POLARIDAD...
«Todo es
dual; todo tiene polos; todo tiene su par de opuestos; semejante y
desemejante son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero
diferentes en grado; los extremos se encuentran; todas las verdades no
son sino medias verdades, todas las paradojas pueden ser reconciliadas.»
El Kybalion.
|
|
El gran cuarto principio hermético -el principio de polaridad- incorpora
la verdad de que todas las cosas manifiestas tienen «dos lados», «dos
aspectos», «dos polos», «un par de opuestos», con múltiples grados entre
los dos extremos. Las viejas paradojas, que han dejado siempre perplejas
la mente de los hombres, son explicadas por una comprensión de este
principio. El hombre ha reconocido siempre algo similar a este
principio, y se ha esforzado por expresarle por dichos, máximas y
aforismos tales como el siguiente: «Todo es y no es, al mismo tiempo»;
«todas las verdades no son sino medias-verdades»; «toda verdad es
medio-falsa»; «hay dos lados para todo»; «hay un reverso para todo
escudo», etc.
Las enseñanzas herméticas son que la diferencia entre cosas
aparentemente opuestas de modo diametral una a la otra es meramente una
cuestión de grado. Enseña que «los pares de opuestos pueden ser
reconciliados», y que «tesis y antítesis son idénticas en naturaleza,
pero diferentes en grado»; y que la «reconciliación universal de
opuestos» se efectúa por un reconocimiento de este principio de
polaridad. Los instructores alegan que pueden tenerse ilustraciones de
este principio a puñados, y a partir de un examen de la naturaleza real
de cualquier cosa. Empiezan mostrando que espíritu y materia no son sino
los dos polos de la misma cosa, siendo los planos intermedios meramente
grados de vibración. Muestran que EL TODO y los muchos son lo mismo,
siendo la diferencia meramente una cuestión de grado de manifestación
mental.
Así, la LEY y las leyes son los dos polos opuestos de una cosa.
Igualmente, PRINCIPIO y principios. Mente infinita y mentes finitas.
Pasando entonces al plano físico, ilustran el principio mostrando que el
calor y el frío son idénticos en naturaleza, siendo las diferencias
meramente una cuestión de grados. El termómetro muestra muchos grados de
temperatura, siendo llamado el polo más bajo «frío» y el más elevado,
«calor». Entre estos dos polos hay muchos grados de «calor» o «frío»,
llámalos cualquiera de los dos y estarás igualmente en lo correcto. El
superior de dos grados es siempre «más cálido», mientras que el inferior
es siempre «más frío». No hay ninguna norma absoluta, todo es una
cuestión de grado. No hay ningún lugar en el termómetro donde el calor
cese y comience el frío. Es todo una cuestión de vibraciones más altas o
más bajas.
Los mismos términos «alto» y «bajo», que estamos compelidos a usar, no
son sino polos de la misma cosa -los términos son relativos-. Igual con
«Este y Oeste»; viajad alrededor del mundo en dirección Este, y
alcanzaréis un punto que se llama Oeste en vuestro punto de partida, y
retornáis desde ese punto hacia el Oeste. Viajad lo bastante lejos al
Norte, y os encontraréis viajando hacia el Sur, o viceversa.
Luz y oscuridad son polos de la misma cosa, con muchos grados entre
ellas. La escala musical es lo mismo; comenzando con «do» os movéis
hacia arriba hasta que alcanzáis otro «do», y así sucesivamente, siendo
las diferencias entre los dos extremos del cuadro las mismas, con muchos
grados entre los dos extremos. La escala de color es lo mismo, siendo la
única diferencia entre el violeta alto y el rojo bajo de vibraciones más
altas o más bajas. Grande y pequeño son relativos. Igual lo son ruido y
silencio; duro y blando siguen la regla. Igualmente agudo y romo.
Positivo y negativo son dos polos de la misma cosa, con incontables
grados entre ellos.
Bueno y malo no son absolutos; llamamos a un extremo de la escala bueno
y al otro malo, o a un extremo bien y al otro mal, de acuerdo con el uso
de los términos. Una cosa es «menos buena» que la cosa más arriba en la
escala; pero esa cosa «menos buena», a su vez, es «más buena» que la
siguiente cosa bajo ella; y así sucesivamente, siendo regulado el «más o
menos» por la posición en la escala.
Y así es en el plano mental. «Amor y odio» son considerados generalmente
como cosas diametralmente opuestas una a la otra, enteramente
diferentes, irreconciliables. Pero aplicamos el principio de polaridad;
encontramos que no hay tal cosa como amor absoluto u odio absoluto, como
distintos uno del otro. Los dos son meramente términos aplicados a los
dos polos de la misma cosa. Empezando en cualquier punto de la escala
encontramos «más amor», o «menos odio», conforme ascendemos la escala; y
«más odio» o «menos amor» conforme descendemos -siendo esto verdad no
importa de qué punto, alto o bajo, podamos comenzar-. Hay grados de amor
y odio, y hay un punto medio donde «gusto y disgusto» se vuelven tan
débiles que es difícil distinguir entre ellos. Coraje y miedo caen bajo
la misma regla. Los pares de opuestos existen en todas partes. Donde
encontráis una cosa encontráis su opuesto, o sea los dos polos.
