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"Dianética"

El poder del pensamiento sobre el cuerpo

L. Ronald Hubbard

 

 

Capítulo DOS

El claro

 

En Dianética, al individuo óptimo se le llama claro. Con frecuencia aparecerá en este libro esta palabra como sustantivo y aclarar como verbo; de modo que es aconsejable detenerse aquí, al principio, para exponer con exactitud a qué podemos llamar claro, la meta de la terapia dianética.
Se puede someter a un claro a pruebas de todas y cada una de las psicosis, neurosis, compulsiones y represiones (todas ellas aberraciones), y se le puede examinar en busca de cualquiera de las enfermedades autogénicas (autogeneradas) denominadas enfermedades psicosomáticas. Estas pruebas confirman que el claro carece completamente de tales enfermedades o aberraciones. Pruebas adicionales de su inteligencia indican que ésta es muy superior al promedio actual. La observación de su actividad demuestra que se entrega a la vida con vigor y satisfacción.
Además, estos resultados pueden obtenerse comparativamente. A una persona neurótica, que posee además enfermedades psicosomáticas, se le puede someter a pruebas en busca de estas aberraciones y enfermedades, demostrándose que existen. Se le puede aplicar entonces la terapia dianética con el fin de eliminar estas neurosis y enfermedades. Finalmente, se la puede examinar obteniéndose los resultados antedichos. Esto, dicho sea de paso, es un experimento que se ha realizado muchas veces, siempre con los mismos resultados. Se puede probar en un laboratorio que todas las personas a las que no les falte ningún órgano del sistema nervioso responden de este modo al aclararse con Dianética.
Además, el claro posee atributos fundamentales e inherentes, pero no siempre disponibles para quien no tenga el estado de claro, que no se habían sospechado en el hombre y que no están incluidos en las discusiones pasadas sobre sus capacidades y su comportamiento.

Primero está la cuestión de las percepciones. Incluso las personas que llamamos normales no siempre ven a todo color, oyen toda la gama de sonidos, ni perciben óptimamente con sus órganos del olfato, gusto, sensación táctil y orgánica.Estas son las principales líneas de comunicación con el mundo finito que la mayoría de las personas reconoce como realidad. Es un comentario interesante que, aunque los observadores pasados consideraban que enfrentarse a la realidad era una necesidad absoluta si la persona aberrada deseaba estar cuerda, no se enunció ninguna explicación de cómo se podía hacer esto. Para enfrentarse a la realidad en el presente, por supuesto que uno tendría que ser capaz de percibirla mediante las vías de comunicación que el hombre usa más frecuentemente en sus actividades.

1-Louis Pasteur: (1822-1895) químico y bacteriólogo francés. Demostró que la descomposición y la putrefacción están causadas por bacterias; inventó sueros y vacunas para enfermedades como el cólera y la rabia.
2-Endocrina: que designa o hace referencia a cualquier glándula
3-Citología: el estudio científico de la célula.

sensación táctil y orgánica.

Estas son las principales líneas de comunicación con el mundo finito que la mayoría de las personas reconoce como realidad. Es un comentario interesante que, aunque los observadores pasados consideraban que enfrentarse a la realidad era una necesidad absoluta si la persona aberrada deseaba estar cuerda, no se enunció ninguna explicación de cómo se podía hacer esto. Para enfrentarse a la realidad en el presente, por supuesto que uno tendría que ser capaz de percibirla mediante las vías de comunicación que el hombre usa más frecuentemente en sus actividades.

Cualquiera de las percepciones del hombre puede estar aberrada por trastornos psíquicos que no permiten que la porción analítica de la mente de la persona se dé cuenta de las sensaciones que recibe. En otras palabras, aunque puede que nada vaya mal en los mecanismos de recepción del color, pueden existir circuitos en la mente que supriman el color antes de que se le permita a la consciencia ver el objeto. Se puede demostrar que el daltonismo es relativo o existe en grados, de tal modo que los colores parecen ser menos brillantes, apagados o, en caso extremo, estar totalmente ausentes. Todos conocemos gente para quien los colores "vivos" son odiosos y gente que los encuentra insuficientemente "vivos" para advertirlos. A este grado variable de daltonismo no se le ha reconocido como un factor psíquico, y si alguna vez se ha reparado en él, se ha supuesto vagamente que era alguna especie de condición mental.

