1. En la ciudad de
Lasa en el Tíbet había un templo muy importante, rico en manuscritos de
la antigua doctrina.
2. El
sabio indio había leído estos manuscritos y revelaba a Jesús muchas de
las lecciones secretas que contenían, pero Jesús deseaba leerlos por sí
mismos.
3. En
este templo del Tíbet se hallaba el más grande sabio de todo el Oriente,
Meng-Tse.
4. El
camino a través de los montes Emodos era muy difícil, pero Jesús se puso
en marcha Jesús se puso en marcha Vidyapati le ofreció la guía de un
hombre de confianza.
5. Y Vidyapati envió un mensajero e Meng-Tse
para que le hablara del sabio hebreo y los sacerdotes del templo le
dieran la bienvenida.
6. Después de muchos días y grandes
peligros, Jesús y su guía llegaron al templo de Lasa en el Tíbet.
7. Meng-Tse abrió las puertas del templo
de par en par, y todos los sacerdotes y maestros dieron la bienvenida al
sabio hebreo.
8. Jesús
tenía acceso a todos los manuscritos sagrados y los leía a todos con la
ayuda de Meng-Tse.
9. A veces Meng-Tse hablaba con Jesús
de la edad venidera y del servicio sagrado que convenía adaptar a los
nuevos hombres.
10. Jesús no enseñó en Lasa. Cuando hubo
terminado sus estudios en las escuelas del templo, comenzó a viajar
hacia el oeste. Y en muchos pueblos permanecía por un tiempo y enseñó.
11. Al fin alcanzó un paso y en la ciudad
de Ladak Leh fue recibido con honores por los monjes mercaderes y
hombres de rango inferior.
12. Y se quedó en el monasterio, donde
enseñó; luego buscó a la gente del pueblo en los mercados, y allí
también enseñó.
13. No muy lejos vivía una mujer cuyo
hijo estaba enfermo de muerte. Los doctores habían afirmado que no
había esperanzas para el niño y que debía morir.
14. La mujer oyó que Jesús era un maestro
enviado por Dios y creyó que tenia poderes para curar a su hijo.
15. Así pues, tomó al niño moribundo en
brazos y se fué corriendo a ver al hombre enviado por Dios.
16. Y Jesús, al ver su fé, alzó los ojos
al cielo y dijo:
17. Padre mío, que el poder divino me
ensombrezca y que el Santo Aliento llene a este niño de vida para que
pueda vivir.
18. Y en presencia de la multitud, posó
su mano sobre el niño y dijo:
19. Bendita seas, buena mujer; tu fé ha
salvado a tu hijo. Entonces el niño sanó.
20. La gente estaba admirada y decían:
Seguramente este es el santo hecho carne, pues un simple hombre no puede
expulsar un fiebre así y salvar a un niño de la muerte.
21. Y muchos traían a los enfermos, y
Jesús pronunciaba la palabra y se curaban.
22. Jesús permaneció muchos días entre
las gentes de Ladak; les enseñó a curar, a borrar los pecados y a hacer
un cielo de alegría en la Tierra.
23. La gente le amaba por sus palabras y
obras, y cuando tuvo que partir, lloraban como lloran los niños, cuando
su madre se va.
24. Y por la mañana, cuando se puso en
camino, había una gran multitud que quería estrechar su mano.
25. Y les contó una parábola y dijo: Había
un rey que amaba tanto a su pueblo que les envió a su único hijo cargado
de preciosos para todos.
26. El hijo fue a todas partes y repartió
los regalos pródigamente.
27. Pero había sacerdotes que rendían
culto a dioses extranjeros, y estaban disgustados por que el rey no se
servía de ellos para dar los regalos.
28. Así que buscaron la forma de hacer que
la gente odiara a su hijo. Dijeron: Estos regalos no valen nada, son
sólo un engaño.
29. Entonces la gente tiró a la calle las
preciosas gemas, el oro y la plata. Y cogieron al hijo y le golpearon,
le escupieron y le excluyeron de su presencia.
