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"Dianética"

El poder del pensamiento sobre el cuerpo

L. Ronald Hubbard

 

 

Capítulo SIETE:

La emoción y la fuerza vital

(primera parte)

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Uno de los papeles principales en la terapia lo juega la emoción. En el segundo libro hemos tratado este tema, y la dividimos experimentalmente, sólo como teoría, en tres divisiones: (a) las emociones contenidas en las órdenes de los engramas, en donde el dolor físico se confundió con las emociones; (b) las emociones contenidas como reacciones endocrinas, sujetas a la mente analítica del claro y a la mente analítica y reactiva del aberrado; y (c) las emociones contenidas en los engramas que atraparon unidades libres de fuerza vital.

Indudablemente, el trabajo y la investigación adicionales sobre la emoción llevarán a una comprensión aún más profunda de ella. Pero ahora tenemos un conocimiento funcional de la emoción. Podemos usar lo que sabemos y producir resultados con ello. Cuando sepamos más, podremos producir resultados mucho mejores, pero ahora podemos producir el liberado y el claro. Si tratamos a la emoción como fuerza vital atada, y si seguimos estos preceptos generales para liberarla, obtendremos una gran ganancia en cualquier preclaro; en realidad, produciremos nuestras mayores ganancias individuales liberando la emoción de esta manera.

En una ciencia de ingeniería como es la Dianética, podemos trabajar a base de botones de contacto. Sabemos que mover un interruptor detendrá un motor, que moverlo de nuevo lo volverá a arrancar, y que cuantas veces bajemos o subamos ese interruptor, nuestro` motor se parará o arrancará. Aquí estamos usando una fuerza que es todavía tan misteriosa para nosotros como lo era la electricidad para James Clerk Maxwell. Mucho antes, Benjamín Franklin había observado que la electricidad existía, y había hecho algunas cosas interesantes con ella, pero no la había usado mucho y no la podía controlar. Un filósofo como Bergson aisló algo que él llamó élan vital, una fuerza vital. El hombre está vivo; debe haber una fuerza o fluido de algo que lo mantiene vivo. Cuando el hombre está muerto no hay fuerza o fluido. Esto es la fuerza vital en la etapa de Benjamín Franklin. Al igual que él consideró la electricidad, Bergson consideró la fuerza vital. En Dianética, ahora estamos en la etapa de James Clerk Maxwell, o muy próximos. Sabemos que pueden hacerse ciertas ecuaciones sobre la fuerza vital, y podemos usar esas ecuaciones. Y podemos teorizar que esa "fuerza vital" y lo que ha sido llamado cierta clase de "emoción", son semejantes o son la misma cosa. Podríamos tener una teoría equivocada, pero también podría haber estado equivocado James Clerk Maxwell. En realidad, las teorías de Maxwell podrían estar equivocadas; al menos tenemos luz eléctrica. En Dianética estamos bastante seguros de que la mayoría de los principios son paralelos a la ley natural; estas son las grandes computaciones. No estamos seguros de haber clasificado correctamente la emoción, pero tampoco estaremos realmente seguros hasta haber cogido a un hombre muerto y haberlo revivido volviéndolo a llenar de fuerza vital. A falta de este extremo, estamos en terreno sólido teniendo a la emoción como fuerza vital.

Por ejemplo, podemos tomar a una chica, examinar alguno de sus antecedentes, por ejemplo con un electroencefalógrafo (instrumento para medir impulsos y reacciones nerviosas) , y después proceder, en función de la información así obtenida, a hacer una de dos cosas. La primera es inhumana y por supuesto no se haría, pero se le podría enfermar o enloquecer con sólo utilizar estos datos así obtenidos. (Si los datos se obtienen en la terapia, se logran por contacto real con los engramas, y un engrama con el que se ha contactado en la evocación ha perdido su poder para aberrar; por tanto, la terapia dianética hace completamente imposible tal eventualidad.) El segundo hecho, y mucho más importante para nosotros, es que con estos mismos datos se puede hacer que la joven recobre toda la fuerza, el interés, la persistencia y la tenacidad para la vida, y todo el bienestar físico y mental posibles. Si no se pudiese hacer que funcionara en ambos sentidos, no tendríamos la respuesta, al menos en una forma funcional. (A propósito, si algún escritor de ficción se sintiera tentado de horrorizar sobre el primer hecho, debe recordar que los datos se obtuvieron con aparatos que habrían asombrado al doctor Frankestein por su complejidad y la habilidad en su uso, y que la terapia dianética hace contacto con los datos en la fuente; el aparato es necesario para impedir tocar la fuente, porque en el instante en que la terapia toca la fuente, el poder de ésta se desvanece como los titulares de ayer. Por tanto, no hagamos dramas tipo Luz de gas sobre la Dianética, por favor; serían técnicamente inexactos.)