Existen personas para quienes los ruidos son bastante molestos; para quienes el gemido insistente de un violín, por ejemplo, se parece mucho a tener metido un berbiquí en el tímpano; y hay otras para quienes cincuenta violines tocando fuertemente resultarían sedantes; y existen aquéllas que en presencia de un violín muestran desinterés y aburrimiento. Y también hay personas para quienes el sonido de un violín es algo monótono, aunque esté tocando la melodía más complicada. Estas diferencias de percepción sónica (auditiva), al igual que de color y otros errores visuales, se han atribuido a la naturaleza inherente de la persona o a deficiencia orgánica, o bien no se les ha asignado ningún lugar en absoluto.

Análogamente, los olores, las sensaciones táctiles, las percepciones orgánicas, el dolor y la pesadez, varían ampliamente y sin razón aparente de persona a persona. Una verificación superficial entre sus amigos demostrará a cualquiera que existen inmensas diferencias de percepción frente a estímulos idénticos. Para uno, el olor del pavo en el horno es maravilloso; otro lo huele con indiferencia; y puede que otro ni siquiera lo huela. Y puede que algún otro mantenga, en último extremo, que el pavo asándose huele exactamente igual que el fijador para el cabello.

Hasta que obtenemos claros, permanece confuso porqué han de existir estas diferencias. Porque en su mayor parte, esta extravagante calidad y cantidad de percepción se debe a la aberración. Debido a las experiencias agradables del pasado y a la sensibilidad inherente, habrá cierta diferencia entre los claros; y no se debe suponer maquinalmente que la respuesta de un claro sea un término medio estandarizado y ajustado, esa pálida y detestable meta de las doctrinas del pasado. El claro obtiene una respuesta máxima, compatible con su propio deseo de respuesta. Una mecha ardiendo sigue oliéndole peligrosa, pero no le enferma. El pavo asándose le huele bien si tiene apetito y le gusta el pavo, en cuyo caso le olerá pero que muy bien. Los violines tocan melodías, no monotonías; no causan dolor y se disfrutan al máximo si, por cuestión de gustos, al claro le agradan los violines. De no ser así, le gustarán los timbales, los saxofones o, según su estado de ánimo, ninguna música en absoluto.

En otras palabras, hay dos variables que entran en juego. Una, la más absurda, es la causada por las aberraciones. La otra, completamente racional y comprensible, es causada por la personalidad.

1- Psíquico -ca: relativo al alma o a la mente.

Así que las percepciones de un aberrado (persona que no es clara) difieren mucho de las de la persona que es clara (no aberrada).

Existen las diferencias de los órganos de percepción en sí y de los errores ocasionados por éstos. Algunos de estos errores, un mínimo, son orgánicos: los tímpanos perforados no son mecanismos aptos para el registro del sonido. La mayoría de los errores de los percépticos (mensajes sensoriales) en el área orgánica están causados por errores psicosomáticos.

Por todas partes se ven gafas sobre narices, incluso en niños. La mayoría de estas gafas se ponen en la cara con la intención de arreglar una condición que el propio cuerpo está luchando por desarreglar de nuevo. La vista, cuando se ha llegado a la etapa de las gafas (no debido a las gafas), se está deteriorando por razones psicosomáticas. Y esta observación es tan obvia como afirmar que cuando las manzanas caen de los árboles, normalmente obedecen a la gravedad. Uno de los incidentes que le ocurren a un claro es que su vista, si como aberrado había sido deficiente, generalmente mejora notablemente y, con una pequeña atención, recuperará la percepción óptima con el tiempo. (Lejos de ser para el óptico un argumento en contra de la Dianética, esto le asegura un negocio bastante bueno, pues se ha sabido de claros que, al final del tratamiento, han tenido que comprar, en sucesión rápida, cinco pares de lentes para compensar el arreglo de la vista; y muchos aberrados que se hacen claros a edad avanzada llegan a un máximo visual un poco por debajo del óptimo.)

La vista, orgánicamente, se redujo en el aberrado debido a sus aberraciones, de modo que disminuyó la función operativa óptima del órgano perceptivo. Repetidas pruebas han demostrado que, con la eliminación de las aberraciones, el cuerpo hace un esfuerzo heroico por restaurar su condición óptima.

