PONER EN CLARO EL PASADO
Más adelante, el camino se angostaba y se inclinaba abruptamente
sobre la cara de la montaña. El camión dio varios saltos sobre
piedras grandes y tomó la curva con lentitud. Abajo, los Andes se
alzaban en macizos cordones grises sobre bancos de nubes blancas
como la nieve.
Miré a Sánchez. Iba inclinado sobre el volante, tenso. La mayor
parte del día había estado trepando pendientes escarpadas y
metiéndose en pasos obstaculizados por las rocas caídas. Yo quería
abordar otra vez el tema de los dramas de control, pero el momento
resultaba poco apropiado. Sánchez parecía necesitar cada gramo de
energía para conducir, y además yo no tenía muy claro qué quería
preguntarle. Había leído el resto de la Quinta Revelación y era un
eco exacto de los puntos que Sánchez me había relatado. La idea de
liberarme de mi estilo para controlar era tentadora, en especial si
podía servir para acelerar mi evolución, pero todavía no lograba
entender cómo funcionaba el drama del control.
—¿En qué está pensando? —me preguntó Sánchez.
—Terminé de leer la Quinta Revelación —dije—. Y pensaba en esos
dramas. Teniendo en cuenta lo que usted dijo sobre mí, supongo que
piensa que mi drama tiene que ver con el hecho de ser distante.
No respondió. Miraba el camino. A unos treinta metros, un vehículo
grande de cuatro ruedas bloqueaba el paso. Un hombre y una mujer
estaban parados sobre un precipicio rocoso a unos quince metros del
vehículo. Nos miraron.
Sánchez detuvo el camión, los contempló un momento y sonrió.
—Conozco a la mujer —dijo—. Es Julia. Podemos hablar con ellos.
Tanto el hombre como la mujer eran de piel oscura y parecían
peruanos. Ella era mayor, de unos cincuenta años, mientras que el
hombre parecía de unos treinta. Cuando bajamos del camión la mujer
se acercó.
—¡Padre Sánchez! —exclamó.
—¿Cómo está, Julia? —respondió Sánchez. Se abrazaron y después el
cura me la presentó, y la mujer, a su vez presentó a su compañero.
Rolando.
Sin decir nada más, Julia y Sánchez nos dieron la espalda y
caminaron hacia la saliente en la que antes se hallaban Julia y
Rolando. Rolando me miró fijo y yo instintivamente me di vuelta y
caminé en dirección a los otros dos. Rolando me siguió, mirándome
siempre como si quisiera algo. Si bien su cabello y sus rasgos eran
jóvenes, tenía la piel rubicunda. Por algún motivo me sentí
angustiado.
Mientras caminábamos hasta el borde de la montaña, varias veces me
dio la impresión de que iba a hablar, pero en cada oportunidad él
desviaba la mirada y yo aceleraba el paso. Guardaba silencio. Cuando
llegamos al precipicio, me senté en una saliente para evitar que se
ubicara junto a mí. Julia y Sánchez estaban unos seis metros más
arriba, en una piedra grande.
Rolando se sentó lo más cerca posible de mí. Si bien su mirada
constante me molestaba, a la vez sentía cierta curiosidad.
Me sorprendió mirándolo y me preguntó:
—¿Estás aquí por el Manuscrito? Tardé mucho en responderle.
—He oído hablar de él. Me miró perplejo.
—¿Lo viste?
—Una parte —repuse—. ¿Tienes algo que ver con el tema?
—Me interesa —contestó—, pero hasta ahora no vi ninguna copia.
Se hizo un silencio.
—¿Eres de los Estados Unidos? —me preguntó. La pregunta me molestó,
así que decidí no responderle. En cambio, le pregunté:
—¿El Manuscrito tiene algo que ver con las ruinas de Machu Picchu?
—No creo —respondió—. Salvo que fue escrito más o menos en la misma
época en que se construyeron las ruinas.
Guardé silencio, mirando el increíble paisaje de los Andes. Si yo
permanecía callado, tarde o temprano él divulgaría qué hacía allí
con Julia y en qué se relacionaba con el Manuscrito. Seguimos
sentados durante veinte minutos sin conversar. Al final. Rolando se
puso de pie y fue hacia donde dialogaban Julia y Sánchez.
Realmente no sabía qué hacer. Había evitado sentarme con ellos
porque tenía la clara impresión de que deseaban hablar a solas.
Durante quizás otros treinta minutos, me quedé allí, contemplando
los picos rocosos y esforzándome por oír la conversación de los
otros. Ninguno me prestaba la más mínima atención. Por último,
decidí reunirme con ellos, pero antes de que pudiera moverme los
tres se levantaron y se dirigieron al vehículo de Julia. Corté
camino por las rocas para alcanzarlos.
—Deben marcharse —me comentó Sánchez cuando me acerqué.
—Lamento que no hayamos tenido tiempo de hablar—dijo Julia—. Espero
verte otra vez. —Me miraba con la misma calidez que a menudo
mostraba Sánchez. Cuando asentí, sacudió ligeramente la cabeza y
agregó: —En realidad, tengo la sensación de que nos veremos pronto.
Mientras caminábamos por el camino rocoso, sentí la necesidad de
responder algo, pero no podía pensar. Al llegar a su vehículo, Julia
dijo un rápido adiós. Rolando y ella subieron y el vehículo arrancó
hacia el norte, por donde habíamos llegado Sánchez y yo. Me sentía
confundido.
En cuanto subimos a nuestro camión, Sánchez me preguntó:
—¿Rolando le habló de Wil?
—¡No! —exclamé—, ¿Lo vieron? Sánchez se mostró sorprendido.
—Sí, lo vieron en un pueblo a unos cincuenta kilómetros de aquí.
—¿Wil les dijo algo sobre mí?
—Según me contó Julia, Wil mencionó que se había separado de usted.
Pero habló sobre todo con Rolando. ¿Usted le dijo a Rolando quién
era?
—No, no sabía si podía confiar en él.
La expresión de Sánchez era de total incredulidad.
—Le dije que con ellos se podía hablar. Hace años que conozco a
Julia. Es dueña de un negocio en Lima, pero desde el descubrimiento
del Manuscrito está buscando la Novena Revelación. Julia no viajaría
con alguien que no fuera digno de confianza. No había peligro. Ahora
perdió una información importante.
Sánchez me miró serio.
—ESTE ES UN
PERFECTO EJEMPLO DE CÓMO INTERFIERE UN DRAMA DE Control —explicó—.
USTED SE MOSTRÓ TAN DISTANTE QUE NO PERMITIÓ QUE SE PRODUJERA UNA
COINCIDENCIA DE IMPORTANCIA.
Sin duda me vio a la defensiva.
—Está bien —dijo—, todos hacemos dramatizaciones de uno u otro tipo.
Por lo menos, ahora entiende cómo funciona la suya.
—¡No entiendo! —exclamé—. ¿Qué estoy haciendo, exactamente?
—SU FORMA DE CONTROLAR SITUACIONES Y PERSONAS —explicó—, PARA HACER
QUE LA ENERGÍA VAYA PARA SU LADO, CONSISTE EN CREAR ESTE DRAMA EN SU
MENTE DURANTE EL CUAL SE RETIRA Y SE MUESTRA MISTERIOSO Y RESERVADO.
USTED SE DICE QUE ES CAUTO, PERO LO QUE EN REALIDAD HACE ES ESPERAR
QUE ALGUIEN SE INCORPORE AL DRAMA Y TRATE DE IMAGINAR QUÉ LE PASA.
CUANDO ESO OCURRE, USTED SE MUESTRA VAGO Y FUERZA AL OTRO A
ESFORZARSE, HURGAR Y TRATAR DE DISCERNIR SUS VERDADEROS
SENTIMIENTOS.
"AL HACERLO, LE PRESTA SU TOTAL ATENCIÓN Y LE ENVÍA SU ENERGÍA.
CUANTO MÁS TIEMPO USTED LO MANTENGA INTERESADO E INTRIGADO, MÁS
ENERGÍA RECIBE. POR DESGRACIA, MIENTRAS JUEGA A SER DISTANTE, SU
VIDA TIENDE A EVOLUCIONAR MUY LENTAMENTE, PORQUE REPITE LA MISMA
ESCENA UNA Y OTRA VEZ. SI SE HUBIERA ABIERTO a Rolando, LA PELÍCULA
DE SU VIDA HABRÍA DESPEGADO EN UNA DIRECCIÓN NUEVA Y SIGNIFICATIVA.
Sentí que me deprimía. Aquello no era más que otro ejemplo de lo que
Wil había señalado cuando vio que yo me resistía a darle información
a Reneau. Era cierto. YO TENDÍA A OCULTAR LO QUE EN REALIDAD
PENSABA.
