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"Dianética"

El poder del pensamiento sobre el cuerpo

L. Ronald Hubbard

 

 

Capítulo NUEVE

Activando el engrama

 

La única fuente de la enfermedad mental inorgánica y de la enfermedad psicosomática orgánica es el banco reactivo de engramas. La mente reactiva hace que estos engramas afecten a la mente analítica y al organismo, siempre que son reestimulados después de haberse activado.

Hay muchos incidentes conocidos en una vida que aparentemente tienen profunda influencia sobre la felicidad y la condición mental del individuo. El individuo los recuerda y atribuye a ellos sus problemas. Hasta cierto punto tiene razón: al menos, está mirando atrás a incidentes que los engramas mantienen en su sitio. El no ve los engramas. De hecho, a menos que esté familiarizado con la Dianética, no sabe que están ahí. E incluso entonces, no sabrá su contenido hasta que se haya sometido a la terapia.

Puede demostrarse fácilmente que cualquier momento de desdicha a "nivel consciente", que contenía una gran tensión o emoción, no fue culpable de la acusación de causar la aberración y de las enfermedades psicosomáticas. Naturalmente, estos momentos jugaron su papel en el asunto: ellos fueron las activaciones.

El proceso de activar un engrama no es muy complejo. Digamos que el engrama 105 era un momento de "inconsciencia" en que la criatura en estado prenatal fue golpeada por papá al dar a mamá. El padre, consciente o no de la criatura, profirió las palabras, "maldita seas, puta asquerosa, ¡no vales para nada!". Este engrama está donde se impresionó, en el banco reactivo. Ahora bien, podría quedarse allí durante setenta años sin que nunca se le active. Contiene un dolor de cabeza, un cuerpo que cae, rechinar de dientes y los sonidos intestinales de la madre. Y después del nacimiento, cualquiera de estos sonidos puede estar presente en grandes cantidades sin activar este engrama.

Sin embargo, un día el padre se exaspera con el niño. Este está cansado y con fiebre, lo que quiere decir que su mente analítica no puede estar en su más alto nivel de actividad. Y el padre tiene un conjunto de engramas que dramatiza, y uno de estos engramas es él incidente citado. El padre estira la mano y abofetea al niño, diciendo: "maldito seas, ¡no vales para nada!". El niño llora. Esa noche tiene dolor de cabeza y está mucho peor físicamente. Y siente un intenso odio hacia su padre y miedo de él. El engrama se ha activado. Ahora, el sonido de un cuerpo que cae, o el rechinar de dientes, o cualquier asomo de ira de cualquier tipo en la voz del padre, pondrá nervioso al niño. Su salud física sufrirá. Empezará a tener dolores de cabeza.

Si cogemos a este niño, que ahora ya es un adulto, y revisamos a fondo su pasado, descubriremos (aunque puede estar ocluido) el candado de la activación anterior. Y ahora no sólo descubriremos la activación; podemos descubrir cincuenta o quinientos de estos candados sobre este único asunto. Uno diría, a menos que conociera la Dianética, que esta criatura se echó a perder después de su nacimiento porque el padre le pegaba, y podría intentar poner la mente del paciente en mejores condiciones eliminando estos candados.

En la vida normal, hay miles, decenas de miles de candados. Eliminarlos todos sería un trabajo hercúleo. Cada engrama que tiene una persona, si se ha activado, puede tener cientos de candados.

Si el condicionamiento existiera como mecanismo de dolor y tensión, la humanidad estaría en muy malas condiciones. Afortunadamente, un condicionamiento así no existe. Parece existir, pero la apariencia no es el hecho. Uno podría pensar que si una criatura fuese golpeada e insultada diariamente, al final estaría condicionada a la creencia de que la vida era así y que lo mejor era volverse contra ella.

Sin embargo, el condicionamiento no existe. Pavlov puede haber sido capaz de volver locos a perros mediante la repetición del experimento; esto simplemente fue mala observación por parte del observador. Los perros podrían ser entrenados para hacer esto o aquello. Pero esto no era condicionamiento. Los perros enloquecían porque les daban engramas; en el caso de que enloquecieran. Una serie de tales experimentos, debidamente dirigidos y observados, prueba esta afirmación.