30. El hijo no se ofendió por sus insultos
y crueldades, sino que oró así: Padre mío, perdona a estas criaturas de
tus manos, pues no son más que esclavos y no saben lo que hacen.
31. Y mientras ellos le pegaban, les daba
comida y les bendecía con amor infinito.
32. Entre algunas ciudades era recibido
con alegría, y de buena gana se hubiera quedado a bendecir aquellos
hogares, pero no podía permanecer allí, pues debía llevar esos presentes
a toda la gente del reino.
33. Y Jesús dijo: Mi Padre-Dios es el Rey
de la Humanidad y me ha enviado con la toda generosidad de su amor
incomparable y de su infinita riqueza.
34. Y debo llevar estos regalos, el agua y
el pan de la vida a la gente de toda la Tierra.
35. Voy a partir, pero volveremos a
vernos, pues en la tierra de mi padre hay sitio para todos y allí
prepararé un lugar para vosotros.
36. Jesús alzó su mano bendiciéndolos en
silencio, y luego se fué.
Cristo en su trono: detalle de un precioso relicario bizantino
del tesoro de la Catedral Limburg an der Labn
|
J esús recibe un camello como regalo.
Va a Lahore, donde vive con Ajainín, a quien le enseña. La lección de
los músicos vagabundos. Jesús emprende su viaje.
UNA caravana de mercaderes iba de
viaje por valle de Cachemira y se encontraron con Jesús, que pasaba por
allí camino a Lahore, ciudad de la mano, la tierra de los cinco ríos.
2. Los mercaderes habían oído hablar del
profeta, habían visto sus obras milagrosas en Leh, y se alegraron de
verle de nuevo.
3. Y cuando se enteraron que iba a
Lahore, pasando por el Sind a través de Persia y el Lejano occidente, y
que no tenía ningún animal para viajar,
4. le ofrecieron gustosos una bestia
noble y equipada, Jesús viajó con la caravana.
5. Y
al llegar a Lahore, Ajanía y otros sacerdotes brahmánicos le recibieron
con alegría.
6. Ajainín
era aquel sacerdote que muchos meses atrás había visitado a Jesús por la
noche en Benarés y había oído sus palabras de verdad.
7. Jesús
fue huésped de Ajainín; le enseñó muchas cosas y le reveló los secretos
del arte de curar.
8. Le
enseñó a controlar los espíritus del aire, el fuego, y le tierra; le
explicó la doctrina secreta del perdón y el modo de borrar los pecados.
9. Un
día Ajainín estaba sentado con Jesús en el pórtico del tiempo; había un
grupo de cantores y músicos vagabundos y se pararon en aquel patio para
cantar y tocar.
10.
Su música era muy rica y delicada, y Jesús dijo: Entre la gente de alto
rango no podrás escuchar una música tan dulce como la que los niños
incultos y rústicos tocan ante nosotros.
11.
¿ De dónde proviene este talento y este poder? Seguro que en toda una
vida no pueden conseguir una voz tan melodiosa ni un conocimiento tan
exacto de las leyes de la armonía y el tono.
12. Los hombres llaman a estas cosas
prodigios. Todas las cosas existen por ley natural.
13.
Estos cantores no son jóvenes. Mil años no serían suficientes para
alcanzar una expresividad tan divina y tan gran pureza de voz.
14.
Hace diez mil años estos cantores dominaban ya la armonía. En el pasado
tuvieron que caminar por las vías públicas, y captaron la melodía de los
pájaros y tocaron con arpas de formas perfectas.
15.
Y han vuelto otra vez para seguir aprendiendo otras lecciones de las
notas tan variadas de todos los seres.
16.
Estos vagabundos forman parte de la orquesta celestial, y en esa tierra
de perfección hasta los mismos ángeles se deleitan oyéndoles tocar y
cantar.
17.
Jesús seguía enseñando al pueblo de Lahore; curaba a los enfermos y les
enseñaba a perfeccionarse mediante la ayuda mutua.
18.
