarnado, en todos los casos, acusa recibo de los ataques de otras mentes reactivas, restimulando a su vez su mente reactiva.

Interlocutor: Está muy claro lo que usted dice, Maestro.

Jiddu Krishnamurti: Es muy difícil que una persona encarnada se pueda mantener al margen de las distintas situaciones. Aun las mentes más lúcidas, aun las mentes un 99 % analíticas, pueden retroceder ante los embates del entorno.

Desgraciadamente, son muy pocas las personas que pueden mantenerse despersonalizadas ante ellos.

Por otro lado, las pocas personas encarnadas que se mantienen indemnes, y a duras penas, ante los ataques del entorno, de la índole que fueran, son aquellas que están en los planos 4 y 5 de vibración espiritual.

Hay cosas que no se deben hacer… Primero, en el caso particular mío no estoy encarnado; estoy en el plano 5 de vibración espiritual y actualmente estoy en misión en el plano 2.

Interlocutor: Si no me equivoco, usted en sus libros nunca mencionó la existencia de la mente reactiva y de los engramas… ¿Es cierto esto?

Jiddu Krishnamurti: Así es.

Interlocutor: ¿Pero es porque no lo sabía o porque no era su misión darla a conocer?

Jiddu Krishnamurti: No era mi misión en ese momento darla a conocer, puesto que dicha misión estaba encaminada a las conferencias que he dado a lo largo de mi vida como persona física.

Interlocutor: Hay alguna crítica que yo he leído por ahí, Maestro, dicho con todo respeto, sobre que en sus conferencias y en sus libros se fue como demasiado en psicología o algo así.

Jiddu Krishnamurti: Eso fue una mala interpretación. Lo que yo buscaba, y sigo buscando aún, es el entendimiento del espíritu por el espíritu mismo. El comportamiento, esa parte de ambición, esa parte de ego que todo ser humano posee, tratar de integrarla a un todo de amor, a un todo de compartir y muy pocas veces se puede lograr eso.

De todas maneras es muy importante aclarar esto y lo quiero decir antes de dejar paso a otras entidades… Primero: toda persona encarnada en misión debe tener su Thetán en los planos 4 y 5. Ejemplo: yo en este momento estoy en misión en el plano 2. La mayoría de los seres encarnados desconocían que los espíritus pueden estar en misión, no solamente encarnados sino en planos inferiores, mezclándose.

Interlocutor: ¿Usted de alguna manera está desdoblado, es decir, una parte de espíritu está en el plano 5 y el otro porcentaje en el plano 2?

Jiddu Krishnamurti: Es muy difícil de explicar. Todo ser humano encarnado, como ustedes saben, tiene un 10 % de su espíritu encarnado dentro de esa cáscara que es el cuerpo físico.

Recordemos que en cada plano superior la vibración es más sutil. Para nosotros, una vibración 2 o una vibración 3 es casi tan densa como el plano físico 1.

Interlocutor: Entiendo la idea…

Jiddu Krishnamurti: Para ser entendido, la palabra “carne” pertenece exclusivamente al plano físico, así que la palabra “encarnado” no tendría sentido hablando en términos del espíritu y de los planos espirituales. Pero es como que estoy no encarnado sino “representado” en el plano 2 en una forma camuflada, y hay un 10 % mío en el plano 2, como si fuera una encarnación.

Interlocutor: El concepto está clarísimo…¿Se podría expresar simbólicamente que usted, espíritu del plano 5, “encarnó” −expresado entre comillas, ya que en realidad sólo se encarna en el plano físico−, en misión en el plano 2?

Jiddu Krishnamurti: Sí, con esa aclaración es correcto. Los espíritu del plano 2 creen que soy del plano 2…

Interlocutor: Esto está bien claro… ahora quería preguntarle si era cierto, como se decía en algunos círculos esotéricos, que usted sería el nuevo Mesías…

Jiddu Krishnamurti: Es muy audaz, muy riesgoso, de mi parte admitir algo así. Sé que hubo gente de mi entorno que consideraba que mis mensajes estaban adelantados a la época, como anteriormente los de Jesús de Nazareth.

Humildemente creo haber transmitido muchas cosas, quizás algunas no tan concretas, y otras sí. Mi parte física dejó mucho que desear. Durante más de 30 años de mi vida encarnada he sufrido de tremendos dolores de cabeza. He estudiado de alguna manera mi inconsciente, descubriendo que no traía traumas o problemas, puesto que yo había venido en misión, y las pocas adversidades que pude haber pasado en mi niñez fueron nimiedades, cosas sin importancia.

Por lo tanto, los dolores de cabeza eran físicos, reales, por un problema evidentemente de circulación cerebral y nada más. Durante años enteros se me iban y luego durante años enteros volvían…

Hasta el último día de encarnado no he podido vencer esos dolores… A veces me despertaba a altas horas de la madrugada gritando…

Interlocutor: ¿Tiene alguna teoría en concreto sobre el origen de esos dolores?

Jiddu Krishnamurti: No tengo una teoría en este momento. Tendría que investigar más sobre el tema… Tampoco hace mucho que desencarné… Muy posiblemente hayan intervenido entidades del Error que trataron de atacarme psíquicamente para no dejarme pensar. Lo digo porque da la casualidad que yo buscaba una verdad, trataba de cambiar un paradigma de la Psicología, trataba de dar una nueva ley de la Psicología, y eso no lo pude dar en vida…

Si lo hubiera podido hacer hubiera cambiado todas las leyes de la Psicología, hubiera sido algo más parecido a lo Transpersonal, que otros autores han desarrollado.

En el momento en que estaba por llegar a esa lucecita de verdad, me invadían dolores tan impresionantes que a veces hasta caía de rodillas abrumado por el sufrimiento…

Interlocutor: ¿No podría haber ocurrido, Maestro, que esas entidades del Error estuvieran haciendo justamente hincapié en algún engrama específico? También es posible que esa mala circulación a la que usted se refirió como probable causa se debiera a algún engrama de la niñez…

Jiddu Krishnamurti: Desencarnado, he recorrido con la memoria del archivo universal −el Archivo Akáshico−, toda la niñez de mi última encarnación y no hay un hecho de esa naturaleza.

Evidentemente no hubo lo que ahora se llama un engrama. No lo hubo. Yo lo atribuyo más bien a ataques psíquicos, que me impidieron desarrollar esa nueva instancia espiritual para cambiar el Psicoanálisis actual.

Por otra lado, debo advertir que hubo muchas entidades que estaban en misión en el plano 2, que luego pidieron encarnar, y hubo como una especie de transmutación, un 10 % al plano 2, un 90 % al plano 5.

Luego, no es que pasó un 10 % al plano 1 y un 90 % al plano 5. Como yo estaba en semimisión en el plano 2, quedó un 80 % en el plano 5, un 10 % en el plano 2 y un 10 % en el plano 1… ¿Se entiende?

Interlocutor: Perfectamente.

Jiddu Krishnamurti: Cuando ese espíritu viene en misión al plano 1 está tan desestabilizado, por esa parte que le toca vivir en el plano 2, que empieza a cometer error tras error en el plano 1, y su espíritu decrece en intensidad lumínica y desciende al plano 4 y luego al plano 3.

Interlocutor: Entiendo…

Jiddu Krishnamurti: Es decir que es muy difícil, hasta para el más elevado de los espíritus de Luz, mantenerse en doble misión, en los planos 1 y 2. Por lo tanto, no lo recomiendo.

Estoy dando lo que en la Tierra se llamaría “cátedra”, porque muchos espíritus de Luz pueden equivocarse en su elección.

El hecho de que tengan sabiduría no significa que no sean falibles. A veces tenemos la costumbre de pensar que todo lo que tenemos encima nuestro es inmutable, es infalible, y no es así.

Como para terminar quiero hablar de la parte encarnada de Radael y también de su parte desencarnada.

Es muy difícil, a veces, lograr una mente límpida. Es muy difícil lograr un esclarecimiento total de las ideas, porque se ha constatado que hasta personas encarnadas cuyo Thetán está en el 5º nivel de vibración espiritual, llegan a reactivar su mente a tal punto que crean conflictos en su entorno.

Eso es inevitable mientras la persona tenga un entorno. No estoy haciendo ningún tipo de apología y amo que cada persona pueda tener su familia. Pero es muy difícil hacer una misión encarnado con un entorno.

Interlocutor: ¿Usted se refiere a un entorno negativo?

Jiddu Krishnamurti: Me refiero a un entorno de la índole que fuera. En mi parte encarnada traté de excluirme de la mayor cantidad de entorno posible y eso es universalmente conocido.

Voy a dar el ejemplo del Maestro Jesús que les dejó a sus seguidores: “Queréis conocer el Reino de los Cielos? ¡Dejad todo sin mirar atrás!”.

En ese momento parecía ser una frase muy cruel, puesto que separaba a sus seguidores de sus familias. Sin embargo, esto no ha sido así en un alto porcentaje, puesto que Pedro tenía su familia, aunque prácticamente estaba muy poco tiempo con ella. La mayor parte del tiempo estaba con el Maestro.

Interlocutor: ¿Pero no hay karma que cumplir con la familia también?

Jiddu Krishnamurti: De todas maneras, la misión es más importante que cualquier karma particular. Esto lo aclara muy bien el Budismo Mahayana, donde explican que el Bodhisatva −o sea aquel que voluntariamente detiene su evolución cuando llega a un escalón por debajo de Buda−, puede ser tan o más meritorio que el Buda mismo, puesto que sacrifica su propia santidad para el servicio del prójimo

Cuando están por llegar al camino de la Luz dejan ese camino para Servicio. Eso es más altruista, es más venerable que la santidad misma.

