web
analytics
Estadísticas
 
 
 

El Poder esta Dentro de Ti

Cuarta  Parte

Aplicación de la Sabiduría Interior

Louise L. Hay 

 
 

Aplicación de la sabiduría interior
Todas las teorías del mundo son
inútiles a menos que haya acción,
cambio positivo y, en último término,
curación.

La aceptación de la prosperidad
Cuando nos asustamos, deseamos controlarlo todo,bloqueando así el manantial de nuestro bien. Confía en la vida. Todo lo que necesitamos está aquí esperándonos.
El Poder que tenemos en nuestro interior está dispuesto a darnos instantáneamente nuestros más
acariciados sueños y enorme abundancia. El problema está en que no estamos abiertos a recibirlo.
Cuando deseamos algo, nuestro Poder Superior no dice «Lo pensaré»; responde rápidamente y lo
envía, pero tenemos que estar preparados para recibirlo. Si no lo estamos, se devuelve al almacén de
los deseos no cumplidos.
Muchas personas acuden a mis charlas y se sientan con los brazos cruzados sobre el pecho.
«¿Cómo van a dejar entrar nada así?», pienso yo. Un gesto maravilloso y simbólico es abrir los
brazos bien abiertos para que el Universo lo vea y conteste. A muchas personas les da miedo porque
creen que si se abren les van a suceder cosas terribles; y probablemente les sucederán, mientras no
cambien lo que sea que dentro de ellos cree que atraerán fatalidad y desdicha.

Cuando empleamos la palabra «prosperidad» mucha gente piensa inmediatamente en el dinero. No
obstante, esta palabra da cabida a muchas cosas; por ejemplo: tiempo, amor, éxito, comodidad,
belleza, conocimiento, relaciones, salud y, ciertamente, dinero.
Si te sientes presionado porque no tienes suficiente tiempo para hacer todo lo que deseas,
entonces es que te falta tiempo. Si piensas que el éxito está fuera de tu alcance, entonces no lo vas a
tener. Si piensas que la vida es ardua y penosa, entonces siempre te sentirás cansado y amargado.
Si piensas que no sabes mucho y que eres demasiado tonto para entender las cosas, jamás te
sentirás conectado con la sabiduría del Universo. Si piensas que te falta amor y que tienes malas
relaciones, entonces te será muy difícil atraer el amor a tu vida.
¿Y qué hay de la belleza? Estamos rodeados de belleza. ¿Experimentas la belleza que abunda en
nuestro planeta? ¿O lo encuentras todo feo, sucio, un despilfarro? ¿Y cómo andamos de salud? ¿Te
pasas la vida enfermo? ¿Te resfrías con facilidad? ¿Tienes muchos achaques y dolores? Por último
está el dinero. Muchas personas me dicen que jamás hay suficiente dinero en su vida. ¿Qué te
permites tener? O tal vez piensas que tus ingresos tienen que ser siempre fijos. ¿Quién los ha fijado?
Nada de lo que acabo de mencionar tiene nada que ver con el hecho de recibir. Solemos pensar:
«Ah, yo quiero tener esto, aquello y lo de más allá». Sin embargo, la abundancia y la prosperidad
dependen de lo que te permitas aceptar. Cuando no «recibes» lo que deseas, eso quiere decir que en
algún rincón de ti no te permites aceptarlo. Si somos tacaños con la vida, la vida será tacaña con
nosotros. Si le robamos a la vida, la vida nos robará a nosotros.