Miré por la ventanilla el camino que iba subiendo más arriba entre
los picos. Sánchez volvió a concentrarse en evitar pozos fatales.
Cuando la huella se tornó más angosta, me miró y dijo:
—EL PRIMER PASO EN EL PROCESO DE PONER LAS COSAS EN CLARO CONSISTE
PARA TODOS EN TRAER A LA CONCIENCIA NUESTRO DRAMA PARTICULAR DE
CONTROL. NO PODREMOS AVANZAR HASTA NO HABERNOS MIRADO BIEN Y
DESCUBIERTO QUÉ HACEMOS PARA MANIPULAR Y ASÍ CONSEGUIR ENERGÍA. Es
justo lo que le pasó a usted.
—¿Cuál es el próximo paso? —pregunté.
—CADA UNO DEBE REMONTARSE A SU PASADO, A LA VIDA FAMILIAR INICIAL, Y
VER CÓMO SE FORMÓ ESE HÁBITO. VER SU APARICIÓN MANTIENE NUESTRA
FORMA DE CONTROLAR EN EL NIVEL CONSCIENTE. RECUERDE: LA MAYORÍA DE
LOS MIEMBROS DE NUESTRA FAMILIA REPRESENTABAN A SU VEZ UN DRAMA PARA
TRATAR DE ABSORBER ENERGÍA DE NOSOTROS CUANDO ÉRAMOS CHICOS. ES POR
ESO QUE TUVIMOS QUE FORMAR UN DRAMA DE CONTROL. NOS HACÍA FALTA UNA
ESTRATEGIA PARA RECUPERAR LA ENERGÍA. SIEMPRE DESARROLLAMOS NUESTROS
DRAMAS PARTICULARES EN RELACIÓN CON LOS MIEMBROS DE NUESTRA FAMILIA.
NO OBSTANTE, UNA VEZ QUE RECONOCEMOS LA DINÁMICA DE LA ENERGÍA EN
NUESTRA FAMILIA, PODEMOS IR MÁS ALLÁ DE ESTAS ESTRATEGIAS DE CONTROL
Y VER QUÉ OCURRE EN REALIDAD.
—¿A qué se refiere con "lo que ocurre en realidad"?
—CADA PERSONA DEBE REINTERPRETAR SU EXPERIENCIA DE FAMILIA DESDE UN
PUNTO DE VISTA EVOLUCIONISTA, DESDE UN PUNTO DE VISTA ESPIRITUAL, Y
DESCUBRIR QUIÉN ES EN VERDAD. UNA VEZ QUE LO HACEMOS, NUESTRO DRAMA
SE DESVANECE Y NUESTRA VIDA REAL DESPEGA.
—Entonces, ¿por dónde empiezo?
—Primero, entendiendo CÓMO SE FORMÓ SU DRAMATIZACIÓN.
Hábleme de su padre.
—Es un buen hombre, divertido y capaz, pero... —Vacilé. No quería
dar la impresión de ser desagradecido con mi padre.
—¿Pero qué? —preguntó Sánchez.
—Bueno, SIEMPRE FUE MUY CRÍTICO. YO NUNCA HACÍA NADA BIEN.
—¿Cómo lo criticaba? —preguntó Sánchez.
Apareció en mi mente una imagen de mi padre, joven y fuerte.
—ME HACÍA PREGUNTAS Y SIEMPRE ENCONTRABA ALGO EQUIVOCADO EN LAS
RESPUESTAS.
—¿Y qué le pasaba a su energía?
—Supongo que me sentía despojado, así que trataba de evitar decirle
cosas.
—Es decir, que SE VOLVÍA VAGO Y
DISTANTE Y TRATABA DE HABLAR COMO PARA ATRAER LA ATENCIÓN DE ÉL PERO
SIN REVELAR DEMASIADO Y ASÍ NO DARLE MOTIVO PARA CRITICAR. ¿ÉL ERA
EL
INTERROGADOR
Y USTED LO ELUDÍA CON SU ACTITUD DISTANTE?
—Sí, creo que sí. Pero, ¿qué es un interrogador?
—ES
OTRA CLASE DE DRAMA. LAS PERSONAS QUE USAN ESA FORMA DE OBTENER
ENERGÍA MONTAN EL DRAMA DE HACER PREGUNTAS Y SONDEAR EL MUNDO DEL
OTRO CON EL PROPÓSITO ESPECÍFICO DE ENCONTRAR ALGO EQUIVOCADO.
APENAS LO HACEN, CRITICAN ESE ASPECTO DE LA VIDA DEL OTRO. SI ESTA
ESTRATEGIA TIENE ÉXITO, LA PERSONA CRITICADA ES INCORPORADA AL
DRAMA. DE REPENTE EMPIEZA A SENTIRSE TÍMIDA RESPECTO DEL
INTERROGADOR Y PRESTA ATENCIÓN A LO QUE ÉSTE HACE Y PIENSA, PARA NO
COMETER ALGÚN ERROR SUSCEPTIBLE DE SER NOTADO POR EL INTERROGADOR.
ESTA DEFERENCIA PSÍQUICA LE DA AL INTERROGADOR LA ENERGÍA QUE
QUIERE.
PIENSE LAS VECES QUE ESTUVO CON ALGUIEN ASÍ. CUANDO QUEDA ATRAPADO
EN ESE DRAMA, ¿NO TIENDE A ACTUAR DE MANERA TAL QUE ESA PERSONA NO
LO CRITIQUE? EL INTERROGADOR LO SACA DE SU CAMINO Y LO DESPOJA DE SU
ENERGÍA PORQUE USTED SE JUZGA A SÍ MISMO POR LO QUE ÉL PUEDA PENSAR.
Recordé con exactitud esa sensación, y la persona que me vino a la
mente fue Jensen.
—¿Entonces mi padre era un interrogador? —pregunté. —Por lo que me
contó, sí.
Durante un momento me quedé pensando en el drama de mi madre. Si mi
padre era un interrogador, ¿qué era ella? Sánchez me preguntó en qué
pensaba.
—Me preguntaba cuál es el drama de control de mi madre
—respondí—. ¿Cuántos tipos hay?
—Déjeme explicarle las
clasificaciones mencionadas en el Manuscrito —dijo Sánchez—. CADA
PERSONA MANIPULA PARA CONSEGUIR ENERGÍA EN FORMA AGRESIVA, FORZANDO
DIRECTAMENTE A LA GENTE A QUE LE PRESTE ATENCIÓN, O PASIVA, JUGANDO
CON LA SIMPATÍA O LA CURIOSIDAD DE LA GENTE PARA ATRAER LA ATENCIÓN.
POR EJEMPLO, SI ALGUIEN LO AMENAZA, VERBAL O FÍSICAMENTE, USTED SE
VE FORZADO, POR TEMOR A QUE LE PASE ALGO MALO, A PRESTARLE ATENCIÓN
Y ASÍ A DARLE ENERGÍA. LA PERSONA QUE LO AMENAZA LO ARRASTRARÍA AL
TIPO DE DRAMA MÁS AGRESIVO, LO QUE LA SEXTA REVELACIÓN LLAMA EL "INTIMIDADOR".
"SI, POR OTRA PARTE, ALGUIEN LE DICE
TODAS LAS COSAS HORRIBLES QUE LE ESTÁN SUCEDIENDO, DANDO A ENTENDER,
QUIZÁ, QUE USTED ES EL RESPONSABLE Y QUE SI USTED SE NIEGA A
AYUDARLO ESAS COSAS CONTINUARÁN, ESA PERSONA TRATA DE CONTROLAR EN
EL NIVEL MÁS PASIVO, CON LO QUE EL MANUSCRITO LLAMA EL DRAMA DEL “POBRE
DE MÍ".
Piénselo un momento. ¿NUNCA ESTUVO AL LADO DE ALGUIEN QUE LO HACE
SENTIR CULPABLE CUANDO SE HALLA EN SU PRESENCIA, AUNQUE USTED SEPA
QUE NO HAY NINGUNA RAZÓN PARA ESO?
—Sí.
—Bueno, ES PORQUE ENTRÓ EN EL MUNDO DRAMÁTICO DEL "POBRE DE MÍ".
TODO LO QUE DICE Y HACE LO COLOCA A USTED EN UNA POSICIÓN EN LA QUE
TIENE QUE DEFENDERSE DE LA IDEA DE QUE NO ESTÁ HACIENDO LO
SUFICIENTE POR ESA PERSONA. POR ESO UNO SE SIENTE CULPABLE POR EL
SOLO HECHO DE ESTAR CON ELLA.
Asentí.