Esto no es tan sencillo como la electricidad, pues el interruptor no se puede encender y apagar. En lo que respecta a la Dianética, solamente se puede encender. Tenemos entonces un reóstato que no retrocederá, pero que, cuando se presiona hacia adelante, libera más y más fuerza dinámica para el individuo, y le da más y más control sobre su uso.

Se supone que el hombre es un organismo autodeterminado. Es decir, mientras pueda hacer evaluaciones de sus datos sin compulsiones o represiones artificiales (los sietes atascados en una calculadora), puede operar con máxima eficiencia. Cuando un hombre se vuelve determinado exteriormente, es decir, se ve impulsado a hacer o reprimido de hacer, sin su propio consentimiento racional, se convierte en un animal de botón de contacto. Este factor de botón de contacto está tan marcadamente definido que un auditor que descubre en la terapia una frase fundamental en un engrama (y no la libera) puede usar esa frase durante un rato para hacer que un paciente tosa, se ría, deje de toser o deje de reírse, a voluntad del auditor. En el caso del auditor, puesto que obtuvo los datos en la fuente -contactó con el propio engrama, lo que le robó a éste un poco de su poder-, el botón de contacto no durará mucho; desde luego, menos de doscientas o trescientas presiones. Todo el intento de manejar seres humanos a base de la obligación por el dolor, y la mayoría de los datos acumulados en el pasado por diversas escuelas, han sido, sin saberlo, este material de botón de contacto. Si el engrama no es tocado en la fuente, podrá seguir funcionando indefinidamente sin que su poder disminuya jamás. Sin embargo, cuando se toca en la fuente, se ha alcanzado el registro original, y pierde así su, poder. El "manejo de seres humanos" y lo que la gente ha estado llamando de modo general "psicología", en realidad han sido manejos de botón de contacto de las frases y sonidos aberrativos de una persona. Los niños las descubren en sus padres y las utilizan como venganza. El oficinista descubre que su jefe no puede soportar el cesto de basura lleno, y por lo tanto lo mantiene siempre lleno. El contramaestre de un barco descubre que uno de sus marineros se acobarda cada vez que oye la palabra "señorito", y entonces usa la palabra para intimidar al hombre. Esto es una guerra de botón de contacto entre aberrados. Las esposas pueden descubrir que ciertas palabras hacen que el esposo haga muecas de dolor o se enoje, o le hagan refrenarse de hacer algo, así que usan estos "botones de contacto". Y los maridos encuentran los botones de contacto de sus esposas y les impiden comprar ropas o usar el coche. Este duelo defensivo y ofensivo entre aberrados está ocasionado por botones de contacto que reaccionan contra botones de contacto. Todos los populachos son manejados por sus respuestas de botón de contacto. La publicidad aprende acerca de los botones de contacto y los usa en cosas como el "olor corporal" o el estreñimiento. Y en el campo de la diversión y de la composición de canciones, los botones de contacto se pulsan a montones y en serie para producir respuestas aberradas. La pornografía atrae a la gente que tiene botones de contacto pornográficos. El gobierno de comida y juegos atrae a la gente que tiene botones de contacto de "cuídame", y otros. Se podría decir que no hay necesidad de apelar a la razón cuando hay tantos botones de contacto por ahí.

Estos mismos botones de contacto, puesto que son los sietes atascados por el dolor y la emoción (datos falsos introducidos en la computadora por presión de los engramas -y toda sociedad tiene sus propios modelos especiales de engramas-), también suelen enloquecer a la gente, enfermarla y generalmente causar estragos. El único botón de contacto que tiene el claro es lo que su propia computadora -evaluando según su experiencia, la cual ha sido evaluada por la computadora- le dice que es conducta de supervivencia en sus cuatro dinámicas. Y por tanto, no siendo ninguna marioneta en las manos de gente descuidada o intrigante, permanece cuerdo y bien.

