SESIÓN
DEL 21/2/03
Médium:
Jorge R. Olguín
Interlocutor:
Horacio Velmont
Entidad que se
presentó a dialogar:
Eón (el Absoluto).
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Interlocutor: ¿Quién se va a comunicar hoy?
Eón: Soy
Eón… Es importante que tengan en cuenta que todo lo creado siempre tiene
un por qué. Se ha dicho en anteriores sesiones que han tenido con Maestros
de Luz, que cada universo creado, debido a la elevación de los espíritus,
ascendía una octava. Eso hacía que cada Creación, cada Big Bang, estuviese
una octava más elevada.
Interlocutor: ¿Podemos hacer preguntas o mejor
escuchamos primero el mensaje?
Eón:
Pueden hacer preguntas. Las preguntas que ustedes hacen son valiosas
porque con mis respuestas pueden llegar a vislumbrar parte de la verdad…
Poniéndome en el lugar de ustedes –obviamente siempre estoy en el lugar de
ustedes–, yo haría esta pregunta: ¿por qué crear un universo veinte
octavas más bajo y hacer veinte universos sucesivos de 40.000 millones de
años para llegar a la octava más alta? ¿Por qué no crear directamente un
universo con la octava más alta?
Interlocutor: Ésa sería una pregunta realmente
importante… Yo siempre me he preguntado: ¿por qué crear?; ¿por qué la
Creación? Quizás, la respuesta sea, y me estoy contestando a mí mismo, que
ésa es precisamente la esencia del Absoluto, y a la “esencia última” de
las cosas no es posible preguntarle, porque no habría respuesta, el por
qué es de esta forma y no de otra. ¿Es algo así?
Eón:
Solamente en parte. Pero sí se puede preguntar el por qué. La esencia de
la vida misma es la esencia del universo, y es la esencia del Todo. Sería
impensable decir que algo existe a nivel de energía máxima sin que a su
vez hubiera vida que acompañase a eso.
Volvamos
a la hipotética pregunta inicial, es decir, por qué se creó un universo
con una vibración baja que va avanzando a medida de que la vida va
evolucionando. Porque así como se dijo recién, que el Todo cósmico va
acompañado de la vida, esta vida tiene como misión subir la vibración del
universo porque está dentro de su esencia.
La misión
particular de cada espíritu es el servicio y la misión general de todos
los espíritus es la elevación universal. Ésa es la esencia. Esto es un
juego de palabras para ustedes.
Interlocutor: ¿El Absoluto también se eleva al mismo
tiempo que se elevan los espíritus y el universo? Concretamente, ¿también
el Absoluto progresa?
Eón: El
Absoluto no progresa, acompaña solamente.
Interlocutor: ¿La esencia del Absoluto es la Creación?
Eón: La
respuesta es no, porque algo que abarca todo, está por encima, dentro,
fuera… Decir que el Absoluto es la Creación es encasillarlo.
Interlocutor: ¿Podría el Absoluto dejar de crear o su
esencia es crear y por lo tanto no puede dejar de crear?
Eón: El
Absoluto es tanto creación como no creación. La esencia del Absoluto es
gozo y la Creación es, en sí, gozo, y por lo tanto no pueden escindirse
uno de otra. El gozo y la Creación siempre van juntos.
Interlocutor: ¿Se podría hablar del porcentaje que el
Absoluto utiliza de sí mismo para la creación del universo? ¿Por ejemplo
un 10 %?
Eón: No
se puede hablar de porcentajes…
Interlocutor: Pero el Absoluto queda fuera de lo
creado… ¿Es así?
Eón:
“Dentro”, “fuera”… son meras palabras. Reitero que no hay porcentajes.
Tengan en cuenta que el Absoluto está aparte de todos los parámetros que
tienen ustedes en el plano físico.
Interlocutor: ¿Usted, Eón, es directamente el Absoluto
o está por debajo de él, para decirlo de alguna manera? Y si así fuera, en
qué plano estaría.
Eón: No
tengo planos. Estoy por encima de los planos, dentro de los planos…
Interlocutor: ¿Usted, entonces, es aquél a quien
nosotros llamamos Dios, el Creador, el Absoluto…?
Eón:
Correcto.
Interlocutor: ¿Usted es el final de todo? Me refiero a
que si después de usted no hay nada más.
Eón: Las
palabras final y comienzo se unen permanentemente… Una pregunta más porque
el receptáculo está muy desestabilizado y tiene dificultad para transmitir
con fidelidad los conceptos…
Interlocutor: Está bien… ¿Mas allá de usted qué hay?
¿Nada?
Eón: No
hay más allá. El Absoluto es el Todo. No hay comienzo y no hay final.
Tampoco el tiempo tiene un final, pues el Big Crunch no es un final, sino
un comienzo.
Interlocutor: Comprendo… Cuando todos los seres
vivientes nos sumerjamos o nos zambullamos –en realidad no sé cómo
expresarlo–, en el Absoluto, ¿éste sería nada más que el final de un ciclo
y el comienzo de un nuevo ciclo?
Eón: Así
es… Los saludo a todos…
Interlocutor:
Hasta luego, Eón, y gracias.
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