Interlocutor: Está claro…

Jiddu Krishnamurti: Entonces, a veces resulta válido dejar una familia sin la ayuda necesaria para que pueda elevar su karma negativo, cuando ese alejamiento se hace en pos de una misión que eleve a miles de personas y no sólo a unas pocas.

Esto es muy difícil de entender para las mentes pequeñas y estrechas…

Tengan en cuenta que el propio hermano Johnakan, en la encarnación de Juan Zebedeo, no fundó familia, estuvo siempre en Servicio…

¿Sabías que el creador, prácticamente, de la hiperventilación?

Interlocutor: ¿La hiperventilación?

Jiddu Krishnamurti: En aquel entonces era muy común que ciertos griegos y algunos nómades del desierto cosecharan determinadas plantas alucinógenas y en grandes reuniones las brindaban, tanto en fumatas o infusiones de hierbas con agua caliente, para crear un estado de conciencia alterada donde la persona podía ver más allá.

Interlocutor: ¡Qué interesante!

Jiddu Krishnamurti: Juan Zebedeo ha probado bastante de eso, pero ya siendo mayor, a la edad de 60 años, que era bastante para esa época… Empezó a trabajar en una noche de mucha fiebre, empezó a tener visiones y luego, una vez curado, también con distintas hierbas ha experimentado ese estado alterando su funcionamiento respiratorio, acelerándolo y oxigenando tanto su mente que llegó a perder el sentido ordinario de la visión.

Interlocutor: ¿Pero no era peligroso eso?

Jiddu Krishnamurti: Era peligroso puesto que no estaba asistido… Eso lo hizo en una cueva, en Patmos, que es donde tuvo la visión apocalíptica, que no fue entendida hasta el día de hoy.

Incluso desmitifico lo que muchos dicen que el Apocalipsis fue escrito por discípulos del propio Juan Zebedeo, porque no fue así.

Interlocutor: ¿Tiene alguna relación con el LSD, es decir, el ácido lisérgico?

Jiddu Krishnamurti: El LSD altera de la misma manera que esas hierbas de hace 2000 años atrás de las que hablo, con la diferencia de que el ácido, como es un producto químico, puede dejar secuelas irreversibles para la mente humana.

Entonces, no es algo recomendable como para usarlo en forma cotidiana. Puede ser utilizado un par de veces como experimento, pero nada más.

Interlocutor: Entiendo.

Jiddu Krishnamurti: Es lo mismo que la persona que fuma un cigarrillo de marihuana… Está bien, puede llegar a un estado alterado de conciencia, pero si esa persona se hace habitué de esa fumata, puede llegar a perder neuronas y el sentido de la inteligencia encarnada.

Interlocutor: En mi caso, que no tengo videncia, ¿la razón es que nací con algún bloqueo en este sentido por alguna razón especial o hay un engrama que la está impidiendo?

Jiddu Krishnamurti: Nadie nace con ningún don bloqueado. Simplemente sucede que a veces, en determinada encarnación, no se terminó de desarrollar, y si no se terminó de desarrollar es por algún motivo en especial. Siempre es o bien para dejar paso a otro terapeuta que lo haga o bien porque uno pone todas sus fuerzas en un un aspecto distinto.  

Es decir que no hay una explicación retorcida. La explicación es muy simple. Si en determinada encarnación no puedo desarrollar tal don es para desarrollar otro.

Interlocutor: Entendí perfectamente el punto.

Jiddu Krishnamurti: Y por último deseo aclarar algo muy importante… A veces decidimos encarnar en determinado entorno para aprender determinadas lecciones kármicas que tenemos pendientes, o bien porque en ese entorno hay demasiados conflictos y entonces es un ámbito propicio para aprender y evolucionar.

Pero muchas veces, aun estando en el 4º ó 5º nivel espiritual, “el ojo abarca más que los brazos”. Esto es una frase muy metafórica porque en nuestro plano no hay brazos ni ojos, pero quiero que se entienda el significado.

Me refiero a que a veces las decisiones se nos van de la mano. Quizás encarnemos en un entorno donde pensamos que podemos aprender, y la verdad es que aprendemos, porque el sabio aprende hasta con los conflictos, pero muchas veces ese conflicto, que desde el plano 5º se veía de una forma, quizás benigna, una vez encarnado resulta peor de lo imaginado.

Interlocutor: ¿Puede ser que algo así me haya sucedido con la encarnación de Nerón, donde incluso no estaba previsto que yo fuera emperador?

Jiddu Krishnamurti: Así es, te ha ocurrido con la encarnación de Nerón e incluso con otras encarnaciones posteriores. Y no sólo te ha pasado en encarnaciones anteriores sino también te está sucediendo en ésta. Pero lo estás solucionando a pesar de los muchos tropiezos que has tenido. Y no solamente tú, mi receptáculo también.

Interlocutor: No me cabe ninguna duda.

Jiddu Krishnamurti: Los voy a dejar porque otro hermano va a comunicarse… Les mando toda mi Luz.

Interlocutor: Hasta luego, Maestro, y gracias… ¿Quién se va a comunicar ahora?

Johnakan Ur-el: Soy Johnakan Ur-el… Quiero ratificar los conceptos de mi hermano Siddu, con el cual tenemos una gran resonancia, una resonancia casi tan importante como la que tengo con el Maestro Jesús. Siddu es como un hermano para mí y hemos intercambiado en nuestro plano muchos conceptos…

Muchas veces, estando en el plano 5, he orientado al Maestro Siddu que estaba en el plano 2, y muchas veces estando yo encarnado en el plano 1 he recibido asistencia espiritual de él estando en el plano 5. Nuestros Thetanes a veces se entrecruzan para asistirnos.

Pero debo confirmar, lamentablemente, que a veces, aun eligiendo nosotros desde nuestro plano espiritual dónde encarnar, cómo encarnar y en qué familia encarnar, a veces desde “arriba” se ve mucho más sencillo, y una vez encarnados esa sencillez se transforma en un problema y la misma encarnación puede desestabilizarnos.

Sería muy egoísta de mi parte transmitir un mensaje de desarraigo, pero también sería hipócrita de mi parte desconocer que la mayoría de las personas que han tenido éxito en una misión terrenal lo han hecho sin una conexión afectiva, tanto de pareja como de hijos…

No estoy fomentando ningún tipo de desarraigo, reitero, pero fíjense que tanto mi hermano Siddu como la Madre Teresa, y otras entidades en la antigüedad, han estado desarraigados de afectos, de afectos sanguíneos, de afectos directamente de pareja, de afectos de entorno directo… La mayoría de las personas estaban descomprometidas con esos afectos directos porque tenía un compromiso mayor.

Interlocutor: Entiendo…

Johnakan Ur-el: Y esto es necesario que se lo transcriba bien: a veces se sacrifican los lazos afectivos íntimos en pos de los lazos afectivos universales. De nada me sirve a mí tener un lazo afectivo con una familia de cinco individuos si me encierro con ellos y no doy un mensaje a diez mil o más personas.

Esto es muy importante entenderlo correctamente porque no estoy fomentando ningún tipo de egoísmo, no estoy fomentando ningún tipo de desarraigo, simplemente estoy haciendo notar un hecho. Si no lo hiciera notar, sabiéndolo, sería una hipocresía de mi parte.

Vuelvo a reiterar, entonces, para que no haya ningún malentendido, que aquí no se está fomentando ningún desarraigo, no se está haciendo la apología de ningún tipo de separación matrimonial a ninguna persona del universo terrenal.

Simplemente se está diciendo que en muchos casos los lazos afectivos, en lugar de obrar en pos del universalismo obran en pos del egoísmo.

Interlocutor: Creo que el Maestro Jesús quiso significar algo parecido cuando dijo que quien no aborrecía a su padre y a su madre y a su hermano no podría ser su discípulo…

Johnakan Ur-el: Claro, pero la palabra no era “aborrece”… Yo lo escuché a mi Maestro, porque estaba con él cuando hizo esa mención... Él se refirió a quien no se desata de esos lazos afectivos… Ésta fue la expresión  vertida. Eso no significa dejar de amar a la madre, dejar de amar al padre, dejar de amar al hermano. Significa amarlos, pero que ese amor personal no sea traba ni impida el amor impersonal a todos, que es el amor que verdaderamente vale.

En algunas circunstancias −y eso ya lo mencionó el Maestro Jesús y también yo lo he hecho notar en varias ocasiones−, el Maestro estaba como… La palabra no sería “resentido”, porque eso hablaría de mente reactiva, pero estaba como molesto con su madre terrenal porque ella, en un pequeño egoísmo, no quería que el hijo tuviera esa misión y reiteradamente le decía: “Hijo, vas a terminar colgado, quemado o crucificado”.

−Madre −le respondía Jesús, es necesario que yo complete mi misión.

Y en un momento determinado, cuando el Maestro estaba dando un discurso y yo lo alentaba, la madre y sus hermanos lo vinieron a buscar y entonces él les dice: “Ésta es mi madre, éstos son mis hermanos, aquellos que escuchan la palabra del Padre”.

Esto está traducido literalmente. Lo que sucede es que no se sabe lo anterior. Él necesitaba desarraigarse de los lazos familiares para poder transmitir la Palabra sin ningún tipo de interferencia.

Interlocutor: ¿La palabra exacta sería “desapego”?

Johnakan Ur-el: ¡Por supuesto! Esa palabra desapego después la utilizó otra alma en resonancia que está con nosotros, con el Maestro Jesús y conmigo, que es la del hermano Siddu. El hermano Siddu Krishnamurti vibra en resonancia con nosotros.

Simplemente quería decir esto. Los dejo con mis bendiciones.

Interlocutor: Te agradezco las explicaciones. Como ya sabes, tus palabras están grabadas y oportunamente las transcribiré y las difundiré. Hasta luego.

 

 

SEGUNDA PARTE

 

Auditor (Horacio Velmont): ¿Ya estás incorporado, Radael?