—PUEDE ANALIZARSE EL DRAMA DE CADA UNO DE NOSOTROS —continuó—, SEGÚN
DÓNDE SE UBIQUE EN ESTE ESPECTRO QUE VA DE AGRESIVO A PASIVO. SI UNA
PERSONA ES SUTIL EN SU AGRESIÓN, SI ENCUENTRA FALLAS Y LENTAMENTE
SOCAVA SU MUNDO PARA OBTENER SU ENERGÍA, como vimos en el caso de su
padre, ESA PERSONA SERÍA UNA INTERROGADORA. MENOS PASIVO QUE EL
"POBRE DE MÍ" SERÍA SU DRAMA DE LA ACTITUD DISTANTE. DE MODO QUE EL
ORDEN DE LOS DRAMAS ES: INTIMIDADOR, INTERROGADOR, DISTANTE Y POBRE
DE MÍ. ¿Le parece lógico?
—Supongo que sí.
—Correcto. ALGUNAS PERSONAS USAN MÁS DE UN DRAMA EN DISTINTAS
CIRCUNSTANCIAS, PERO LA MAYORÍA TENEMOS UN DRAMA DE CONTROL
DOMINANTE QUE TENDEMOS A REPETIR, SEGÚN CUÁL FUNCIONÓ BIEN CON LOS
MIEMBROS DE NUESTRA FAMILIA PRIMARIA.
De pronto vi todo muy claro. Mi madre me hacía exactamente lo mismo
que mi padre. Miré a Sánchez.
—Mi madre. Ya sé lo que era. También era una interrogadora.
—O sea que recibió una dosis doble —comentó Sánchez—. Con razón es
tan distante. PERO POR LO MENOS NO LO INTIMIDABAN. POR LO MENOS
NUNCA TEMIÓ POR SU SEGURIDAD.
—¿Qué habría ocurrido en ese caso?
—HABRÍA QUEDADO CLAVADO EN UN DRAMA DE POBRE DE MÍ. ¿Ve cómo
funciona? SI USTED ES UN NIÑO Y ALGUIEN LE QUITA SU ENERGÍA
AMENAZÁNDOLO CON UN DAÑO FÍSICO, SER DISTANTE NO DA RESULTADO. NO
PUEDE LOGRAR QUE LE DEN ENERGÍA HACIÉNDOSE EL TÍMIDO. A LOS DEMÁS
LES IMPORTA UN RÁBANO QUÉ PASA EN SU INTERIOR. SON MUY FUERTES.
ENTONCES, USTED SE VE OBLIGADO A VOLVERSE MÁS PASIVO E INTENTAR EL
ENFOQUE DEL POBRE DE MÍ, APELANDO A LA MISERICORDIA DEL OTRO,
HACIÉNDOLO SENTIR CULPABLE POR EL DAÑO QUE ESTÁ HACIENDO.
SI ESO NO FUNCIONA, DE CHICOS, AGUANTAMOS HASTA SER LO BASTANTE
GRANDES PARA EXPLOTAR CONTRA LA VIOLENCIA Y COMBATIR LA AGRESIÓN CON
AGRESIÓN. —Hizo una pausa. —Como la chica de la cual me habló, en la
familia peruana que le servía la cena.
UNA PERSONA LLEGA A CUALQUIER EXTREMO NECESARIO PARA ATRAER LA
ENERGÍA DE LA ATENCIÓN EN SU FAMILIA. Y, POSTERIORMENTE, ESA
ESTRATEGIA PASA A SER SU FORMA DOMINANTE DE CONTROLAR PARA OBTENER
ENERGÍA DE TODOS, EL DRAMA QUE REPITE EN FORMA CONSTANTE.
—Entiendo al intimidador —dije—, pero ¿cómo se desarrolla el
interrogador?
—¿QUÉ HARÍA SI FUERA UN NIÑO Y LOS MIEMBROS DE SU FAMILIA NO
ESTUVIERAN O LO IGNORARAN PORQUE VIVEN PREOCUPADOS POR SUS CARRERAS
O ALGO ASÍ?
—No sé.
—SER DISTANTE NO ATRAERÍA SU ATENCIÓN; NO LO NOTARÍAN. ¿NO
RECURRIRÍA A SONDEAR, ESPIAR Y POR ÚLTIMO ENCONTRAR ALGO MALO EN
ESAS PERSONAS DISTANTES, PARA CONSEGUIR ATENCIÓN Y ENERGÍA? ESO ES
LO QUE HACE UN INTERROGADOR.
Empecé a captar la revelación.
—¡LAS PERSONAS DISTANTES CREAN INTERROGADORES!
—Eso es.
—¡Y LOS INTERROGADORES HACEN QUE LA GENTE SEA DISTANTE! ¡Y LOS
INTIMIDADORES CREAN LA ACTITUD POBRE DE MÍ, O, SI ESO NO RESULTA,
OTRO INTIMIDADOR!
—Exacto. ES ASÍ COMO SE PERPETÚAN LOS DRAMAS DE CONTROL. PERO
RECUERDE: HAY UNA TENDENCIA A VER ESTOS DRAMAS EN LOS DEMÁS Y PENSAR
QUE NOSOTROS ESTAMOS EXENTOS DE ESOS MECANISMOS. CADA UNO DE
NOSOTROS DEBE TRASCENDER ESTA ILUSIÓN PARA PODER SEGUIR ADELANTE.
CASI TODOS TENDEMOS A QUEDARNOS AFERRADOS A UN DRAMA, AL MENOS POR
UN TIEMPO, Y DEBEMOS RETROCEDER Y OBSERVARNOS HASTA DESCUBRIR CUÁL
ES.
Me quedé un rato en silencio. Al fin, miré a Sánchez y le pregunté:
—UNA VEZ QUE UNO COMPRENDE SU DRAMA, ¿qué pasa? Sánchez redujo la
velocidad para poder mirarme a los ojos. —QUEDAMOS REALMENTE LIBRES
PARA SER MÁS QUE ESA ACTUACIÓN INCONSCIENTE QUE REPRESENTAMOS. Como
le dije antes, PODEMOS ENCONTRAR UN SENTIDO MÁS ELEVADO PARA
NUESTRA VIDA, UNA RAZÓN ESPIRITUAL PARA HABER NACIDO EN NUESTRAS
FAMILIAS PARTICULARES. PODEMOS EMPEZAR A PONER EN CLARO QUIÉNES
SOMOS EN VERDAD.
—Ya casi llegamos —dijo Sánchez. El camino subía entre dos picos.
Cuando pasamos la enorme formación de la derecha, vi más adelante
una casita, apoyada en otro majestuoso pináculo de piedra.
—El camión no está —observó el cura.
Estacionamos y caminamos hasta la casa. Sánchez abrió la puerta y
entró mientras yo me quedaba esperando. Respiré hondo varias veces.
El aire era fresco y liviano. El cielo estaba gris oscuro y cubierto
de nubes. Parecía que iba a llover.
Sánchez volvió a la puerta:
—No hay nadie adentro. Debe de estar en las ruinas.
—¿Cómo hacemos para ir?
De pronto me pareció que se sentía cansado.
—Están más arriba, a unos ochocientos metros —dijo, y me entregó las
llaves del camión—. Siga el camino hasta pasar el próximo cordón, y
las verá abajo. Lleve el camión. Quiero quedarme aquí y meditar.
—Está bien —asentí y subí al vehículo.
Atravesé un vallecito y después subí el cordón siguiente, con la
expectativa de ver el paisaje. El panorama no me decepcionó. Al
subir la montaña vi todo el esplendor de las ruinas de Machu Picchu:
un templo complejo y macizo, rocas de varias toneladas
cuidadosamente apoyadas unas sobre otras en la montaña. Pese a la
luz mortecina y nebulosa, la belleza del lugar era abrumadora.
Detuve el camión y absorbí la energía durante diez o quince minutos.
Varios grupos de personas caminaban por las ruinas. Vi que un hombre
con cuello de sacerdote salía de los restos de una construcción y
caminaba hacia un vehículo estacionado en las cercanías. Debido a la
distancia, y debido a que el hombre llevaba una campera de cuero y
no sotana, no podía estar seguro de que fuera el padre Carl.
Puse en marcha el camión y me aproximé. En cuanto oyó el ruido,
levantó la vista y sonrió, como si reconociera que era el vehículo
de Sánchez. Cuando me vio adentro, al parecer sintió interés y se
acercó. Era petizo y achaparrado, de pelo castaño oscuro, rasgos
rellenos, ojos azul oscuro. Tendría unos treinta años.
—Estoy con el padre Sánchez —dije, a guisa de presentación,
mientras me bajaba del camión—. Se quedó arriba en la casa.
Me tendió la mano.
—Soy el padre Carl.
Miré las ruinas que se elevaban por detrás de él. La piedra cortada
era más impresionante aún en la proximidad.
—¿Es la primera vez que viene? —me preguntó.
—Sí —respondí—. Durante años oí hablar de este lugar pero nunca
pensé en algo así.