El niño, al que diariamente se le decía que no servía para nada, y que aparentemente empezó a decaer sólo a causa de eso, decayó únicamente debido al engrama. Este es un hecho feliz. La localización del engrama puede llevar algún tiempo -unas pocas horas- pero cuando se alivia o se archiva nuevamente en los bancos estándares de memoria, también se vuelve a archivar todo lo que se le ha agregado como candado.

Las personas que trataban de ayudar a otros con sus aberraciones y que no conocían nada sobre engramas, estaban operando, naturalmente, con un 99% de probabilidades de fracaso. En primer lugar, los candados mismos pueden desaparecer en el interior del banco reactivo. Así obtenemos un paciente que dice: "Mi padre no era tan malo. Era un tipo bastante bueno'". Y al hacer saltar un engrama, descubrimos, al igual que el paciente, que papá se encontraba dramatizando por costumbre. Lo que el paciente sabe sobre su pasado antes de hacer saltar los engramas no vale la pena catalogarse. En otro caso podemos encontrar a un paciente que dice- "Yo tuve una infancia terrible; una infancia terrible. Me pegaban en serio". Y cuando se vuelven a archivar sus engramas descubrimos que los padres de este paciente jamás le pusieron la mano encima, en castigo o ira, en toda su vida.

Un engrama puede acompañar a la persona durante décadas sin activarse. Uno de los tipos de casos más notables es aquél que se pasó toda la juventud sin mostrar ninguna aberracion. A la edad de veintiséis años, descubrimos que tenía tanta aberracion, tan de repente, que parecía como si hubiera sido embrujado. Quizá la mayoría de sus engramas estaban relacionados con casarse y tener hijos. Nunca antes se había casado. La primera vez que está fatigado o enfermo y se da cuenta de que tiene una esposa a su cargo, se le activa el engrama por primera vez. Después, la espiral descendente empieza a ponerse en marcha. Esta activación suspende al analizador lo suficiente como para que se puedan activar otros engramas. Al final, podemos encontrarlo en algún manicomio.

La jovencita que ha sido feliz y despreocupada hasta los trece años y que de pronto empieza a decaer, no ha recibido un engrama en ese momento; se le ha activado uno que tenía, que permitió que se activara otro. Reacción en cadena. Esta activación puede no haber requerido más que el descubrimiento de que estaba' sangrando por la vagina. Ella tiene un engrama emocional con respecto a esto; se pone frenética. Según pasan los días, los otros engramas pueden ir tomando posiciones para afectarla. Y así, se enferma.

La primera experiencia sexual puede ser tal que active un engrama. Esto es tan normal, que el sexo ha adquirido por todas partes la mala reputación de ser un factor que causa aberración por sí mismo. El sexo no es ni ha sido nunca causa de la aberración. El dolor físico y la emoción que incidentalmente contiene el sexo son los factores que producen aberración.

Puede darse el caso de que una paciente insista tenazmente en que su padre la violó cuando ella tenía nueve años, y que ésta es la causa de toda su desgracia. Gran número de pacientes dementes alegan esto, y es perfectamente cierto. Papá sí la violó, pero resulta que sólo habían pasado nueve días desde que había sido concebida. La presión y el trastorno del coito son molestos para la criatura y se puede esperar que normalmente proporcione a la criatura un engrama que tendrá como contenido el acto sexual y todo lo que se dijo.

La hipnosis con drogas es peligrosa, como se ha citado, cuando se intenta dar tratamiento a psicópatas. Y hay otras razones por las que es peligrosa. Cualquier operación bajo anestesia o cualquier administración de drogas a un paciente, puede provocar la activación de engramas. Aquí está el analizador suspendido y ahí el banco reactivo abierto para que lo remueva cualquier comentario que hagan las personas en torno al individuo drogado. El hipnotismo en sí es una condición en la cual se pueden activar engramas que nunca antes habían sido reestimulados: la mirada vidriosa de una persona que ha sido "hipnotizada demasiado a menudo", la falta de voluntad que se observa en personas hipnotizadas con demasiada frecuencia, la dependencia que el paciente tiene del hipnotizador, todas estas cosas provienen de la activación de engramas. En cualquier ocasión en que el cuerpo queda "inconsciente" sin dolor físico, no importa lo leve que sea el grado de "inconsciencia", aunque sólo se trate de algo tan ligero como el cansancio, puede activarse un engrama. Y cuando la inconsciencia se complica con un nuevo dolor, se forma un nuevo engrama que puede reunir con él a todo un montón de viejos engramas que hasta entonces no se habían activado. Tal engrama tardío sería un engrama de cruce, ya que cruza cadenas de engramas. Y si un engrama de este tipo diera como resultado la pérdida de la razón, se llamaría engrama de brote.

