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"Dianética"

El poder del pensamiento sobre el cuerpo

L. Ronald Hubbard

 

 

Capítulo CUATRO:

Diagnosis

(Segunda parte)

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Por lo tanto, el diagnóstico de la aberración y de la afección psicosomática no es parte esencial del diagnóstico dianético.

En lo que estamos interesados es en el funcionamiento mecánico de la mente. Ese es el campo del diagnóstico. ¿Cuál es la mecánica operativa de la mente analítica?

1. Percepción: visión, audición, tacto y dolor, etc.
2. Recuerdo: cromático-visual, tono-sónico , táctil, etc.
3. Imaginación: cromático-visual, tono-sónica, táctil, etc.
Estos son los procesos mecánicos. La diagnosis trata principalmente con estos factores, y con ellos puede establecerse el tiempo que debe llevar un caso, cuán difícil será, etc. Y solamente necesitamos unos pocos de estos factores.
Lo siguiente vuelve a simplificarse en un código:
1. Percepción (por encima o por debajo del óptimo):
a. Visión
b. Sonido
2. Recuerdo (por debajo):
a. Sónico
b. Visual
3. Imaginación (por encima):
a. Sónica
b. Visual

En otras palabras, cuando examinamos a un paciente, antes de hacer de él un preclaro (comenzando con él en la terapia) nos interesan solamente tres cosas: exceso o deficiencia de percepción, muy poco recuerdo, demasiada imaginación.

En percepción queremos decir lo bien o lo mal que puede escuchar, ver y sentir.

En recuerdo deseamos saber si puede recordar mediante sónico (oído), visual (vista) y somático (sensación).

En imaginación, queremos saber si "recuerda" sónicos, visuales o somáticos en exceso.

Aclaremos esto al máximo: es muy sencillo, no es complejo, y no requiere de un gran examen. Pero es importante y establece la duración de la terapia.

No hay nada de malo en una imaginación activa, siempre y cuando la persona sepa que está imaginando. La clase de imaginación que nos interesa es la que se usa para hacer "dub-in" sin saberlo, y únicamente esa clase. Una imaginación activa, que el paciente sabe que es imaginación, es para él un atributo sumamente valioso. Una imaginación que sustituye al recuerdo es muy molesta en la terapia.

La ceguera y la sordera "histéricas" o la visión y el oído amplificados son útiles en el diagnóstico. Lo primero, ceguera "histérica", significa que el paciente tiene miedo de ver; sordera "histérica" significa que tiene miedo de oír. Estas requerirán una terapia considerable. Igualmente, la vista y el oído amplificados, aun no siendo tan malos como la ceguera y la sordera, son un índice de lo asustado que está realmente el paciente, y con frecuencia son un índice directo del contenido prenatal en términos de violencia.

Si el paciente teme ver con sus ojos u oír con sus oídos en tiempo presente, puedes estar seguro de que en el fondo hay mucho que lo asusta, porque estas percepciones verdaderas no se "apagan" fácilmente.

Si el paciente salta cuando hay ruidos y se sobresalta por cosas que ve o se desconcierta mucho ante estas cosas, puede decirse que sus percepciones están amplificadas: esto significa que su banco reactivo contiene gran cantidad de etiquetas de "muerte".

Los recuerdos que nos interesan en el diagnóstico son solamente los que están por debajo de lo óptimo. Cuando están "sobre lo óptimo son de hecho "dubin". El recuerdo (por debajo) y la imaginación (por encima), son en realidad un solo grupo, pero, para mayor sencillez y claridad, los mantenemos aparte.

Si el paciente no puede "oír" sonidos o voces de incidentes pasados, entonces no tiene sónico. Si no puede "ver" escenas de experiencias pasadas como imágenes en movimiento con color, no tiene visual.