Auditado (Radael): Aquí estoy nuevamente listo para la Psicoauditación.

Auditor (Horacio Velmont): Como ya sabes, hay como un 90 % de eliminación de engramas, lo cual es bastante para sólo un par de sesiones. Para no perder tiempo en lo poco que queda de sesión vamos directamente a algún incidente que aún te provoca molestias.

Auditado (Radael): Si yo tuviera que hablar de momentos que me han molestado,  volvería a la época en que estuve encarnado como Nerón…

Todavía no termino de asimilar el por qué tuve que sacrificarme, el por qué tuve que hacer que mi criado empuñara ese cuchillo y lo clavara en el cuello hacia mi corazón.

Me retuerzo y me retuerzo, y me parece como que he desencarnado demasiado joven, a los 32 años.

Auditor (Horacio Velmont): Vamos a ir a ese incidente…

Auditado (Radael): ¡Tenía un miedo ancestral, respiración fría, un sudor helado, sabiendo que en cualquier momento iban a llegar los soldados para apresarme y luego lacerarme hasta la muerte! Y me pregunto aún por qué tenía que sufrir así. Y es una cosa que no puedo asimilar. Y de repente hay una daga, que fue puesta a propósito.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Tu criado está actualmente encarnado?

Auditado (Radael): Sí, está…. Mi criado es un amor…

Auditor (Horacio Velmont): ¿En mi entorno?

Auditado (Radael): Está encarnado en tu entorno, aunque no en el mismo sexo. Pero eso no hace a la cuestión. No tiene una relación directa.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Pero tú mimo le pediste a él que te clave la daga?

Auditado (Radael): Así es, y mientras lo estaba haciendo lloraba, lloraba con una autenticidad única, porque era como de los pocos incondicionales.

Los soldados eran incondicionales en tanto y en cuanto recibieran sus monedas. Pero este criado era como que sentía por mí un aprecio, no físico, porque algunos podían desearme físicamente, otros podían desear títulos que yo les diera, pero esta hermosa alma no.

Auditor (Horacio Velmont): Dime exactamente cómo fue la penetración de la daga, lo que sentiste hasta que desencarnaste.

Auditado (Radael): Fue prácticamente entre el cuello y la hendidura de los huesos del lado derecho de mi cuello.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Él sabía cómo hacerlo o fue intuición?

Auditado (Radael): Fue intuición. Aparte, yo lo he guiado. En un momento dado le hago tomar con sus dos manos la empuñadura de la daga y yo, sobre la parte de arriba de la daga apoyo mis manos sobre la de él, primero la izquierda y luego la derecha y prácticamente soy yo el que empujo.

Auditor (Horacio Velmont): Dime exactamente lo que sentiste.

Auditado (Radael): ¡Pinchazo!

Auditor (Horacio Velmont): ¿En qué lugar?

Auditado (Radael): En el cuello, y luego un frío que me recorría el cuerpo… Sería la daga o sería la muerte… Luego, penumbras…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Sentiste la daga cuando te tocó el corazón?

Auditado (Radael): No, no la he sentido… Sentí algo frío que me recorría el cuerpo, y eso es como que me trajo un malestar tremendo…

Auditor (Horacio Velmont): ¡Pero si la daga tenía 30 cm tiene que haber llegado al corazón!

Auditado (Radael): Por supuesto que sí.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Cuánto tardaste en morir”

Auditado (Radael): Segundos…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Segundos nada más?

Auditado (Radael): Sí, pero me sentía muy mal. Luego sobrevino una laxitud, me sentía como flotar…luz, penumbras, un montón de voces, burlas, risas, carcajadas, chanzas… Entonces me alejo a la velocidad del pensamiento, me alejo, me alejo de esas luces…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Quiénes eran los que se burlaban?

Auditado (Radael): Eras espíritus que se acercaban a reírse de mí, incluso seres a los que yo había ejecutado, querían torturarme a través de la burla… Algunos querían dominarme telepáticamente… Me alejé, me alejé, me alejé…

Auditor (Horacio Velmont): Es decir que pudiste alejarte…

Auditado (Radael): Sí, lo pude hacer… Después vi una fuente de luz y en ese momento es como que lloraba, pero no como si estuviera encarnado a nivel físico… Creo que tenía una congoja tremenda, porque no era mi tiempo de morir, quería todavía seguir estando encarnado… En ese momento sentí una calma tremenda, pero a su vez tenía una congoja tremenda. Por un lado, la calma de estar en un plano donde no había molestias físicas…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Qué plano era?

Auditado (Radael): Era el plano 2… Y por le otro, la congoja de la injusticia, porque no me dieron la posibilidad de poder reparar algunas cosas…

Auditor (Horacio Velmont): ¿En algún momento viste toda tu vida como Nerón en una pantalla?

Auditado (Radael): Así es… ¡La hubiera querido vivir de nuevo! Fui muy esclavo, la vida física se me fue de las manos… Fui muy esclavo de los deseos pasionales. Entre mi madre, que de alguna manera me creó un engrama muy grande… No me molesta en la actualidad esto, porque tuve vidas posteriores en las cuales he vivido cosas nuevas, como en la de Breder, donde odié tremendamente a esa mujer con la que conviví. Fue algo tremendo lo que me ha pasado.

El recordarme de ella solamente hacía que a mi parte física le doliera la cabeza…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Cómo te sientes en este momento con respecto a tu suicidio como Nerón?

Auditado (Radael): Entiendo que no tenía escapatoria…

Auditor (Horacio Velmont): Después de tu desencarnación como Nerón, en los planos espirituales se te consideró que te habías suicidado? Lo pregunto para saber si tu suicidio fue un hecho trascendente o intrascendente en tu evolución.

Auditado (Radael): Muchos dijeron, y he recibido mensaje de los planos superiores, que tenía alternativas, porque tuve el tiempo necesario para escapar, y que no escapé porque tenía que haber cambiado de identidad y vivido como un labrador. Y tenía una cobardía tremenda de no poder sobrevivir.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Se podría decir que en realidad elegiste lo más cómodo al suicidarte?

Auditado (Radael): Así es.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Tuviste alguna sanción en el plano 2, de alguna manera?

Auditado (Radael): Sí, la sanción de convivir muchos momentos y momentos, que no los puedo traducir en años, con gente a la cual yo he sacrificado… Era enorme el sufrimiento del plano 2… Congojas, durante lo que aquí se llaman años, y años, sufriendo. Y como paradoja, el único ser que me alentaba y que me daba fuerzas para no pulverizarme como espíritu era Séneca, que estaba en el plano 4, quien fue mi Maestro en mi encarnación como Nerón, a quien yo he hecho sacrificar, porque prácticamente yo lo obligué a matarse…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Cómo se mató?

Auditado (Radael): Se abrió las venas con un cuchillo. Prácticamente lo he obligado por las tremendas persecuciones. Lo odiaba por celos. Es como que prácticamente he tenido una tremenda lucha con Popea estando encarnado. Ella me ha querido agredir como diciéndome que yo era un títere… Aparte, la he descubierto acostada con dos soldados. A esos soldados los mandé ejecutar… A ella prácticamente la levanté en vilo, agarre una lámpara y se la partí en la cabeza… La he golpeado tanto, la he pateado tanto en el piso hasta matarla…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Así murió Popea?

Auditado (Radael): Así es… Pero me ha sacado de las casillas… Yo, después, al verla muerta he llorado tremendamente porque la adoraba. Pero ella, que tanto me adoraba cuando salíamos, y que prácticamente me pidió la cabeza de mi ex esposa…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Ella te lo pidió?

Auditado (Radael): ¡Claro! Y entonces me di cuenta que era cruel, tan cruel como la contemporánea Salomé…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Está encarnada actualmente Popea?

Auditado (Radael): Sí, está encarnada.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Dentro de mi entorno?

Auditado (Radael): Así es.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Puedo saber quién es?

Auditado (Radael): Son toda gente de tu entorno, tanto Agripina, Popea, el sirviente…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Puede saber qué nombre tenía tu sirviente?

Auditado (Radael): Se llamaba Nexus.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Puedo saber quiénes son actualmente?

Auditado (Radael): No me permiten decirlo de los planos superiores…

Auditor (Horacio Velmont): ¿De ninguno?

Auditado (Radael): No…

Auditor (Horacio Velmont): Está bien, respeto esa decisión porque ellos saben mejor que yo lo que conviene…

Auditado (Radael): La razón es que si no estás preparado para saberlo es como que puede causar más reactivación, por un sentimiento de culpa o de revancha, no por otra cosa. Y actualmente las personas encarnadas no tienen nada que ver con quienes fueron en vidas pasadas del entorno de Nerón.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Nada que ver?

Auditado (Radael): Cuando dije “nada que ver” me estoy refiriendo en cuanto a crueldad, son personas completamente distintas, amables, generosas, pero uno, en su tontería, estando encarnado, puede tener un rencor encubierto diciendo −voy a hablar en idioma terrestre−: “¿Por qué fulanito está conmigo si en una vida anterior me hizo tal cosa y tal cosa?” Y uno puede generar un odio inconsciente hacia esa persona y eso causaría no una evolución sino un retroceso.

Auditor (Horacio Velmont): Está perfectamente claro… ¿Cómo te sientes en este momento con respecto a Popea y su muerte?

Auditado (Radael): Me es casi indiferente. Esa situación ya está superada. Simplemente en ese momento yo hice una exposición del odio que sentía porque, bueno, lo volvía a evocar y recordé todo ese odio, pero no me molesta, como tampoco me molesta mi esposa siendo Breder… En este momento es como que todo eso ya pasó…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Y la muerte tuya como Nerón?

Auditado (Radael): No me molesta… Era una cosa que tenía que ser.

