Salvador Hernaez
"NOSOTROS HEMOS SOÑADO EL mundo. Lo hemos soñado resistente, misterioso,
visible, ubicuo en el espacio y firme en el tiempo; pero hemos
consentido en su arquitectura tenues y eternos intersticios de sinrazón
para saber que es falso'
Jorge Luis Borges.
Otras Inquisiciones.
Es una mujer menuda, de ojos chispeantes y sonrisa
de apóstol (en su acepción del que se consagra a la propagación de
alguna idea generosa), sus blancos cabellos impregnan de maternidad,
esto es, de sabiduría, a sus palabras. lndra Devi o Mataji, antes Jean
Peterson y antes aún Zhenia Zitovich, es una mujer excepcional instalada
desde hace muchos años en Argentina y de la que el presidente Menem
dijo: "Sabe donde está el poder... la luz...". Medio siglo enseñando
yoga y, lo que es más importante, enseñando a los demás a encontrarse
consigo mismo. Eso es el misticismo: la obtención de la paz espiritual,
encontrar la armonía interior, armonizar con el mundo exterior y hallar
el equilibrio en las relaciones con amigos y parientes. Como dice lndra
Devi, 'todo eso cualquiera puede conseguirlo, siempre y cuando pueda
despertar dentro de sí mismo sus posibilidades físicas, mentales y
espirituales adormecidas".
Todos tenemos la capacidad de ser místicos ("hombres que miran hacia
el interior, aquellos cuya cárcel da al infinito", los definió el
escritor Aimé Michel), de alcanzar ese "estado que consiste en cierta
unión inefable del alma con Dios por el amor, y que va acompañada
accidentalmente de éxtasis y revelaciones' (Diccionario Ideológico de
Julio Casares). Marsha Sinetar en Monjes y místicos de la vida cotidiana
(Libro Guía) asegura que "las personas corrientes pueden y llegan a
alcanzar su integridad (...). Experimentan en la conciencia diaria el
sentido místico". Sin embargo, no todos tenemos la capacidad de seguir
la vía ascética necesaria para alcanzar ese grado de madurez espiritual,
aunque como veremos también se intenta atajar por otros caminos, no tan
sufridos.
|