Si el paciente oye voces que no han existido o ve escenas que no existieron, y pese a esto supone que esas voces realmente hablaron y que esas escenas fueron reales, entonces tenemos "sobreimaginación". En Dianética, el recuerdo del sonido imaginario sería hipersónico, el recuerdo visual imaginario, hipervisual (hiper = sobre).

Tomemos ejemplos específicos de cada una de esas tres clases y demostremos cómo resultan fundamentales en la terapia y cómo su presencia o ausencia pueden dificultar un caso.

Un paciente con un caso ligero de sordera "histérica" es alguien que tiene dificultad para oír. La sordera puede ser orgánica, pero de serlo no variará de vez en cuando. Hay algo que este paciente teme oír. Escucha la radio con mucho volumen, hace que las personas repitan continuamente lo que dicen y se le escapan trozos de conversación. No vayas a un manicomio para encontrar este grado de sordera "histérica". Hay hombres y mujeres que son "histéricamente" sordos sin que tengan conocimiento consciente de ello. Su "audición no es muy buena". En Dianética, esto se llama hipoaudición (hipo = debajo).

El paciente que siempre pierde algo cuando está frente a su vista, al que se le escapan letreros, anuncios de teatro y gente que está a simple vista, hasta cierto grado es "histéricamente" ciego. Teme ver algo. Dado que la palabra "histérico" es muy inadecuada y demasiado dramática, en Dianética se llama a esto hipovisión.

Luego está el caso de la sobrepercepción. Esto no es necesariamente imaginación, pero puede llegar al grado de que las personas vean y oigan cosas que en realidad no están ahí, lo que resulta ser una locura común. Estamos interesados en un grado menos dramático en funcionamiento estándar.

Por ejemplo, una joven que ve algo, o sólo cree verlo, pero que sabe que no es así y está muy agitada por esto, que salta de susto cuando alguien entra silenciosamente en un cuarto y que puede sobresaltarse habitualmente, sufre de visión amplificada. Ella teme encontrar algo, pero en vez de ser ciega a ello, ve demasiado. Esto es hipervisión.

Una persona que se alarma mucho con los ruidos, los sonidos en general, ciertas voces, a la que le da dolor de cabeza o que se enoja cuando la gente que le rodea es "ruidosa" o cuando una puerta se cierra de golpe o cuando los cacharros hacen ruido, es víctima de audición amplificada. Oye los sonidos mucho más fuertes de lo que son en realidad. Esto es hiperaudición.

La calidad real del ver y el oír no necesita ser buena. Los órganos reales de la vista y del oído pueden estar en pobre estado. El único hecho de importancia es el "nerviosismo" en conexión con la recepción.

Esto pone fin a las dos percepciones en las que estamos interesados en Dianética. A medida que el auditor hable con las personas a su alrededor y obtenga sus reacciones a lo que ven y oyen, encontrará una amplia variedad en la calidad de las respuestas.

El recuerdo es lo más directamente importante para la terapia, porque no es un síntoma sino una verdadera herramienta de trabajo. Hay muchas maneras de utilizar el recuerdo. El claro posee recuerdo vívido y exacto para cada uno de los sentidos. Muy pocos aberrados tienen esto. El auditor no está interesado en otros sentidos que no sean la vista y el oído, porque los otros serán atendidos en el curso normal de la terapia. Pero si tiene un paciente que carece de sónico, ¡alerta!: esta es la personalidad multivalente, el esquizofrénico, el paranoico de la psiquiatría, con síntomas que no son lo suficientemente agudos como para ser clasificado así en la vida normal. Esto no significa -y quiero decir que no significa- que las personas sin recuerdo de visión y sonido estén locas, pero sí significa un caso que excede de lo normal, y representa además un caso que llevará algún tiempo. No quiere decir que sea "incurable", porque no hay nada más lejos de la verdad, pero tales casos a veces llevan quinientas horas. Significa simplemente que no será tan sencillo como un paseo por el parque. O hay un actor dramático ahí- detrás, en esa mente reactiva, que dice: "¡No veas! ¡No oigas!" Algunos de los engramas en este caso exigen algún recuerdo reducido o ningún recuerdo. Los órganos de la vista y del oído pueden tener una receptividad altamente amplificada. Esto no quiere decir forzosamente que algo deba andar mal en la forma en que esta persona percibe y registra las ondas del sonido y de la luz. Pero sí significa que después de haberlas registrado no puede recuperarlas fácilmente del banco estándar, porque el banco reactivo de engramas ha montado circuitos (circuitos demonio de oclusión) para impedirle que averigüe cosas de su pasado. Por supuesto, existen grados mayores o menores de recuerdo.