Hay algunos aspectos de diversas "inconsciencias" por drogas que han causado gran perplejidad en el pasado. Las mujeres psicopáticas con frecuencia mantienen, después de despertar de un sueño causado por droga (y a veces de un sueño hipnótico), que han sido violadas. Los hombres ocasionalmente mantienen que el operador ha tratado de realizar un acto homosexual con ellos mientras estaban drogados. Pese a que ocasionalmente ocurre que la gente es violada después de haber sido drogada, el mayor número de estas afirmaciones es meramente un aspecto del mecanismo de activación. Casi cualquier niño ha pasado por la molestia prenatal del coito. A menudo, además de la pasión, estuvo presente otra emoción violenta. Tal engrama puede permanecer fuera de circuito durante años hasta que la "inconsciencia" por drogas, o algo por el estilo, lo activa. El paciente se duerme sin un engrama activado; se despierta con uno. El trata de justificar las extrañas sensaciones que tiene (y los engramas son cosas sin tiempo, a menos que estén debidamente dispuestos en la línea temporal ) y sale con la "solución" de que le han debido violar.

Las violaciones en la infancia rara vez son la causa de la aberracion sexual. La activación lo es.

Uno mira a los candados que hay a nivel consciente y ve tristeza, angustia mental e infortunio. Algo de la experiencia que hay ahí parece ser tan terrible que ciertamente debe causar aberración. Pero no lo hace. El hombre es una criatura dura y resistente. Estas experiencias a nivel consciente son, como mucho, solamente señales indicadoras que conducen a la base real de los problemas, y ésa no es conocida de ninguna forma en detalle por el individuo.

El engrama nunca se "computa". Un ejemplo de esto, a nivel de ligera aberración, se puede encontrar en el castigo de un niño. Si uno examina una infancia en la que el castigo ha sido corporal y frecuente, empieza a comprender la total futilidad de la teoría de "la obligación por el dolor". El castigo, real, literal y enfáticamente, no hace bien de ningún tipo, sino que logra todo lo contrario, ya que ocasiona una rebelión reactiva contra la fuente del castigo, y es probable que cause, no sólo la desintegración de la mente, sino también un continuo tormento para la fuente del castigo. El hombre reacciona para luchar contra las fuentes del dolor. Cuando deja de luchar contra ellas, está mentalmente abatido y es de poca utilidad para nadie y mucho menos para sí mismo.

Tomemos el caso de un niño al que pegaban con un cepillo cada vez que era "malo". Al investigar este caso, el más minucioso interrogatorio no consigue revelar ningún recuerdo vívido de porqué se le castigó, sino solamente que se le castigó. El desarrollo del suceso sería algo así: actividad más o menos racional, miedo ante la amenaza del castigo, castigo, tristeza por el castigo, actividad de nuevo. La mecánica del caso demostró que la persona estaba ocupada con alguna actividad que era para ella una actividad sobreviviente, tanto si otros lo consideraban así como si no, que le proporcionaba placer o beneficios reales o incluso la afirmación de que podía sobrevivir y sobreviviría. En el momento en que se le amenaza con el castigo, entran en reestimulación, como engramas menores, viejos castigos que generalmente descansan sobre engramas mayores; esto suspende el poder analítico en cierta medida, y el registro se hace ahora a nivel reactivo; el castigo tiene lugar, sumergiendo la consciencia analítica de modo que el castigo se registre únicamente en el banco de engramas; la tristeza que le sigue está todavía en el período de suspensión analítica; el analizador se conecta gradualmente; vuelve la consciencia plena y entonces puede continuar la actividad en un plano analítico. Todo castigo corporal sigue esta secuencia, y todos los demás castigos son, como mucho, candados que siguen este mismo modelo, a los cuales sólo les falta la suspensión analítica completa que resulta del dolor.