Seamos honrados con nosotros mismos
Honestidad y honradez son palabras que usamos muchísimo, no siempre con pleno conocimiento de
lo que verdaderamente significan. Ser honrado no tiene nada que ver con la moralidad o con ser
«bueno» o «virtuoso». También tiene muy poco que ver con que te cojan y te lleven a la cárcel. La
honradez es un acto de amor hacia nosotros mismos.
El principal valor de la honestidad está en que cualquier cosa que demos en la vida la recibiremos
de vuelta. La ley de causa y efecto siempre opera a todos los niveles. Si menospreciamos o juzgamos
a otras persona, también nosotros seremos juzgados. Si siempre estamos enfadados, entonces
encontraremos enfado dondequiera que vayamos. El amor que nos tenemos a nosotros mismos nos mantiene en armonía con el amor que la vida nos tiene reservado.
Imagínate, por ejemplo, que acaban de entrar a robar a tu apartamento. ¿Piensas inmediatamente
que eres una víctima? «¡Han entrado a robar en mi casa! ¿Quién me ha hecho esto?» La sensación
que tienes es espantosa y desoladora cuando te pasa algo así; pero, ¿te detienes un momento a
pensar cómo y por qué has atraído esa experiencia?
Asumir la responsabilidad de crearnos las propias experiencias no es una idea que estemos
dispuestos a aceptar siempre, tal vez sólo algunas veces. Es mucho más fácil echar la culpa a algo
que está fuera de nosotros, pero comprendamos que no puede haber crecimiento espiritual mientras
no reconozcamos que fuera de nosotros hay poca cosa de valor, que todo viene de adentro.
Cuando me entero de que a alguien le acaban de robar o que ha experimentado algún tipo de
pérdida, lo primero que le pregunto es: «¿A quién le has robado últimamente?». Si veo aparecer en
su cara una expresión extraña, entonces sé que he tocado un punto sensible. Si recordamos una oca-
sión en que cogimos algo y luego pensamos en lo que acabamos de perder, la relación entre las dos
experiencias puede servir para abrirnos los ojos.
Cuando cogemos algo que no es nuestro, casi siempre perdemos algo de mayor valor. Podríamos
coger dinero o algún objeto y después perder una amistad. Si le robamos a un amigo, tal vez
podríamos perder el empleo. Si robamos sellos o bolígrafos de la oficina, podríamos perder un tren o
faltar a una cita para cenar. Las pérdidas casi siempre nos dañan en un aspecto importante de
nuestra vida.
Es lamentable que muchas personas roben cosas a empresas grandes, grandes almacenes,
restaurantes u hoteles, etcétera, justificándose con el hecho de que estas empresas pueden
permitírselo. Este tipo de justificación no funciona; la ley de causa y efecto continúa operando para
cada uno de nosotros. Si robamos algo, perdemos algo. Si damos, recibimos. No puede ser de otra
forma.

Si en tu vida hay muchas pérdidas o muchas cosas que van mal, podrías examinar de qué formas
robas tú. Algunas personas que jamás soñarían siquiera con robar cosas, se sienten con todo el
derecho de robar tiempo o autoestima a otras personas. Cada vez que hacemos sentir culpable a
alguien le estamos robando su sentido de valía personal. Para ser verdaderamente honrados en
todos los aspeaos, necesitamos examinarnos profundamente con el fin de llegar a conocernos a
nosotros mismo.
Cuando cogemos algo que no nos pertenece, lo que hacemos en realidad es decirle al Universo
que no nos sentimos dignos de ganarlo, no somos capaces, no valemos demasiado, o queremos que
nos roben, o que no hay suficiente a nuestro alrededor. Creemos que tenemos que robar y arrebatar
para obtener nuestros bienes. Esta creencia se transforma en un verdadero muro que nos aprisiona y
nos impide experimentar la abundancia y la alegría en nuestra vida.
Las creencias negativas no son la realidad de nuestro ser. Somos seres magníficos y nos
merecemos lo mejor. Hay en abundancia en nuestro planeta. Nuestro bien siempre nos llega por
razón de la conciencia. El trabajo que hacemos en la conciencia es siempre el de refinar lo que
decimos, pensamos y hacemos. Cuando comprendemos claramente que nuestros pensamientos
crean nuestra realidad, entonces usamos nuestra realidad como un mecanismo de respuesta que nos
diga cuál es el próximo cambio que necesitamos hacer. Ser absolutamente honrado, hasta el último
alfiler, es una elección que hacemos por amor a nosotros mismos. La honestidad nos sirve para que
nuestra vida transcurra con mayor facilidad y sin baches.
Si vas a una tienda y no te cobran algo que has comprado y te das cuenta, es tu deber espiritual
decirlo. Si te das cuenta en ese momento, dilo. Si no lo adviertes o te das cuenta al llegar a casa o
dos días después, entonces es diferente.
Si la deshonestidad desarmoniza nuestra vida, imagínate lo que pueden crear el amor y la
honestidad. El bien que hay en nuestra vida, las maravillosas sorpresas que tenemos, todo eso
también lo hemos creado. Cuando miremos dentro de nosotros con honestidad y amor incondicional,
descubriremos muchas más cosas sobre nuestro poder. Lo que podemos aprender a crear con
nuestra conciencia tiene muchísimo más valor que cualquier cantidad de dinero que pudiéramos
robar.