—Es uno de los
centros de energía más elevada del mundo —dijo.
Lo miré. Obviamente, hablaba de la energía en el mismo sentido con
que se la usaba en el Manuscrito. Asentí y dije:
—Llegué al punto en que estoy tratando conscientemente de generar
energía y manejar mi drama de control. —Me sentí un poco pretencioso
al hablar así, pero bastante cómodo como para ser franco.
—No parece demasiado distante —observó. Me sorprendí.
—¿Cómo sabía que ése es mi drama? —pregunté.
—He desarrollado un instinto al respecto. Por eso estoy aquí.
—¿Ayuda a las personas a comprender la forma en que controlan?
—Sí, y su verdadero yo.
Los ojos le brillaban con sinceridad. Era absolutamente directo, sin
una pizca de incomodidad por revelarse a un extranjero.
Permanecí en silencio y él preguntó:
—¿Comprende las cinco primeras revelaciones?
—Leí la mayoría —respondí—, y he hablado con varias personas.
En cuanto terminé de decir esto, me di cuenta de que había sido
demasiado impreciso.
—Creo que entiendo las cinco primeras —agregué—. La sexta no la
tengo muy clara. Asintió y dijo:
—La mayoría de las personas con las que hablo no han oído hablar del
Manuscrito. Vienen aquí y quedan encantados con la energía.
Solamente eso ya hace que se replanteen sus vidas.
—¿Cómo conoce a esa gente? Me miró con expresión astuta.
—Al parecer, me encuentran.
—Usted dijo que ayuda a las personas a encontrar su verdadero yo.
¿Cómo?
Respiró hondo y dijo:
—Hay una sola manera. TODOS DEBEMOS REMONTAMOS A NUESTRA EXPERIENCIA
FAMILIAR, AL TIEMPO Y LUGAR DE LA INFANCIA, Y REVISAR LO QUE PASÓ.
UNA VEZ QUE TOMAMOS CONCIENCIA DE NUESTRO DRAMA DE CONTROL, PODEMOS
CONCENTRARNOS EN UNA VERDAD SUPERIOR EN CUANTO A NUESTRA FAMILIA, EL
HILO DE PLATA, POR ASÍ DECIRLO, QUE YACE MÁS ALLÁ DEL CONFLICTO
ENERGÉTICO. UNA VEZ QUE LA DESCUBRIMOS, ESTA VERDAD PUEDE ENERGIZAR
NUESTRA VIDA, YA QUE NOS DICE QUIÉNES SOMOS, EL CAMINO QUE VAMOS
RECORRIENDO Y QUÉ ESTAMOS HACIENDO.
—Eso fue lo que me dijo Sánchez —señalé—. Quiero saber más sobre la
manera de hallar esa verdad.
Ya empezaba el frío del atardecer. Se subió el cierre de la campera
y me dijo:
—Espero que podamos volver a hablar de esto después. Ahora me
gustaría saludar al padre Sánchez. Miré las ruinas y él agregó:
—Siéntase libre para mirar todo el tiempo que quiera. Lo veré más
tarde en mi casa.
Durante la hora y media siguiente, caminé por ese sitio antiguo. En
algunos puntos me demoraba, pues la emoción que me hacían sentir era
más profunda que en otros. Me preguntaba, fascinado, cómo sería la
civilización que había construido esos templos. ¿Cómo transportaron
esas piedras hasta ahí arriba y las pusieron unas sobre otras?
Parecía imposible.
Cuando mi intenso interés por las ruinas empezó a menguar, mis
pensamientos se volvieron hacia mi situación personal. Si bien mis
circunstancias no habían cambiado, ahora estaba menos asustado. La
confianza de Sánchez me había tranquilizado. Había sido una
estupidez dudar de él. Y ya me agradaba el padre Carl.
Como ya estaba oscuro, caminé hasta el camión y regresé a la casa
del padre Carl. Cuando iba acercándome vi a los dos hombres parados
uno cerca del otro. Al entrar, oí risas. Los dos se hallaban
atareados en la cocina, preparando la comida. El padre Carl me
saludó y me escoltó hasta una silla. Me senté perezosamente frente a
un gran fuego que ardía en la chimenea y miré alrededor.
La habitación era grande y estaba revestida con tablones anchos
ligeramente manchados. Vi dos cuartos más, en apariencia
dormitorios, unidos por un pasillo angosto. La casa estaba iluminada
con lamparitas de bajo voltaje y creí detectar el débil ruido de un
generador.
Terminados los preparativos, me invitaron a sentarme a una mesa
rústica. Sánchez dijo una breve oración y cuando empezamos a comer
los dos hombres siguieron hablando. Después nos sentamos juntos
frente al fuego.
—El padre Carl habló con Wil —dijo Sánchez.
—¿Cuándo? —pregunté, lleno de excitación.
—Wil vino hace varios días —respondió el padre Carl—. Yo lo conocí
el año pasado y vino a traerme una información. Dijo que tenía idea
de quién andaba detrás de la acción gubernamental contra el
Manuscrito.
—¿Quién? —pregunté.
—El cardenal Sebastián —intervino Sánchez.
—¿Qué está haciendo?
—Al parecer —repuso Sánchez—, utiliza su influencia con el gobierno
para aumentar la presión militar contra el Manuscrito. Siempre
prefirió trabajar en silencio a través del gobierno antes que
generar una división dentro de la Iglesia. Ahora está intensificando
sus esfuerzos. Por desgracia, podría darle resultado.
—¿A qué se refiere? —pregunté.
—Exceptuando a los pocos sacerdotes del Concilio del Norte y otras
personas más, como Julia y Wil, ya casi nadie tiene copias.
—¿Y los científicos de Vicente? —pregunté.
Ambos hombres permanecieron callados un momento, hasta que el padre
Carl respondió:
—Wil me dijo que el gobierno lo clausuró. Arrestaron a todos los
científicos y confiscaron los datos de sus investigaciones.
—¿La comunidad científica va a permitirlo? —pregunté.
—¿Qué alternativa tienen? —replicó Sánchez—. Además, la mayoría de
los científicos no aceptaba esa investigación. El gobierno trata de
difundir la idea de que esa gente estaba infringiendo la ley.
—No puedo creer que el gobierno salga bien parado con eso.
—Al parecer, sí —dijo el padre Carl—. Hice algunas llamadas para
cerciorarme, y me contaron la misma historia. Si bien lo mantienen
muy callado, el gobierno intensifica las medidas enérgicas.
—¿Qué creen que va a pasar? —les pregunté a los dos. El padre Carl
se encogió de hombros; el padre Sánchez dijo:
—No sé. Tal vez dependa de lo que encuentre Wil.
—¿Por qué? —inquirí.
—Según parece, está a punto de descubrir la parte que falta del
Manuscrito, la Novena Revelación. Tal vez, si lo logra, despierte
suficiente interés como para suscitar una intervención en un nivel
mundial.
—¿Adónde dijo que iba? —le pregunté al padre Carl.
—No lo sabía con exactitud, pero dijo que la intuición lo llevaba
más al norte, cerca de Guatemala.
—¿La intuición lo guiaba?
—Sí. LO ENTENDERÁ CUANDO COMPRENDA QUIÉN ES y pase a la Séptima
Revelación.
Los miré, sorprendido por la increíble serenidad de ambos.
—¿Cómo pueden quedarse tan tranquilos? —pregunté—. ¿Y si irrumpen
aquí y nos arrestan a todos?
Me miraron con paciencia. El que habló fue el padre Sánchez.
—NO CONFUNDA TRANQUILIDAD CON INDIFERENCIA. NUESTRA ACTITUD PACÍFICA
TESTIMONIA LO BIEN QUE NOS CONECTAMOS CON LA ENERGÍA. PERMANECEMOS
CONECTADOS PORQUE ES LO MEJOR QUE PODEMOS HACER, INDEPENDIENTEMENTE
DE LAS CIRCUNSTANCIAS. Entiende, ¿no?
—Sí, por supuesto. Supongo que soy yo el que tiene problemas para
mantenerse conectado. Los dos sonrieron.
—MANTENERSE CONECTADO —dijo el padre Carl— LE RESULTARÁ MÁS FÁCIL
UNA VEZ QUE ACLARE QUIÉN ES.
El padre Sánchez se levantó y se fue, anunciando que lavaría los
platos.
Miré al padre Carl.
—Está bien —dije—. ¿Cómo empiezo a verme con claridad?
—El padre Sánchez me comentó que USTED YA ENTIENDE LOS DRAMAS DE
CONTROL DE SUS PADRES —respondió.
—Así es. Los dos eran interrogadores y eso me volvió distante.