La audición, junto con otros percépticos, varía orgánicamente en una amplia gama. Por ejemplo, las acumulaciones de calcio pueden hacer que los oídos "zumben" continuamente. La eliminación de las aberraciones permite al cuerpo reajustarse hacia su condición óptima; la acumulación de calcio desaparece y los oídos dejan de zumbar. Pero dejando aparte este caso tan específico, hay grandes diferencias de audición desde el punto de vista orgánico. Tanto orgánica como aberrativamente, la audición puede aumentar notablemente o inhibirse marcadamente, de modo que una persona puede escuchar pasos a una manzana de distancia como cosa normal y otra no oiría un bombo retumbando en el porche de su casa.

El que las diversas percepciones sean ampliamente diferentes de persona a persona, tanto desde el punto de vista aberrativo como psicosomático, es el menor de los descubrimientos aquí descritos. La capacidad de recordar es mucho más fantástica debido a la variación que existe de una persona a otra.

En el proceso de observar claros y aberrados, salió a la luz un método de recordar completamente nuevo, que era inherente a la mente pero que no había sido observado. Este método de recordar, en su sentido más pleno, sólo es posible en una pequeña porción de aterrados. Sin embargo, es normal en un claro. Naturalmente, no se insinúa aquí que los eruditos de épocas pasadas no hayan sido observadores. Nos estamos ocupando aquí de un tema de estudio totalmente nuevo y hasta ahora inexistente, el claro. Lo que un claro puede hacer fácilmente, muy pocas personas en el pasado han sido capaces de hacerlo parcialmente, y sólo de vez en cuando.

A la capacidad inherente, no aprendida, de los mecanismos de recordar de la mente, se la puede denominar, como palabra técnica de Dianética, retornar. Se usa con el sentido que el diccionario da a esa palabra, añadiendo el hecho de que la mente tiene esta capacidad como una función normal de recordar, del modo siguiente: la persona puede "enviar" una parte de su mente a un período pasado, de forma mental, o bien mental y física combinadas, y puede reexperimentar sucesos que han tenido lugar en su pasado, de la misma manera y con las mismas sensaciones que entonces. Hace mucho tiempo había un arte conocido como hipnotismo, que usaba en personas hipnotizadas lo que se llamaba "regresión", en la que el hipnotizador envía a la persona de regreso a sucesos de su pasado de dos maneras diferentes. Esto se hacía con técnicas de trance, drogas y una considerable tecnología. A la persona hipnotizada se la podía enviar "completamente" a un momento del pasado, de manera que presentara todo el aspecto de tener la edad a la que se le había retornado, manifestando únicamente las facultades y recuerdos que tenía en aquel momento: a esto se le llamó revivificación (revivir). La regresión era una técnica mediante la cual parte del propio individuo permanecía en el presente y parte regresaba al pasado. Se suponía que estas capacidades de la mente sólo aparecían en estado hipnótico y sólo se usaban dentro de la técnica hipnótica. Este arte es muy antiguo, remontándose a varios miles de años, y existe hoy día en Asia como aparentemente ha existido desde el albor de los tiempos.

Retorno sustituye aquí a regresión porque no es algo comparable y porque regresión, como palabra, tiene algunos significados peyorativos que obstaculizarían su uso. Revivir sustituye en Dianética a revivificación debido a que en Dianética se pueden encontrar explicados los principios del hipnotismo, y el hipnotismo no se usa en la terapia dianética, como se explicará más adelante.

Además, la mente tiene otra capacidad de recordar. Parte de la mente puede retornar, aun cuando una persona esté completamente despierta, y reexperimentar completamente incidentes pasados. Si quieres comprobar esto, inténtalo con varias personas hasta que descubras una que lo haga fácilmente. Completamente despierta, ella puede retornar a momentos de su pasado. Probablemente no sepa que tiene semejante capacidad hasta que se le pida que lo haga. Si la tenía, probablemente pensó que todo el mundo podía hacerlo (el tipo de suposición que ha impedido que tantos datos sobre esto salieran a la luz con anterioridad). Ella puede volver a una ocasión en que estaba nadando, y nadar con el recuerdo completo de audición, vista, sabor, olor, tacto, sensación orgánica, etc.

En una ocasión, un "docto" caballero pasó varias horas demostrando ante una concurrencia que el recuerdo de un olor como sensación, por ejemplo, era totalmente imposible, ya que "la neurología había probado que los nervios olfatorios no estaban conectados con el tálamo ." Dos personas de la concurrencia descubrieron esta habilidad de retornar y, a pesar de esta evidencia, el docto caballero continuó con la discusión de que el recuerdo olfatorio era imposible. Una prueba entre la concurrencia sobre esta facultad, que es independiente del retorno, puso en evidencia el hecho de que la mitad de los presentes, al recordar un olor, lo olían de nuevo.

