¿Y
si
alguien
te
dijera
que
tu
propósito
en
esta
vida
es
permitirte
más
felicidad?
¿Y
si
alguien
te
dijera
que
la
verdadera
medida
de
tu
éxito
en
la
vida
es
tu
felicidad?
¿Y
si
te
dijeran
que
la
esencia
de
tu
vida
es
la
libertad,
y
que
no
sólo
naciste
libre,
sino
que,
puesto
que
puedes
elegir
tus
propios
pensamientos,
siempre
eres
libre?
¿Y
si
te
explicaran
que
cada
vez
que
tienes
un
pensamiento
que
te
ayuda
a
sentirte
mejor
estás
haciendo
realidad
tu
propósito
en
ese
momento?
Estás
aquí
haciendo
tus
aportaciones
para
mejorar
y
favorecer
la
evolución
y
el
Bienestar
de
Todo-lo-Que-Es.
¿Y
si
te
dijeran
que
tus
aparentemente
sólidas
creencias
no
son
más
que
un
conglomerado
de
pensamientos
individuales
que
tuviste
una
vez
y
que
has
pensado
repetitivamente?
¿Y
si
te
dijeran
que
cuando
naciste
(e
incluso
antes)
tus
pensamientos,
y,
por
consiguiente,
la
formación
de
tus
creencias,
estuvieron
muy
influidos
por
los
que
vinieron
antes
que
tú?
¿Y
si
te
dijeran
que
las
experiencias
de
tu
vida
son
en
realidad
el
resultado
de
tus
principales
pensamientos,
y
que
la
esencia
de
los
pensamientos
en
los
que
centras
tu
atención
durante
mucho
tiempo
acaba
haciéndose
realidad?
En
otras
palabras:
«Me
ha
sucedido
lo
que
más
temía»,
«Conforme
a
vuestra
fe
os
sea
hecho»,
«Piensa
y
hazte
rico»,
«Dios
los
cría
y
ellos
se
juntan»,
«Lo
que
siembres
será
lo
que
coseches».
Ahora
piensa
esto:
si
más
o
menos
ya
conocías
estos
conceptos,
¿no
te
gustaría
probar
personalmente
su
validez?
¿No
habría
puntos
que
te
gustaría
aclarar?
¿No
te
sentirías
incitado
a
realizar
alguna
acción
práctica?
Algunas
personas
sentirán
que
internamente
ya
conocían
las
enseñanzas
que
encierra
este
libro.
Si
éste
es
tu
caso,
puede
que
estés
dispuesto
a
empezar
a
usarlo
enseguida
para
refrescar
tu
mente
no
sólo
respecto
a
quien-eres-realmente,
sino
también
respecto
al
valor
y
al
propósito
de
tu
experiencia
de
la
vida
en
este
momento
del
tiempo
y
en
este
lugar.
Lo
que
llamas
conciencia
es
la
creencia
(propiciada
por
los
que
vinieron
antes
que
tú)
que
te
han
imbuido
de
lo
que
está
bien
o
lo
que
está
mal
que
seas,
hagas
o
tengas.
Debido
a
que
este
sistema
de
creencias
te
ha
sido
impuesto
desde
fuera,
también
puede
ser
modificado
por
quienquiera
que
influya
en
tus
pensamientos
en
el
presente.
En
otras
palabras,
nuestras
conciencias
flexibles
y
diversas
han
sido
moldeadas
por
temores,
alabanzas,
reprobaciones
y
recompensas
prometidas
o
amenazas
de
castigo
(ya
sea
ahora
o
posteriormente)
por
las
generaciones
que
nos
han
precedido.
Por
eso,
para
intentar
calmar
las
conciencias
de
quienes
con
sus
temores
pretenden
controlar
a
los
demás,
cada
nueva
generación
recibe
la
instrucción
de
que
«te
guíe
tu
conciencia»
(incluso
mediante
el
famoso
personaje
de
animación
Pepito
Grillo).
Puesto
que
millones
de
culturas
y
sociedades
anteriores
a
la
nuestra,
religiones,
gobernantes,
líderes
y
maestros
(y
también
los
padres)
han
intentado
transmitirnos
su
sistema
de
creencias
a
cada
nueva
generación,
nos
encontramos
en
un
mundo
donde
existe
una
amplia
gama
de
opiniones
conflictivas
—así
como
guerras
violentas—
respecto
a
qué
conciencia
nos
ha
de
guiar.