Sin embargo, no es cierto que un claro no sea emotivo, que su razonamiento sea frío, y que sea una marioneta autoconsciente de sus propias computaciones. Su computadora trabaja tan rápidamente y en tantos niveles, haciendo simultáneamente tantas de sus computaciones, pero fuera de la vista del "yo" (aunque el "yo" puede examinar cualquiera de ellos a voluntad), que su introversión o su condición de estar pendiente de sí mismo es mínima. La introversión es la condición del aberrrado cuya pobre computadora está bregando con graves imponderables y con sietes atascados en sus engramas, tales como "debo hacerlo", "simplemente tengo que hacerlo", "pero no, mejor cambio de opinión".

La diferencia computacional entre el claro y el aberrado es muy grande. Pero hay una diferencia aun mayor: la fuerza vital. Las dinámicas, evidentemente, tienen una gran fuerza potencial. Esta fuerza se manifiesta como tenacidad para vivir, persistencia en el empeño, vigor de pensamiento y acción, y capacidad de experimentar placer. Las dinámicas en las células de un hombre pueden no ser más fuertes que las de las células de un gato. Pero las dinámicas en todo el hombre fácilmente son mayores que las que hay en cualquier otro animal. Llames a esto como lo llames, el hombre está básicamente más vivo en cuanto que tiene una respuesta menos fija. Por más vivo queremos decir que su impulso emocional sensible por vivir es mayor que los que se han encontrado en otras formas de vida. Si esto no fuera cierto, él no dominaría ahora a los otros reinos. Independientemente de lo que hagan un tiburón o un castor cuando se ven amenazados con la extinción final, el tiburón y el castor son despachados cuando se enfrentan a las dinámicas del hombre: el tiburón se usa como piel o se ingiere como vitaminas, y el castor adorna la espalda de una dama.

El aspecto fundamental de esto se ve en una única reacción. Los animales se contentan con sobrevivir en su medio ambiente, y buscan ajustarse al mismo. Ese animal -o dios- tan peligroso, que es el hombre, tiene una idea ligeramente diferente. Las escuelas antiguas eran aficionadas a decir al pobre loco aberrado que tenía que hacer frente a la realidad. Esto era la conducta óptima: hacer frente a la realidad. Pero no es la conducta óptima del hombre. Al igual que estas escuelas cometían el error fundamental de suponer que el aberrado no estaba dispuesto a hacer frente a su medio ambiente, cuando, en realidad, debido a sus engramas no era capaz de hacerle frente, suponían que el simple hecho de hacer frente a la realidad le llevaría a la cordura. Tal vez sea así, pero no conduce a una victoria del hombre sobre los elementos y otras formas. El hombre tiene algo más: algunas personas lo llaman imaginación creadora o cualquier otra cosa; pero, se le llame como se le llame, se resume en el interesante hecho de que el hombre no se contenta simplemente con "hacer frente a la realidad", como lo hacen la mayoría de otras formas de vida. El hombre hace que la realidad le haga frente a él. La propaganda en torno a "la necesidad de hacer frente a la realidad", igual que la de que un hombre podía volverse loco a causa de una "fantasía infantil" (sea la que sea), no hace frente a la realidad de que mientras el castor, a lo largo dé sus eras de evolución, construyó diques de barro y sigue construyendo diques de barro, el hombre, en medio siglo, avanza del dique de piedra y madera para hacer un estanque para una rueda de molino, a estructuras como la presa Grand Coulee , y cambia el aspecto completo y total de una considerable parte del estado real de la naturaleza, transformando un desierto en suelo fértil y una corriente de agua en destellos luminosos. Puede no ser tan poético como lo deseaba Rousseau; puede no ser tan bonito como lo desearía algún "amante de la naturaleza", pero es una nueva realidad. Hace dos mil años, los chinos construyeron una muralla que habría sido visible desde la luna si hubiese habido alguien allí para mirarla; hace tres mil años, el hombre mantenía verde y fértil el norte de África; hace diez mil años, estaba entregado a algún otro proyecto, pero siempre ha estado modelando las cosas bastante bien para que se adaptaran al hombre.

Hay una cualidad extra en juego, o quizá, simplemente, más de lo mismo, tanto más, que parece ser una cosa enteramente nueva.

