Al Cesar
lo que es del Cesar: apostar por el futuro
Dr. Lair
Ribeiro
4. AL CÉSAR LO QUE ES DEL CÉSAR: Apostar por el
futuro
USTED atravesaba el desierto bajo un sol despiadado
llevando de las riendas un camello cargado de mercancías para
vender. Estaba sediento, agotado , por el gran esfuerzo que estaba
haciendo
Para llegar a tiempo a la ciudad. Además, debía
mantenerse lúcido y no dejarse confundir por ningún espejismo que lo
apartara del camino. Sentado junto a la muralla de la ciudad,
USTED
Contaba las monedas que había sacado de su bolsa.
La había ganado en el mercado y ahora
Empezaba a repartirlas, a decidir el destino que
les iba a dar.
Se despertó sobresaltado; al poco tiempo se dio
cuenta de que sus pesadillas y su realidad eran muy parecidas. Fue
a trabajar, como cada día, para ganar el sustento de la familia.
Ya en casa después de cenar, se dedicó a hacer
malabarismos para cuadrar el presupuesto del mes. Tan agotado se
quedó con la gimnasia económica que USTED
durmió aquella noche olvidándose de las notas musicales de la
víspera y sin pensar demasiado en el viejo . Fue una noche calurosa
; un sueño de desierto abrasador.
USTED contaba las monedas, cuando de repente, oyó una
voz:
-El
diezmo
-¿Qué?
-No olvides
el diezmo
Era aquel viejecito de brillo dorado.
Al ver su expresión de incredulidad y confusión,
el viejo repitió la frase de la tarde anterior, con voz pausada,
suave y, sobre todo, desafiante:
“MI PADRE ESTÁ EN EL CIELO, Y EL REINO DE DIOS
ESTÁ DENTRO DE NOSOTROS”?
Y siguió su camino. USTED aún tuvo tiempo de preguntarle:
-Si Dios está
dentro de mí, ¿Es correcto entonces que guarde para mí un diezmo de
lo que gano?
El anciano se detuvo, observó a USTED, sonrió y le dijo:
-Está escrito en la Biblia:
“Una parte de lo que ganas la debes guardar para
ti”
Pero recuerda que no estás solo en el mundo.
Piensa también en el diezmo universal, aquel que has de dar a Dios.
Distribúyelo entre los necesitados.
Se había despertado antes que de costumbre y aún
recordaba con nitidez aquel sueño. Para empezar anotó todo lo que
tenía y dedujo el 10 %. El diezmo. Con el noventa por ciento que le
quedaba planificó de nuevo los pagos básicos. Recortó los gastos,
dedicó otro 10% ala iglesia y, al final, anotó en su agenda, junto
al presupuesto, la frase:
“Aumentar los ingresos en un 100%”
Hasta entonces, USTED tenía la imagen de que siempre que cobraba algún
dinero pagaba a todo el mundo, menos a sí mismo, que era en realidad
quien había trabajado para ganarlo.
“Y para mí, que trabajé para ganar ese dinero,
no ha de quedar nada?
Hay momentos en los que las coincidencias vienen
una tras otra y parece que quisieran decirnos algo, atraer nuestra
atención hacia alguna cuestión en concreto.
Y así viajaba USTED en el autobús, entretenido con el periódico
cuando vio la noticia de un predicador estadounidense que aparece
por televisión y decía:
“Mándame el diez por ciento de lo que ganas y te
harás rico”
Cada semana el predicador recibe cartas con
testimonios de telespectadores de todo el país en las que explican
que su situación económica ha mejorado ostensiblemente, a ojos
vistas.”
“La razón es sencilla - explicaba un
especialista en Autoconocimiento entrevistado por el periódico-
Cuando una persona envía ese diezmo lo hace en
beneficio de su propia prosperidad, y está diciendo a su cerebro:
“TENGO TANTO QUE PUEDO DESPRENDERME DEL DIEZ POR CIENTO”
De este modo, esa persona está creando una
conciencia de prosperidad”.
Así que decidió ponerlo en práctica. A eso de las
diez de la mañana, salió de la oficina y se dirigió a su banco. Pagó
algunas facturas, pidió el saldo y retiró su diezmo. Al salir de ahí
movido por un impulso USTED entró en una casa de cambio e invirtió parte de
ese dinero en divisas de poco valor de varios países. Nunca antes
había sentido el placer que experimentaba ahora el manejar el
diezmo. No era mucho, todavía, pero mientras lo contaba y lo
volvía a contar tuvo la certeza que aquel fajo de billetes atraería
mas. Mucho más.
Mientras pensaba esto se acordó del anciano. Dio
una excusa y bajó a ver si lo encontraba en la esquina. Cuando ya
iba por la séptima vez y había perdido la esperanza de encontrarlo
oyó su voz inconfundible, que pronunciaba la misma frase del sueño:
“Una parte de lo que ganas la debes guardar para
ti”
Se dio la vuelta rápidamente en dirección a la
voz, pero el anciano ya no estaba allí.
PREGUNTAS QUE VALE LA PENA RESPONDER
1.¿Qué representa para ti el diezmo?
2.¿Qué parte de lo que ganas guardas
para ti?
3.¿Si ganaras el doble, como
cambiaria tu vida?
4.¿Cuál fue la ultima vez que
practicaste un acto de caridad?
5.¿Cuál fue la ultima vez que
practicaste un acto de generosidad?
6.¿Conoces la diferencia entre
caridad y generosidad?
7.¿A que instituciones dedicarías un
diezmo de tu sueldo?
Anotaciones
del autor al margen
La verdadera prosperidad consiste en vivir tu vida de la manera en
que te gustaría vivirla
Los mejores dividendos se obtienen invirtiendo en conocimiento.
Benjamín Franklin.
La diferencia entre lo ordinario y lo extraordinario a veces es
mínima.
La diferencia entre lo ordinario y lo extraordinario a veces
es mínima.