La prueba es simple. Dile al paciente, completamente despierto, que "retorne" al momento en que entró en el cuarto. Pregúntale qué se estaba diciendo. Si puede "oírlo" estando completamente despierto, tiene recuerdo sónico. El auditor sabe muy bien lo que se dijo, porque si tiene intención de usar esta prueba, pronuncia un cierto conjunto de palabras y observa los sonidos reales que están presentes. Por lo tanto, si el paciente cae dentro de la siguiente categoría, la del "dub-in", el auditor se percatará de esto.

La prueba del recuerdo visual es igualmente sencilla. Muéstrale al paciente un libro con una ilustración. Después de un intervalo de tiempo, mientras está bien despierto, pídele que "retorne" y mire ese libro "en su mente", y observa si puede verlo. Si no puede, se trata de un hipovisual.

Otras pruebas similares a ésta establecerán claramente si nuestro paciente está o no ciego y sordo en el recuerdo, o bien si entra en el siguiente grupo.

La imaginación demasiado activa que con entusiasmo "hace dub-in" de visión y sonido para el paciente, sin el conocimiento de éste, es algo que definitivamente obstaculiza una rápida terapia. Hay demasiados circuitos demonio que enredan el pensamiento, pero estos demonios de determinados "dub-in" significan que el operador va a tener una tremenda carga de lo que los auditores llaman, coloquialmente, "basura" . Continuando con algo de la terminología indudablemente degradante que, pese a todo lo que uno haga constantemente, surge en este campo, hay algo operando en el cerebro que es una "fábrica de mentiras" .

El paciente al que se le pidió que repitiera la conversación sostenida cuando él entró en el cuarto, "escuchándola" de nuevo, confiadamente puede lanzarse a pronunciar toda clase de discursos que eran totalmente parafrásicos o de todo punto ficticios. Si se le pregunta sobre la ilustración y el libro que se le ha mostrado, "verá" vívidamente mucho más de lo que había, o bien algo completamente diferente. Si se muestra dudoso, eso será señal saludable. Si está seguro, ¡cuidado!, porque éste es un circuito demonio que está haciendo "dub-in" sin su conocimiento analítico, y el auditor tendrá que escuchar más incidentes de los que podría comenzar a catalogar, que jamás sucedieron, y tendrá que buscar y encontrar continuamente su camino entre esa "basura", para llevar al preclaro a un punto en que la información sea fidedigna. (Y no es asunto de graduar la "basura" por su improbabilidad, ya que la verdad siempre es más extraña que la ficción; se trata de reducir engramas que no están presentes, o eludir engramas que sí lo están, y así sucesivamente en un lío enmarañado.)

El preclaro óptimo sería el que tuviera una respuesta normal a ruidos y visiones, que tuviera sónico y visual exactos, y que pudiera imaginar, a sabiendas de que estaba imaginando en cromático-visual y tono-sónico. Entiéndase bien que esta persona puede tener aberraciones que la hacen subir todas las chimeneas de la ciudad, beber hasta la última gota en cada cantina todas las noches (o al menos intentarlo), golpear a su esposa, ahogar a sus hijos o creer que es un pájaro jub-jub En el terreno psicosomático, puede tener artritis, trastornos de la vesícula biliar, dermatitis, jaqueca y pies planos. O puede tener otra aberración más horrible, el orgullo de ser normal y "ajustado". Pero aún es un caso relativamente fácil de aclarar.

