El Poder
esta Dentro de Ti
Quinta
Parte
Libera
el Pasado
Louise L. Hay |
|
Liberar
el pasado
El planeta
en su conjunto está
adquiriendo conciencia. Está
tomando conciencia de sí mismo.
Cambio y
transición
Algunas
personas prefieren abandonar el
planeta antes que cambiar.
Generalmente, lo
que deseamos es que cambie «otra persona», ¿verdad? Cuando hablo de
«otra
persona» incluyo al gobierno, a las grandes empresas, al jefe, a los
compañeros de trabajo, a
Hacienda, a los extranjeros; también me refiero a la escuela, el
cónyuge, la madre, el padre, los hijos,
etcétera, es decir, a todo el mundo excepto uno mismo. No queremos
cambiar, pero queremos que
todos los demás cambien para que nuestra vida sea diferente. Y sin
embargo, como es lógico,
cualquier cambio que deseemos que se dé en nuestra vida tiene que
provenir de nuestro interior.
Cambiar significa liberarnos de los sentimientos de aislamiento,
separación, soledad, rabia, temor
y dolor; significa crearnos una vida llena de paz, en donde podamos
relajarnos y disfrutar de las
cosas tal como se nos presentan sabiendo que todo va a ir bien. A mí
me gusta emplear la afirmación
siguiente: «La vida es maravillosa; todo está bien en mi mundo, y
siempre avanzo hacia un bien
mayor». De esa forma no importa qué dirección tome mi vida porque sé
que va a ser maravillosa. Por
lo tanto, puedo disfrutar de toda suerte de circunstancias y
situaciones.
Una chica que asistía a una de mis charlas estaba pasando por un
período de crisis, y la palabra
«dolor» surgía a cada instante en la conversación. La joven preguntó
si había otra palabra que
pudiera emplear. Recordé entonces la ocasión en que me aplasté el
dedo al cerrar una ventana de
golpe. Yo sabía que si me abandonaba al dolor iba a pasar unos días
muy molestos. De modo que
comencé inmediatamente un trabajo mental y decidí decir que tenía
mucha «sensación» en el dedo.
Creo que enfocar lo sucedido de esa manera especial sirvió para
curar el dedo con mayor rapidez y
para manejar lo que podría haber sido una experiencia muy
desagradable. A veces podemos cambiar
totalmente una situación si alteramos un poco nuestro pensamiento.
¿Te puedes imaginar el cambio como hacer la limpieza de la casa
interior? Si limpias las
habitaciones sin prisas, una detrás de otra, finalmente todas
estarán limpias. Pero no es necesario
haberlo hecho todo para comenzar a ver los resultados. Cambia aunque
sea sólo un poco y veras
cómo muy pronto empiezas a sentirte mejor.
Era el día de Año
Nuevo y yo me encontraba en la iglesia de la Ciencia de la Mente de
Los Ángeles,
escuchando al reverendo O.C. Smith. Él dijo algo que me hizo pensar:
Es Año Nuevo, pero es preciso que comprendáis que este año que ahora
empieza no os va a cambiar,
no va a producir ningún cambio en vuestra vida sólo porque sea un
nuevo año. La única forma de
cambiar es estar dispuestos a entrar en vuestro interior y efectuar
el cambio.
Eso es muy cierto. Existe la costumbre de hacer buenos propósitos
cuando empieza un año, pero
muy pronto se abandonan porque no van acompañados de ningún cambio
interior. «No volveré a
fumar», dice alguien. De entrada, esta frase es negativa y no le
dice al subconsciente lo que ha de
hacer. Esta persona podría decir mejor: «Todo deseo de cigarrillo me
ha dejado y estoy libre».
Mientras no hagamos cambios interiores, mientras no estemos
dispuestos a hacer el trabajo
mental, nada exterior cambiará. Sin embargo, los cambios interiores
pueden ser increíblemente
sencillos porque lo único que verdaderamente necesitamos cambiar son
nuestros pensamientos.
¿Qué puedes hacer de positivo por ti este año que no hiciste el año
pasado? Tómate un momento
y piensa en esta pregunta. De aquello a lo que tanto te aferraste el
año pasado, ¿qué te gustaría
liberar este año? ¿Qué te gustaría cambiar en tu vida? ¿Estás
dispuesto a hacerlo?
Hay muchísima información disponible que te proporcionará algunas
ideas una vez que estés
dispuesto a cambiar. Es notable cómo el Universo comienza a ayudarte
en el momento mismo en que
tú te dispones a cambiar. Te ofrece lo que necesitas: un libro, una
cinta, un maestro, un amigo incluso
que te hace un comentario de pasada que para ti adquiere de pronto
un profundo significado.