Auditor (Horacio Velmont): Vamos a repasar tu encarnación como verdugo…

Auditado (Radael): Fue la del físico más impresionante, medía como dos metros y tenía un cuerpo todo peludo… Era gigantesco, tenía unos pectorales que parecía una estatua…

Auditor (Horacio Velmont): ¿De que lugar y fecha estamos hablando?

Auditado (Radael): De Francia, hacia el siglo XV aproximadamente.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Cómo fue que llegaste a ser verdugo?

Auditado (Radael): Porque mi padre era carcelero en el calabozo del castillo y prácticamente no vi otra salida… Yo viví allí desde pequeño. Mi madre murió de una enfermedad como tisis o tuberculosis cuando yo era apenas un niño, quizás de cinco años.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Para ser verdugo te pagaron más?

Auditado (Radael): Sí, me pagaron más… Guardo de mi niñez momentos ingratos… Prácticamente, tanto mi padre como mi madre y yo vivimos todo el tiempo en prisión…

Auditor (Horacio Velmont): Obviamente, no como presos…

Auditado (Radael): Claro, vivíamos como personas pagas… Al morir mi madre, fue mi padre quien me crió.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Tú te dedicabas a ejecutar personas?

Auditado (Radael): Exacto… Cuando yo tenía 25 años mi padre falleció, y me preguntaron si yo quería ser carcelero como él y dije que no, porque siempre me gustaron los aparatos de tortura, y aparte es como que quería tener el favoritismo del marqués.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Tu padre también torturaba?

Auditado (Radael): No, él era carcelero.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Tú ejecutaste personas

Auditado (Radael):Sí, lo he hecho.

Auditor (Horacio Velmont): ¿De qué forma?

Auditado (Radael): Torturaba a las personas antes de ejecutarlas.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Cómo las ejecutabas?

Auditado (Radael): Con un aparato similar a la rueda, donde las personas eran estiradas…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Algunos resistieron la tortura y no confesaron?

Auditado (Radael): Muchos… Lo que ocurría es que a mi me interesaba, por medio de las torturas que yo hacía, ganarme la confianza tanto del marqués como de los nobles de los condados vecinos.

Era el ganar mérito, era un trabajo muy bien pago… Era la astucia de nunca traicionar a los que depositaban su fe en mí. Era no solamente el ganar puntos, sino también un reaseguro de vida, porque en aquella época cada uno se tenía que cuidar sus propias espaldas, porque cuando empezaban a dudar de uno, siempre lo mandaban ejecutar.

Muchas personas, que eran gente de confianza, amanecían un día tirados en el bosque con una flecha en el cuello.

Auditor (Horacio Velmont): ¿A qué edad moriste como verdugo?

Auditado (Radael): A los 52 años.

Auditor (Horacio Velmont): ¿De muerte natural?

Auditado (Radael): Fallecí de una enfermedad en los riñones, cuyo nombre era desconocido en aquella época, así como también su origen. Ahora se sabe más y es probable que se haya debido a los grandes fríos del calabozo.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Te casaste?

Auditado (Radael): No, no me casé… Me traían mujeres o directamente yo abusaba de las mujeres presas y los amos hacían la vista gorda.

Auditor (Horacio Velmont): Vamos a ir a uno de esos actos tuyos como verdugo que más carga tenga.

Auditado (Radael): Todos tienen carga, en realidad… Cuando yo estiraba a veces había personas que llegaban a descoyuntarse y no confesaban nada. Inconscientemente es como que yo sufría, pero primaba más el deseo de ganar puntos. A veces aparecía mi parte humana y les decía: “Jack, por favor, habla. Es mi trabajo”…

Sentí como que en ese momento me escupían la cara y eso me daba tanta indignación que los golpeaba y les daba cachetazos… Ellos no podían defenderse porque estaban completamente atados, encadenados. Pero así y todo, con la dignidad que tenían, me escupían.

Entonces les decía: “¡Imbéciles, cómo me pueden escupir si les estoy diciendo que hablen para evitar la tortura!”.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Torturabas igual al que hablaba?

Auditado (Radael): No, al que hablaba, no. Yo tenía una daga muy pequeña, en realidad no era una daga sino una especie de estilete que con ella le atravesaba 5 cm el corazón y luego sacaba la daga, la limpiaba con una gasa y el sangrado casi no existía y les hacía creer a mis amos como que había muerto de un ataque cardíaco. Yo les pinchaba el corazón, era una muerte prácticamente indolora.

O sea que muchas veces he hecho muertes piadosas a las personas que confesaban.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Cómo te sientes con respecto a tu vida como verdugo? Me refiero a si hay algún otro incidente, que no sea en tu carácter de verdugo, que tenga alguna carga para liberar.

Auditado (Radael): No, en esa encarnación las cargas están en la tortura. Y el hecho de hacer las muertes piadosas cuando confesaban eran mi justificativo…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Por elegiste esa encarnación?

Auditado (Radael): No sé cómo explicarlo… Yo elegí esa encarnación para conocer de alguna manera ese mundo, y creo que no me fue bien, pues he salido con más karma de los que tenía cuando entré… Las muertes piadosas no dejaban de ser muertes…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Al desencarnar regresaste otra vez al plano 2?

Auditado (Radael): Así es.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Y te encontraste otra vez con los espíritus de quienes torturaste y mataste?

Auditado (Radael): Claro, pero ya no tenía esa debilidad espiritual de Nerón, ya era fuerte, es decir que se reían pero yo los dominaba porque espiritualmente era más fuerte que ellos.

Auditor (Horacio Velmont): Obviamente tú no encarnaste con la idea de ser verdugo…

Auditado (Radael): En realidad no, porque la misión era poder aliviar, de alguna manera, las cargas de los presos, pero una vez encarnado elegí el camino más fácil.

Tenía un sacerdote que me podía haber instruido en la Liturgia y en un montón de cosas, y haber sido después un sacerdote confesor de los condenados a muerte, pero preferí seguir la carrera de mi padre, aunque no como carcelero sino como verdugo… Esa encarnación también se me fue de la mano…

Auditor (Horacio Velmont): Vamos a ir al caso de tortura que más te haya afectado, para quitarle toda la carga.

Auditado (Radael): Es el de una mujer que estaba embarazada. Lo que ocurre es que esta circunstancia yo la desconocía.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Cómo fue?

Auditado (Radael): La puse en el aparato de tortura y comencé a estirarla… Estaba embarazada de más de 4 meses, pero yo no lo sabía, y tuvo como un aborto espontáneo… En ese momento solté la rueda y vomité en un rincón.

Auditor (Horacio Velmont): ¿La mujer murió?

Auditado (Radael): Sí, y también la criatura… Yo tenía lágrimas en los ojos, pero como tenía la máscara puesta, el marqués, que justo había bajado al calabozo fumando un cigarro de hierbas, no las vio… Con una risa tremenda dijo: “¡Qué has hecho, mira lo que has hecho!”.

En ese momento fingí una risa de burla, pero agradecí tener la máscara puesta porque estaba lagrimeando. No podía demostrar mi debilidad frente al marqués…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Te encontraste al desencarnar en el plano 2 con el espíritu que animó a esa mujer?

Auditado (Radael): No, porque el espíritu de esa mujer estaba en el plano 3… Me he comunicado telepáticamente con ella y me dijo que quería evolucionar y no quería guardar ningún tipo de rencor.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Fue karmático para esta mujer la muerte en esa forma?

Auditado (Radael): Fue para elevarse espiritualmente, así que de alguna manera estuvo bien. Pero eso, obviamente, no justifica mi acto.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Y con respecto a la criatura a la cual le interrumpiste la gestación?

Auditado (Radael): Su propósito de encarnar fue solamente para mostrar mi crueldad…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Cómo te sientes con respecto a este incidente?

Auditado (Radael): Bastante mejor, descubriendo que ese espíritu jamás guardó rencor hacia mí, pero en ese momento sentí como unas tremendas arcadas, como que era un vil ser humano…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Hay algún otro incidente que sea tan o más grave que éste.

Auditado (Radael): No, éste era el punto máximo que tenía guardado y es que… Recuerda mi nombre en esa encarnación: Maurice Dubois…

Auditor (Horacio Velmont): Ya sabes que queda registrado en la grabación… Vamos a dar por terminada esta sesión… ¿Estás de acuerdo?

Auditado (Radael): Sí, estoy de acuerdo… Hasta luego, y le doy paso a Ron…

 

 

TERCERA PARTE

 

Ron Hubbard: Es muy importante lo que ha dicho Radael. El ser encarnado piensa que todo es blanco o negro, sin tener en cuenta la variedad de matices. Es muy difícil salir airoso de la encarnación. Y esto puede observarse en tu encarnación como Maurice Dubois, donde la idea al encarnar era ser quizás un sacerdote que ayudara a esos seres condenados a muerte a encomendarse a Dios o al dios en que ellos creían, pero como Maurice no tenía memoria reencarnativa eligió el camino fácil.

Por eso es muy importante elevarse constantemente y no hacer caso del entorno, porque el entorno desestabiliza incluso a los seres más iluminados.

En el caso de mi hermano Johnakan, él también ha sufrido en estos últimos tiempos embates de su entorno y se ha desestabilizado mucho. No al punto de peligrar su plano ni mucho menos, pero sí de alguna manera teniendo un intercambio de palabras con su entorno directo.

Interlocutor (Horacio Velmont): Entiendo… Maestro, la vez pasada eliminé hasta un 90 % de carga… ¿Hasta que porcentaje llegué en esta sesión?

Ron Hubbard: Hay algo muy importante… La parte engrámica ya está superada en casi un 96 ó un 97 %. La mente está casi limpia, pero tenemos que tener cuidado de que nuestra mente reactiva no reaccione ante determinadas circunstancias, porque entonces puede haber retrocesos.