     

Tu hogar es tu santuario
Todo es un reflejo de lo que crees que te mereces. Mira tu casa. ¿Es un lugar donde realmente te
gusta vivir? ¿Es cómoda y alegre, o es estrecha, sucia y está siempre desordenada? Lo mismo
respecto a tu coche. ¿Te gusta? ¿Refleja el amor que sientes por ti?
¿Son tus ropas una carga, una molestia, algo que tienes que soportar? Tu ropa es un reflejo de lo
que piensas de ti mismo. Y los pensamientos que tenemos de nosotros mismos, como ya he dicho,
los podemos cambiar.

Si deseas encontrar una nueva casa, comienza por abrirte para hallar el lugar adecuado, y afirma que
lo estás esperando. Cuando yo buscaba una nueva casa en Los Ángeles, no podía creer que
encontrara sólo lugares horrorosos. Contínué firme pensando: «Esto es los Ángeles y está lleno de
apartamentos maravillosos; así pues, ¿dónde están?».
Me llevó seis meses encontrar el apartamento que deseaba, y es magnífico. Durante la época de
mi búsqueda, el edificio estaba en construcción, y cuando lo terminaron, encontré el apartamento
esperándome. Si buscas algo y no lo encuentras, probablemente haya algún motivo.
Si deseas mudarte del lugar donde vives porque no te gusta, agradece a tu actual hogar que esté
ahí. Dale las gracias por protegerte de la intemperie. Si francamente ves que te resulta muy difícil que
te guste, empieza por una parte de la casa en la que te sientas bien, como un rincón de tu dormitorio,
por ejemplo. No digas «Odio este lugar», porque así no vas a encontrar un sitio que puedas amar.
Ama la casa donde vives para poder abrirte y recibir un maravilloso nuevo hogar. Si tu casa está
hecha un desorden y atiborrada de cosas, entonces comienza por limpiarla y despejarla. Tu casa es
un reflejo de ti.
Relaciones afectuosas
Soy una gran admiradora del doctor Bernie Siegel, el oncólogo de Connecticut que ha escrito
Amor, medicina milagrosa y Paz, amor y autocuración.
El doctor Siegel ha aprendido muchísimo de sus enfermos de cáncer. Me gustaría citar lo que dice sobre el amor incondicional:
Muchas personas, sobre todo enfermos de cáncer, llegan a adultas con la creencia de que hay algún
defecto terrible en el centro de su ser, defecto que deben ocultar para tener la oportunidad de ser
amadas. No se sienten amadas y se creen indignas de ello, condenadas a la soledad si se llega a conocer
la verdad de su ser. Estas personas se crean defensas que las protejan de compartir sus sentimientos
más íntimos con nadie. Debido a que sienten un profundo vacío interior, llegan a considerar todo tipo de
relación y de transacción como medio de obtener algo que llene ese vacío interior vagamente
comprendido. Viven sólo con la condición de obtener algo de ello. Y esto lleva a una sensación de vacío
aún mayor, lo cual perpetúa el círculo vicioso.
Siempre que doy alguna charla y ofrezco la oportunidad de hacer preguntas, casi invariablemente
he de contar con que se me preguntará una cosa en especial: «¿Cómo puedo crear relaciones sanas
y duraderas?».
Todas las relaciones son importantes porque reflejan lo que pensamos de nosotros mismos. Si te
pasas la vida castigándote porque piensas que todo lo que va mal es por culpa tuya, o que siempre
eres una víctima, entonces vas a atraer el tipo de relaciones que te refuercen esa creencia.
Una mujer me contó que mantenía relaciones con un hombre muy cariñoso y atento, pero que ella
sentía la necesidad de poner a prueba su amor.
—¿Por qué quieres poner a prueba su amor? —le pregunté.
Me contestó que se sentía indigna de su amor porque no se amaba a sí misma lo suficiente. De
modo que le sugerí que tres veces al día, de pie y con los brazos abiertos, dijera: «Estoy dispuesta a
dejar entrar el amor. Puedo dejar entrar el amor con toda confianza. Estoy a salvo». Después le dije
que se mirara a los ojos y dijera: «Lo merezco. Estoy dispuesta a "tener" aun cuando no lo
"merezca"».