Es
decir,
qué
pensamientos,
creencias
o
conciencia
te
han
de
guiar
para
saber
lo
que
está
bien
y
lo
que
está
mal.
Quizá
sería
conveniente
que
te
preguntaras:
«
¿Qué
pensamientos,
creencias
o
conciencia
arraigada
deben
guiarme
para
saber
lo
que
es
bueno
para
mí?»
El
subtítulo
de
este
libro
(Atrévete
a
dejarte
guiar
por
los
sentimientos)
es
una
respuesta
a
esta
pregunta
específica.
Si
mi
propósito
es
descubrir
formas
de
mejorar
mi
estado
de
ánimo,
y
si
mis
pensamientos
equivalen
a
mis
creencias,
a
mis
sentimientos
y
por
consiguiente
a
mi
experiencia,
y
si
mediante
la
Ley
de
la
Atracción
(atraer
la
esencia
de
lo
que
se
desea)
puedo
cambiar
mi
experiencia
con
mis
pensamientos,
¿cómo
puedo
estar
seguro
de
qué
pensamientos/creencias
acabarán
atrayendo
lo
que
realmente
deseo?
Este
libro
es
único
en
muchos
aspectos,
pero
principalmente
lo
es
porque
ha
sido
escrito
para
responder
a
esa
pregunta.
Y
la
respuesta
simplificada
es:
Me
dejaré
guiar
por
mis
sentimientos.
Lo
hemos
escrito
para
responder
a
vuestra
necesidad
de
saber
más.
No
para
salvar
o
arreglar
un
mundo
que
ni
quiere
ni
necesita
que
lo
salven
o
lo
arreglen
(pues
no
está
destrozado).
Estas
enseñanzas
de
Abraham
simplemente
habían
de
tu
propósito
de
seguir
con
la
creación
gozosa,
de
realizar
la
vida
que
has
intentado
crear,
a
la
vez
que
permites
que
los
demás
hagan
lo
mismo.
Por
muy
maravillosa
que
sea
tu
vida,
seguro
que
quieres
más.
Por
muy
bien
que
te
sientas,
quieres
estar
mejor.
Éste
es
el
mantra
del
Universo
en
expansión-permanente:
¡Más!
¡Más!
¡Más!
Más
expansión.
Más
expresión.
Más
exposición.
Más
deseo.
¡Más
vida!
Nuestro
planeta
Tierra
está
poblado
por
miles
de
millones
de
personas,
todas
con
el
deseo
de
vivir
y
sentirse
mejor
que
ahora.
Todos
los
seres
humanos,
en
todo
momento,
tenemos
la
opción
de
permitirnos
recibir
nuestro
Bienestar
innato,
o
de
resistirnos
a
él.
Asimismo,
los
miles
de
millones
de
personas
que
también
lo
desean
tienen
esa
opción.
Y
como
no
hay
nada
que
deseemos
que
nuestro
Universo
ilimitado
y
generoso
no
pueda
darnos,
no
podemos
recibir
lo
que
no
permitimos.
Este
libro
es
otro
volumen
exhaustivo
de
las
enseñanzas
de
Abraham
por
derecho
propio.
Sin
embargo,
incluye
las
respuestas
a
miles
de
preguntas
acumuladas
desde
que
empezamos
a
comunicarnos
con
Abraham
en
1985.
Pues
bien,
¿quién
es
Abraham?
Yo
los
describiría
como
un
fenómeno
No-Físico
inefable.
Para
mí
son
un
«grupo»
de
maestros
de
sabiduría
extraordinaria
e
incondicio-
nalmente
amorosos
que
transmiten
las
utilidades
prácticas
de
las
Leyes
naturales
del
Universo.
..
Para
mí
son
la
forma
más
pura
de
amor
que
he
conocido
jamás.
Abraham,
de
alguna
forma,
proyecta
bloques
de
pensamientos
(no
palabras)
que
Esther,
mi
esposa,
recibe
(de
un
modo
similar
a
una
radio)
como
respuesta
a
nuestras
preguntas.