Les decía: no somos ricos por lo que conseguimos y guardamos; las únicas
cosas que poseemos son las que damos
19. Si deseáis llevar una vida perfecta,
entregad vuestra vida al servicio de vuestros semejantes y de las formas
de vida que los hombres consideran inferiores.
20.
Jesús no podía permanecer más tiempo en Lahore; se despidió de los
sacerdotes y otros amigos y cogiendo su camello, partió hacia Sind.
Jesús atraviesa Persia.
Enseña y cura en muchos lugares. Tres magos se encuentran con él cerca
de Persépolis. Gaspar y otros sacerdotes persas se reúnen con él en
Persépolis. Los siete maestros se sientan en silencio durante siete
días.
Jesús tenía veinticuatro años cuando llegó a
Persia camino de su hogar.
2. Y se detuvo en muchas aldeas, ciudades y
pueblos para enseñar y curar.
3. Los sacerdotes y autoridades no le recibían bien porque les
censuraba la crueldad con que trataban a la gente de rango inferior.
4. Y la gente del pueblo le seguía en tropel.
5. A veces los
jefes tenían la osadía de detenerle, prohibiéndole enseñar o curar a los
enfermos.
6. Después de un
tiempo llegó a Persépolis, la ciudad donde estaban enterrados los reyes
de Persia, la ciudad de los tres sabios, Hor, Lun y Mer.
7. Quienes
veinticuatro años atrás habían visto aparecer la estrella de la promesa
sobre Jerusalém y habían viajado al occidente para conocer al recién
nacido.
8. Estos magos
fueron los primeros en honrar a Jesús como maestro de la nueva era, y le
ofrecieron presentes de oro, incienso y mirra.
9. Los magos
sabían, por métodos que todos los maestros conocen, que Jesús se
acercaba a Persépolis, y se pusieron en camino para salir a su
encuentro.
10. Y cuando se
encontraron se vieron rodeados por una luz mucho mas brillante que el
día, y los hombres que vieron a los cuatro en el camino decían que se
habían transfigurado, pues parecían más dioses que hombres.
11. Hor y Lun eran
ya ancianos, y Jesús les dejó el camello para llegar a Persépolis,
mientras que él y Mer caminaban delante.
12. Y al llegar a
casa de los magos todos se regocijaron. Jesús les contó la apasionante
historia de su vida, y Hor, Lun y Mer no dijeron palabra; miraban el
cielo y hablaban a Dios con sus corazones.
13. Había también
en Persépolis tres sabios del norte. Eran Gaspar, Zara y Melzor; Gaspar
era el maestro más sabio entre los magos, y los tres se hallaban en casa
de Hor, Lun, y Mer cuando llegó Jesús.
14. los siete
hombres estuvieron sin hablar durante siete días; se sentaron en
silencio en la sala de asambleas, permaneciendo en estrecha comunión con
la hermandad del silencio.
15. Buscaban la
luz, la revelación y el poder. Las leyes y preceptos de la era venidera
necesitaban toda la sabiduría de los maestros del mundo.
Jesús asiste a
una fiesta en Persépolis. Habla de gente y analiza la filosofía de los
magos. Explica el origen del mal. Pasa la noche en oración.
Se celebra una
fiesta en honor del Dios mago y se habían reunido muchos hombres en
Persépolis.
2. Y en el
gran día de la fiesta, el Maestro que dirigía a los magos dijo: La
libertad reina en estos sagrados muros; quien desee hablar, puede
hacerlo.
3. Y Jesús,
poniéndose de pie en medio de todos, dijo: Hermanos y hermanas, hijos de
nuestro Padre-Dios.
4. Hoy sois
vosotros los más bienaventurados de los hijos de los hombres por tener
una concepción tan justas de Dios y del Hombre.
5. Vuestra
pureza en el culto y en la vida complace a Dios, y vuestro maestro
Zaratustra es digno de alabanza.
6. Bien decís
que hay un Dios de cuya grandeza salieron los siete espíritus que
crearon el cielo y la tierra; y estos grandes espíritus se manifestaron
a los hijos de los hombres en el sol, la luna y las estrellas.