Si los retrocesos los hay en una mente que está Clear, ¿cómo no los va a haber en una mente que aún tiene un pequeña reacción? Entonces tenemos que tener ese cuidado.

Interlocutor (Horacio Velmont): ¿Hasta dónde se puede llegar con la Psicoauditación? Me refiero a más allá de la eliminación de los engramas, por supuesto.

Ron Hubbard: La Psicoauditación puede hacer que uno crezca como Thetán Operante. Eso es muy importante para poder después auditar a otros. Es la herramienta precisa como para uno seguir evolucionando.

¿Qué trae aparejado el auditar a otros espíritus, una vez que uno está limpio? Primero, librar de engramas a otros espíritus. Segundo, el servir como misión. Tercero, el subir como Thetán Operante.

A medida que uno sube como OT perfecciona su técnica y va creando una mente, no solamente analítica, sino analítica-intuitiva. Porque dentro de la mente analítica también hay una especie de intuición que permite formar una especie de campana protectora contra la mente reactiva, para que esa mente reactiva, no es que quede prisionera, porque eso sería segregar, sino que se integre a la mente analítica en amor y no reaccione.

La idea es que sólo dirija las acciones del organismo la mente analítica y no la mente reactiva.

Interlocutor (Horacio Velmont): Está claro… Supongamos que yo quiero psicoauditar a una determinada persona, se lo ofrezco y ella se niega rotundamente, e incluso me prohíbe que lo haga a espaldas de ella… ¿Si el Thetán lo acepta puedo psicoauditarlo a pesar de la oposición de su 10 %?

Ron Hubbard: ¡Por supuesto!

Interlocutor (Horacio Velmont): ¿Y estaría bien que esa persona ni se entere?

Ron Hubbard: Siempre vamos a respetar el libre albedrío espiritual. Si el Thetán de esa persona quiere auditarse, significa que es como que el Thetán está en un nivel superior y por lo tanto tiene mayor sabiduría por el solo hecho de estar en un plano más elevado. Entonces, puede de alguna manera vislumbrar con mayor claridad las cosas, entenderlas mejor, y por ende resolver lo que es más conveniente para el espíritu en su totalidad.

Si el Thetán se presta a esa auditación, por lo tanto, está perfectamente bien y el libre albedrío no se vulnera.

La persona encarnada, “sin saberlo”, va a crecer en análisis y a decrecer en reacción… ¿Se entiende?

Interlocutor (Horacio Velmont): Sí, está claro… La otra pregunta que quiero hacer es si cuando yo trabajo en estas cosas, sea auditando o escribiendo, estoy solo o de alguna manera recibo ayuda de ustedes.

Ron Hubbard: Siempre hay asistencia y puedes darte cuenta de ello cuando hay palabras que no te salen de primera y luego te aparecen fluidamente. Obviamente son dictadas.

Me despido… Les dejo toda mi Luz.

Interlocutor (Horacio Velmont): Hasta luego, Maestro, y gracias.

 

 

SESIÓN DEL 27/7/98

 

 

Médium: Jorge Olguín.

Interlocutor y Auditor: Horacio Velmont.

Entidades que se presentaron a dialogar: Maestro Jesús, actual Logos Solar, y Radael, Thetán de Horacio Velmont.

Nota: En este caso se trata de “autopsicoauditación”, porque el propio auditor (Horacio Velmont) auditó a su propio Thetán (Radael).

 

 

PRIMERA PARTE

 

Interlocutor: ¿Hay alguna entidad que dará algún mensaje antes de comenzar la auditación de mi Thetán?

Maestro Jesús: Hermanos míos, a veces cuesta tanto el poder transmitir la Palabra, porque del otro lado hay pocos receptores, no en el sentido de cantidad sino en el sentido de comprensión… “Pocos receptores” no significa “oídos que no escuchan”, sino “pocos oídos que me entiendan”.

Interlocutor: ¿Se está comunicando el Maestro Jesús?

Maestro Jesús: Así es… He transmitido la Palabra en incontables ocasiones. Muchas veces hubo divisiones, pero eso ya lo anuncié. Muchas veces hubo crisis, pero ya lo vaticiné. Otras veces cismas. Otras veces rebeliones. No soy amigo de las rebeliones, soy amigo del disconformismo, que no es lo mismo.

¿Por qué disconformismo? ¿Acaso estoy fomentando el no estar conforme con lo que el Padre nos da? No, pero hay matices. De alguna manera, un hermano puede estar conforme con su vida, puede ser un granjero que tenga su esposa, sus hijos, sus animales… Pero esa persona puede no estar conforme, porque en lugar de tener diez trabajadores quisiera tener cien. No para explotarlos, sino para que esos trabajadores el día del mañana se independicen y tengan su propio plantío.

El tema es no conformarse con lo que sabemos. El tema es querer tener más sabiduría. Pero esa sabiduría no va a caer en saco roto solamente si es aplicada, si ese conocimiento es llevado a la práctica para el Servicio del hombre por el hombre. Me refiero a lo que yo he dicho siempre: velar por nuestro prójimo

Entonces, no nos conformemos, no nos quedemos cruzados de brazos. Hagamos, pero hagamos “para”, “por”, nunca para nosotros, sino pensando en el desvalido, pensando en aquel que necesita una mano.

Tampoco atraigamos complejos de culpa. Tenemos dos manos. Si hay cien manos tendidas hacia nosotros no vamos a poder. Si nosotros nos tomamos de los cabellos en un gesto de impotencia, vamos a ocupar esas dos manos que tenemos en nosotros y no en los demás.           

Entonces tenemos que ir de a poco. ¿Tenemos dos manos? Pues salvemos a dos almas,  y después salvemos a otras dos, y después salvemos a otras dos, y enseñemos a esas almas salvadas que tiendan a su vez sus manos, que no sean estériles, porque sino, ¿a quién estamos salvando? ¿A los cerdos, que sólo se ocupan de sí mismos? ¡No tendría sentido!

Es una tarea ardua la que vamos a tener… ¿Por qué digo “vamos a tener”? Porque yo estoy con ustedes: yo estoy involucrado…

Interlocutor: Está claro el concepto… Maestro, ¿realmente la humanidad actual está preparada para estas cosas? Parecería que con estas enseñanzas que ustedes nos brindan es como que estamos fuera de tiempo…

Maestro Jesús: No subestimemos tanto a la humanidad… Ya lo dijo mi hermano Johnakan, y lo ha dicho más de una vez en los últimos tiempos: Quizás más en la última década, tanto en este territorio como en otros de este planeta, se han escrito libros, no solamente de ayuda espiritual, sino también de comunicación, a veces religiosa, a veces no, pero siempre sobre el tema, y se han escrito tantos en la última década como en todo el tiempo anterior de esta humanidad.

A veces se van a topar con cretinos, a veces se van a encontrar con gente importante, a veces se van a encontrar con ignorantes que creen que saben, a veces se van a encontrar con gente que sabe y lo oculta por modestia, y otros lo ocultan porque traman algo en las sombras… A veces también se van a encontrar con gente de Luz.

¿Qué es lo difícil en este caso? Que a veces los mismos Maestros encarnados compiten, no se unen, cada uno busca sobresalir…

Hasta mi receptáculo, que es la parte de mi hermano Johnakan encarnado, a veces en su fuero interno compite porque piensa que hay otros que puedan tener más conocimiento que él… Y no dudo que así sea.

Recordemos que el ser encarnado no tiene la memoria reencarnativa total. Él no se acuerda de cuando fue Ananda, el primo de mi hermano Siddharta, no se acuerda de cuando fue mi discípulo amado.

Naturalmente que de sus vidas anteriores sabe por los contactos, pero no como recuerdo, salvo que hiciera una regresión.

Como se dijo siempre, cada encarnación es como una materia que uno está rindiendo, y uno no se acuerda de la lección que dio el año pasado, en este caso de la vida pasada.

Entonces, por más sabiduría que tenga el espíritu, al estar encarnado esa sabiduría no siempre le llega desde los planos superiores, a pesar de que pueda tener cierta dosis de “instinto” o “conciencia” de ella.

Recordemos, y eso lo dijo también mi hermano Ron, que hasta la mente más Clear −me sonrío porque esta palabra no existía en mí época−, hasta la mente más limpia tiene su reacción.

Pero esto es una cosa lógica. Somos espíritus, estamos en permanente evolución. Unos dirán:”¿Pero cómo un Logos solar en evolución?”. ¡Por supuesto! ¿Quién era el Logos solar anterior? ¿Y quién era el anterior? ¿Y qué son ahora?

Otros dicen: “¿Cómo, las energías evolucionan?”. ¡Las Energías evolucionan!

Va a llegar el momento en que esa Luz divina, que me sigue inundando, termine su evolución, se funda en el Creador y otro sea el Logos dimensional, porque tendrá otra misión.

Una cuestión que es muy importante aclarar es acerca de la rivalidad entre los seres humanos. En el plano físico las personas compiten,  y entonces tienen en su mente reactiva una especie de pregunta sobre “quién es más”. A veces lo hacen por curiosear, a veces por llevar una estadística… ¡Está bien, vale! Aquí no se juzga… Siempre se ha dicho “no juzguéis”.

¿Quién es más, un elohaj o una Energía? ¡Qué pregunta! Porque unos me dicen que el eloah, porque una Energía Crística o una Energía Búdhica están en un plano 7, y los elohim están en un plano 8.

Siempre se ha dicho que de los planos superiores se puede mirar a los inferiores. Sin embargo, las Energías Crística y Búdhica y también otras Energías, como Prana, Kundalini, etc., pueden ver al plano 8 de los elohim...

Interlocutor: El Prana es una entidad?