—Muy bien. AHORA DEBE MIRAR MÁS ALLÁ DE LA COMPETENCIA POR LA
ENERGÍA QUE EXISTÍA EN SU FAMILIA Y BUSCAR LA VERDADERA RAZÓN POR LA
QUE USTED ESTABA ALLÍ.
Lo miré desconcertado.
—EL PROCESO DE
DESCUBRIR NUESTRA VERDADERA IDENTIDAD ESPIRITUAL IMPLICA CONTEMPLAR
TODA NUESTRA VIDA COMO UNA LARGA HISTORIA, TRATANDO DE ENCONTRAR UN
SIGNIFICADO MÁS ELEVADO. EMPIECE HACIÉNDOSE ESTA PREGUNTA: ¿POR QUÉ
NACÍ EN ESA FAMILIA EN PARTICULAR? ¿CUÁL PUEDE HABER SIDO EL
PROPÓSITO?
—No
sé —dije.
—Su padre era un interrogador ¿Qué más era?
—¿Se refiere a qué postura tiene en la vida?
—Sí.
Pensé un momento y dije:
—Mi padre cree auténticamente en disfrutar de la vida y vivir con
integridad, pero tomando el máximo de lo que la vida puede ofrecer.
Ya sabe, vivir la vida plenamente.
—¿Ha podido hacerlo?
—Hasta cierto punto, sí, pero de alguna manera siempre parece tener
una racha de mala suerte justo cuando cree que está por disfrutar de
la vida al máximo.
El padre Carl fijó la mirada en un punto, como en contemplación.
—¿Cree que la vida es para divertirse y disfrutar, pero no ha
logrado aprovecharla?
—Sí.
—¿Pensó alguna vez por qué?
—En realidad, no. Siempre pensé que era desafortunado.
—¿Es posible que no haya encontrado la forma hasta ahora?
—Tal vez.
—¿Y su madre?
—Ya no vive.
—¿Puede ver qué representaba su vida?
—Sí, su vida era la iglesia. Defendía los principios cristianos.
—¿De qué manera?
—Creía en el servicio a la comunidad y en obedecer las leyes de
Dios.
—¿Ella obedecía las leyes de Dios?
—Al pie de la letra; al menos, lo que su iglesia enseñaba.
—¿Pudo convencer a su padre de hacer lo mismo? Me reí.
—Para nada. Mi madre quería que fuera a la iglesia todas las semanas
y que participara en las actividades comunitarias. Pero, como le
dije, él era más bien un librepensador.
—¿Y eso dónde lo coloca a usted? Lo miré.
—Nunca lo había pensado.
—¿Los dos querían que les obedeciera? ¿No era por eso que lo
interrogaban? ¿Para asegurarse de que usted no adhería a los valores
del otro? ¿No pretendían ambos que pensara que la posición de cada
uno era la mejor?
—Sí, tiene razón.
—¿Cómo respondía usted?
—Simplemente trataba de evitar tomar posición, creo.
—Los dos lo controlaban para ver si respondía a sus opiniones
particulares, y como era incapaz de complacer a ambos, usted se
volvió distante.
—Algo así —dije.
—¿Qué le pasó a su madre? —preguntó.
—Tuvo mal de Parkinson y murió después de estar mucho tiempo
enferma.
—¿Se mantuvo fiel a su fe?
—Totalmente —dije—. Todo el tiempo.
—¿Y qué sentido le dejó?
—¿Cómo?
—USTED ESTÁ BUSCANDO EL SENTIDO QUE TIENE SU VIDA PARA USTED, LA
RAZÓN POR LA QUE NACIÓ DE ELLA, Y QUÉ DEBÍA APRENDER ALLÍ. CADA SER
HUMANO, SEA CONSCIENTE O NO, ILUSTRA CON SU VIDA CÓMO SUPONE QUE
DEBE VIVIR UNA PERSONA. USTED DEBE TRATAR DE DESCUBRIR QUÉ LE ENSEÑÓ
Y AL MISMO TIEMPO QUÉ COSA RESPECTO DE LA VIDA DE ELLA PODRÍA HABER
SIDO MEJOR. EL QUÉ HABRÍA CAMBIADO USTED EN SU MADRE ES PARTE
TAMBIÉN DE AQUELLO EN LO QUE USTED ESTÁ TRABAJANDO.
—¿Por qué sólo parte?
—Porque LA OTRA PARTE ES CÓMO MEJORARÍA A PARTIR DE LA VIDA DE SU
PADRE.
Seguía confundido. Me apoyó la mano en el hombro.
—NO SOMOS
SIMPLEMENTE LA CREACIÓN FÍSICA DE NUESTROS PADRES; TAMBIÉN SOMOS LA
CREACIÓN ESPIRITUAL. USTED NACIÓ DE ESAS DOS PERSONAS, Y SUS VIDAS
EJERCIERON UN EFECTO IRREVOCABLE EN QUIÉN ES USTED. PARA DESCUBRIR
SU VERDADERO YO, DEBE ADMITIR QUE SU REALIDAD EMPEZÓ EN UNA POSICIÓN
ENTRE LAS VERDADES DE ELLOS. POR ESO USTED NACIÓ AHÍ: PARA ADQUIRIR
UNA PERSPECTIVA SUPERIOR RESPECTO DE LO QUE REPRESENTABAN. SU CAMINO
CONSISTE EN DESCUBRIR UNA VERDAD QUE SEA UNA SÍNTESIS SUPERIOR DE LO
QUE ESAS DOS PERSONAS CREÍAN. Asentí.
—Entonces, ¿CÓMO EXPRESARÍA LO QUE SUS PADRES LE ENSEÑARON?
—No estoy seguro —respondí.
—¿Qué le parece?
—Mi padre pensaba que la vida consistía en maximizar el hecho de
estar vivo, su alegría por ser quién era, y trató de perseguir ese
objetivo. Mi madre creía más en el sacrificio y en pasar el tiempo
sirviendo a los demás, negándose a sí misma. Pensaba que ése era el
mandato de las Escrituras.
—¿Y usted qué piensa al respecto?
—Realmente no sé.
—¿Qué punto de vista elegiría para usted? ¿El de su madre o el de su
padre?
—Ninguno de los dos. Quiero decir, la vida no es tan simple.
Se rió.
—Su respuesta es vaga.
—Supongo que no sé.
—¿Pero si tuviera que elegir uno u otro?
Vacilé, tratando de pensar con honestidad, y me vino a la mente la
respuesta.
—Ambos son correctos —dije— e incorrectos.
Alzó los ojos.
—¿Cómo?
—No estoy muy seguro. Pero pienso que una vida correcta debe incluir
las dos visiones.
—La cuestión para usted es cómo —dijo el padre Carl. ¿CÓMO VIVE UNO
UNA VIDA QUE SEA LAS DOS COSAS? De su madre recibió el conocimiento
de que la vida tiene que ver con la espiritualidad. De su padre
aprendió que la vida es crecimiento personal, diversión, aventura.
—Entonces —lo interrumpí—, ¿mi vida consiste de alguna manera en
combinar los dos enfoques?
—Sí, para usted, la cuestión es la espiritualidad. Toda su vida
tendrá que ver con descubrir una espiritualidad que le permita
crecer. ÉSE ES EL PROBLEMA QUE SUS PADRES NO FUERON CAPACES DE
CONCILIAR Y QUE LE DEJARON A USTED. ÉSE ES SU TEMA EVOLUCIONISTA, SU
BÚSQUEDA EN ESTA VIDA.
La idea me sumergió en una profunda reflexión. El padre Carl dijo
algo más, pero yo ya no podía concentrarme. El fuego, ya menos
intenso, tenía un efecto sedante. Me di cuenta de que estaba
cansado.
El padre Carl se incorporó en la silla y dijo:
—Creo que se ha quedado sin energía por esta noche, pero permítame
dejarlo con un último pensamiento. PUEDE IR A DORMIR Y NO PENSAR
NUNCA EN LO QUE HABLAMOS. PUEDE VOLVER A SU VIEJO DRAMA O
DESPERTARSE MAÑANA Y ADHERIR A ESTA NUEVA IDEA DE QUIÉN ES USTED. SI
ES ASÍ, ENTONCES PUEDE INICIAR LA SIGUIENTE ETAPA DEL PROCESO, QUE
CONSISTE EN MIRAR ATENTAMENTE TODAS LAS COSAS QUE LE PASARON DESDE
QUE NACIÓ. SI VE SU VIDA COMO UNA HISTORIA, DESDE SU NACIMIENTO
HASTA AHORA, DESCUBRIRÁ CÓMO HA ESTADO TRABAJANDO TODO EL TIEMPO EN
ESA CUESTIÓN. PODRÁ VER CÓMO FUE QUE LLEGÓ AQUÍ, A PERÚ, Y QUÉ
DEBERÍA HACER AHORA.