En el caso de oclusión sónica y visual sin "dub-in", estamos manejando engramas que han cesado algunos de los mecanismos primarios de trabajo de la mente. El auditor tendrá que insistir durante horas y horas, tratando de contactar con engramas cuando el paciente no puede oírlos ni verlos. Un caso que tenga solamente cese del recuerdo sónico sigue significando que el auditor va a hacer mucho más trabajo que en un caso normal. Este caso dista mucho, mucho, de ser imposible de resolver. La idea aquí no es provocar temor a cualquier intento en un caso así. Pero este caso se resolverá únicamente después de una gran cantidad de esfuerzo persistente. Esa persona puede tener aparentemente mucho éxito. Puede ser enormemente inteligente. Puede tener pocas enfermedades psicosomáticas o ninguna. Sin embargo, demostrará que tiene un banco de engramas repleto, del cual, cualquier parte, en un momento dado, puede reestimularse y hundirlo. Sin embargo, normalmente este tipo de caso está bastante preocupado y angustiado por muchas cosas, y tal preocupación y angustia pueden poner un poco más de tiempo en la hoja de trabajo.

En el caso del "dub-in." que no lo sabe, en el cual hay circuitos devolviéndole recuerdos alterados, tenemos un caso que muy posiblemente demostrará ser muy largo y requerir un tratamiento con arte, pues hay una "fábrica de mentiras" en alguna parte de ese banco de engramas. Este caso puede ser el espíritu de la verdad en su vida diaria. Pero cuando empieza a abordar sus engramas, éstos contienen mandatos que le hacen emitir material que no está allí.

Sencilla y claramente, sin más limitaciones ni condiciones, esto es el diagnóstico dianético: la aberración es el contenido engrámico; la enfermedad psicosomática es la lesión anterior. Las percepciones de vista y sonido, el recuerdo por debajo del óptimo, la imaginación por encima del óptimo, regulan la duración del caso.

Si el auditor quiere poner adornos, puede hacer una lista de la posición general en la escala tonal del individuo, tanto mental como físicamente. La mujer que está embotada y apática, naturalmente se encuentra en torno al tono 0,5 en la parte de la zona 0 de la escala dinámica antes citada en el libro. Si el hombre está enojado u hostil, el auditor puede marcarlo con 1,5 o en alguna parte en la extensión de la zona 1 en la escala de supervivencia. Estas marcas se aplicarían al tono medio probable del conjunto de engramas de la mente reactiva. Esto es interesante porque significa que una persona que está en la zona 0 es más propensa a ponerse enferma y es un caso ligeramente más difícil que una persona que está en la zona 1. Y, puesto que la terapia sube el tono hacia la zona 4, el 1,5 está más cerca de la meta.

Es difícil estimar el tiempo en la terapia. Como se mencionó anteriormente, tiene diversas variantes, tales como la destreza del auditor, los elementos reestimulantes en el entorno del paciente y la cantidad legítima de engramas.

En su primer caso, se le aconseja al auditor buscar algún miembro de su familia o algún amigo que se acerque lo más posible al preclaro óptimo; o sea, una persona con recuerdos que tengan visual y sónico y con percepciones medias. Al aclarar a este primer caso aprenderá, de primera mano, mucho de lo que puede esperarse de los bancos de engramas de cualquier mente, y verá claramente cómo se comportan los engramas. Si el propio auditor pertenece a uno de los grupos más difíciles y tiene intención de trabajar con alguien que esté en uno de esos grupos, esto no presenta gran dificultad; cualquiera de los dos casos puede ser liberado en una centésima parte del tiempo de cualquier técnica anterior de curación mental, y pueden ser aclarados, con un poco dé destreza que se emplee, en unas quinientas horas de trabajo por caso. Pero si dos casos son especialmente difíciles, antes de trabajar el uno con el otro sería recomendable que cada uno buscara y aclarara a un preclaro casi óptimo. De ese modo, cada uno será un operador competente cuando aborde casos más difíciles.