Con mucha frecuencia uno se niega lo bueno porque cree que no puede alcanzarlo. Pongamos por
caso que quieras casarte o formar una relación estable. La persona con quien sales tiene cuatro de
las cualidades que deseas en tu pareja. Sabes que estás bien encaminado. Entonces quieres un
poquito más, o necesitas añadir algo nuevo a la lista. Según el mucho o poco amor que creas
merecer, es posible que tengas que pasar por varias personas antes de conseguir lo que realmente
quieres.
Del mismo modo, si crees que un Poder Superior te ha rodeado de personas verdaderamente
amorosas, o que toda la gente que conoces sólo aporta bien a tu vida, entonces ésas serán las
personas que en último término atraerás hacia ti.
Relaciones codependientes
Por lo visto las relaciones personales son las que tienen mayor prioridad para la mayoría de la gente.
Tal vez eres una persona que anda siempre en busca del amor. Y la vida no te trae a la pareja
adecuada porque tus razones para desear el amor no son claras. Seguramente piensas: «Ay, si
tuviera a alguien que me amara, mi vida sería muchísimo mejor». No es así como funciona esto.
Un ejercicio que recomiendo hacer es escribir las cualidades que uno desea en una relación, por
ejemplo: diversión, intimidad, comunicación franca y positiva, etcétera. Mira tu lista. ¿Son imposibles
de cumplir estos requisitos? ¿Cuál de ellos podrías aportar tú mismo?
Hay una gran diferencia entre la «necesidad de amor» y la «falta de amor». Si te falta el amor, eso
sencillamente quiere decir que no tienes el amor y la aprobación de la persona más importante que
conoces: tú mismo. Por ello entablas relaciones que son codependientes e inútiles para ambas
partes.
Cuando necesitamos a otra persona para que nos llene, somos codependientes. Cuando
confiamos nuestro cuidado a otra persona para no tener que hacerlo nosotros, nos convertimos en
codependientes. Muchos de nosotros que procedemos de familias problemáticas, hemos aprendido la
codependencia de la forma en que nos criamos. Durante muchos años yo creí que no valía lo
suficiente y buscaba el amor y la aprobación dondequiera que fuese.
Si te pasas la vida diciendo a otras personas lo que tienen que hacer, entonces posiblemente es
que tratas de manipular tus relaciones. Por otro lado, si trabajas para cambiar tus pautas internas de
comportamiento, entonces estás permitiendo que las cosas sigan su debido curso.
Tómate un momento y ponte frente al espejo. Piensa en algunas de las creencias de tu infancia
que han influido negativamente en tus relaciones. ¿Logras ver cómo continúas recreando esas
mismas creencias? Piensa en algunas creencias positivas de tu infancia. ¿Tienen el mismo peso para
ti que las negativas?
Dite a ti mismo que las creencias negativas ya no te sirven y reemplázalas por afirmaciones
nuevas y positivas. Tal vez te convenga escribir las nuevas creencias y colocarlas en un lugar donde
las veas cada día. Ten paciencia contigo mismo, ya lo he dicho antes. Persevera en la nueva
creencia tanto como perseveraste en la antigua. Yo solía deslizarme a mis viejos hábitos muchas
veces antes de que mis nuevas creencias echaran raíces.
Cuando seas capaz de contribuir a la satisfacción de tus propias necesidades, entonces no
sentirás esa falta, no serás tan codependiente. Todo comienza por el amor a uno mismo. Cuando nos
amamos de verdad, estamos centrados, tranquilos, seguros, y nuestras relaciones son fabulosas,
tanto en casa como en el trabajo. Comprobarás cómo reaccionas de forma diferente ante las diversas
situaciones y personas. Cosas que alguna vez importaron desesperadamente, ya no te parecerán tan
importantes. Entrarán nuevas personas en tu vida y tal vez desaparecerán otras, lo cual al principio
es terrible, pero también es maravilloso, renovador y estimulante