Retornar es la ejecución total del recuerdo de imágenes. La memoria completa es capaz de. hacer que las áreas orgánicas sientan de nuevo los estímulos de un incidente pasado. El recuerdo parcial es común, aunque no lo suficientemente común como para ser normal, pero, desde luego, lo suficiente como para haber merecido un estudio considerable. Porque es, además, una variable muy amplia.

La percepción del presente sería un método para enfrentarse a la realidad. Pero si uno no puede enfrentarse a la realidad del pasado, entonces, en cierta medida no está enfrentándose a una porción de la realidad. Y si se acepta que enfrentarse a la realidad es conveniente, entonces uno tendría que enfrentarse también a la realidad del ayer, si desea ser considerado completamente "cuerdo", según la definición contemporánea. "Enfrentarse al ayer" requiere disponer de una cierta condición de recuerdo. Uno tendría que ser capaz de recordar. Pero, ¿cuántas maneras de recordar hay?

Primero está el retornar. Esto es nuevo. Proporciona la ventaja de examinar las imágenes en movimiento y otras percepciones sensoriales que fueron grabadas en el momento del suceso con todos los sentidos presentes.

Tálamo: la región interior del cerebro en donde se originan los nervios sensoriales.

El también puede retornar a sus conclusiones e imaginaciones pasadas. Poder estar de nuevo en el lugar donde los datos deseados fueron inspeccionados por primera vez es de considerable ayuda en el aprendizaje, en la investigación y en la vida ordinaria.

Después están los recuerdos más habituales. El recuerdo óptimo se consigue por el retorno de uno o varios sentidos, mientras que el individuo permanece en tiempo presente . En otras palabras, algunas personas, cuando piensan en una rosa, la ven, la huelen, la sienten. Ven a todo color, intensamente, con el "ojo de la mente". La huelen intensamente, y pueden sentir incluso hasta las espinas. Están pensando en rosas, recordando realmente una rosa,

Estas personas, al pensar en un barco, verían un barco específico, sentirían su movimiento si pensaran que están a bordo, olerían la resina o incluso aromas menos gratos, y oirían cualquier sonido que hubiera. Verían el barco en pleno movimiento y a todo color, y lo escucharían con toda su gama de sonidos.

Estas facultades varían ampliamente en el aberrado. Algunos, cuando se les dice que piensen en una rosa, tan sólo pueden visualizarla. Algunos pueden olerla, pero no verla. Algunos la ven sin color o de un color muy pálido. Cuando se les dice que piensen en un barco, algunos aberrados sólo ven una imagen plana, sin color, estática, como un cuadro o una fotografía de un barco. Algunos perciben un barco en movimiento, sin color, pero con sonido. Algunos oyen el sonido de un barco pero no consiguen ver ninguna imagen. Algunos meramente piensan en un barco como un concepto de que los barcos existen y ellos los conocen, y no consiguen ver, sentir, oír, oler o percibir nada en forma de recuerdo.

Algunos observadores del pasado han llamado a esto "imaginación", pero el término es tan inaplicable al sonido y al tacto, a la sensación orgánica y al dolor que, uniformemente, se usa recuerdo como el término técnico dianético. El valor del recuerdo ha recibido tan escasa atención en este asunto del vivir, que nunca antes se ha formulado el concepto completo. Por eso se detalla aquí, como se ha hecho anteriormente, con cierta extensión.

Es bastante sencillo comprobar los recuerdos. Si uno pregunta a sus compañeros cuáles son sus habilidades, adquirirá una idea notable de lo ampliamente que varía esta habilidad de una persona a otra. Algunos tienen este recuerdo, otros tienen aquel, otros no tienen ninguno, sino que operan únicamente a base de conceptos de recuerdo. Y si haces una prueba con los que te rodean, recuerda que cualquier percepción es archivada en la memoria, y por lo tanto, ésta tiene un recuerdo que debe incluir dolor, temperatura, ritmo, sabor y peso, junto con la visión, sonido, tacto, y olor antes mencionados.

Los nombres dianéticos para estos recuerdos son visual (vista), sónico (sonido), táctil (tacto), olfatorio (olor), rítmico, cinestésico (peso y movimiento), sómático (dolor), térmico (temperatura) y orgánico (sensaciones internas y emoción, según una nueva definición).