Si el analizador quiere estos datos para computar, no están disponibles. Hay una reacción en la mente reactiva cuando se aborda el asunto. ¡Pero hay cinco direcciones que la mente reactiva puede seguir con estos datos! Y no hay entre el cielo y la tierra garantía ni método alguno para saber qué dirección seguirá la mente reactiva con los datos, excepto conocer todo el banco de engramas; y si se conoce eso, la persona se podría aclarar con unas pocas horas más de trabajo y no necesitaría ningún castigo.

Estas cinco maneras de manejar datos hacen del castigo corporal algo inestable y no fiable. Existe una proporción que se puede probar y comprobar en la experiencia de cualquier hombre: un hombre es perverso en proporción directa a la destructividad que se ha dirigido contra él. Un individuo (incluyendo a aquellos individuos que la sociedad suele olvidar como individuos: los niños) reacciona contra la fuente del castigo, tanto si esa fuente son los padres como si es el gobierno. Cualquier cosa que se enfrente al individuo como fuente de castigo será considerada, en grado mayor o menor (como lo es en proporción a los beneficios), como blanco para las reacciones del individuo.

Los pequeños derrames accidentales del vaso de leche de los niños, ese ruido que ocurre accidentalmente en el pasillo donde están jugando los niños, ese pequeño destrozo accidental en el sombrero de papá o en la alfombra de mamá, todas éstas son, frecuentemente, acciones frías y calculadas de la mente reactiva contra las fuentes del dolor. La mente analítica puede condescender respecto al amor, el afecto y la necesidad de tres comidas abundantes. La mente reactiva recita todas las lecciones que ha aprendido, y al diablo con las comidas.

Si dejáramos una calculadora en manos de un idiota para que hiciera una auditoria en los libros de la compañía, y le permitiéramos que no dejase que el auditor tocara la maquinaria ni los datos que ha de tener para obtener respuestas correctas, poco es lo que se conseguiría en forma de respuestas correctas. Y si se siguiera alimentando y engordando al idiota, haciéndolo poderoso, la compañía tarde o temprano iría a la ruina. La mente reactiva es el idiota, el auditor es el "yo" y la compañía es el organismo. El castigo alimenta al idiota.

El impotente asombro de la policía acerca del "criminal reincidente" (y la creencia policíaca en el "tipo criminal" y en la "mente criminal") se produce mediante este ciclo. Por una u otra razón, la policía, como los gobiernos, se ha identificado con la sociedad. Coge a cualquiera de estos "criminales", aclárale y la sociedad recupera un ser racional de los que no le sobra ninguno. Mantén en marcha el ciclo del castigo, y las prisiones se harán más numerosas y estarán más llenas.

El problema del niño que ataca a sus padres al "negarse" y el problema de "Jimmy el Bola" que revienta a un guarda jurado durante un atraco a mano armada, provienen del mismo mecanismo. El niño, examinado a un "nivel consciente", no es consciente de sus motivaciones, sino que presentará diversas justificaciones para su conducta. Cuando a "Jimmy el Bola", que está esperando que esta sociedad tan sensible le ate con correas a una silla eléctrica y le aplique una terapia de electrochoque que le hará cesar y detenerse para siempre, se le examine para buscar sus causas, enunciará múltiples justificaciones para explicar su vida y su conducta. La mente humana es una maravillosa máquina de computar. Las razones que puede aducir para explicar actos irracionales han asombrado a todo el mundo, y en particular a los asistentes sociales. Sin conocer la causa y el mecanismo, las probabilidades de llegar a una conclusión correcta comparando todas las conductas disponibles son tan remotas como ganarle a un chino en el juego del fan-tan . De ahí que los castigos hayan continuado como la respuesta confusa de una sociedad muy confundida.

Hay cinco maneras en que un ser humano reacciona contra una fuente de peligro. Estas son también las cinco direcciones que puede seguir ante cualquier problema dado. Y se podría decir que esto es acción de cinco valores.