Hasta aquí el diagnóstico. Las otras percepciones, recuerdos e imaginaciones son interesantes, pero no vitales para medir el tiempo de un caso. El coeficiente de inteligencia no es un gran factor, a menos que baje hasta el nivel de retrasado mental. E incluso entonces, el coeficiente de inteligencia de cualquier paciente sube como un cohete espacial con el aclaramiento y crece durante todo el trabajo.

Existen demencias orgánicas. Las psicosis iatrogénicas (causadas por médicos) son inciertas en Dianética, porque una parte de la maquinaria pudo haber sido destruida. Sin embargo, aun teniendo muchas psicosis orgánicas, puede mejorarse un caso mediante Dianética, aunque no pueda alcanzarse el óptimo. Todo lo que puede hacer entonces el auditor es probar. Las demencias causadas por falta de partes del sistema nervioso no han sido extensamente investigadas por los auditores hasta este momento; revivir cadáveres no es la finalidad de la Dianética; el énfasis principal se ha puesto en la consecución de una mente óptima en la persona normal o meramente neurótica. La Dianética puede ser empleada, lo es y lo será, de otras formas. Pero con tanta gente potencialmente valiosa a la que se le puede hacer muy valiosa para sí misma y para la sociedad, se ha puesto el énfasis en las aberraciones inorgánicas y en las enfermedades orgánicas psicosomáticas. Los casos que han sido sometidos a lobotomía prefrontal (que corta una sección de la mente analítica), a topectomía (que extirpa zonas de cerebro en forma parecida a como un deshuesador de manzanas saca el corazón de las manzanas), a leucotomía transorbital (en la cual, mientras el paciente recibe electrochoque, se le encaja un punzón normal y corriente en cada ojo buscando el analizador para desgarrarlo), y a la "terapia" de electrochoque, que cauteriza el cerebro con 110 voltios, así como los choques de insulina y otros tratamientos, son considerados inciertos por la Dianética. Hay demencias orgánicas comunes, tales como la paresia pero aun así, la mayoría de éstas pueden beneficiarse de la Dianética.


Visual significa en Dianética recuerdo de visión. Sónico significa recuerdo de sonido. Somático significa recuerdo de dolor. Un paciente que puede ver, oír y sentir dolor, los almacena. "Yo", al acordarse, los evoca como visual, sónico y somático.

Dub-in: recuerdo imaginario.

Basura fue llamada técnicamente ilusión en las obras filosóficas de Dianética, pero el término es demasiado áspero y critico, pues ¿quién no tiene alguna concepción errónea de algún incidente?

Técnicamente, una fábrica de mentiras es una frase contenida en un engrama y que pide prevaricación (el decir mentiras); originalmente se le llamaba fabricador.

Reducir: sacar toda la carga o dolor de un incidente. Significa hacer que el preclaro vuelva a contar el incidente desde el principio hasta el final (mientras que ha retornado a él en evocación) una y otra vez, recogiendo todos los somáticos y percepciones presentes como si el incidente estuviese ocurriendo en ese momento. Reducir significa técnicamente liberarle del material aberrativo tanto como sea posible para hacer que el caso progrese.

Pájaro jub-jub: criatura imaginaria del poema "Jabberwocky", de Lewis Carroll.

Choque de insulina: un estado de colapso causado por una disminución en el azúcar de la sangre que resulta de la administración excesiva de insulina.

Paresia: parálisis parcial que afecta al movimiento muscular, pero no a la sensación, causada por enfermedad degenerativa del cerebro.

 

Capítulo CUATRO:

Diagnosis

(Segunda parte)

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