Una vez que sepas lo que deseas en una relación, sal de casa y reúnete con gente. Nadie va a
aparecer de pronto en tu puerta. Una buena forma de conocer gente es en algún grupo de apoyo o en
clases vespertinas. Esto te permitirá conocer a personas de mentalidad parecida a la tuya o que se
interesan por las mismas cosas. Es increíble la rapidez con que puedes hacer nuevos amigos. Hay
muchos grupos y clases en todas las ciudades del mundo. Lo único que necesitas hacer es
buscarlos. Resulta muy útil asociarse con personas que van por el mismo camino. Te sugiero esta
afirmación: «Estoy abierto y receptivo a que entren en mi vida experiencias buenas y maravillosas».
Eso es mejor que decir: «Ando en busca de un nuevo amor». Muéstrate abierto y receptivo, y el Uni-
verso te contestará con el mayor bien para ti.
Descubrirás que a medida que crece tu autoestima también va creciendo el respeto que sientes
por ti mismo; cualquier cambio que consideres necesario hacer te será más fácil de realizar cuando
sepas qué es lo que te conviene. El amor no está nunca fuera de ti, está siempre dentro. Cuanto más
ames, más digno de amor serás, más amable.
Creencias respecto al dinero
El miedo con respecto al tema del dinero nos viene de nuestra temprana programación durante la
infancia. En uno de mis talleres, una mujer contó que su padre, que era muy rico, siempre vivió con el
temor de arruinarse, y se lo transmitió a ella, que creció con el miedo de que nadie la cuidara. Su
libertad con el dinero estaba atada al hecho de que su padre manipulaba a su familia mediante la
culpa. Ella tuvo muchísimo dinero toda su vida; la lección que debía aprender era liberar el miedo de
que no sabría cuidar de sí misma. Aun sin tanto dinero podía muy bien cuidar de sí misma.
Los padres de muchos de nosotros crecieron durante la época de la Depresión, por lo cual hemos
heredado creencias como «Podríamos morir de hambre», «Tal vez nunca encontremos trabajo»,
«Podríamos perder la casa, el coche...», o lo que sea.
Muy pocos niños dicen: «No, eso son tonterías». Los niños generalmente lo aceptan y dicen: «Sí,
tienes razón».

