1. ¿Qué significa la expresión “Espíritu sufridor”?
Es alguien preso a las impresiones y angustias de la vida
física. Se siente perplejo y afligido, y no es raro que sea
inconsciente de su situación, vagando sin rumbo.
2. ¿Cuál es la
utilidad de su manifestación?
Esos Espíritus se sitúan como sonámbulos, alienados de la
realidad espiritual. En contacto con
las energías del ambiente y del médium, experimentan una
revitalización y un despertar, capacitándose para dialogar
con el adoctrinador.
3. ¿Por qué “adoctrinador”?
En verdad, ese término es inadecuado, ya que, en base a su
perturbación mental, la entidad no tiene condiciones para
recibir informaciones doctrinarias. Mientras, está
consagrado por el uso. El adoctrinador es alguien que
conversa con los Espíritus manifestantes. Puede ser el
dirigente de la reunión o uno de los participantes,
debidamente entrenado.
4. ¿Y qué hace el adoctrinador?
El primer paso es sacar al Espíritu del trauma, relacionado
con el llamado “pasaje”. Si desencarnó en un accidente, por
ejemplo, conserva las impresiones del momento de la muerte,
sufre como quien vive indefinidamente un tormento. Hablando
firme, con cariñosa insistencia, procurará demostrarle que
no está más en aquella situación. Se encuentra en un puesto
de socorro, fue medicado y está en recuperación.
5. ¿Y lo informará de qué murió?
Es el error cometido por muchos adoctrinadores. Llegan a
recomendar al Espíritu: ¡Suba, hermano! ¡Usted ya no
pertenece más al mundo de los vivos!” ¿Subir adónde? ¡Una
expresión equivocada! El plano espiritual es una proyección
del plano físico, una dimensión que interpenetra la nuestra.
Y decirle que murió podrá dejarlo en una situación peor. El
susto será grande.
6. ¿Cuándo será informado el Espíritu?
En el libro Y la
Vida Continúa, psicografiado por Francisco Cándido Xavier,
André Luiz explica
que debemos dejar al propio Espíritu que lo perciba. Él
describe un hospital, donde los pacientes están internados
hace meses, sin conocimiento de que desencarnó. Eso no
significa que nunca debamos informarlo, pero que lo hagamos
con carácter de excepción, cuando sintamos que está “maduro”
para encarar la realidad espiritual.
7. ¿Ese trabajo de asistencia no puede ser hecho por los
mentores espirituales con mayor eficiencia?
Sí, cuando haya condiciones favorables. Ocurre que, cuando
el desencarnado se encuentra en perturbación, en la fase de
adaptación a la vida espiritual, no tiene condiciones para
percibir la presencia de los mentores. De ahí la utilidad de
la de la manifestación en el Centro Espírita.
8. Considerando la cantidad de personas que mueren,
diariamente, en el Mundo, los grupos mediúmnicos
probablemente no atienden ni a un por ciento de ese
contingente. ¿Cómo quedan los demás?
Si alguien sufre una quemadura y no hay hospital para el
tratamiento adecuado, el médico lo atenderá en el
consultorio, precariamente. Lo mismo ocurre con los
desencarnados, cuando están alineados de la realidad
espiritual.
Si no hay equipos
mediúmnicos especializados, no por eso dejan de ser
socorridos por los mentores, pero sin el magnetismo humano
de que carecen. Por eso, grupos bien estructurados son
puestos avanzados de asistencia. Atienden a una minoría,
hoy; atenderán una multitud mañana, a medida que se amplíen
esos servicios.