1. Vemos, con frecuencia, médiums dotados de razonables
facultades mediúmnicas desistiendo del compromiso. ¿Hay
algún perjuicio?
La sensibilidad mediúmnica no funciona sólo en las reuniones
de intercambio. Está siempre presente. Es en la práctica
mediúmnica, con los estudios y disciplinas que le son
inherentes, que el médium garantice recursos para mantener
el propio equilibrio. Apartado, puede caer en perturbaciones
y desajustes.
2. ¿Es un
castigo?
No se trata de eso. El problema está en la propia
sensibilidad que, no controlada por el ejercicio, sitúa al
médium a merced de influencias negativas, en los ambientes
en que circule, y
de entidades perturbadas que se aproximan.
3. ¿Pero ese
problema no está presente en la vida de todos nosotros? ¿No
vivimos rodeados de Espíritus perturbados y perturbadores?
Sí, y bien sabemos cuantos problemas son derivados de esa
situación, por total ignorancia de
las personas en relación al asunto. En el médium apartado de
la práctica mediúmnica es más serio, por cuanto, en base de
su sensibilidad, él sufre un impacto mayor, con
repercusiones negativas en su psiquismo.
4. ¿Y si el médium, no obstante apartado de la práctica
mediúmnica, fuera una persona de buena voluntad, caritativa,
afable, bien sintonizada?
Con semejante comportamiento podrá mantener relativa
estabilidad, pero es preciso considerar que la mediumnidad
no es un accidente biológico. Nadie nace médium por acaso.
Hay compromisos que le son inherentes.
5. El médium viene programado para esa tarea…
Sí. Se trata de un compromiso asumido en la espiritualidad.
Hay una investidura en el candidato a la mediumnidad,
relacionado con estudios, planes, adecuación del cuerpo.
Todo eso envuelve diligentes cuidados de los mentores
espirituales. Imaginemos una empresa invirtiendo en la
preparación de un funcionario para determinada función.
¿Después de todo, será razonable que él diga que no está
interesado?
6. ¿Pero no es contraproducente que el médium participe de
trabajos mediúmnicos como
quien cumple una obligación o un contrato preestablecido,
temiendo sanciones?
Las sanciones serán de su propia conciencia, que le cobrará,
más pronto o más tarde, por la omisión. Para evitar esa
situación es que los médiums deben estudiar la Doctrina,
participando
de cursos y reciclajes que sustenten la noción de su
responsabilidad en relación al trabajo
mediúmnico.
7. ¿Y si hay impedimentos ponderables? Hijos para cuidar,
cónyuge problemático, profesión,
salud…
Eventualmente eso puede ocurrir, por algún tiempo. El
problema mayor, mientras tanto, está
en el propio médium que, generalmente, intenta justificar su
omisión. Es altamente improbable que la espiritualidad le
otorgarse la mediumnidad, sin darle condiciones para
ejercerla.
8. ¿Y cuando la participación del médium genera perturbación
en el hogar, a partir de una posición intransigente del
consorte?
Lamentablemente
el casamiento en que el cónyuge determina qué tipo de
actividad religiosa o moral, la esposa debe ejercer, es un
machismo inconcebible. Esos asuntos deben ser tratados
en la base del diálogo, con el respeto por las convicciones
ajenas. De cualquier forma, aunque
tal situación pueda justificar la ausencia de la médium, no
la eximirá de los problemas inherentes a la mediumnidad no
ejercitada.