7. Pero en
vuestros libros sagrados se dice que dos de estos siete tienen una
fuerza superior, y que uno de ellos creó el bien y otro el mal.
8. Venerados
maestros, os ruego que me digáis cómo puede nacer el mal de algo que es
completamente bueno.
9. Entonces
se levantó un mago y dijo: Si me contestas, tu problema estará resuelto.
10. Todos
reconocemos el hecho de que existe un mal. Y todo lo que existe debe
tener una causa, así que Dios, el Uno, no creó el mal, ¿qué Dios lo
creó?
11. Y Jesús dijo:
Todo los que Dios, el Uno, ha hecho es bueno, al igual que la primera
causa, los siete espíritus son todos buenos, y todo lo que sale de su
mano es bueno.
12. Todas las
cosas creadas tienen ciertos colores, tonos y formas propias; pero
algunos tonos, aunque buenos y puros en sí mismos, producen desarmonías
y tonos desacordes al ser mezclados.
13. Y algunas
cosas, siendo buenas y puras, producen cosas discordantes cuando se
mezclan, cosas venenosas que los hombres llaman malas.
14. Por eso el mal
es la mezcla desarmónica de colores, tonos o formas del bien.
15. El hombre no es
totalmente sabio, y sin embargo tiene voluntad propia. Tiene y usa el
poder de mezclar las cosas buenas de Dios de múltiples formas, y todos
los días crea sonidos discordantes y cosas malas.
16. Y todos los
tonos y formas del bien o del mal se convierten en algo vivo, ya sea
demonio, duende, espíritu bueno o maligno.
17. Así es como el
hombre crea a su demonio, y luego siente miedo de él y huye; su demonio
se vuelve más valiente que el, le persigue y arroja fuegos que le
torturan.
18. Tanto el
demonio como esos fuegos ardientes son creaciones del hombre, y nadie
puede apagar esos fuegos ni disipar al maligno, si no es el hombre que
los creó.
19. Entonces Jesús se retiró y ningún mago
le respondió.
20. Y se alejó de la multitud para ir a
orar a un apartado.
Jesús enseña a los magos. Habla
del silencio y de cómo entrar en él. Gaspar elogia la sabiduría de
Jesús. Enseña en las grutas de Giro.
Jesús volvió por la mañana
temprano a enseñar y curar. A su alrededor había una luz maravillosa,
como si proviniera de algún espíritu poderoso.
2. Un mago se dio cuenta y le preguntó a solas de donde
venía esa sabiduría, y que significaba esa luz.
3. Y Jesús le dijo: Hay un silencio en el
alma que puede encontrarse con su Dios; ahí se encuentra la fuente de
sabiduría, y los que entran en ella se llenan de luz, sabiduría, amor y
poder.
4. El mago dijo: Háblame de este silencio y
de esta luz para que yo pueda encontrarla y morar en ella.
5. Y Jesús respondió: El Silencio no esta
encerrado en ningún sitio; no es un lugar rodeado de paredes o de
precipicios rocosos, ni guardado por espada alguna.
6. Los hombres llevan consigo todo el tiempo
el lugar secreto donde pueden encontrar a su Dios.
7. No importa donde vivan los hombres, en la cimas
montañosas, en hondos valles, en mercados o en la tranquilidad del
hogar, porque en cualquier momento pueden derribar esa puerta en un
segundo y encontrar el Silencio, la casa de Dios, que está dentro del
alma.
8. Cuando un hombre se retira a un valle o un camino en la
montaña dejan de preocuparle el bullicio de los negocios y las palabras
y pensamientos de los demás.
9. Y cuando
la vida se convierta en peso difícil de soportar, es mejor ir en busca
de un lugar tranquilo para orar y meditar.
10. El silencio es
el reino de alma y no puede verse con ojos humanos.
11. Cuando se está
en silencio, puede que aparezcan formas espectrales por la mente, pero
todas subordinadas a la voluntad, y cuando el alma maestra les habla,
desaparecen,
12. Si deseas
encontrar ese silencio de el alma, debes preparar tú mismo el camino.
