1. Protestan los
dirigentes de reuniones mediúmnicas de la inestabilidad del
grupo, en cuanto
a la frecuencia. Difícilmente comparecen todos los
participantes. ¿Eso puede perjudicar los trabajos?
Sin duda. El grupo forma lo que llamaríamos un “cuerpo
mediúmnico”, a la medida que se armonicen sus participantes,
en torno de los objetivos de la reunión. Cuando ocurren
ausencias hay una disminución de potencial
2. ¿Si
determinado Espíritu va a manifestar por intermedio de un
médium y este no comparece, otro médium deberá sustituirlo?
Sí, pero sin la eficiencia deseada, ya que la manifestación
envuelve una armonización de la entidad con el médium, que
acostumbra a ocurrir antes de la reunión. Si el médium,
después
de ese contacto preliminar, no comparece, el trabajo queda
perjudicado.
3. Hay dirigentes
que ponen al médium en cuarentena. Faltó a la reunión, se
queda otra sin trabajar. Si falta a las dos, será mero
soporte por otras tantas. ¿Es razonable?
No conozco ninguna base doctrinaria para ese procedimiento,
que me parece más una sanción que una disciplina. Antes de
imponer restricciones, sería conveniente charlar con el
médium, pasándole la idea de que su presencia es importante.
Cuando las personas son valoradas, sirven mejor, son más
asiduas en sus compromisos.
4. ¿Esa disposición no converge con la orientación de
ciertos dirigentes que entienden que jamás se debe elogiar o
valorar el trabajo del médium, a fin de no envanecerlo?
Ciertamente no conocen el alcance de una buena palabra.
Estimular al compañero, reconociendo sus méritos es un
refuerzo valioso. Obviamente, no vamos a caer en
artificialidad, como cierto dirigente que decía con aparente
seriedad, a los compañeros: ¡Usted
es la luz que ilumina nuestra reunión! ¡La roca que da
sustentación a nuestro trabajo! El elogio fácil y teatral es
ridículo y vacío.
5. ¿Cuál es la postura ideal para que las personas no falten
a los compromisos espirituales?
El querido compañero espírita, ya desencarnado, Homero
Escobar, decía, sabiamente: “La
mejor manera de atender a nuestros compromisos espirituales
será encararlos con la misma
seriedad con que atendemos a nuestros compromisos
profesionales”.
6. ¿Sólo se falta por un motivo relevante?
Exactamente. Para cumplir la jornada de trabajo profesional,
si está lloviendo, cogemos el paraguas; si hace frío, usamos
el abrigo; si llega visita, pedimos permiso; si el automóvil
está en
el taller, cogemos el autobús o el taxi. En los compromisos
espirituales todo es diferente.
Cualquiera de esos motivos nos inhibe. No debería ser así.
Al final, si con el trabajo profesional atendemos la
subsistencia física, es con la actividad espiritual que
alimentamos el alma, habilitándonos a la protección de los
beneficios del Más Allá.
7. ¿No será porque las personas no encaran con la debida
seriedad sus compromisos espirituales que los grupos
mediúmnicos tienden a sufrir la reducción de participantes?
Infelizmente, ocurre. Debemos reconocer, entre tanto, que
hay otros motivos. La vida de las personas sufre cambios. He
visto compañeros apartarse porque comenzaron un curso,
porque cambiaron de ciudad, porque asumieron un compromiso
familiar, porque hubo alteración en
el horario de su actividad profesional.
8. ¿Qué se puede hacer si el grupo queda muy reducido?
Depende de los
que queden. Un grupo puede funcionar con cinco o seis
personas, incluyendo médiums y adoctrinadores, desde que
todos sean firmes en la asiduidad y en la dedicación. Nada
impide, también, que sean invitados compañeros recientemente
preparados, ampliando
el número de participantes.