Ahora bien, todo esto no es una gran digresión de la terapia; se expone aquí como un aspecto de la fuerza vital. En el caso en que el individuo se encuentre "en posesión de menos y menos fuerza vital", en alguna parte está perdiendo algunas de las unidades libres. Y las unidades libres de esta fuerza vital, en una sociedad o en un individuo, son el impulso extra que se necesita para domar África del Norte, dividir un átomo o alcanzar las estrellas.

La teoría mecánica en este momento -y recuerda que no es sino teoría, y que la Dianética puede mantenerse sin ella- es que hay un número determinado de unidades de fuerza por individuo. Un grupo puede tener estas unidades en común, y pueden llegar a cantidades más y más altas según aumente el "entusiasmo"; pero, para nuestros propósitos, podemos considerar que el hombre, como individuo o como sociedad -ambos son organismos-, tiene un cierto número de ellas a mano, listas para ser usadas en cualquier hora o día dado. Puede elaborar estas unidades vitales según se necesiten, y puede simplemente tener una provisión dada; eso carece de importancia. Lo importante es que en cualquier hora o día puede considerarse que está vivo en cierto grado. Considera esto como su potencial dinámico, según podemos verlo en nuestra descripción anterior.

¿Qué le sucede entonces a este potencial dinámico en el aberrado? El tiene una gran cantidad de engramas en su banco. Sabemos que estos engramas pueden dormir durante toda su vida sin ser "activados", y también sabemos que cualquiera de ellos o todos ellos pueden ser activados, y después esperar a que aparezcan reestimuladores en el medio ambiente para ponerlos en acción.

Sabemos que su nivel de necesidad puede elevarse repentinamente y superar todos estos engramas activados, y sabemos que una actividad de alta supervivencia puede ofrecerle tal oportunidad de placer que los engramas permanezcan sin reestimularse aunque estén activados. Y podemos suponer que estos engramas, de un período a otro en la vida, realmente pueden volverse a desconectar y mantenerse desactivados debido a un gran cambio de entorno o a oportunidades de supervivencia.

Sin embargo, el caso normal es que unos pocos engramas se mantengan activados continuamente y estén reestimulados bastante crónicamente por el entorno del individuo, y que si el individuo cambia de entorno, los viejos pueden desactivarse, pero a la larga se activarán nuevos engramas.

La mayoría de los aberrados están en un estado de reestimulación crónica, que, por término medio, hace que la espiral comience a descender bastante rápidamente.

Puesto que esto tiene que ver con la fuerza vital, la acción mecánica de un engrama al activarse es capturar una cierta cantidad de estas unidades de fuerza vital. Una reestimulación del engrama repentina y arrolladora le permite capturar una cantidad mucho mayor de unidades de fuerza vital. En el caso normal, cada reestimulación captura un residuo mayor de fuerza vital, y lo retiene. Cuando el entusiasmo o el ímpetu se alinean con el propósito del individuo hacia una meta de verdadera supervivencia (en oposición a la pseudometa que hay en los engramas), éste reconquista algunas de estas unidades. Pero la espiral está descendiendo; no puede reconquistar, excepto en circunstancias muy poco comunes, tantas como ha perdido en el banco de engramas.

Por tanto, se puede decir, para los propósitos de esta teoría de la acción de la fuerza vital, que se capturan y se retienen en el banco de engramas más y más unidades de fuerza vital de la provisión del individuo. Aquí su uso se desvirtúa para disfrazarse de dinámica (como en el caso del maníaco y en el de gran euforia) e imponer acción sobre la mente somática y la mente analítica. En este banco de engramas, las unidades de fuerza vital no están disponibles como sentimiento libre o para acción libre, sino que son usadas contra el individuo desde dentro.

La siguiente observación tiende a demostrar esta acción: cuanto más reestimulado esté un aberrado, menos sentimiento libre puede poseer. Si está atrapado en un engrama maníaco (engrama prosupervivencia, altamente lisonjero), su fuerza vital se está canalizando directamente mediante el engrama, y su comportamiento, no importa lo entusiasta o eufórico que sea, en realidad es muy aberrado; si tiene toda esa fuerza vital para canalizarla así, entonces puede. demostrarse que cuando sea claro tendrá mucha más fuerza vital que podrá dirigir inteligentemente. (Esto ya se ha hecho.)