También hay otro grupo de actividades mentales que se pueden resumir bajo los títulos de imaginación e imaginación creativa. Aquí hay, una vez más, material abundante para experimentar.

La imaginación es la recombinación de cosas que uno ha sentido, pensado o computado intelectualmente como que existen, las cuales no existen necesariamente. Este es el método de la mente para contemplar metas deseables o predecir futuros. La imaginación es extremadamente valiosa como parte de las soluciones esenciales en cualquier problema mental y en la existencia diaria. El hecho de que sea recombinación, no le priva en ningún sentido de su vasta y maravillosa complejidad.

Un claro usa la imaginación en su totalidad. Hay una copia en la imaginación para la vista, el olfato, el gusto, el sonido; en fin, para cada una de las percepciones posibles. Estas son copias fabricadas según modelos que hay en los bancos de memoria , combinados por medio de ideas y construcciones conceptuales. Nuevas estructuras físicas, el mañana en términos del hoy, el próximo año en términos del año pasado, el placer a obtener, las acciones a llevar a cabo, los accidentes que han de evitarse, todas éstas son funciones de la imaginación.

El claro posee plena imaginación cromático -visual, tono -sónica, táctil, olfatoria, rítmica, cinestésica, térmica y orgánica por igual. Al pedírsele que se vea a sí mismo dando un paseo en una carroza dorada tirada por cuatro caballos, él "ve" el carruaje moviéndose, a todo color, "oye" todos los sonidos que deberían estar presentes, "huele" todos los olores que él cree que deberían estar allí, y "siente" la tapicería, el movimiento y la presencia de sí mismo dentro de la carroza.

Además de la imaginación normal, está la imaginación creativa. Esta es una habilidad sin dimensiones y muy amplia, bastante variable de una persona a otra, que algunos poseen en enorme cantidad. Se incluye aquí, no como una parte de la función de la mente tratada como parte usual de la Dianética, sino para aislarla como una entidad existente. En un claro, que cuando estaba aberrado poseía imaginación creativa, aun estando inhibida, ésta está presente y es demostrable. Es inherente. Se puede aberrar solamente mediante la prohibición de su práctica general, es decir, aberrando la persistencia en su aplicación o enquistando la mente entera. Pero la imaginación creativa, esa posesión gracias a la cual se hacen obras de arte, se construyen estados y se enriquece el hombre, se puede contemplar como una función especial, de funcionamiento independiente y cuya existencia no depende en modo alguno de una condición aberrada en el individuo, ya que el examen de su actividad y su uso en un claro que la posee en grado suficiente demuestra su carácter inherente. Rara vez está ausente en cualquier persona.

Finalmente, está la última pero más importante actividad de la mente. Se debe considerar al hombre como un ser sensible. Su sensibilidad depende de su habilidad para resolver problemas mediante la percepción o la creación y la comprensión de las situaciones. Esta racionalidad es la función primaria y superior de esa parte de la mente que hace de él un hombre, no simplemente otro animal. Recordando, percibiendo, imaginando, él tiene la notable habilidad de llegar a conclusiones y usar éstas para llegar a otras conclusiones. Este es el hombre racional.

La racionalidad, como algo separado de la aberración, sólo se puede estudiar en una persona aclarada. Las aberraciones del aberrado le dan la apariencia de irracionalidad. Aunque a tal irracionalidad se le pueden dar nombres más suaves como "excentricidad" o "error humano" o incluso "idiosincrasia personal", es no obstante irracionalidad. La personalidad no depende de cuán irracionalmente pueda actuar un hombre. No es un rasgo de la personalidad, por ejemplo, conducir ebrio y matar a un niño en un cruce, o incluso exponerse a matar a un niño mientras se conduce ebrio. La irracionalidad es simplemente eso: la incapacidad de obtener respuestas correctas a partir de los datos.

Ahora bien, es curioso que aunque "todo el mundo sabe" (y qué cantidad tan enorme de información equivocada deja circular esa declaración) que "errar es de humanos", la parte sensitiva de la mente que computa las respuestas a los problemas y que hace del hombre un hombre, es absolutamente incapaz de errar.

Este fue un descubrimiento sorprendente cuando se hizo, pero no necesitaba serlo. Podía haberse deducido algún tiempo antes, ya que es bastante sencillo y fácil de comprender. La verdadera habilidad de computar del hombre nunca se equivoca, ni siquiera en una persona gravemente aberrada. Observando la actividad de tal persona aberrada, uno podría suponer irreflexivamente que las computaciones de esa persona estaban equivocadas. Pero eso sería un error del observador. Cualquier persona, aberrada o clara, computa perfectamente según los datos almacenados y percibidos.