(Nunca
nos
han
impuesto
nada,
sólo
se
comunican
cuando
les
preguntamos
algo.)
Al
igual
que
un
intérprete
puede
traducir
una
conversación
de
una
lengua
a
otra
(pensamiento
por
pensamiento,
pero
no
palabra
por
palabra),
Esther
traduce
instantáneamente
los
pensamientos
no
verbales
proyectados
por
Abraham
al
inglés,
nuestra
lengua
nativa.
Y
aunque
todavía
no
acabo
de
entender
cómo
lo
hace,
durante
más
de
veinte
años
he
disfrutado
cada
minuto
de
esta
experiencia...,
no
sólo
porque
ha
sido
personalmente
satisfactoria,
sino
porque
también
he
gozado
con
el
hecho
de
ser
testigo
del
valor
que
Abraham
tiene
para
miles
de
personas
que
han
planteado
las
pre-
guntas
que
ellos
han
respondido.
Desde
que
empezamos
a
contactar
con
Abraham,
sus
enseñanzas
se
han
basado
en
la
Ley
de
la
Atracción.
(Si
quieres
obtener
más
informació
gratuitamente
sobre
la
Ley
de
la
Atracción
o
las
Enseñanzas
de
Abraham,
visita
nuestra
web
interactiva
en
www.abraham-hicks.com.)
En
1985,
cuando
empezó
este
fenómeno,
le
pregunté
a
Abraham
si
había
algunas
Leyes
del
Universo
que
nos
sirvieran
para
regir
nuestras
vidas
de
un
modo
natural
(opuestas
a
las
leyes
antinaturales
que
han
inventado
los
seres
humanos
para
controlarse
o
limitarse
mutuamente).
La
primera
Ley
que
nos
dio
Abraham
fue
la
Ley
de
la
Atracción
(todo
objeto
atrae
la
esencia
de
lo
que
se
le
asemeja).
No
recuerdo
haber
oído
ese
término
antes
de
conocer
a
Abraham
(aunque
ahora
que
estoy
escribiendo
esto,
creo
que
hay
pocas
personas
anglo
parlantes
que
no
hayan
oído
hablar
de
él
recientemente).
Pero
la
claridad
con
la
que
Abraham
nos
habló
de
esta
Ley
en
aquel
entonces,
para
mí
era
totalmente
nueva
y
excitante.
Por
esa
razón,
en
1985
empecé
a
crear
una
serie
de
veinte
casetes
que
se
llamaban
Temas
Especiales,
en
las
que
yo
les
hacía
preguntas
sobre
cómo
mejorar
distintos
aspectos
de
nuestra
vida.
Nuestra
primera
grabación
se
llamaba
La
Ley
de
¡a
Atracción,
y
ya
hace
veinte
años
que
se
grabó,
al
principio
en
un
formato
introductorio
gratuito,
y
luego
también
se
podía
descargar
gratuitamente
de
nuestra
página
web.
(Hace
poco
transcribimos
5
de
las
prime-
ras
20
grabaciones
y
las
convertimos
en
el
primero
(Hay
House,
2006]
de
los
cuatro
libros
de
la
colección
sobre
la
Ley
de
la
Atracción:
La
Ley
de
la
Atracción:
El
secreto
que
hará
realidad
todos
tus
deseos
[Urano,
Barcelona,
2007];
Relationships,
and
the
Law
ofthe
At-
traction
[Las
relaciones
y
la
Ley
de
la
Atracción],1 Money,
and
the
Law
ofthe
Attraction
[El
dinero
y
la
Ley
de
la
Atracción],
y
Spirituality,
and
the
Law
ofthe
Attraction
[La
espiritualidad
y
la
Ley
de
la
Atracción].)
En
los
veinte
años
siguientes
ha
habido
muchos
autores,
guionistas
y
directores
de
cine
(que
con
frecuencia
estaban
suscritos
a
nuestro
Weekly
Subscription
Program)
que,
al
ver
la
fuerza,
la
exclusividad
y
el
valor
de
la
visión
de
la
vida
que
ofrece
Abraham
y
las
Leyes
naturales
del
Universo
—especialmente
el
término
la
Ley
de
la
Atracción—,
empezaron
a
utilizar
este
material
en
sus
múltiples
proyectos.