Y es este hecho el que permite al hermetista transmutar un estado mental
en otro, a lo largo de las líneas de polarización. Las cosas que
pertenecen a clases diferentes no pueden ser transmutadas una en la
otra, pero las cosas de la misma clase pueden ser cambiadas, esto es,
pueden tener cambiada su polaridad. Así el amor nunca se convierte en
Este u Oeste, o rojo o violeta -pero puede, y a menudo lo hace,
convertirse en odio-, e igualmente el odio puede ser transformado en
amor, cambiando su polaridad. El coraje puede ser transmutado en miedo,
y al revés. Las cosas duras pueden ser vueltas blandas. Las cosas romas
se vuelven agudas. Las cosas calientes se vuelven frías. Y así
sucesivamente, siendo siempre la transmutación entre cosas de la misma
clase de grados diferentes. Tomad el caso de un hombre temeroso.
Elevando sus vibraciones mentales a lo largo de la línea de
miedo-coraje, puede llenarse con el más elevado grado de coraje y
temeridad. E, igualmente, el hombre indolente puede cambiarse en un
individuo activo, enérgico, simplemente polarizándose a lo largo de las
líneas de la cualidad deseada.
El estudiante que está familiarizado con los procesos por los que las
diversas escuelas de ciencia mental, etc., producen cambios en los
estados mentales de aquellos que siguen sus enseñanzas, puede no
entender fácilmente el principio que subyace en muchos de estos cambios.
Cuando, sin embargo, una vez que el principio de polaridad es captado, y
se ve que los cambios mentales son ocasionados por un cambio de
polaridad -un deslizamiento a lo largo de la misma escala-, la cuestión
se entiende más fácilmente. El cambio no es de la naturaleza de una
transmutación de una cosa en otra enteramente diferente, sino que es
meramente un cambio de grado en las mismas cosas, una diferencia
sumamente importante.
Por ejemplo, tomando prestada una analogía del plano físico, es
imposible cambiar calor en agudeza, ruido, altura, etc., pero el calor
puede ser fácilmente transmutado en frío, simplemente bajando las
vibraciones. Del mismo modo, odio y amor son mutuamente transmutables;
igual lo son el temor y el coraje. Pero el temor no puede ser
transformado en amor, ni puede el coraje ser transmutado en odio. Los
estados mentales pertenecen a innumerables clases, cada una de cuyas
clases tiene sus polos opuestos, a lo largo de la cual es posible la
transmutación.
El estudiante reconocerá fácilmente que en los estados mentales, así
como en los fenómenos del plano físico, los dos polos pueden ser
clasificados como positivo y negativo, respectivamente. Así el amor es
positivo ante el odio, el coraje ante el temor, la actividad ante la
no-actividad, etc. Y se notará también que incluso para aquellos no
familiarizados con el principio de vibración, el polo positivo les
parece ser de un grado superior que el negativo, y fácilmente lo domina.
La tendencia de la Naturaleza es en la dirección de la actividad
dominante del polo positivo.
En adición al cambio de polo de los propios estados mentales de uno por
la operación del arte de polarización, los fenómenos de la influencia
mental, en sus múltiples fases nos muestran que el principio puede ser
extendido de modo que abrace los fenómenos de la influencia de una mente
sobre otra, sobre la que tanto se ha escrito y enseñado en los últimos
años. Cuando se entiende que la inducción mental es posible, esto es,
que pueden producirse estados mentales por «inducción» a partir de
otros, entonces podemos fácilmente ver cómo una cierta frecuencia de
vibración, o polarización de un cierto estado mental, puede ser
comunicada a otra persona, y cambiada así su polaridad en esa clase de
estados mentales.
Es a lo largo de este principio que se obtienen los resultados de muchos
de los «tratamientos mentales». Por ejemplo, una persona está «triste»,
melancólica y llena de miedo. Un científico en lo mental, llevando su
mente hasta la vibración deseada por su voluntad entrenada, y obteniendo
así la polarización deseada en su propio caso, produce entonces un
similar estado mental en el otro por inducción, siendo el resultado que
las vibraciones se tornan más elevadas y la persona se polariza hacia el
extremo positivo de la escala en vez de hacia el negativo: su temor y
otras emociones negativas son transmutadas a coraje y estados mentales
positivos similares. Un pequeño estudio os mostrará que estos cambios
mentales están casi a todo lo largo de la línea de polarización, siendo
el cambio uno de grado más que de clase.
Un conocimiento de la existencia de este gran principio hermético
capacitará al estudiante a entender mejor sus propios estados mentales,
y los de otra gente. Verá que estos estados son todos cuestiones de
grado, y viendo esto, será capaz de elevar o bajar la vibración a
voluntad, de cambiar sus polos mentales, y ser así maestro de sus
estados mentales, en vez de ser su siervo y esclavo. Y por su
conocimiento será capaz de ayudar a sus compañeros inteligentemente, y
por los métodos apropiados cambiará la polaridad cuando lo mismo sea
deseable. Aconsejamos a todos los estudiantes familiarizarse con este
principio de polaridad, pues un entendimiento correcto del mismo
arrojará luz sobre muchos asuntos difíciles. |
|
|