Maestro Jesús: Por supuesto. A veces no se puntualiza bien esto… Uno habla de Prana, otro de Kundalini… Son entidades. Esto es importante que se transcriba porque va a servir para lo que ustedes están haciendo, que les auguro va a tener un éxito total…

La Energía Kundalini, es una Energía tangencial, sustanciosa, viva, así como la Energía Crística o la Energía Búdhica.

La Energía Crística puede, de alguna manera, orientar a un cuerpo, como lo hizo con el mío de Jesús encarnado hace casi dos mil años, en un momento determinado de mi campaña.

Sin embargo, la Energía Kundalini está radicada en todos los cuerpos encarnados, en todos los cuerpos vivos, tanto en este plano terrestre como en otros planetas de este Sistema o de otros.

Entonces, ¿cuál es el razonamiento a emplear: ¿Kundalini es una Energía universal que se desparrama o es una energía viva que tiene categoría y personalidad propia?

La respuesta es que es las dos cosas. Salvando las distancias, porque aquí lo que se busca no es hacer comparaciones, así como el Absoluto −a quien yo llamo Mi Padre, al que amo, al que gozo− , tiene personalidad propia pero a su vez está en todos lados, la Energía Kundalini, por obra y gracia del Padre, tiene también personalidad propia, pero a su vez invade −al decir “invade” hablo de dar gracia, de otorgar un don−, a cada uno de los cuerpos vivos.

Interlocutor: Está claro…

Maestro Jesús: Por último quiero hablar de un tema que para ustedes tiene un gran interrogante, el del compromiso y del no compromiso, el del involucrarse o no involucrarse. Yo estoy de acuerdo en que uno no debe involucrarse emocionalmente, porque si lo hacemos no somos efectivos.

Cuando se habla de que los cirujanos no se involucran emocionalmente, porque podrían cometer torpezas con sus manos al operar, me parece correcto, porque así tiene que ser.

Sin ego lo digo, yo fui uno de los puntales en cuanto al amor impersonal: “Amarás a Dios por sobre todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo”.

Al hablar de amar a tu prójimo como a ti mismo estamos hablando de ese amor impersonal, no del amor comprometido. Entonces, cuando yo hablo de comprometerme, estoy hablando de comprometerme impersonalmente, no emocionalmente... ¿Se entiende?

Interlocutor: Con toda claridad…

Maestro Jesús: Hablo de un compromiso por la vida, de un compromiso por el otro, de educar, de querer al otro, pero, reitero, no emocionalmente sino impersonalmente, con ese amor del abrazo fraternal.

Y de esa manera, si yo abrazo al otro sin compromiso, y por alguna circunstancia que el Padre sabe esa persona tiene que dejar este mundo, o esa persona está sufriendo una enfermedad terminal, voy a sufrir impersonalmente por esa vida pero no emocionalmente, porque si yo sufro emocionalmente me anulo. Es importante que esto se entienda.

Interlocutor: Está muy claro, Maestro.

Maestro Jesús: Es muy difícil que un hijo no se comprometa con un padre o de que un padre no se comprometa con un hijo, que es peor todavía.

No desconozco que una cosa es hablar y otra cosa es sentir la pérdida de una hija, la pérdida de una esposa, la pérdida de un padre… ¡Claro que uno va a tener un sufrimiento, un desgarramiento interior!

Pero cuanto más aprendamos a vivirlo en forma impersonal, más nos vamos a dar cuenta de que es la ley de la vida y nuestro sufrimiento será menor y no nos anulará.

Uno a veces se pregunta: “¿La ley de la vida, un bebé que a lo mejor por una enfermedad muere a los dos años? Y yo respondo: ¿Quién sabe los secretos del Padre y el por qué eso es así?

Interlocutor: Eso está claro, Maestro… Yo hace tiempo que quiero una explicación sobre el tema de la “ilusión”, en el sentido de que todo el universo es ilusorio. Si esto es así, yo me pregunto, por ejemplo, ¿dónde está el Maestro de Jesús de hace 2000 años? La respuesta es que no existe… ¿Pero existió realmente alguna vez? ¿Dónde está Juan Zebedeo, su discípulo amado? Ahora está Jorge Olguín… ¿pero existió Juan Zebedeo como algo tangible, o sólo fue una idea, algo imaginado?

El punto es que si yo veo una mujer que me gusta no puedo dejar de pensar al mismo tiempo que no existe, que es una ilusión, una fantasía, porque ¿qué existencia real puede tener alguien del cual dentro de menos de cien años no queda nada, quizás ni siquiera el recuerdo de que existió?

Maestro Jesús: A mi hermano Johnakan le preguntaron hace unos días atrás si el tiempo era una ilusión. Mi hermano Johnakan dijo: “No, no es una ilusión porque el tiempo es una de las cuatro dimensiones que anima este universo”. Y esta respuesta es correcta porque es así…

Interlocutor: ¡Pero este universo un día se desvanecerá!

Maestro Jesús: Pero mientras tanto existió. Voy a dar una pauta, y es un tema que no tendría que tocar yo, porque es un tema mundano y algo básico, pero bueno, es conveniente que lo explique.

Supongamos que tú tienes un sueño y que en ese sueño estás viviendo un romance con una persona inventada o real con la cual fantaseas. Pero supongamos que hace diez años atrás tú hayas tenido un romance real con una persona.

Tu pregunta, entonces, sería: “¿En qué se diferencia, hoy, en mi mente, ahora que ya pasó, este sueño que tuve hace cinco días y aquella experiencia real que viví, porque eso que viví se diluyó.

Interlocutor: ¡Ése es justamente el quid!

Maestro Jesús: Vamos a ser realistas y vamos a poner en esto un poco de sentido común. Lo que has vivido en tu sueño, en tu fantasía, sueño o fantasía es. Lo que has vivido en la realidad, lo vivido fue real.

Juan Zebedeo existió en carne y hueso. Que en este momento sea otra entidad, con otro cuerpo, no hace a la cuestión. Al contrario, Johnakan, que es la entidad que otrora encarnó en Ananda y en Juan Zebedeo, ahora encarna en este receptáculo y está más evolucionada que durante sus encarnaciones anteriores, porque tiene la sabiduría de aquellas dos más la de ésta.

Interlocutor: Entiendo… Ananda y Juan Zebedeo no desaparecieron, sino que están sumados al Johnakan actual.

Maestro Jesús: Has entendido el concepto… El Johnakan actual tiene las tres sabidurías, y si este ser encarnado que me sirve de receptáculo tiene la “astucia” −digo astucia no en el sentido de malicia sino en el de saber utilizar la sabiduría con la mayor eficacia, en el menor tiempo y con el menor esfuerzo− , como para saber compaginar todo, va a tener la iluminación de los tres… ¿Y no es este concepto hermoso para transmitirlo a los demás?

Ahora bien, si este hermano mío no vibra en resonancia conmigo y se deja ganar por su mente reactiva, entonces no va a poder iluminar a nadie y va a fracasar en su misión.

Y esto te lo digo en confianza −regístralo si quieres−, ¡hasta me puede arrastrar a mí!

Interlocutor: No entiendo… Si la parte encarnada de Johnakan fracasa, ¿acaso no arrastra solamente a su Thetán? ¿Por qué a usted también?

Maestro Jesús: La respuesta es simple: porque yo estoy comprometido con él. Estoy muy comprometido porque lo amo… Y a pesar de mi alta investidura no lo amo de una manera exclusivamente impersonal. Lo amo de una manera impersonal, sí, pero mezclado con lo personal porque hemos compartido muchísimas cosas en la encarnación anterior, él como Juan Zebedeo y yo como Jesús.

Hemos tenido vivencias hermosas. Hemos estado en reuniones, en posadas… En algunas de ellas hasta había treinta o cuarenta personas, donde se contaban anécdotas, que el propio Johnakan algunas de ellas ya las relató, donde a veces hacíamos grandes comilonas, y en esas grandes comilonas yo, sutilmente, no daba lecciones como las que se dicen en la Biblia, porque eran lecciones sutiles…

A lo mejor yo decía: “Y miren, hermanos que estamos aquí comiendo, qué hermoso sería que después, mañana, cada uno de ustedes cuenten esto que hemos vivido, y abracen a sus hijos, a sus esposas, y aquellos que salgan de pesca gocen la pesca con sus trabajadores, con aquellos que contratan −porque había muchas personas, dueños de barcas, que contrataban veinte o treinta pescadores con sus redes−, y al día siguiente, durante semanas enteras, duraba el jolgorio. O sea que vivían esa pesca mejor después de lo que yo les había dicho.

Hubo cien “Sermones de la Montaña” más pequeños. Eso no está registrado, ¿pero cuánta gente ha salido adelante gracias a eso?

Claro, las palabras bíblicas han sido registradas, pero en pequeña medida. Hay algunos evangelios, que ahora le llaman “apócrifos”, que son reales. Lo que hay que utilizar para diferenciar lo que es real y lo que no es real es el sentido común. ¡Entiéndelo!

Yo me siento consternado cuando en algunos Evangelios me pintan como un ser cruel cuando era un pequeño. Eso no es así.

 Fíjate que el Jesús original, antes de que lo invada la Energía Crística, era un ser cauteloso, que observaba, que trataba de no hablar… Fui, quizás a partir de los doce años, incluso hasta una criatura un poco soberbia.

Tu te preguntarás: “¿Jesús soberbio?”. Claro, no te olvides que yo tampoco tenía esa memoria de reencarnaciones anteriores −que aún  no es tiempo de revelar− y tenía esas dosis de soberbia.

Pero esa dosis de soberbia me servía para poder enfrentar a esos grandes maestros del templo. Si yo no hubiera tenido esa soberbia, algunas anécdotas no hubieran trascendido.

Yo confronté mano a mano con maestros de 40 ó 50 años de edad y los he derrotado, no para humillarlos, porque jamás me invadió el humillar a nadie, sino para enseñarles mejor.