Haz una lista de las creencias de tus padres respecto al dinero. Pregúntate si aún eliges creerlas.
Necesitarás superar las limitaciones y los temores de tus padres porque tu vida ahora no es la misma.
Deja de repetirte esas creencias. Empieza a cambiar las imágenes en tu mente. Cuando se te pre-
sente una oportunidad, no repitas tu historial de carencia. Comienza a proclamar el nuevo mensaje
para hoy. Ahora puedes afirmar que es bueno ser rico y que emplearás sabiamente tu dinero.
También es normal y natural que en ciertas épocas tengamos más dinero que otras personas. Si
logramos confiar en que nuestro Poder interior siempre cuidará de nosotros pase lo que pase,
seremos capaces de pasar con facilidad por los tiempos de escasez, sabedores de que tendremos
más en el futuro.
El dinero no es la respuesta, aun cuando muchas personas piensen que si tuvieran mucho dinero
todo iría muy bien porque tendrían menos problemas y preocupaciones. Pero el dinero en realidad no
es la respuesta. Algunas personas tienen más dinero del que jamás van a necesitar, y sin embargo
no logran ser felices.
Agradece lo que tienes
Un conocido mío me contó que se sentía culpable por no poder recompensar en la debida forma a los
amigos que le demostraron su cariño y le hicieron regalos cuando a él no le iban las cosas demasiado
bien. Le dije que hay veces en que el Universo nos da de una u otra forma lo que necesitamos y es
posible que no podamos devolvérselo.
Sea cual sea la forma que el Universo haya elegido para responder a tu necesidad, agradéceselo.
Ciertamente habrá momentos en que puedas ayudar a otras personas. Puede que no sea con dinero
sino con tu tiempo, tu comprensión o tu compasión. A veces no comprendemos muy bien que estas
cosas pueden ser más valiosas que el dinero.
Pienso en las muchas personas que durante las primeras épocas de mi vida me ayudaron
enormemente, en momentos en que yo no estaba en condiciones de devolver el favor. Años después,
he tenido la oportunidad de ayudar a otras personas. Muchas veces creemos que debemos
intercambiar la prosperidad. Nos sentimos en la obligación de corresponder. Si alguien nos invita a
comer, inmediatamente tenemos que invitarle a comer: o si alguien nos hace un regalo, en seguida
compramos algo para regalárselo.
Aprende a recibir dando las gracias. Aprende a aceptar, porque el Universo nota nuestra apertura
y nuestra disposición para recibir no como un simple intercambio de prosperidad. Muchos de nuestros
problemas tienen su raíz en nuestra incapacidad para recibir. Podemos dar, pero nos cuesta mucho
recibir.
Cuando alguien te haga un regalo, sonríe y dale las gracias. Si le dices: «Ah, no es mi talla» o «No
es mi color preferido», te aseguro que esa persona jamás volverá a hacerte otro regalo. Acéptalo de
buena gana, y si realmente no te va bien, regálaselo a otra persona a la que le sirva.
Necesitamos ser agradecidos con lo que tenemos para así poder atraer más bienes. Si nos
centramos en la carencia, atraeremos más carencia. Si estamos en deuda, necesitamos perdonarnos,
no regañarnos. Necesitamos centrarnos en pagar la deuda mediante afirmaciones y visualizaciones.
Lo mejor que podemos hacer por las personas que tienen problemas monetarios es enseñarles a
crear dinero en la conciencia, porque esto es duradero. Es mucho más duradero que darles algo de
dinero. No quiero decir con esto que no des dinero, sino que no lo des para no sentirte culpable. Se
suele decir: «Bueno, tenemos que ayudar a la gente». Tú también eres gente, eres alguien, y te
mereces la prosperidad. Tu conciencia es la mejor cuenta bancaria que puedes tener. Cuando
deposites en ella pensamientos valiosos, cosecharás enormes dividendos.
El diezmo, un principio universal
Una de las maneras de atraer dinero a tu vida es contribuir con el diezmo. Contribuir con el 10 por
ciento de los ingresos es un principio instaurado hace muchísimos años. A mí me gusta considerarlo
como una «devolución a la Vida». Al parecer progresamos más cuando lo hacemos. Las iglesias
siempre han necesitado esta contribución. Es una de sus principales formas de recaudar fondos.
Actualmente se ha extendido la costumbre de pagar el diezmo en los lugares donde uno recibe su
alimento espiritual. ¿Quién o qué te ha sustentado en tu búsqueda por mejorar la calidad de tu vida?
Ése sería el lugar perfecto para contribuir con el diezmo. Si no te atrae la idea de pagar el diezmo a
una iglesia o a una persona, hay muchas organizaciones sin fines de lucro que podrían beneficiar a
otras personas mediante tu contribución. Haz averiguaciones y descubre la que más te conviene.
«Haré mi contribución cuando tenga más dinero», suele decir mucha gente. Ciertamente nunca llegan
a tenerlo. Si deseas contribuir, empieza ya, y verás cómo entran en gran cantidad los beneficios. Sin
embargo, si aportas tu diezmo con el único fin de «tener más», es que no has entendido de qué va.
Lo que se da ha de darse libremente o no funciona. Yo pienso que la vida me ha tratado bien y me
siento feliz de devolverle el favor de diversas maneras.

Hay muchísima abundancia en este mundo sencillamente a la espera de que la experimentes. Si
realmente te dieras cuenta de que hay más dinero del que jamás podrías gastar, más personas de las
que jamás podrías conocer y más felicidad de la que te puedas imaginar, tendrías todo lo que necesitas y deseas.
Si pides el mayor de los bienes, confía en que tu Poder interior te lo proporcionará. Sé honrado
contigo mismo y con los demás. No engañes, ni siquiera un poquito, porque te vendrá de vuelta.
La Inteligencia Infinita que lo llena todo te dice: «Sí». Cuando algo entre en tu vida no lo expulses,
dile: «Sí». Ábrete para recibir lo bueno. Dile «Sí» a tu mundo.

La prosperidad y las oportunidades se
centuplicarán.
 

 

 
 
 
 

 
 

 
         
         
       
       
       
Conferencias Místicas