Sólo los puros corazones pueden entrar en él.
13. Y debes
apartar toda tensión mental, todas las preocupaciones materiales, todos
los miedos, las dudas y los pensamientos inquietantes.
14. Tu voluntad
humana debe ser absorbida por la divina; entonces entrarás en la
conciencia de la santidad.
15. Ahí estarás en
el Lugar Santo y verás arder la llama del Señor sobre el altar vivo.
16. Y cuando le
veas brillar ahí, mira profundamente el templo de tu propia cabeza y la
verás toda encendida.
17. En todas
partes, de la cabeza a los pies, hay velas, cada una en su lugar,
esperando ser encendidas por la antorcha llameante del amor.
18. Y cuando veas
todas las velas encendidas, mira y verás con los ojos del alma como
corren las aguas de la fuente de la sabiduría; y podrás beberlas y
permanecer en ellas.
19. Y cuando las
cortinas se corran, entrará en el Lugar más Santo de todos, donde
descansa el Arca de Dios, cubierta por el Trono de Misericordia.
20. No tengas
miedo de levantar la tabla sagrada; las Tablas de la Ley están
escondidas en el Arca.
21. Cógelas y
léelas con cuidado, pues encierran todos los preceptos y mandamientos
que puedan necesitar los hombres de cualquier época.
22. Y en el Arca
se halla la vara mágica de la profecía esperando tu mano; es la llave de
todas las cosas del presente, el futuro y el pasado.
23. Y también
encontraras ahí el maná, el pan escondido de la vida y el que lo coma
nunca morirá.
24. El querubín ha
guardado con cuidado esta caja de tesoros para cada alma y todos pueden
entrar en ella y tener su lugar.
25. Gaspar lo oyó
hablar al maestro hebreo y exclamó: ¡He aquí que la sabiduría de los
dioses ha venido a los hombres!
26. Y Jesús
reanudó su camino: y fué a curar y enseñar a las grutas sagradas de
Ciro, donde se había reunido la multitud.
Jesús en la fuente que cura.
Descubre el hecho de que la fé es el factor principal que cura y
muchos se curan por la fé. Un niño les enseña una gran lección de fé.
1.
Cerca de Persépolis fluía un manantial que la gente llamaba la Fuente de
la Curación.
2.
La gente creía que en cierta época del año daba una virtud especial a
sus aguas de la fuente y los enfermos que entonces se bañaban en ellas
eran curados.
3.
Alrededor de la fuente había una multitud de gente esperando que viniera
el Uno Santo y diera poder a las aguas.
4.
Los ciegos, cojos, sordos, mudos y poseídos se hallaban allí.
5.
Y Jesús, que estaba en medio de ellos exclamó: ¡He aquí el manantial de
la vida! Estas aguas perecederas están veneradas como una bendición de
vuestro Dios.
6.
Pero ¿de donde provienen las virtudes curativas? ¿por qué es vuestro
Dios tan limitado en sus dones? ¿Por qué bendice nuestro manantial hoy
y mañana lo despoja de todas sus bendiciones?
7.
Un Dios todo poderoso podría llenar esta agua de poder curativo todos
los días.
8.
Escuchadme, enfermos y desconsolados: la virtud de esta fuente no es un
regalo especial de Dios.
9.
La fé es el poder curativo que tiene cada gota de las aguas de este
manantial.
10.
El que crea con todo su corazón que se puede sanar lavándose en esta
fuente, quedara totalmente sano cuando así lo haga, y puede hacerlo en
cualquier momento.
11.
Todos los que tengáis fe en Dios y en vosotros mismos, sumergíos ahora
en esta agua y laváos.
12.
Y muchos de ellos se metieron en la fuente cristalina y fueron curados.
13.
Y entonces todos se precipitaron, pues se sentían llenos de fé, y cada
uno luchaba por ser de los primeros en lavarse por miedo a que la virtud
de las aguas fuera disminuyendo.