Interlocutor: Maestro, ¿usted venció totalmente a su ego más tarde, en el desierto?

Maestro Jesús: Así es… Pero era necesario de alguna manera derrotarlos para que al sentirse humillados aprendieran.

Interlocutor: ¿Es decir que en ciertas circunstancias una dosis de soberbia bien aplicada puede ser útil?

Maestro Jesús: ¡Por supuesto! Quiero que esto quede registrado de la manera correcta para que finalmente, cuando estos mensajes sean divulgados, todos los puedan comprender en su verdadero significado.

Entonces, el compromiso, el comprometerse, vale pero sin involucrar a la parte emocional, porque de lo contrario se sufre, y si uno sufre, entonces no sirve porque deja de ser útil.

Yo he sufrido por los demás, pero no por el dolor de los demás sino por su ignorancia, porque si ellos vencían a su ignorancia también vencían a su sufrimiento.

Esto lo dijo mucho tiempo atrás mi hermano Siddharta, recalcando siempre que el principal mal era la ignorancia.

Interlocutor: Hay una pregunta que hace tiempo he querido hacer y creo que si hay una respuesta, sólo usted podría dármela… ¿El Absoluto, el Padre, o como se lo quiera llamar, es lo último que hay o hay algo más? La pregunta apunta a saber si el Absoluto o el Padre es simplemente una entidad menor y hay otra entidad mayor que lo abarca, y una vez que nos fundimos con él la evolución sigue hacia esa otra entidad mayor de la misma forma que con ésta…

Maestro Jesús: Voy a hablar en parábolas… Ya una vez lo dije, pero ahora lo voy a decir al revés, y que quede registrado… El que quiera entender que entienda, y el que tenga ojos para ver que vea…El Padre es lo último y es lo primero. Ésta es la respuesta. Y si queda algún interrogante, pues que quede, porque es importante que la gente siga buscando.

Los abrazo con mi color dorado y doy paso a tu Thetán Radael, que está impaciente por hablar. Lo cubro también a él con mi Rayo dorado.

Interlocutor: Creo recordar sus palabras originales… “el Padre es al alfa y el omega”… Hasta luego, Maestro, y mi eterna gratitud…

 

 

SEGUNDA PARTE

 

Auditor (Horacio Velmont): ¿Ya estás incorporado, Radael?

Auditado (Radael): Aquí estoy nuevamente…

Auditor (Horacio Velmont): Antes de comenzar la Psicoauditación quería preguntarte por Fedora, compañera de estudios de mi hija… Cuando la vi sentí una especie de reconocimiento y me quedé mirándola con tanta insistencia que se turbó…

Auditado (Radael): Fue cortesana en los tiempos de Nerón y hemos tenido relaciones íntimas intrascendentes tres o cuatro veces. Luego también estuvo en nuestra encarnación como mormón, pero la relación también fue intrascendente.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Con Popea nos encontramos también en alguna encarnación anterior?

Auditado (Radael): Sí, pero ni lo menciono porque tampoco tiene trascendencia alguna. Fue algo así como una hoja llevada por la corriente que uno ve sin darle ninguna importancia.

Auditor (Horacio Velmont): Entiendo…

Auditado (Radael): Antes de empezar la sesión de Psicoauditación quiero explicar algo que prácticamente les sucede a todos los encarnados, no importa lo elevado que fueren… Me refiero a esa búsqueda de la pareja ideal… He hablado con miles de espíritus de los planos 2, 3, 4 y 5 y me han confirmado que casi todos los encarnados buscan a la persona ideal… Chicos que sueñan con la “Cenicienta” y chicas que sueñan con el “Príncipe azul” de los cuentos de hadas…

Auditor (Horacio Velmont): ¿Es decir que esa búsqueda de la persona ideal no es más que pura fantasía?

Auditado (Radael): No, no es una fantasía, es una necesidad, una necesidad del ego, del ego que necesita, es ese amor personal del que habla el Maestro Jesús, es ese amor emotivo, ese amor de necesidad, ese amor de sufrimiento, donde uno se encasilla con una mujer −digo “mujer” porque nuestra encarnación es como varón− y la pierde o no la tuvo nunca.

Esto puede crear un enorme engrama y arrastrar al Thetán hacia planos inferiores.

En los planos 4 y 5 no se “necesita”. Entonces no se piensa en rostros o imágenes de la persona ideal. ¿Por qué? Porque la misión es dar… ¿El dar no es lo contrario de necesitar? Ese romance, esa ensoñación con el ser amado… ¡Esto estando encarnado no es feo y por cierto que se goza!

Auditor (Horacio Velmont): ¿Se podría decir que tiene origen en algún engrama?

Auditado (Radael): Yo diría que es más bien un engrama planetario. Pero no está mal, porque en definitiva es la búsqueda del amor… ¿Sabes que esto mismo lo tienen los animales? Mira al pavo real, mira las tonterías que a veces hacen los osos, los leones que se revuelcan en la hierba dejando rastros de semen para que las leonas los huelan…

Auditor (Horacio Velmont): ¿En los planos espirituales hay algo similar a las parejas que existen en el plano físico? Me refiero a que si hay algo que aunque sea lejanamente se le parezca.

Auditado (Radael): Ya se dijo una vez que los espíritus no tienen sexo. Al no haber sexo no hay parejas. Lo que sí hay son espíritus en resonancia. Y aclaro que espíritus en resonancia no necesariamente son parejas cuando se encuentran en el plano físico.

Puede haber cinco espíritus en resonancia, diez espíritus en resonancia, que estén juntos y que cumplan misiones o armen desbarajustes.

¿Qué ocurre si hay espíritus en resonancia en los planos del Error? Pueden cometer tropelías o tratan de dominar a otros. Un símil de esto en el plano físico lo encontramos en los forajidos que teniendo la misma catadura moral se reúnen para asaltar bancos. Muchas películas norteamericanas han reflejado estos hechos.

Estos forajidos, que asolaron Estados Unidos en el Siglo XIX, eran espíritus en resonancia. ¿Pero en resonancia para qué?

Entonces, la respuesta correcta a tu pregunta es: “No, no hay parejas en el mundo espiritual, porque la pareja involucra sexo, y el sexo no existe en los planos espirituales”.

Lo que hay, reitero, son almas en resonancia, que incluso pueden gozar en resonancia.

Por ejemplo −no en todos los momentos se está en misión−, vamos a suponer a dos almas en resonancia, Johnakan y el Maestro Jesús. Bien. En un momento determinado no tienen ninguna misión y como ellos viven en resonancia, entonces se funden como víboras enroscadas…

¿Qué hacen, entonces? Cambian información, cambian Rayo dorado por Rayo violeta, cambian emociones de circunstancias que han vivido…

Lo que sigue es un diálogo imaginario: Jesús le dice: “Bajé a la Octava esfera para volver a compartir sufrimientos”. Y Johnakan a su vez le responde:”Y yo estuve en el plano 2 viendo grandes luchas, tratando telepáticamente de mandar amor con mi Rayo violeta, porque como es sabido no puedo dominar a ese espíritu del Error y decirle que no lo haga, porque tengo que respetar el libre albedrío que otorga el Padre a todos los seres, pero al mandarle el Rayo violeta automáticamente lo transmutó y dejó de querer someter. ¿Y tú, Maestro, qué has hecho”.

Y Jesús le responde, siempre en diálogo imaginario: “Yo, en ese momento, en la Octava esfera, estuve absorbiendo sufrimiento, mandando Rayo dorado, calmando de alguna manera ese sufrimiento de cientos de espíritus que están ahí y que aún no entienden por qué sufren”.

Después esas serpientes violetas y doradas se desenroscan −estoy expresándolo simbólicamente− y de repente Jesús se encuentra con Ron, con Lao Tsé, con Koot-Humi, y ese intercambio de información lo transmiten, y Johnakan, por su parte, viaja a otro sistema con la velocidad del pensamiento y se encuentra con el anterior poseedor del Rayo violeta, el Maestro Saint Germain, y le transmite la información y le dice: “Maestro, este conocimiento que he absorbido con amor del Maestro Jesús, transmítelo por favor en este planeta”, y entonces Saint Germain, aparte del “Yo Soy”, comienza a transmitir nuevas enseñanzas en ese sistema…

Con respecto a esto te aclaro que en varias ocasiones estos iluminados Maestros me han llevado a otros mundos a transmitir información, y he conocido los planos 2 y 3 fuera de la Tierra, y he tendido experiencias hermosas… En este momento, en que dejo de tener engramas, estoy cumpliendo pequeñas misiones. Es como ese pequeño cadete que le dicen: “Bueno, ahora deja de llevar ese tipo de documentos y pasa a llevar estos documentos más importantes”.

Auditor (Horacio Velmont): Todo esto es indudablemente muy interesante, pero ¿qué te parecería si pasamos a la sesión de Psicoauditación, porque el tiempo apremia?

Auditado (Radael): ¿Pero esto también es auditación! Que no te apremie la impaciencia, porque todo lo que yo estoy hablando es una especie de desahogo, y a su vez es éxtasis… Es mostrarte que ese 93 % ahora es un 99,99 % de curación espiritual… Ya casi no queda nada de carga engrámica…

Auditor (Horacio Velmont): Lo decía porque he tenido algunos dolores de cabeza y quería saber qué es lo que se me había restimulado…

Auditado (Radael): Hay algo que te voy a decir que te va a caer como un balde agua helada, y perdón por utilizar este lenguaje mundano: hay dolores de cabeza que los vas a tener en toda esta encarnación, porque aunque yo te diga hoy que hay un 99,7 % de liberación engrámica, que es prácticamente un 100 % y por lo tanto tendrías que estar “dado de alta”, aun así la mente reactiva va estar latente siempre.