Hemos demostrado la cualidad parasitaria de los "circuitos demonio" que utilizan piezas de la mente analítica y de sus procesos. Esta cualidad parasitaria es común a los engramas, de otras maneras. Si un hombre tiene, arbitrariamente, mil unidades de fuerza vital, y, siendo claro, tiene la habilidad de canalizarlas hacia una existencia deliciosa, en un estado maníaco, con un engrama prosupervivencia en total reestimulación, la fuerza vital está dirigida por una orden aberrada, y le da, por ejemplo, quinientas unidades de empuje pseudodinámico.

En otras palabras, el poder procede de la misma batería; ese engrama tiene, como mucho, menos poder del que tendría todo el organismo al estar aclarado. (Este aspecto del maníaco o la superpersonalidad neurótica ha confundido a algunas de las viejas escuelas de curación mental, llevándolas a la creencia completamente aberrada y mal observada de que las demencias eran las únicas responsables de la capacidad del hombre para sobrevivir, concepto que puede ser refutado en el laboratorio simplemente mediante el aclaramiento de uno de estos maníacos o de cualquier otro aberrado.)

El engrama emplea la misma corriente pero la desvirtúa, al igual que utiliza la misma mente analítica, pero la usurpa. El engrama no sólo carece de vida propia, sino que desperdicia la fuerza vital del huésped, como tantos parásitos. Es completamente ineficaz. Si se instalara un aparato comparable en un circuito electrónico, sólo desviaría y haría "inalterables" algunas de las funciones del equipo que deberían ser variables y, además, consumiría el suministro de poder vital para la máquina, simplemente debido a cables prolongados, lámparas y condensadores malos.

En la mente humana, el engrama adopta su aspecto más potente de "ayuda" en el maníaco, canalizando y ordenando al organismo hacia la consecución de alguna actividad de gran violencia y concentración monomaníaca . El "supervendedor", el tipo violentamente jovial que se "alegra muchísimo de verte", el partidario religioso fanático y aparentemente indestructible, son clasificables como maníacos. La abundancia de "poder" en estas personas, aun cuando sean tan macabras como la de Torquemada o tan destructivas como la de Genghis Khan, es objeto de admiración en muchos sitios. El maníaco, como se verá más adelante, es una orden "prosupervivencia" de "ayuda" que hay en un engrama, la cual, sin embargo, fija al individuo en una dirección determinada. Pero un engrama sólo es capaz de tanto "poder" como haya presente en el huésped, así como sólo es capaz de anular la cantidad de analizador que haya presente.

Tomemos a un maníaco poderoso que esté exhibiendo y funcionando con 500 unidades arbitrarias de fuerza vital. Supongamos que todo el ser posee 1000 unidades arbitrarias de fuerza vital. Supón que tenemos a un Alejandro . Las dinámicas de la persona normal en la mayoría de los casos no están ayudadas por órdenes maníacas, sino que son dispersadas, como una corriente de electrones podría ser dispersada por un obstáculo ante ella. Aquí tenemos actividad dispersa, pensamientos dispersos, problemas incomputables, falta de alineamiento. En una persona así, con 1000 unidades presentes, 950 de esas unidades podrían estar atrapadas de tal modo en los bancos de engramas, y sin embargo estar actuando tan completamente en contra, que la persona desplegara una capacidad de funcionar de sólo 50 unidades. En el caso de Alejandro, podría suponerse que la orden maníaca debe haber sido un alineamiento en la dirección general de sus propios propósitos básicos. Su propósito básico es ser un fuerte legislador; la orden maníaca resulta estar aliada con esto. Una persona de gran capacidad y valor personal toma posesión de 500 unidades mediante un engrama maníaco; cree que es un dios, y sale y conquista el mundo conocido. Fue educado para creer que era un dios; su engrama maníaco decía que era un dios y contenía un retenedor . Alejandro conquistó el mundo y murió a los 33 años de edad. Se pudo aferrar a su engrama maníaco solamente mientras éste podía ser obedecido; cuando ya no podía ser obedecido, éste cambió su valencia, dejó de ser maníaco, y le impulsó, mediante dolor, a actividades dispersas. El engrama, recibido de su madre, Olympia, casi puede leerse incluso después de tanto tiempo. Debió haberle dicho que él sería un dios alegre que conquistaría todo el mundo y que debería seguir conquistando; que siempre tendría que esforzarse por subir más y más alto. Probablemente fue alguna clase de canto ritual de su madre, que era una importante sacerdotisa de Lesbos y que debió haber recibido alguna lesión justo antes del ritual. Ella odiaba a su esposo Filipo . La respuesta era un hijo que lo conquistara todo. Alejandro bien podía haber tenido cincuenta o cien de estos engramas de "ayuda": el rezo violento de una mujer lo suficientemente aberrada como para asesinar. De esta manera, podría suponerse que conquistó hasta que ya no pudo estirar más la línea de suministros para conquistar, en cuyo momento, naturalmente, ya no podía obedecer al engrama, y su fuerza de dolor se volvería contra él. Los engramas dictaban atacar para conquistar y reforzaban la orden con dolor: una vez que ya no podía lograrse la conquista, el dolor atacó a Alejandro. Un día se dio cuenta de que estaba muriéndose; al cabo de una semana estaba muerto, estando en la cumbre de su poder. Así es, a gran escala, una frase maníaca en un engrama en funcionamiento.