Aquí resulta apropiada la parábola de la pantera negra . Supongamos que una pantera negra con especial mal genio está sentada en las escaleras, y que un hombre llamado Gustavo está sentado en el salón. Gustavo quiere irse a dormir, pero la pantera está ahí. El problema es subir las escaleras. Hay cinco cosas que Gustavo puede hacer con esta pantera: (1) puede atacar a la pantera negra; (2) puede salir corriendo de la casa y huir de la pantera negra; (3) puede usar las escaleras de atrás y eludir a la pantera negra; (4) puede desentenderse de la pantera negra; y (5) puede sucumbir ante la pantera negra.

Estos son los cinco mecanismos: atacar, huir, eludir, desentenderse o sucumbir.

Se puede ver que todas las acciones caen en estas cinco direcciones, y todas estas acciones son visibles en la vida. En el caso de una fuente de castigo, la mente reactiva puede sucumbir ante ella, desentenderse de ella, eludirla, huir de ella, o atacarla. La acción está dictada por una complejidad de engramas y depende de cual entre en reestimulación. Sin embargo, este torbellino de reacción se resuelve de una de las cinco formas.

Si a un niño se le castiga y después de eso obedece, puede considerarse que ha sucumbido. Y la valía de un niño que sucumbe al castigo es tan insignificante que los espartanos lo hubieran ahogado hace mucho, porque esto significa que se ha hundido en la apatía, a menos que suceda que por sí mismo haya computado (dejando a un lado toda reacción) la idea de que aquello por lo que se le castigó no fue muy inteligente (en esta computación no se le puede ayudar si quien trata de ayudarlo es quien ha introducido el castigo en la mente reactiva). Puede huir de la fuente del castigo, lo que al menos no es apatía, sino simplemente cobardía según el juicio popular. Puede hacer caso omiso del asunto completamente y simplemente no prestar atención a la fuente del castigo, y los antiguos le hubieran llamado estoico, pero sus amigos simplemente podrían llamarle estúpido. Puede eludir la fuente del castigo, lo que le podría proporcionar el dudoso elogio de ser astuto, taimado o pelotillero. O puede atacar a la fuente del castigo, bien por acción directa, trastornando o mancillando a la persona o a las posesiones de la fuente, llamándosele valiente en el caso de acción directa y si se tiene en cuenta el tamaño de los padres, o "encubiertamente hostil", si es de una manera menos directa; o podría decirse que era "terco". En tanto un ser humano ataque, como respuesta a una amenaza real, se puede decir que está en una buena condición mental -` `normal"-, y de un niño así se dice que "simplemente actúa como cualquier niño normal".

Introduce el castigo en la computación y ya no hay más computación. En el caso de la "experiencia", es totalmente diferente. La vida tiene mucha experiencia dolorosa a la espera de cualquier ser humano sin necesidad de que otros seres humanos compliquen el resultado. Una persona que todavía no está bloqueada en sus dinámicas, o a la que se le ha eliminado el bloqueo con Dianética, puede absorber la más sorprendente cantidad de golpes en el asunto del vivir. Aquí, aun cuando la mente reactiva reciba engramas como resultado de algo de esta experiencia, la mente analítica puede continuar arreglándoselas con la situación sin aberrarse en forma alguna. El hombre es de carácter resistente, fuerte y competente. Pero cuando la ley de la afinidad empieza a romperse, y esa ruptura de afinidad penetra en el banco reactivo, los seres humanos, como antagónicas fuentes de no supervivencia, se convierten en fuente de castigo. Si en el contenido del banco de engramas de una época temprana (antes de los cinco años) no hay engramas contrasupervivencia en los que hay seres humanos implicados, los engramas prosupervivencia se toman como una cosa normal y no serán seriamente aberrativos. En otras palabras, es la ruptura de la afinidad con sus congéneres en un nivel engrámico lo que más sólidamente bloquea las dinámicas. La afinidad del hombre con el hombre es mucho más un hecho científico que una idea poética e idílica.

Por lo tanto, es fácil de inferir qué ciclo de vida será "normal" (estado promedio corriente) o psicopático. Comienza con un gran número de engramas antes del nacimiento y reúne más engramas en la condición dependiente y bastante indefensa en que está después de nacer. El castigo de diversas clases, que ahora entra como candados, activa los engramas. Entran nuevos engramas que involucran a los anteriores. Se acumulan nuevos candados. Lo más seguro es que la enfermedad y la acción aberrada se presenten alrededor de los cuarenta o cincuenta años. Y la muerte la sigue tiempo después.