Cambiaron
ligeramente
algunas
palabras
y
publicaron
esta
información
con
sus
nombres
(en
algunas
ocasiones
citando
la
fuente
de
esta
información);
actualmente,
el
término
la
Ley
de
la
Atracción
está
en
boca
de
millones
de
personas
de
todo
el
mundo.
Y,
sin
embargo,
puesto
que
en
todos
los
casos
cambiaron
las
palabras
de
Abraham
(probablemente
para
evitar
infringir
la
ley
de
propiedad
intelectual),
aunque
millones
de
personas
conozcan
alguna
versión
de
la
Ley
de
la
Atracción,
la
mayoría
todavía
no
tienen
una
información
lo
suficientemente
clara
de
esas
obras
abreviadas
para
comprender
de
verdad
este
innovador
concepto
y
poder
utili/.arlo
de
forma
deliberada.
No
obstante,
también
hay
muchos
autores
que
reconocen
que
se
han
inspirado
en
las
Enseñanzas
de
Abraham,
y
Esther
y
yo
valoramos
mucho
a
esas
personas
creativas
que
remiten
a
los
demás
a
la
fuente
donde
ellas
aprendieron
la
profundidad
y
el
poder
de
estos
principios,
tal
como
Abraham
nos
los
ha
presentado
a
través
de
Esther.
Puede
que
esto
os
interese:
en
1965,
descubrí
el
clásico
de
Napoleón
Hill
Think
and
Grow
Rich
(Piense
y
hágase
rico);
lo
utilicé
deliberadamente,
¡y
me
fue
de
maravilla!
Sus
principios
me
funcionaron
tan
bien
que,
utilizando
dicha
obra
como
libro
de
texto,
empecé
a
enseñar
a
otros
lo
que
había
aprendido,
conjuntando
esta
enseñanza
con
mi
propio
trabajo.
La
frase
que
describía
mi
misión
en
aquellos
tiempos
era
la
misma
que
hoy:
Mi
intención
es
que
las
vidas
de
todas
las
personas
con
las
que
me
relaciono
o
bien
mejoren
a
raíz
de
nuestra
interacción,
o
bien
se
queden
como
están,
pero
que
nadie
retroceda
a
consecuencia
de
su
relación
conmigo.
Al
cabo
de
unos
pocos
años
de
enseñar
los
principios
del
éxito
de
Hill,
me
di
cuenta
de
que
un
buen
número
de
personas
que
estudiaban
conmigo
habían
logrado
la
magnitud
del
éxito
que
yo
les
había
prometido
a
todos.
Y
aunque
había
muchas
que
sí
experimentaban
una
notable
mejoría,
también
había
las
que
parecía
que,
por
más
cursos
que
hicieran,
no
llegaban
a
ninguna
parte.
En
las
primeras
nueve
páginas
del
libro
de
HUÍ,
éste
insta
a
sus
lectores
a
que
busquen
el
secreto.
(Menciona
24
veces
el
«secreto
oculto».)
Probablemente
leí
ese
libro
un
millar
de
veces
entre
1965
y
1982,
pero
nunca
estuve
seguro
de
saber
lo
que
realmente
era
ese
«secreto».
Sentía
que
faltaba
algo.
Tenía
la
sensación
de
que
había
otro
factor
en
la
ecuación
éxito-finanzas...
y
empecé
a
buscar
el
vínculo
que
faltaba.
En
mi
búsqueda
continuada,
aunque
leí
muchos
libros
con
diversos
planteamientos,
Piense
y
hágase
rico
era
lo
más
cercano
a
lo
que
yo
había
estado
pidiendo
y
había
podido
encontrar,
pero
Hill
sabía
mucho
más
de
lo
que
había
incluido
en
su
libro
(porque
no
habría
sido
aceptado
en
el
mercado
editorial
de
su
tiempo).
Y
gran
parte
del
secreto
que
él
había
transmitido
fue
censurado.
Hace
unos
tres
años
descubrí
una
versión
no
abreviada
de
Piense
y
hágase
rico.