Ahora supongamos que Alejandro, educado solamente para volverse contra su padre, con sólo rezos -no engramas- para hacer que conquistara el mundo, hubiese sido aclarado. La respuesta sería que, habiéndosele dado una razón suficiente y racional, seguro que habría sido capaz de conquistar el mundo, y bien hubiera podido vivir hasta los ochenta años para disfrutarlo. ¿Cómo podemos suponer esto?

El maníaco con 500 unidades de propósito dirigido ha sido aclarado. Tiene ahora 1000 unidades de propósitos dirigidos inteligentemente. Es- exactamente el doble de poderoso de lo que era cuando se encontraba sometido a un fuerte engrama maníaco, y su propósito básico puede ser similar, pero ahora éste se puede lograr sin quese vuelva contra él en el momento en que haya alcanzado alguna meta o haya fallado.

Esto, la teoría que hay tras la fuerza vital, es observable clínicamente. Fue formulada en un esfuerzo por explicar fenómenos observados. La teoría puede estar equivocada; los datos observados no lo están. Pero la teoría no debe estar muy lejos de lo correcto, porque con ella se pudieron predecir un buen número de fenómenos cuya existencia no se había conocido antes. En otras palabras, es una teoría provechosa. Se produjo después de que la Dianética estuvo bien formulada, pues se presentó un hecho extraño, vital para el terapeuta: el preclaro avanzaba en la terapia en proporción exacta a la cantidad de carga emocional liberada de su banco reactivo.

El propósito y la persistencia del aberrado estaban obstaculizados en proporción a la cantidad de carga emocional que había en su banco de en gramas. Su recuperación del potencial de supervivencia aumentaba en proporción a la cantidad de energía liberada del banco de engramas. Su salud se incrementaba en proporción a la cantidad de energía liberada del banco de engramas.

Los en gramas que contenían la mayor descarga eran los que se centraban en torno a la pérdida de factores de supervivencia imaginarios.

A partir de aquí se formuló esta teoría de la fuerza vital. Cualquier maníaco, al ser aclarado, parecía manifestar mucho más poder y energía reales que antes de ser aclarado. Y cualquier "normal", al ser aclarado, aumentaba en unidades de fuerza vital asequibles, al igual que cualquier maníaco aclarado.

Indudablemente, trabajo y observación posteriores perfeccionarán esta teoría. Sin embargo, en el momento actual, esto sirve. Es una de esas "teorías científicas" incluidas para explicar una operación o una larga serie de observaciones. En este caso, sucede que está perfectamente alineada con los principios básicos de la Dianética, pues predice datos que luego se pueden encontrar, y no excluye datos anteriores predichos por la matemática y la filosofía básicas de la Dianética.

En realidad, aquí no estamos hablando de ese término escurridizo que es la emoción, sino, según creemos, de la fuerza vital. Esta fuerza vital se enriquece considerablemente con el éxito y el placer en general; y, de acuerdo a esta teoría, el placer la aumenta en términos de unidades arbitrarias. En otras palabras, el placer es algo que recarga las baterías o permite que se recarguen; y en un claro, lejos de conducir a la debilidad, lo lleva a una actividad renovada, ya que la indolencia es engrámica.