Asentí y lo miré atentamente. Tenía una mirada cálida y afectuosa y
la misma expresión que a menudo había visto en las caras de Wil y
Sánchez.
—Buenas noches —dijo el padre Carl, fue hasta su dormitorio y cerró
la puerta. Extendí mi bolsa de dormir en el piso y enseguida me
quedé dormido.
Me desperté pensando en Wil. Quería preguntarle al padre Carl qué
más sabía de sus planes. Mientras me hallaba acostado, pensando,
envuelto todavía en la bolsa de dormir, el padre Carl entró en el
cuarto sin hacer ruido y empezó a avivar el fuego.
Abrí la bolsa y él me miró, alertado por el ruido.
—Buen día —me saludó—. ¿Cómo durmió?
—Muy bien —respondí mientras me levantaba.
Puso unas ramitas sobre el carbón y después pedazos más grandes de
troncos.
—¿Qué dijo Wil que iba a hacer? —pregunté.
El padre Carl se puso de pie y se volvió para hablarme.
—Dijo que iba a la casa de un amigo para esperar cierta información
que estaba aguardando; supongo que es información sobre la Novena
Revelación.
—¿Qué más dijo? —pregunté.
—Wil piensa que el padre Sebastián se propone encontrar
personalmente la última revelación y que anda bastante cerca. Cree
que la persona que controle la última revelación determinará si el
Manuscrito llegará alguna vez a ser distribuido y comprendido en
forma generalizada.
—¿Por qué?
—En realidad no lo sé con certeza. Wil fue uno de los primeros en
reunir y leer las revelaciones. Puede entenderlas mejor que nadie.
Para mí, él piensa que la última revelación hará que todas las demás
resulten más claras y sean aceptadas.
—¿Cree que tiene razón? —pregunté.
—No sé —respondió—. No entiendo tanto como él. Lo único que entiendo
es lo que debo hacer.
—¿Qué es?
Hizo una pausa momentánea y después contestó:
—Como le dije antes, mi verdad es ayudar a las personas a descubrir
quiénes son en realidad. Cuando leí el Manuscrito, esta misión se
volvió muy clara para mí. La Sexta Revelación es mi revelación
especial. Mi verdad consiste en ayudar a otros a captarla. Y soy
eficaz porque yo mismo viví ese proceso.
—¿Cuál era su drama de control? —le pregunté.
Me miró divertido.
—Era un interrogador.
—¿CONTROLABA A LAS PERSONAS ENCONTRANDO ALGO MALO EN LA FORMA COMO
VIVÍAN?
—Eso es. MI PADRE ERA UN "POBRE DE MÍ" Y MI MADRE, DISTANTE. ME
IGNORABAN POR COMPLETO. LA ÚNICA FORMA EN QUE PODÍA ATRAER ENERGÍA
DE ATENCIÓN ERA ESPIAR LO QUE HACÍAN Y SEÑALAR ALGÚN ERROR.
—¿Y cuándo superó ese drama?
—Hace unos dieciocho meses, cuando conocí al padre Sánchez y empecé
a estudiar el Manuscrito. Después de analizar bien a mis padres,
descubrí para qué me había preparado mi experiencia con ellos.
¿Sabe? Para mi padre lo importante era la realización. Se manejaba
con objetivos. Planificaba su tiempo minuto a minuto y se juzgaba a
sí mismo de acuerdo con lo que lograba hacer. Mi madre era muy
intuitiva y mística. Creía que cada uno de nosotros recibía guía
espiritual y que la vida consistía en seguir ese rumbo.
—¿Qué pensaba su padre sobre eso?
—Pensaba que era una locura. Sonreí pero no dije nada.
—¿Ve a qué me llevó eso? —preguntó el padre Carl. Meneé la cabeza.
No lograba captarlo.
—Gracias a mi padre —explicó—, estaba sensibilizado a la idea de que
la vida tenía que ver con la realización: tener algo importante para
hacer, y hacerlo. Pero al mismo tiempo, allí estaba mi madre para
decirme que la vida tenía que ver con una dirección interna, algo
así como una guía intuitiva. ME DI CUENTA DE QUE MI VIDA ERA UNA
SÍNTESIS DE LOS DOS PUNTOS DE VISTA. Trataba de descubrir cómo somos
guiados internamente hacia la misión que sólo nosotros podemos
cumplir, sabiendo que es de máxima importancia llevar a cabo esa
misión si queremos sentirnos felices y plenos.
Asentí.
—Y —continuó— ya ve por qué me entusiasmó tanto la Sexta Revelación.
En cuanto la leí, supe que mi trabajo era ayudar a las personas a
ver claro para poder desarrollar ese sentido de propósito.
—¿Sabe cómo llegó Wil al punto donde se halla?
—Sí, me lo contó. El drama de Wil era ser distante, igual que usted.
E igual que en su caso, ambos padres eran interrogadores y cada uno
tenía una fuerte filosofía que quería que Wil adoptara. El padre de
Wil era un novelista alemán para el cual el destino último de la
raza humana era perfeccionarse. Su padre no defendió nunca otra cosa
que los más puros principios humanitarios, pero los nazis usaron su
idea básica de perfeccionarse para legitimar su liquidación criminal
de las razas inferiores.
La corrupción de su tema guía destruyó al viejo y lo llevó a
trasladarse a América del Sur con su mujer y Wil. La esposa era una
peruana que se crió y estudió en los Estados Unidos. Era escritora
también, pero básicamente oriental en sus creencias filosóficas.
Sostenía que la vida consistía en alcanzar una iluminación interior,
una conciencia superior marcada por la paz mental y el desapego de
las cosas del mundo. Según ella, la vida no tenía que ver con la
perfección, sino con librarse de la necesidad de perfeccionar lo que
fuere, de ir a alguna parte... ¿Ve dónde dejó esto a Wil? Meneé la
cabeza.
—Quedó en una posición difícil —continuó el padre Carl—. El padre
era un paladín de la idea occidental de trabajar para el progreso y
la perfección, y la madre sostenía que la vida consistía en alcanzar
la paz interior y nada más.
Esas dos personas prepararon a Wil para trabajar en la integración
de las principales diferencias filosóficas entre las culturas
oriental y occidental, aunque en un primer momento no lo hizo. Se
recibió de ingeniero y se dedicó a progresar y luego se convirtió en
un simple guía que buscó la paz trayendo a la gente a los bellísimos
y conmovedores lugares de este país.
No obstante, lo que despertó todo eso en él fue el estudio del
Manuscrito. LAS REVELACIONES SE REFIEREN DIRECTAMENTE A SU CUESTIÓN
PRINCIPAL. REVELAN QUE EL PENSAMIENTO ORIENTAL Y EL OCCIDENTAL
PUEDEN REALMENTE INTEGRARSE EN UNA VERDAD SUPERIOR. NOS MUESTRAN
QUE OCCIDENTE TIENE RAZÓN CUANDO AFIRMA QUE LA VIDA ES PROGRESO, QUE
ES EVOLUCIÓN HACIA ALGO SUPERIOR. SIN EMBARGO. ORIENTE TAMBIÉN TIENE
RAZÓN CUANDO ENFATIZA QUE DEBEMOS ABANDONAR EL CONTROL DEL YO. NO
PODEMOS PROGRESAR USANDO SOLAMENTE LA LÓGICA. DEBEMOS ALCANZAR UNA
CONCIENCIA MÁS PLENA, UNA CONEXIÓN INTERIOR CON DIOS, PORQUE SÓLO AS
NUESTRA EVOLUCIÓN HACIA ALGO MEJOR PUEDE SER GUIADA POR UN PARTE MÁS
ELEVADA DE NOSOTROS MISMOS.
"Cuando Wil empezó a descubrir las revelaciones, toda su vida empezó
a fluir. Conoció a José, el sacerdote que halló el Manuscrito y lo
hizo traducir. Al poco tiempo conoció al propietario de Vicente, y
eso contribuyó a iniciar las investigaciones allí. Y más o menos por
la misma época, conoció a Julia, que era empresaria pero que también
trabajaba como guía llevando gente a las selvas vírgenes.
Justamente con Julia era con quien más afinidad tenía. Congeniaron
enseguida debido a la semejanza de las cuestiones que perseguían.
Julia se crió con un padre que hablaba de ideas espirituales pero de
una forma caprichosa e inconsistente. La madre, por su parte, era
profesora de oratoria en la universidad, un as en el arte de la
discusión, que exigía pensar con claridad. Naturalmente, Julia
terminó buscando información sobre la espiritualidad, aunque siempre
con la condición de que fuera inteligible y precisa.
"Wil quería alcanzar una síntesis entre Oriente y Occidente que
explicara la espiritualidad humana, y Julia quería que esa
explicación fuera absolutamente clara. Algo que el Manuscrito les
dio a los dos.