Lo
había
publicado
la
Wilshire
Book
Company
de
Melvin
Powers,
y
a
medida
que
lo
iba
comparando,
palabra
por
palabra,
con
la
versión
que
yo
había
utilizado
durante
más
de
cuarenta
años,
pude
darme
cuenta
de
que
el
«secreto»
había
sido
cuidadosamente
eliminado.
Entonces
entendí
por
qué
no
había
podido
desvelar
el
secreto
de
Hill.
¡No
estaba
en
el
libro!
No
me
voy
a
extender
mucho
en
este
tema,
salvo
para
deciros
que
entre
las
muchas
omisiones
importantes,
la
palabra
«vibración»
había
sido
tachada
37
veces.
(Recordad
este
dato;
haré
referencia
a
él
más
adelante.)
El
resultado
fue
que
Napoleón
Hill
no
trató
de
publicar
muchos
de
los
«secretos
del
éxito»
que
había
descubierto,
y
gran
parte
de
la
«verdad»
que
intentó
transmitir
en
su
primer
libro
fue
censurada.
Y
ahora
avancemos
setenta
años,
cuando
Esther
y
yo
nos
hemos
vuelto
sorprendentemente
famosos
por
nuestra
experiencia
de
publicar
una
«verdad».
Una
productora
de
televisión
nos
pidió
permiso
para
hacer
un
reportaje
sobre
nuestro
trabajo.
Un
equipo
de
producción
subió
a
bordo
de
uno
de
nuestros
cruceros
de
la
Aventura
del
Bienestar
y
rodó
allí
la
mayor
parte
de
su
reportaje.
Sin
embargo,
debido
a
una
serie
de
acontecimientos
fortuitos,
el
reportaje
acabó
adoptando
un
formato
de
DVD
antes
de
ser
emitido
por
la
cadena
de
televisión
australiana,
y
el
resultado
fue
que
ese
proyecto
se
convirtió
en
un
tremendo
éxito.
Y
aunque
lo
titularon
El
Secreto
y
su
intención
era
revelar
al
mundo
el
«secreto
del
éxito»
que
anteriormente
había
sido
ocultado,
poco
sabían
los
entusiastas
videntes
de
que
el
verdadero
«secreto»
que
habían
estado
buscando
había
vuelto
a
ser
suprimido.
.,
En
otras
palabras,
antes
de
que
se
autorizara
su
proyección,
nos
informaron
de
que
Los
Poderes
Existentes
habían
exigido,
entre
otras
cosas,
que
se
suprimiera
la
palabra
clave
que
utiliza
Abraham:
«vibración».
¡Esther
y
yo
nos
quedamos
atónitos!
En
la
actualidad,
¡setenta
años
después,
se
volvía
a
proteger
al
público
de
la
palabra
«vibración»!
De
modo
que
resultó
que
el
verdadero
secreto
que
se
escondía
tras
El
Secreto
seguía
siendo
secreto.
Cuando
formas
parte
de
un
acontecimiento
semejante
te
preguntas
cuánta
«verdad»
consigue
superar
la
censura.
No
obstante,
he
llegado
a
la
conclusión
de
que
la
razón
por
la
que
estos
innovadores
conceptos
filosóficos
son
eliminados
de
los
medios
de
comunicación
no
es
para
intentar
ocultar
la
«verdad»
a!
gran
público,
sino
para
hacer
el
producto
más
vendible.
Por
otra
parte,
personas
bienintencionadas,
que
desean
hacer
que
las
ideas
innovadoras
sean
más
aceptables,
suelen
diluirlas
o
expresarlas
de
otro
modo
para
debilitar
o
amortiguar
el
impacto
de
su
pureza.
Abraham
nos
ha
dicho
que
en
la
Primera
Línea
del
pensamiento
nunca
hay
demasiada
gente.
De
todos
modos,
nos
hemos
dado
cuenta
de
que,
en
esta
nueva
era
de
Internet,
entre
las
masas
siempre
hay
pensadores
de
Primera
Línea.
Esta
pasada
semana
de
marzo
de
2007
Esther
y
yo
recibimos
la
maravillosa
noticia
de
nuestro
editor
de
que
nuestro
libro
La
Ley
de
la
Atracción
(una
transcripción
de
nuestras
grabaciones
de
1985)
había
ascendido
en
la
lista
de
superventas
y
se
había