El placer es un factor de vital importancia: el esfuerzo creador y constructivo, la superación de obstáculos no desconocidos en la consecución de alguna meta, la contemplación de metas pasadas alcanzadas, todo se combina para recargar fuerza vital. Por ejemplo, la persona que ha tenido un éxito enorme y que después pierde ese éxito y entonces se enferma, no está siguiendo un ciclo racional, sino un ciclo de orden engrámica. En cierto modo, ha desobedecido una orden engrámica, y, habiendo desobedecido, sufre dolor. El "niño prodigio" que "se apaga" prematuramente está en realidad, usando la terapia, más o menos tan apagado como un rescoldo. Cualquier "niño prodigio" es un asunto forzado: piensa en los sueños que mamá debe haber vertido a través de los engramas de él. Ella se lastima: "¡Ay, nunca me lo perdonaré! Si he arruinado a mi hijo, jamás me lo perdonaré. ¡Mi hijo, que tiene que ser el más grande violinista del mundo!", o bien: "¡Ay, qué bestia eres! ¡Me has golpeado! Has lastimado a nuestro hijo. Ya verás. ¡Haré que sea el mejor pianista infantil de todo Brooklyn! ¡Será un niño maravilloso, un niño prodigio! Y tú le has golpeado, bestia. ¡Aquí me voy a quedar sentada hasta que te vayas!". (Engramas reales.) Este último engrama computa que la manera de vengarse de papá es ser el mejor pianista de todo Brooklyn. El niño tiene un gran éxito - oído musical, práctica y gran "propósito". Este engrama es reestimulado en él constantemente por su madre. Pero entonces, un día pierde un certamen; sabe de pronto que ya no es un niño, que ha fallado. Su propósito se tambalea. Le dan dolores de cabeza (el golpe de papá), y al final está "neurótico" y "quemado". Al aclararse, volvió a ser pianista, no como una persona "ajustada", sino como uno de los concertistas de piano mejor pagados de Hollywood. La música se alineó con el propósito básico.


Henri Bergson: (1859-1941) filósofo francés. Recibió el premio Nobel de literatura en 1927.

El electroencefalógrafo, los hipnoscopios , las tablas de inteligencia, las pruebas para las diversas dinámicas, etc., son todas ayudas mecánicas para la Dianética. Se usan fundamentalmente en la investigación. Se pueden usar en la práctica, cuando están disponibles y la habilidad del auditor lo permita, pero generalmente no han estado en esa clase de uso práctico, y en la actualidad, con esta terapia, no son necesarias. Algún químico, uno de estos días va a inventar un "gas de trance" perfecto, espero, que acelerará el aclaramarato como para usarse en la práctica general. Ahora mismo podemos pasarnos sin ellos, no importa lo deseables que puedan ser en el futuro.

Luz de gas: una obra de Patrick Hamilton (posteriormente llamada Angel Street -La calle del ángel) en la que un hombre trata de volver loca a su esposa.

Reóstato: un instrumento eléctrico usado para controlar la corriente variando la resistencia.

Comida y juegos: a finales de la historia de Roma, los líderes del gobierno y el comercio romano daban comida gratis y ofrecían juegos gratis (circo) para el populacho de Roma.

Grand Coulee: una gran presa de cemento situada en el río Columbia, en Washington central.

Lámpara: elemento de los aparatos de radio y televisión de forma parecida a la bombilla eléctrica.

Condensador: un aparato que almacena carga eléctrica.

Monomaníaco: uno que sufre de una obsesión con una idea o interés.

Tomás de Torquemada: (¿1420?-1498) monje dominico español. Organizó la Inquisición en España; se hizo célebre por la severidad de sus juicios y la crueldad de sus castigos.

Alejandro: Alejandro III, conocido como Alejandro Magno (356323 a. de C.), rey de Macedonia (antiguo reino situado en lo que hoy es Grecia y Yugoslavia).

Retenedor: una orden engrámica que hace que un individuo permanezca en un engrama, a sabiendas o no.

Lesbos: isla griega en el mar Egeo. La palabra lesbiana procede del nombre de esta isla, del erotismo y homosexualidad atribuidos a Safo (antigua poetisa griega de Lesbos) y a sus seguidoras.

Filipo: Filipo 11 (382-336 a. de C.) rey de Macedonia, padre de Alejandro.

 

Capítulo SIETE:

La emoción y la fuerza vital

(primera parte)

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