A veces las cosas empeoran antes de mejorar, y eso está bien porque
quiere decir que se está
iniciando el proceso.
Los viejos hilos comienzan a desenredarse, de modo que deslízate con
ellos. No te asustes ni
pienses que tus esfuerzos no dan resultado. Sencillamente continúa
trabajando con tus afirmaciones
y las nuevas creencias que estás sembrando.
Los
progresos
Lógicamente, desde el momento en que decides hacer un cambio hasta
que lo haces pasa un
período de transición. Estás indeciso entre lo viejo y lo nuevo.
Retrocedes y avanzas entre lo que es y
lo que querrías que fuera, entre lo que tienes y lo que desearías
tener. Es un proceso normal y na-
tural. Muchas veces escucho decir a alguien: «Bueno, todo eso ya lo
sé». «¿Y lo haces?», pregunto
yo. Saber lo que hay que hacer y hacerlo son dos pasos distintos.
Lleva su tiempo fortalecerse en lo
nuevo y hacer el cambio completo. Hasta entonces es preciso seguir
con los esfuerzos y el trabajo
por cambiar.
Muchas personas, por ejemplo, hacen sus afirmaciones unas tres veces
y luego renuncian.
Entonces dicen que las afirmaciones son tonterías, que no funcionan,
o cualquier otra cosa. Tenemos
que darnos tiempo para practicar; el cambio requiere acción. Como he
dicho, lo más importante es lo
que se hace después de hacer las afirmaciones.
Mientras pasas por esta etapa de transición, acuérdate de elogiarte
por cada paso hacia adelante
que das, por pequeño que sea. Si te reprendes por haber dado un paso
atrás, entonces el cambio te
resultará opresivo. Emplea todos los instrumentos de que puedas
echar mano para alejarte de lo viejo
y avanzar hacia lo nuevo. Apoya y tranquiliza a tu niño interior
asegurándole que está a salvo.
El escritor
Gerald Jampolsky dice que amar es abandonar el miedo, y que
o bien hay temor o bien
hay amor. Si no estamos en el espacio de amor del corazón,
es que estamos en el del temor. Todos
esos estados de aislamiento, separación, rabia, culpa y
soledad forman parte del síndrome del miedo.
Es preciso que nos alejamos del temor y entremos en el amor,
y hagamos que estar en el amor sea
una posición más permanente para nosotros.
Hay diversas formas de cambiar. ¿Qué haces cada día para
sentirte a gusto interiormente? Ahora
ya sabes que no te conviene culpar a los demás ni sentir que
eres una víctima. ¿Qué haces
entonces? ¿Cómo experimentas la paz en tu interior y a tu
alrededor? Si todavía no la experimentas,
¿estás dispuesto a hacerlo? ¿Estás dispuesto a empezar a
crear armonía y paz en tu interior?
He aquí otra pregunta que es preciso que te hagas:
«¿Realmente deseo cambiar?». ¿Prefieres
continuar lamentándote por lo que no tienes en la vida? ¿O
verdaderamente deseas crearte una vida
mucho más maravillosa que la que tienes ahora? Si estás
dispuesto a cambiar, eres capaz de
hacerlo. Si estás dispuesto a realizar el trabajo que ello
supone, entonces sin duda alguna puedes
mejorar tu vida. Yo no tengo ningún poder sobre ti y no
puedo hacerlo en tu lugar. Eres tú quien tiene
el poder, y es necesario que te lo recuerdes a cada momento.
Recuerda que mantener la paz interior nos conecta con las
personas pacíficas que hay en todo el
mundo. La espiritualidad nos comunica a nivel del alma, a
todos los que vivimos en este planeta, y
este sentido de espiritualidad cósmica que estamos
comenzando a experimentar va a hacer que el
mundo mejore.
Cuando digo espiritualidad no quiero decir necesariamente
«religión». Las religiones suelen
decirnos a quién debemos amar, cómo debemos hacerlo y quién
es digno de amor. Para mí, todos
somos dignos de amor, todos somos «amables». La
espiritualidad es nuestra conexión directa con la
fuente superior y no necesitamos ningún intermediario para
eso. Empieza a comprender que la
espiritualidad puede conectarnos a todos en un nivel del
alma muy profundo.
Varias veces al día podrías hacer un alto y preguntarte:
«¿Con qué tipo de personas me estoy
comunicando actualmente?». Pregúntate con regularidad: «¿Qué
pienso realmente de estos
problemas y situaciones?», y medita sobre ello. Pregúntate:
«¿Qué siento? ¿Qué me parece?