Coge cualquier máquina calculadora corriente (y la mente es un instrumento excepcionalmente magnífico, muy, muy superior a cualquier máquina que ella invente en épocas venideras) y plantéale un problema para que lo resuelva. Multiplica siete veces uno. Responderá, correctamente, siete. Ahora multiplica seis veces uno, pero continúa pulsando el siete. Seis veces uno es seis, pero la respuesta que obtendrás es cuarenta y dos. Continúa pulsando el siete y plantea otros problemas a la máquina. Están mal, no como problemas, sino como respuestas. Ahora fija el siete de manera que permanezca pulsado sin importar qué teclas se pulsen, e intenta regalar la máquina por ahí. Nadie la querrá porque, obviamente, la máquina está loca. Dice que diez por diez son setecientos. Pero, ¿está la porción calculadora de la máquina realmente mal, o simplemente se la está alimentando con datos falsos?

De la misma manera, la mente humana, que está llamada a resolver problemas de tal magnitud y con tantas variables como para confundir a cualquier mera máquina calculadora mil veces por hora, es víctima de datos incorrectos. Entran datos incorrectos en la máquina. La máquina da respuestas equivocadas. Entran datos incorrectos en los bancos de memoria humanos, la persona reacciona de una "manera anormal". Entonces, el problema de resolver la aberración es esencialmente el problema de encontrar un "siete atascado". Pero continuaremos con todo eso más adelante. Por ahora, hemos llevado a cabo nuestros objetivos inmediatos.

Estas son las diversas habilidades y actividades de la mente humana en su constante tarea de resolver y plantear solución a una multitud de problemas. Percibe, recuerda o retorna, imagina, concibe, y entonces resuelve. Sirviéndose de sus prolongaciones, los percépticos, los bancos de memoria y las imaginaciones, la mente produce respuestas que son invariablemente exactas, modificadas sólo por la observación, la educación y el punto de vista.

Los propósitos básicos de esa mente y la naturaleza básica del hombre, según se puede descubrir en el claro, son constructivos y buenos, uniformemente constructivos e invariablemente buenos, modificándose únicamente por la observación, la educación y el punto de vista.

El hombre es bueno. Quítale sus aberraciones básicas, y con ellas se va la maldad a la que el escolástico y el moralista eran tan aficionados. La única parte que se puede separar de él es la parte "maligna". Y cuando se separa, su personalidad y su vigor se intensifican. Y él está contento de ver como desaparece la parte "maligna", porque era dolor físico.

Más adelante hay experimentos y pruebas sobre estas cosas, y se pueden medir con la precisión que tanto gusta al científico físico.

El claro, pues, no es una persona "ajustada", impulsada a la actividad por sus represiones ahora totalmente enquistadas. Es una persona sin represiones, que opera con autodeterminismo , y sus habilidades para percibir, recordar, retornar, imaginar, crear y computar están delineadas como hemos visto.

El claro es la meta de la terapia dianética, una meta que algo de paciencia y un poco de estudio y trabajo pueden producir. Cualquier persona puede ser aclarada a menos que haya sido tan desafortunada que se le haya quitado una parte grande de su cerebro o que haya nacido con una estructura nerviosa enormemente deformada.

Hemos visto aquí la meta de la Dianética. Inspeccionemos ahora la meta del hombre.


Tiempo presente: el tiempo que es ahora y que se convierte en pasado tan rápidamente como es observado. Es un término aplicado libremente al entorno que existe en el ahora. Cuando decimos que alguien debería estar en tiempo presente queremos decir que debería estar en comunicación con su entorno. Además, queremos decir que debería estar en comunicación con su entorno tal y como éste existe, no como existió.

Banco de memoria: (término proveniente del lenguaje de informática) almacén de los datos recibidos por el individuo.

Cromático -ca: relativo al color o a los colores.

Tono: mayor o menor elevación del sonido. Inflexión de la voz y modo particular de decir una cosa.

Idiosincrasia: temperamento y carácter propios de una persona.

Escolástico -ca: seguidor de la escolástica, antigua doctrina filosófica.

Autodeterminismo: la capacidad de autodirigirse.

 

 

 

 

 

Capítulo DOS

El claro

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