14.
Y Jesús vio a una niña, débil, desvalijada y abandonada, sentada sola y
lejos de la agitación de la muchedumbre, a quien nadie ayudaba para
llegar a la fuente.
15.
Jesús le dijo: Pequeña, ¿por qué te quedas sentada aquí esperando? ¿por
qué no te levantas y vas corriendo a la fuente para lavarte y sanar?
16.
Y la niña contestó: No necesito apresurarme; las bendiciones de mi padre
que está en el cielo no se pueden medir con tazas pequeñas; nunca se
acaban; sus virtudes serán siempre la mismas.
17.
Todos estos de fé débil que ahora van corriendo a lavarse por temor a
que su fe desaparezca, serán curados, pero las aguas seguirán teniendo
los mismos poderes para mi.
18.
Entonces podré ir y quedarme mucho tiempo en las aguas benditas del
manantial.
19.
Jesús dijo: he aquí una gran alma que vino a la Tierra para enseñar a
los hombres el poder de la fé
20.
Luego levantó a la niña y dijo: ¿Para que vas a esperar? El mismo aire
que respiramos está lleno de bálsamo de la vida. Respira con fé este
bálsamo y quedaras curada.
21.
La niña respiró el bálsamo de la vida con fé y quedó curada.
22.
La gente maravillada de lo que había oído y visto, decían: Este hombre
debe ser el Dios de la salud hecho carne.
23.
Y Jesús dijo: La fuente de la no vida es un pequeño estanque; es tan
extensa como todos los espacios del cielo.
24.
Las aguas de la fuente son el amor; el poder, es la fe, y el que se
sumerge profundamente en los manantiales vivos y en la fe viva puede
lavar su culpa y sanar quedando libre de pecados.
Jesús se
despide de los magos. Va a Asiria. Enseña a la gente en Ur de Caldea.
Conoce a Ashbina, con quien visita muchas ciudades y pueblos,
enseñando y curando a los enfermos.
1.
Jesús había finalizado su labor en Persia, y ahora reanudaba su viaje
hacia su país de origen.
2. El sabio
persa le acompaño hasta el Eufrates, y allí se despidieron después de
prometerse que se encontrarían de nuevo en Egipto.
3. Así Gaspar
se dirigió a su casa junto al mar Caspio, y Jesús llegó muy pronto a
Caldea, cuna de Israel.
4. Y
permaneció un tiempo en Ur, ciudad donde había nacido Abraham; y cuando
decía a la gente quién era y por que venía, acudían muchos desde todas
partes para hablar con él.
5. Y les
dijo: Somos todos una familia. Hace más de dos mil años nuestro padre
Abraham vivió aquí en Ur; él adoraba al único Dios y enseñó a la gente
en estas grutas sagradas.
6. Y Abraham
fué sumamente bendecido, pues se convirtió en padre del gran pueblo de
Israel.
7. Y aunque
han pasado tantos años desde que Abraham y Sara estuvieron aquí, quedan
todavía algunos descendientes suyos en Ur.
8. Y en sus
corazones siguen adorando al Dios de Abraham, y la fé y la justicia son
las rocas sobre las que se sustentan.
9. ¡Mirad
esta tierra! Ya no es aquella tierra fértil que tanto amaba Abraham; las
lluvias ya no son tan frecuentes como en aquellos tiempos; las viñas ya
no dan frutos deliciosos y las higueras están secas.
10.
Pero esto no ocurrirá por siempre; llegará un día que todos sus
desiertos se regocijarán, un día en que las parras doblaran sus cabezas
cargadas de frutos deliciosos y los pastores volverán a estar alegres.
11.
Jesús les predicaba el Evangelio de la buena voluntad y de paz en la
Tierra. Les hablaba de la hermandad en la vida, de los poderes innatos
del hombre y del reino del alma.
12.
Y un día, cuando él estaba hablando, Ashbina, el más grande sabio de
Asiria, se le acercó.
13.
La gente conocía a este sabio, pues les había enseñado muchas veces en
las salas y grutas sagradas, y se alegraron al verle.