Siempre habrá algo que va a hacer “clic” en tu mente reactiva y entonces te restimularás. Y esto, reitero, durará toda esta encarnación. Y esto le sucede incluso a este receptáculo, por más elevado que esté como espíritu, porque tiene una mente reactiva que a veces lo posesiona.

No creas erróneamente −y esto va también para aquellos que creen saber tanto de Dianética−, que porque la persona sea Clear esta circunstancia hará que la persona quede libre para siempre del implante de engramas, porque el día de mañana pueden tener un nuevo engrama de cualquier cosa.

A lo que me quiero referir es que no creas que porque tengas casi un 100 % de liberación de carga engrámica ya no vas a tener más dolores de cabeza. A veces influyen factores físicos, como por ejemplo una mala circulación, o mentales, como un estado de ánimo en baja…

Es importante aclarar esto que digo para la gente que al leer esto se pregunte: “¿Cómo, los altos Maestros también tienen bajones espirituales?”.

¡Claro que los tienen, pero no por ellos sino por los demás!

El Maestro Jesús, por ejemplo, tiene permanentemente desánimos espirituales. Pero no los tiene por él, los tiene por aquel que sufre y no aprende, por aquel que se le enseña y tampoco aprende, por aquel que se le tiende la mano y no la toma por ego.

Auditor (Horacio Velmont): La explicación es clara y no es necesario insistir en ella… Ahora quería preguntarte por algo muy común: ¿Qué pasa durante el sueño nocturno, en que uno se acuesta bien y se levanta mal?

Auditado (Radael): Tú y yo estamos permanentemente conectados, porque, como se ha dicho y como tú mismo, Horacio, lo has reiterado muchas veces, los dos somos uno. Y lo recalco porque a veces me tratas como si yo fuera una persona independiente y sin embargo soy parte de ti.

Respondiendo a tu pregunta, a veces la mente reactiva toma el control del sueño y le hace cometer torpezas a tu 90 %, es decir, a mí, que estoy en el otro plano, y lo hace vivir “aventuras”.

¿No te ha sucedido, como le sucede a todo el mundo, de soñar con personas conocidas, o a veces con personas fallecidas, o a veces de repente estás en una casa que reconoces que no es la tuya y entonces te preguntas: “¿Pero si ésta no es mi casa actual sino la anterior?”, o “¿por qué mi casa está en otra zona?”, o “¿por qué mi casa está en planta baja si yo vivo en un tercer piso?”, o “¿por qué, si yo estoy en el barrio de Palermo, aparezco viviendo en el barrio de Floresta, con una mujer mucho más joven, pero que es la misma actual?”.

La respuesta es porque a veces, en nuestros sueños, cambiamos de época, cambiamos de lugares, tenemos otras casas, y eso nos puede restimular engramas, porque tenemos ilusiones, fantasías, y al día siguiente nos levantamos con el cuerpo físico cansado, con dolores, con diversos malestares, y tenemos un trajín como si nosotros hubiéramos trabajado, siendo que lo que trabajó fue únicamente el espíritu.

¿Por qué pasa eso? Porque la mente reactiva le transmite todo ese cansancio al cuerpo.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Y no se puede manejar eso?

Auditado (Radael): Es muy difícil, porque en el sueño la que toma el control es la mente reactiva. Y eso pasa siempre. Hay una cosa muy importante: cuanto más elevado es el espíritu, menos sueños hay de ese tipo.

Auditor (Horacio Velmont): Volviendo al tema de la auditación, ¿no hay nada, absolutamente nada, que repasar que tenga carga?

Auditado (Radael): No, no hay nada. De todas las veces que vine, éste es el de mayor armonía. No hay nada que me moleste. Al contrario, estoy en buena relación con los Maestros…

Antes de retirarme y dar paso a Ron quiero reiterarte que no tienes que olvidarte que, aunque en este momento estés Clear, permanentemente tienes que estar en auditación porque la mente reactiva es una mente que sólo está dormida pero no muerta, para expresarlo en una forma bien clara.

Hasta luego… Le doy paso a Ron…

Auditor (Horacio Velmont): Hasta luego, Radael…

 

 

TERCERA PARTE

 

Interlocutor (Horacio Velmont): ¿Es usted, Maestro Ron?

Ron Hubbard: Hola, Horacio.

Interlocutor: Qué le ha parecido la auditación de mi Thetán? ¿Cómo está él desde su punto de vista?

Ron Hubbard: Está bien. Irradia una figura verde amarillenta. El color amarillo lo tiene porque recibió Luz de parte de la Energía Crística y el verde es un color de curación.

Interlocutor: ¿O sea que irradia un buen color?

Ron Hubbard: Así es.

Interlocutor: Como Psicoauditación es la primera vez que se hace en el planeta Tierra, ¿qué proyección puede tener para el futuro? La pregunta es en concreto si en otros planetas, en otros sistemas, esta forma de auditación está desarrollada o si sólo se trata, en definitiva, de algo esporádico, y casi como una experiencia aislada.

Ron Hubbard: No, no es algo de ocurrencia esporádica. Naturalmente, al principio, en otros planetas ha tendido enorme resistencia, pero luego ha dado un tremendo resultado.

Lo que es importante, y esto ya lo dijo Johnakan, es no crear en las personas encarnadas una falsa expectativa.

Las palabras que ni a mí ni a ninguno de los Maestros de Luz nos gustan son: “curas milagrosas”, “reversiones espontáneas” o expresiones por el estilo.

Aquí lo que se promete es sanación espiritual y alivio a los pesares espirituales. Si esos alivios espirituales pueden modificar favorablemente algún problema psicofísico, bienvenido sea. ¡Pero cuidado con lo que se promete!

Recordemos también, por un lado, que en el plano físico hay leyes que reprimen actividades que generalmente se denominan “ejercicio ilegal de la medicina”,y por el otro, que no hay que jugar con las esperanzas de aquellas personas que tienen problemas físicos irreversibles.

Esta cautela se las dejo como inquietud a ustedes.

Interlocutor: Otra pregunta, Maestro, es la siguiente: ¿Hasta qué punto es confiable el Electropsicómetro, es decir, el vulgarmente llamado “E-Metro”? Aclaro aquí para quien lea esto y no conozca su uso que este aparato marca, a través de un cuadrante y una aguja, la carga que tiene un determinado incidente desagradable. 

Ron Hubbard: El E-Metro no está siendo bien usado en las organizaciones de Cienciología. Reitero que uno, luego de desencarnar, sigue aprendiendo en los planos espirituales…

Vamos a suponer que la parte encarnada de Johnakan, el profesor Jorge Olguín −una entidad que está pasando de OT 14 a OT 15−, toma el E-Metro y la aguja marca carga.

Bien, el auditor actual de Cienciología quedaría sorprendido porque tenía entendido que la mente de Olguín estaba tan límpida como el arroyo más cristalino, y entonces no puede comprender la razón de que el E-Metro marque carga.

Por más que el profesor Jorge Olguín sea un OT 15, si de repente surgió un episodio desagradable en su vida y su mente reactiva tomó el control, al ser chequeado con el E-Metro la aguja marcará carga.

La razón ya la adelantó Radael: La mente reactiva no muere, sólo duerme. ¿Entonces el E-Metro es confiable? Sí, es confiable en un 100 % para determinar la carga de la mente reactiva, pero no es confiable para demostrar que hay una curación definitiva, simplemente porque la curación definitiva no existe.

En consecuencia, el auditor de Cienciología no debe sorprenderse por el hecho de que un OT 15 pueda estar en algún momento restimulado y que la carga del incidente sea detectada por el E-Metro.

Veamos un ejemplo, con el permiso del Logos Solar. El Maestro Jesús encarna, tiene una familia, esa familia se le va de las manos. El Maestro, que es el adalid del amor impersonal puede, en un momento determinado, tener amor personal, porque esa familia lo saca de quicio. Si en ese instante toma el E-Metro, la aguja marcará carga.

Interlocutor: Esta cuestión está perfectamente clara… ¿El término Psicoauditación me lo dictó alguien?

Ron Hubbard: Sí, fui yo.

Interlocutor: ¿Y el nombre Psicointegración?

Ron Hubbard: Le fue dictado al profesor Olguín a través de un nexo entre su Thetán Johnakan, el espíritu de Jung y el de Assagioli, que convinieron usar esa denominación.

Es decir que el profesor Olguín tiene el visto bueno espiritual de estos grandes maestros, que fueron los padres de la Psicología Transpersonal.

Interlocutor: ¿Psicoauditación es nuevo para usted?

Ron Hubbard: Así es, no la he experimentado nunca.

Interlocutor: ¿En teoría ya lo tenía previsto de alguna manera?

Ron Hubbard: Sí, en teoría estaba, pero había que cristalizarlo en los hechos.

Interlocutor: ¿Cuáles son en realidad las pautas de Psicoauditación?

Ron Hubbard: En esto no hay secretos. En los planos inferiores 2, 3, -1 y -2, aparte del plano físico 1, todas las entidades tienen mente reactiva. Entonces pueden ser perfectamente auditados a través de Psicoauditación.

Interlocutor: ¿Se utiliza la misma técnica que la Dianética común?

Ron Hubbard: Así es.

Interlocutor: ¿Y también el mismo código del auditor?

Ron Hubbard: Sí, es el mismo.

Interlocutor: ¿Algo más para agregar antes de concluir la sesión?

Ron Hubbard: No, esto es todo, salvo que espero que estén eufóricos con esto que están emprendiendo porque es realmente maravilloso…Los saludo con todo mi amor y en libertad de acción.

Interlocutor: Hasta luego, Maestro, y gracias.

 

 

(FIN DE LA AUTOPSICOAUDITACIÓN)

 
 
 

 
 

 
         
         
       
       
       
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