Aparte de la solución óptima de eliminar los engramas, hay varias cosas que pueden hacerse con respecto a la aberración y las enfermedades psicosomáticas. Que estos métodos sean inciertos y sólo de un valor limitado, no significa que ocasionalmente no obtengan algunas respuestas sorprendentemente beneficiosas.

Tales métodos pueden clasificarse bajo los títulos de cambio de ambiente, educación y tratamiento físico. Sacar factores del entorno de un aberrado o sacar al aberrado del entorno en que es desdichado o ineficaz puede ocasionar algunas recuperaciones sorprendentemente rápidas; ésta es una terapia válida. Retira los reestimuladores del individuo o retira al individuo de los reestimuladores. Generalmente, es cuestión de acertar o fallar (son más los fallos que los aciertos), y en nueve de cada diez veces no se eliminarán todos los reestimuladores, ya que el individuo mismo lleva con él la mayor parte de éstos o se ve obligado a hacer contacto con ellos. Esto nos recuerda un caso que tenía asma grave. Lo había recibido en un engrama natal muy grave; sus desesperados padres le llevaron a todos los hospitales de montaña para asmáticos que les sugerían, y gastaron miles y miles de dólares en estas visitas. Cuando este paciente se aclaró y el engrama se volvió a archivar, se descubrió que el reestimulador de su asma era ¡aire limpio y frío! La única seguridad respecto al método del ambiente es el hecho de que una criatura enfermiza se recuperará cuando se la aparte de sus padres reestimulantes y se la lleve a donde se la quiera y se sienta segura, porque su enfermedad es el resultado inevitable de la reestimulación de engramas prenatales por parte de su padre. o de su madre, o de ambos. En algún punto de su historia, probablemente haya un esposo o una esposa que, después de haberse casado con una pseudomadre o un pseudopadre o un pseudoabortista, ha descendido de forma crónica a las dos primeras zonas.

En el campo educativo, los datos nuevos o el entusiasmo muy bien pueden hacer que los engramas se desactiven, contrarrestando a la mente reactiva debido a un nuevo impulso analítico. Si tan sólo se puede convencer simplemente a un hombre de que ha estado peleando contra sombras, o si se le puede persuadir de que adjudique sus temores a alguna causa indicada, sea ésta verdadera o no, se le puede beneficiar. A veces se le puede "educar" a tener una gran fe en alguna deidad o culto que pueda hacerle sentirse tan invulnerable que se eleve por encima de sus engramas. Elevar su potencial de supervivencia de cualquier forma elevará su tono general a un punto en el cual ya no esté al nivel del banco reactivo. Darle una educación en ingeniería o música, en la cual pueda recibir un nivel más alto de respeto, a menudo le defenderá de sus reestimuladores. Una elevación a una posición de estima es, en realidad, un cambio de ambiente, pero también es educativa, ya que se le ha enseñado que él es valioso. Si puede hacerse que una persona se ocupe en alguna afición o trabajo mediante la educación personal o exterior que le dice que eso es provechoso para él, se forma otro mecanismo; la mente analítica se encuentra tan ocupada que absorbe para sí más y más energía para su actividad y comienza a aliarse con un nuevo propósito.

El tratamiento físico que da como resultado una mejor condición física producirá esperanza o cambiará las reacciones de un hombre, desplazándole en su línea temporal. Esto puede desactivar a los engramas.

Estos métodos son terapia real; también son, por el contrario, las cosas que hacen que se manifiesten las aberraciones. Hay formas erróneas de actuar, cosas erróneas que hacer y formas erróneas de tratar a los individuos, las cuales, teniendo en cuenta lo que ahora sabemos, son criminales.