14.
Y Ashibana dijo: hijos míos de Caldea, ¡escuchad! Hoy habéis sido
bendecidos en grado sumo, pues ha venido a vosotros un profeta del Dios
vivo.
15.
Escuchad con atención lo que dice este maestro, pues él habla con las
palabras que Dios le ha transmitido.
16.
Jesús y el sabio fueron por las ciudades y pueblos de Caldea y de las
tierras que hay entre el Tigris y el Eufrates.
17.
Y Jesús curó un gran número de gente que estaba enferma.
Jesús y Ashbina visitan Babilonia y ven
su desolación. Los dos maestros permanecen siete días juntos; luego
Jesús reanuda su viaje a casa. Llega a Nazaret. Su madre da una fiesta
en su honor. Sus hermanos están descontentos. Jesús cuenta a su madre
y a su tía la historia de sus viajes
1.
La destruida ciudad de Babilonia estaba
cerca, y Jesús y el sabio cruzaron sus puertas y caminaron entre sus
palacios destruidos.
2.
Anduvieron por las calles donde Israel había sido tenida en cautiverio
tiempo atrás.
3.
Vieron el lugar en el que los hijos e hijas de Judas habían colgado sus
arpas en unos sauces y se habían negado a cantar.
4.
Pasaron por donde Daniel y los niños hebreos habían dado ejemplo como
testigos vivientes de la fe.
5.
Jesús alzó las manos y dijo: ¡He aquí la grandeza de las obras del
hombre!
6.
El rey de Babilonia destruyó el templo del Señor en la antigua
Jerusalén; quemó la ciudad santa, encadenó a mi pueblo y a mi estirpe y
los trajo aquí como esclavos.
7.
Pero la recompensa siempre llega, pues todo lo que un hombre haga a
otros hombres, el verdadero juez se lo hará a él.
8.
El sol de Babilonia se ha puesto; ya no se oirán cantos de placer dentro
de sus murallas.
9.
Y toda clase de reptiles y aves inmundas morirán en las ruinas.
10.
Jesús y Ashabina permanecieron en silencio en el templo de Belus.
11.
Luego Jesús habló y dijo: Mira este monumento lleno de locura y
vergüenza.
12.
El hombre trató de derrocar el trono de mismo de Dios e intentó
construir una torre para llegar al cielo, pero hasta sus palabras fueron
confundidas, pues se vanaglorió su poder orgullosamente.
13.
Y en la cima se levantaba Baal, el Dios pagano forjando las manos del
Hombre.
14.
Y en ese altar se han quemado en cruel sacrificio a Baal aves, bestias e
incluso niños.
15.
Por ahora esos sacerdotes sangrientos han muerto; las rocas se han
tambaleado y han caído, y el lugar está desolado.
16.
Jesús permaneció siete días más en las llanuras de Shinar, y en compañía
de Ashabina meditó sobre las necesidades de los hombres y sobre la
manera en que los sabios podrían servir mejor en la era que se
aproximaba.
17.
Luego Jesús partió, y después de muchos días cruzó el Jordán de camino
a su tierra. Y enseguida llegó a su casa de Nazaret.
18.
El corazón de su madre se llenó de gozo; hizo una fiesta para él e
invito a todos sus familiares y amigos.
19.
Pero a los hermanos de Jesús, a quienes no se les diera tanta atención
y sí a alguien a quien consideraban un simple aventurero, no quisieron
asistir a la fiesta.
20.
Se burlaban con desprecio de las palabras de su hermano, y le llamaban
indolente, ambicioso, vano, indigno, buscador de fortuna, deseoso de la
fama de este mundo, que tras muchos años de búsqueda vuelve a casa de su
madre sin oro ni ninguna riqueza.
21.
Pero Jesús llamó a solas a su madre y a su hermana Miriam y les hablö de
su viaje a Oriente.
22.
Les contó las lecciones que habían aprendido y las obras que habían
hecho. A otros no quiso contarles la historia de su vida.
FIN |
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