—El desayuno está listo —gritó Sánchez desde la cocina. Me di
vuelta, sorprendido. No sabía que Sánchez estaba levantado. Cortamos
la conversación y nos reunimos con él para tomar un desayuno de
frutas y cereales. Después, el padre Carl me invitó a ir caminando a
las ruinas. Acepté, ya que tenía muchas ganas de volver a verlas. Le
sugerimos la idea al padre Sánchez, pero cortésmente dijo que no,
explicando que debía bajar la montaña para hacer algunas llamadas.
Afuera, el cielo estaba transparente y el sol brillaba radiante
sobre los picos. Caminamos a paso ligero.
—¿Cree que hay alguna forma de ponerme en contacto con Wil?
—pregunté.
—No —respondió—. No me dijo quiénes eran sus amigos. La única forma
sería ir en auto hasta Iquitos, una ciudad cercana a la frontera
norte, y considero que en este momento resultaría peligroso.
—¿Por qué allí? —pregunté.
—Pensaba que su búsqueda lo llevaría a esa ciudad. Hay muchas ruinas
cerca. Además, el cardenal Sebastián tiene una misión por ahí.
—¿Le parece que Wil va a encontrar la última revelación?
—No sé.
Caminamos en silencio durante varios minutos. En un momento, el
padre Carl me preguntó:
—¿Ya decidió algo respecto de lo que hará personalmente?
—¿A qué se refiere?
—El padre Sánchez dijo que al principio usted habló de regresar
enseguida a los Estados Unidos pero que últimamente parece
interesarle más explorar las revelaciones. ¿Cómo se siente ahora?
—Precario —respondí—. Sin embargo, por alguna razón también quiero
seguir adelante.
—Tengo entendido que mataron a un hombre frente a usted.
—Así es.
—¿Y no obstante quiere quedarse?
—No —dije—. Quiero irme, salvar mi vida... y pese a eso, aquí estoy.
—¿Por qué cree que es así? —preguntó. Escudriñé su expresión.
—No sé. ¿Y usted?
—¿Recuerda dónde dejamos la conversación anoche? Lo recordaba con
exactitud.
—HABÍAMOS DESCUBIERTO LA CUESTIÓN QUE ME DEJARON MIS PADRES:
ENCONTRAR UNA ESPIRITUALIDAD QUE ME PERMITA CRECER, QUE ME DÉ UN
SENTIDO DE LA AVENTURA Y PLENITUD. Y DIJO QUE SI ANALIZABA CÓMO
HABÍA EVOLUCIONADO MI VIDA, ESTA CUESTIÓN LE DARÍA A MI EXISTENCIA
SU EXACTA PROPORCIÓN Y ME ACLARARÍA LO QUE ESTÁ PASÁNDOME AHORA.
Sonrió con aire misterioso.
—Sí, según, el Manuscrito, así ocurre.
—¿Cómo ocurre?
—TODOS DEBEMOS VER LOS CAMBIOS SIGNIFICATIVOS EN NUESTRA VIDA Y
REINTERPRETARLOS A LA LUZ DE NUESTRA CUESTIÓN EVOLUCIONISTA.
Sacudí la cabeza, sin comprender.
—TRATE DE PERCIBIR LA SECUENCIA DE INTERESES, AMIGOS IMPORTANTES Y
COINCIDENCIAS QUE SE PRODUJERON EN SU VIDA. ¿NO LO LLEVABAN A ALGUNA
PARTE?
Pensé en mi vida desde la infancia pero no encontré ningún esquema.
—¿Cómo ocupaba su tiempo mientras crecía? —preguntó.
—No sé. Fui un chico típico, supongo. Leía mucho.
—¿Qué leía?
—Sobre todo novelas de misterio, ciencia ficción, historias de
fantasmas, ese tipo de cosas.
Pensé en la presencia de mi abuelo y le conté al padre Carl lo del
lago y las montañas.
Movió la cabeza en señal de comprensión.
—¿Y ya de grande, qué pasó?
—Fui a la universidad. Mi abuelo murió cuando yo estaba ausente.
—¿Qué estudió?
—Sociología.
—¿Por qué?
—Tuve un profesor que me encantó. Su conocimiento sobre la
naturaleza humana me interesó y decidí estudiar con él.
—¿Qué ocurrió entonces?
—Me recibí y empecé a trabajar.
—¿Le gustaba?
—Durante mucho tiempo, sí.
—¿Y después las cosas cambiaron?
—Empecé a sentir que lo que hacía no era completo. Trabajaba con
adolescentes con trastornos emocionales y creía saber cómo podían
trascender su pasado y dejar el acting out que era tan
autodestructivo. Pensaba que podía ayudarlos a seguir adelante en la
vida. Por último, me di cuenta de que en mi enfoque faltaba algo.
—¿Y luego?
—Dejé.
—¿Y?
—Y en ese momento una vieja amiga vino a verme y me habló del
Manuscrito.
—¿Fue entonces cuando decidió venir a Perú?
—Sí.
—¿Qué piensa de su experiencia aquí?
—Pienso que estoy loco —repuse—. Pienso que van a matarme.
—¿Pero qué piensa de la forma en que ha avanzado su experiencia?
—No entiendo.
—Cuando el padre Sánchez me contó lo que le había pasado desde su
llegada a Perú —dijo—, me asombró la serie de coincidencias que lo
pusieron cara a cara con las distintas revelaciones del Manuscrito
justo cuando las necesitaba.
—¿Qué significa eso para usted? —pregunté. Dejó de caminar y me
miró.
—SIGNIFICA QUE ESTABA LISTO. ESTÁ COMO TODOS LOS QUE NOS HALLAMOS
AQUÍ. LLEGÓ A UN PUNTO EN EL QUE NECESITABA EL MANUSCRITO PARA
CONTINUAR SU EVOLUCIÓN VITAL.
PIENSE CÓMO ENCAJAN ENTRE SÍ LOS HECHOS DE SU VIDA. DESDE EL
COMIENZO, LE INTERESARON LOS TEMAS MISTERIOSOS Y ESE INTERÉS AL
FINAL LO LLEVÓ A ESTUDIAR LA NATURALEZA HUMANA. ¿Por qué cree que
conoció a ese profesor en particular? El cristalizaba sus intereses
y lo llevó a prestar atención al mayor misterio: la situación de la
humanidad en el planeta, la cuestión de qué es la vida. Entonces, en
algún nivel, usted sabía que el sentido de la vida estaba conectado
con el problema de trascender el condicionamiento de nuestro pasado
y llevar nuestra vida adelante. Por eso trabajaba con esos chicos.
Pero, como bien lo entiende ahora, fueron necesarias las
revelaciones para aclarar qué faltaba en su técnica con esos
jóvenes. Para que los chicos con trastornos emocionales
evolucionaran tenían que hacer lo que debemos hacer todos:
conectarse con suficiente energía como para superar su intenso
drama de control, lo que usted llama acting out, y seguir adelante
en lo que resulta ser un proceso espiritual, un proceso que usted ha
tratado de entender todo el tiempo.
OBSERVE LA PERSPECTIVA MÁS ELEVADA DE ESOS HECHOS. TODOS LOS
INTERESES QUE LO LLEVARON ADELANTE EN SU PASADO, TODAS ESAS ETAPAS
DE CRECIMIENTO, SIMPLEMENTE LO PREPARABAN PARA ESTAR AQUÍ, AHORA,
EXPLORANDO LAS REVELACIONES. Trabajó en su búsqueda evolucionista de
una espiritualidad enriquecedora durante toda su vida, y la energía
que adquirió de ese lugar natural en el que creció, una energía que
su abuelo trataba de mostrarle, al final le dio el coraje necesario
para venir a Perú. USTED ESTÁ AQUÍ PORQUE ES DONDE NECESITA ESTAR
PARA CONTINUAR LA EVOLUCIÓN. TODA SU VIDA HA SIDO UN LARGO CAMINO
QUE LO CONDUJO DIRECTAMENTE A ESTE MOMENTO.
Sonrió.
CUANDO INTEGRE POR ENTERO ESTA VISIÓN DE SU VIDA, HABRÁ LOGRADO LO
QUE EL MANUSCRITO LLAMA UNA CONCIENCIA CLARA DE SU CAMINO
ESPIRITUAL. SEGÚN EL MANUSCRITO, TODOS DEBEMOS PASAR TODO EL TIEMPO
QUE SEA NECESARIO ATRAVESANDO ESTE PROCESO DE ACLARAR EL PASADO. LA
MAYORÍA DE NOSOTROS TENEMOS UN DRAMA DE CONTROL QUE DEBEMOS
TRASCENDER, PERO EN CUANTO LO HACEMOS PODEMOS COMPRENDER EL SENTIDO
MÁS ELEVADO DE POR QUÉ NACIMOS DE NUESTROS PADRES Y PARA QUÉ NOS
PREPARABAN TODOS LOS VIRAJES Y LAS VUELTAS DE NUESTRA VIDA. TODOS
TENEMOS UN PROPÓSITO ESPIRITUAL, UNA MISIÓN, QUE HEMOS PERSEGUIDO
SIN SER DEL TODO CONSCIENTES DE ELLO, Y UNA VEZ QUE LO TRAEMOS
TOTALMENTE A LA CONCIENCIA, NUESTRAS VIDAS PUEDEN DESPEGAR.