Lanzar a una persona a un entorno que la reestimule, y obligarle a permanecer allí, es en cierto grado un asesinato. Obligarle a conservar un socio que es reestimulante, es malo; obligar a un hombre o a una mujer a permanecer con un compañero de matrimonio que le es reestimulante, es una costumbre que no funciona, a menos que se use la terapia dianética. Hacer que un niño permanezca en un hogar donde se le reestimula, es, con la mayor seguridad, inhibitorio, no solamente de su felicidad, sino también de su desarrollo mental y físico: un niño debe tener muchos más derechos sobre esas cosas, más lugares a donde ir.

A nivel de terapia física, cualquier cosa tan violenta como la cirugía o la extracción de muelas en el plano psicosomático, es la mayor barbaridad, a la luz de la Dianética. El "dolor de muelas" normalmente es psicosomático. Hay suficientes enfermedades orgánicas que son psicosomáticas como para llenar varios catálogos. No se debería recurrir a ningún tipo de cirugía hasta tener la certeza de que el mal no es psicosomático o que la enfermedad no disminuirá por sí sola si se reduce el poder de la mente reactiva. Ahora que la fuente de la aberración es ciencia, la terapia mental física es demasiado ridícula para que se la mencione seriamente. Porque ningún médico o psiquiatra pensante que posea esta información volverá a tocar un electrodo para terapia de electrochoque o lanzar siquiera una mirada al punzón para llevar a cabo una operación en los lóbulos prefrontales del cerebro, a menos que ese médico o psiquiatra esté tan completamente aberrado que ese acto brote, no del deseo de aliviar, sino del sadismo más brutal y cobarde al que los engramas pueden llevar a un hombre .


Ivan Petrovich Pavlov: (1849-1936) fisiólogo ruso conocido por sus experimentos sobre el comportamiento, con perros.

Línea temporal: lapso de tiempo del individuo desde la concepción hasta el momento presente, en el que se encuentra la secuencia de los acontecimientos de su vida.

Auditor: en este contexto, persona autorizada para comprobar o examinar libros de cuentas.

Fan-tan: juego de apuestas chino en el que los jugadores hacen apuestas sobre el número de piezas que quedarán cuando una pila oculta de ellas sea dividida por cuatro.

En Dianética, los pacientes y los dianeticistas han desarrollado una considerable jerga, y llaman "mecanismo de la pantera negra" a desentenderse del problema. Se supone que esto tiene su origen en la ridiculez de morder a las panteras negras.

Espartanos: habitantes de Esparta, ciudad de la antigua Grecia, que sólo permitían que un niño viviera si mostraba que podía convertirse en algo valioso para el estado.

Muchas personas que investigan el tratamiento de los enfermos mentales por parte de psiquiatras y otros que están a cargo de manicomios, al descubrir con exactitud lo que la lobotomía prefrontal, la leucotomía transorbital y el electrochoque le hacen realmente al paciente, se ven impulsadas a tachar al psiquiatra de indigno de confianza y a acusarle de servirse de dicho tratamiento para llevar a cabo experimentos de vivisección en seres humanos. No se debe atribuir al psiquiatra y al neurocirujano la culpabilidad de que toda esperanza posible de recuperación mediante la Dianética desaparezca, en la mayoría de los casos, para estos desafortunados pacientes. Estas personas solamente han hecho lo que se les enseñó en diversas universidades, y han practicado tales acciones solamente porque creyeron que el problema de la mente no podía ser resuelto por nadie. Una actitud de quema de brujas hacia esta gente dista mucho de ser la que adopte la Dianética. Hacer hincapié en el hecho de que han asesinado mentes, que de otra manera se habrían recuperado, marcarlos como "raptores de mentes" y convertir sus acciones en una historia de terror, está muy lejos de ser una conducta racional. En general, estas personas han sido completamente sinceras en sus esfuerzos por ayudar a los dementes. Mediante el contagio de la aberración, estas personas han estado sometidas a enormes tensiones en su trabajo, habiendo tenido sus propios engramas en continua reestimulación. Se les puede aclarar y su experiencia es valiosa. Una legislación contra ellos, como la mencionada recientemente por un senador norteamericano familiarizado con la Dianética, cuentos de horror sobre ellos en los periódicos y antipatía pública general, así como la tradicional desconfianza que les tienen los médicos, no pueden sino producir desorden. La Dianética es una ciencia recientemente descubierta, y es completamente imparcial.

 

 

Capítulo NUEVE

Activando el engrama

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