¿Realmente deseo hacer lo que me piden estas personas? ¿Por
qué lo hago?». Examina tus
pensamientos y sentimientos. Sé sincero contigo mismo.
Descubre lo que piensas y lo que crees. No
funciones con el piloto automático puesto, viviendo
rutinariamente: «Yo soy así y esto es lo que suelo
hacer». ¿Por qué lo haces? Si no es una experiencia
positiva, sustentadora, descubre de dónde
viene. ¿Cuándo lo hiciste por primera vez? Ahora ya sabes lo
que te conviene hacer. Comunícate con
la Inteligencia que llevas dentro.
El
estrés, sinónimo de temor
Se
habla muchísimo del estrés en estos tiempos. Por lo visto
todo el mundo sufre de estrés por algo.
Parece ser que esta palabra está de moda y la usamos muchas
veces para evadir responsabilidades.
«Oh, tengo mucho estrés». «Eso produce estrés».
En mi opinión, el estrés es una reacción de temor ante los
cambios constantes de la vida. Es una
excusa que damos para no responsabilizarnos de nuestros
sentimientos. Si logramos equiparar la
palabra «estrés» con la palabra «temor», entonces podremos
comenzar a eliminar de nuestra vida la
necesidad del miedo.
La próxima vez que pienses en el terrible estrés que tienes,
pregúntate qué es lo que te da miedo
en esos momentos. Pregúntate: «¿De que manera me estoy
sobrecargando y agobiando? ¿Por qué
he cedido mi poder?». Descubre qué estás haciendo que te
crea ese temor interior y te impide
conseguir armonía y paz.
El estrés es carencia de armonía interior, y la armonía
interior es estar en paz con uno mismo. No
es posible tener estrés y armonía interior al mismo tiempo.
Cuando uno está en paz hace una cosa
por vez, no permite que las cosas le dominen. Cuando te
sientas «estresado» haz algo para liberar el
miedo, para poder avanzar por la vida sintiéndote seguro. No
emplees la palabra «estrés» para evadir
responsabilidades. No des tanto poder a una insignificante
palabra. Nada tiene ningún poder sobre ti.
Siempre estamos a salvo
La vida es una serie de puertas que se cierran y se abren.
Pasamos de habitación en habitación y
tenemos diferentes experiencias. A muchos nos gustaría
cerrar puertas sobre viejas pautas de
comportamiento negativas, viejos obstáculos, situaciones que
ya no nos sirven ni nos nutren. Muchos
estamos en el proceso de abrir nuevas puertas y de descubrir
nuevas y fabulosas experiencias.
Creo que venimos a este planeta muchísimas veces para
aprender diferentes enseñanzas. Es
como ir a la escuela. Antes de encarnarnos en un momento
determinado en el planeta, decidimos qué
enseñanzas vamos a aprender para evolucionar
espiritualmente. Al escoger la enseñanza, escoge-
mos también todas las circunstancias y situaciones que nos
harán posible aprenderla; en ésas se
incluyen nuestros padres, nuestro sexo, nuestro país y
nuestra raza. Si has llegado hasta aquí en tu
vida, créeme, has tomado todas las decisiones acertadas.
Es esencial que a medida que vas pasando por la vida, vayas
recordando que estás a salvo. Sólo
se trata de cambios. Confía en que tu Yo Superior te
conducirá y te guiará de la forma más
conveniente para tu crecimiento espiritual. Como dijo una
vez Joseph Campbell: «Sigue a tu
felicidad».
Ve cómo abres las puertas de la alegría, la paz, la
curación, la prosperidad y el amor; las puertas
del entendimiento, la comprensión, la compasión, el perdón y
la libertad; las puertas de tu propia valía
y tu dignidad, de la autoestima y el amor por ti mismo.
Somos eternos. Eternamente continuaremos
de experiencia en experiencia. Aun cuando pases por la
última puerta de este planeta, no es la puerta
final. Es el comienzo de otra nueva aventura.
En último término, no se puede obligar a nadie a cambiar.
Puedes ofrecer a otras personas un
ambiente mental positivo en donde tengan la posibilidad de
cambiar si lo desean. Pero no puedes
hacerlo en su lugar. Cada persona está aquí para descubrir
sus propias lecciones, y si se las
preparas y señalas, finalmente volverán a hacer lo mismo
porque no lo habrán aprendido por sí
mismas, no habrán descubierto realmente lo que necesitan
hacer.
Ama a tus hermanos y hermanas. Permíteles ser quienes son.
Date cuenta de
que la verdad está
siempre dentro de ellos y que pueden cambiar en cualquier
momento que lo deseen.
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