"EN SU CASO, USTED DESCUBRIÓ ESE PROPÓSITO. AHORA DEBE SEGUIR
ADELANTE, PERMITIR QUE LAS COINCIDENCIAS LO GUÍEN HACIA UNA IDEA
CADA VEZ MÁS CLARA DE CÓMO PROSEGUIR SU MISIÓN A PARTIR DE ESTE
PUNTO, Y DE QUÉ MÁS DEBE HACER AQUÍ. Desde que está en Perú, se dejó
llevar por la energía de Wil y del padre Sánchez. Ya es hora de que
aprenda a evolucionar solo... conscientemente.
Estaba a punto de decirme algo más, pero los dos nos distrajimos al
ver el camión de Sánchez que venía detrás de nosotros. Nos alcanzó y
bajó la ventanilla.
—¿Qué pasa? —preguntó el padre Carl.
—Debo volver a la misión en cuanto empaque mis cosas —dijo Sánchez—.
Están las tropas del gobierno... y el cardenal Sebastián.
Subimos los dos al camión y Sánchez arrancó rumbo a la casa del
padre Carl. En el camino nos contó que las tropas habían ido a la
misión para confiscar todas las copias del Manuscrito y tal vez para
cerrarlo.
Llegamos a la casa y entramos enseguida. El padre Sánchez empezó a
guardar sus pertenencias. Yo me quedé de pie, pensando qué hacer.
Mientras observaba, el padre Carl se acercó al otro sacerdote y le
dijo:
—Creo que debería ir con usted. Sánchez se volvió.
—¿Está seguro?
—Sí, creo que debo hacerlo.
—¿Para qué?
—Todavía no lo sé.
Sánchez lo miró un instante y continuó empacando.
—Si cree que es lo mejor...
Yo estaba apoyado en el marco de la puerta.
—¿Qué debo hacer? —pregunté. Ambos me miraron.
—Es cosa suya —repuso el padre Carl. Seguí mirando.
—Tendrá que tomar una decisión —intervino Sánchez. No podía creer
que fueran tan indiferentes respecto de mi decisión. Ir con ellos
implicaba ser capturado por las tropas peruanas. ¿Pero cómo podía
quedarme ahí, solo?
—Miren —dije—, no sé qué hacer. Tienen que ayudarme. ¿Hay alguna
otra persona que pueda esconderme? Ambos hombres se miraron.
—Creo que no —respondió el padre Carl.
Los miré; sentía un nudo de angustia cada vez más grande en el
estómago.
El padre Carl me sonrió.
—MANTÉNGASE
CENTRADO. RECUERDE QUIÉN ES —me aconsejó.
Sánchez fue hasta donde había un bolso y sacó unas hojas.
—Ésta es una copia de la Sexta Revelación—dijo—. Tal vez lo ayude a
decidir qué hacer.
Cuando tomé la copia, Sánchez miró al padre Carl y preguntó:
—¿Cuánto tiempo necesita para partir?
—Tengo que ponerme en contacto con algunas personas —respondió el
padre Carl—. Más o menos una hora. Sánchez me miró.
—Lea y piense por un rato. Después hablamos. Los dos hombres
volvieron a sus preparativos. Salí, me senté afuera, en una roca
grande, y abrí el Manuscrito. Era un eco perfecto de las palabras
del padre Sánchez y el padre Carl. ACLARAR EL PASADO ERA UN PROCESO
PRECISO PARA TOMAR CONCIENCIA DE NUESTRAS FORMAS INDIVIDUALES DE
CONTROL APRENDIDAS EN LA INFANCIA. Y DECÍA QUE UNA VEZ QUE
PUDIÉRAMOS TRASCENDER ESE HÁBITO ENCONTRARÍAMOS NUESTRO YO SUPERIOR,
NUESTRA IDENTIDAD EVOLUCIONISTA.
Leí todo el texto en menos de treinta minutos y cuando terminé al
final comprendí la revelación básica: PARA PODER ENTRAR PLENAMENTE
EN ESE ESTADO DE LA MENTE QUE TANTAS PERSONAS VISLUMBRABAN —LA
EXPERIENCIA DE NOSOTROS MISMOS AVANZANDO POR LA VIDA GUIADOS POR
MISTERIOSAS COINCIDENCIAS—, TENÍAMOS QUE DESPERTAR A QUIÉNES ÉRAMOS
REALMENTE.
En ese momento el padre Carl salió de la casa, me divisó y se acercó
adonde yo estaba sentado.
—¿Terminó? —me preguntó. Su modo era cálido y amistoso como
siempre.
—Sí.
—¿Le molesta que me siente aquí un momento?
—Es un placer.
Se instaló a mi derecha y después de un momento de silencio me
preguntó:
—¿COMPRENDE QUE AQUÍ ESTÁ EN SU CAMINO DE DESCUBRIMIENTO?
—Sí, eso supongo, ¿pero qué hago ahora?
—AHORA DEBE CREERLO REALMENTE.
—¿Cómo, con el miedo que tengo?
—Debe entender qué está en juego. La verdad que busca es tan
importante como la evolución del universo mismo, pues permite que la
evolución continúe.
¿No se da cuenta? El padre Sánchez me habló de su visión de la
evolución en la cima de la montaña. Usted vio cómo evolucionó la
materia a partir de la simple vibración del hidrógeno hasta llegar a
la humanidad. Se preguntó cómo los hombres llevaron adelante esa
evolución. Ahora descubrió la respuesta: LOS HUMANOS NACEN EN
DETERMINADAS SITUACIONES HISTÓRICAS Y ENCUENTRAN ALGO QUE DEFENDER.
FORMAN UNA UNIÓN CON OTROS SERES HUMANOS QUE TAMBIÉN ENCONTRARON
ALGÚN PROPÓSITO.
LOS HIJOS NACIDOS DE ESA UNIÓN RECONCILIAN ENTONCES ESAS DOS
POSICIONES BUSCANDO UNA SÍNTESIS MÁS ELEVADA, GUIADOS POR LAS
COINCIDENCIAS. Como sin duda ya aprendió en la Quinta Revelación,
CADA VEZ QUE NOS LLENAMOS DE ENERGÍA Y OCURRE UNA COINCIDENCIA QUE
NOS LLEVA ADELANTE EN LA VIDA, ESTABLECEMOS ESE NIVEL DE ENERGÍA EN
NOSOTROS MISMOS, Y ASÍ PODEMOS EXISTIR EN UNA VIBRACIÓN SUPERIOR.
NUESTROS HIJOS TOMAN NUESTRO NIVEL DE VIBRACIÓN Y LO ELEVAN MÁS
TODAVÍA. DE ESA FORMA CONTINUAMOS LA EVOLUCIÓN COMO SERES HUMANOS.
"LA DIFERENCIA AHORA, CON ESTA GENERACIÓN, ES QUE YA ESTAMOS LISTOS
PARA HACERLO EN FORMA CONSCIENTE Y ACELERAR EL PROCESO.
INDEPENDIENTEMENTE DEL MIEDO QUE LE DÉ, YA NO TIENE ALTERNATIVA. UNA
VEZ QUE UNO APRENDE QUÉ ES LA VIDA, NO HAY FORMA DE BORRAR EL
CONOCIMIENTO. SI TRATA DE HACER OTRA COSA, SIEMPRE TENDRÁ LA
SENSACIÓN DE QUE LE FALTA ALGO.
—Pero, ¿qué hago ahora?
—No sé. Sólo usted lo sabe. Pero le sugiero que primero trate de
obtener algo de energía.
El padre Sánchez salió de la casa y se nos acercó, evitando mirarnos
o hacer ruido, como si no quisiera interrumpirnos. Traté de
concentrarme y miré los picos de roca que rodeaban la casa. Respiré
hondo y me di cuenta de que desde que había salido mi actitud había
sido totalmente egocéntrica, como con el campo visual restringido.
Me había aislado de la belleza y la majestuosidad de las montañas.
Mientras observaba los alrededores, tratando conscientemente de
apreciar lo que veía, empecé a experimentar esa sensación de
proximidad, ahora ya familiar. De repente, todo parecía tener una
presencia mayor y un leve resplandor. Empecé a sentirme más liviano
con el cuerpo más elástico.