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DE ARPAS ETERNAS; TOMO II

 ... " ¡Háblanos Padre nuestro, que tus hijos escuchan!".

Hubo unos momentos de silencio profundo para que cada uno buscara la unión con la Divinidad.

Acto seguido, Jhasua tomó la palabra para hacer con la brevedad que pudo, una exposición del estado espiritual y moral de la humanidad de entonces, descubriendo una por una todas sus llagas, sus enfermedades casi incurables a fuerza de ser crónicas, sus desequilibrios de todo género, en una palabra, su completa desorientación a contar desde el tiempo prehistórico, en el cual la antigua civilización Kobda había acercado a la Divina Idea, la humanidad de tres Continentes.

- Pasada aquella época -dijo- encendió el Eterno sus lumbreras en distintas regiones de la tierra, pero sus resplandores permanecieron pocos siglos a la vista de los hombres de buena voluntad, cuyas mentalidades nuevas, cedían por milésima vez a las tinieblas de errores, constituidos en leyes por los dirigentes de las multitudes.

"Tenéis la palabra -dijo- para esbozar vuestros respectivos programas". - Volver a la obra regeneradora de Krishna y Buda - dijo Gaspar el hindú. - Volver a la Ley de Moisés - dijo Melchor el maestro de Horeb y Sinaí. - i Krishna, Buda y Moisés!... dívina trilogía que trajo a la tierra la Luz de Jehová - exclamó uno de los ancianos de Moab.

- Todos los tres - dijo Filón- deben estar encerrados en el cofre de oro y cristal, del actual mensajero de la Eterna Idea, Jhasua de Nazaret. Que él esboce una síntesis de lo que será la doctrina que sembrará en esta hora de su Mesianismo, y nosotros pondremos todo nuestro esfuerzo para ser eficientes colaboradores suyos.

- Yo pienso - dijo Jhasua- que un verdadero Maestro de Divina Sabiduría, no puede nunca destruir lo que otros auténticos Maestros han enseñado, porque tal cosa sería como si !a Eterna Idea se hiciera guerra a Sí Misma.

"Pienso por el contrario, que los auténticos enviados divinos como Instructores de la humanidad deben estar de acuerdo en su enseñanza, aún cuando bien se comprende que pueda tener algunas variantes sin mayor importancia, y las cuales se justifican con el mayor o menor grado de comprensión de las porciones de humanidad a quienes se dirigen.

"Y si bien lo observamos bajo un severo análisis, los Kobdas de la prehistoria que civilizaron tres Continentes, no dieron una enseñanza diferente de la de Krishna, Buda y Moisés. Aquel período luminoso y fecundo en grandes obras de bien y de justicia, no tuvo otros horizontes que el amor fraterno, al cual dieron formas definitivas y tangibles en aquella vasta asociación de países que denominaron Gran Alianza.

' "Krishna y Buda fueron enviados al Asia Oriental; Moisés y Abel recibieron mandato para el Asia Occidental. En cuanto a mí, el postrero de todos ellos, tened por seguro que no haré más que reavivar los tintes, los tonos, los claro-obscuros del gran lienzo de la evolución humana, que todos los verdaderos Maestros de Divina Sabiduría copiamos de Ia Eterna Idea Madre.

"La enseñanza de todos !os Instructores, se ha basado en el Amor Universal, que es la gran Ley que rige los mundos.

"La enseñanza de Krishna fue como un reflejo diáfano de los antiguos Kobdas, de los cuales estaba aún cercano: freno duro para la injusticia y la prepotencia; decidida protección para los débiles y esclavizados. Treinta centurias han pasado, y el lejano oriente en general, no recuerda ya de Krishna sino que fue un valeroso príncipe que abatió a los usurpadores.

, "Tan sólo en unos pocos Santuarios-Escuelas se lee su "Baghavad-Gita"

en el que se ha resumido parte de su enseñanza más adelantada.

"Quince centurias han corrido desde. que Moisés grabó la Ley Divina en tablas de piedra para el pueblo, y sus cinco Libros para las mentes más cultivadas. "Seis centurias hace que Buda se despojó de todo, para enseñar con su propia inmolación, el desprendimiento de todos los goces materiales y groseros, cuando se busca Ilegar a una gran altura espiritual.

"Y la enseñanza de Krishna, de Moisés y de Buda ha sido igualmente falseada, adulterada y proscrita de todas las mentes y de todos los corazones, para substituirla por un monumental catafalco de prescripciones, ordenanzas y ritos, en conformidad con las tendencias interesadas de los dirigentes de pueblos, y de los interventores en el santuario de las conciencias.

"Mi enseñanza de hoy sufrirá la misma suerte, y sería necia ilusión pretender lo contrario. Mas, dada la evolución de la humanidad actual, será mayor el número de lámparas encendidas en las tinieblas que vendrán después de mí; lámparas que resistirán ardiendo hasta morir en los patíbulos, en las hogueras, en los circos, donde los arrojarán como a los vencidos en las guerras de conquista. Y el fraude, el engaño, la errónea interpretación de la Idea Divina, volverán a subir a flote enturbiando todas las aguas, hasta que los huracanes del final de ciclo, hayan barrido de la superficie de la tierra a todos los falseadores de la Verdad Eterna.

"¿Cuál será pues vuestra cooperación en mi doctrina? Constituir cada cual en su país, núcleos de discípulos conscientes para que sean los maestros del porvenir, con lo cual conseguiremos que sean más los salvados que los perdidos en las tinieblas de una nueva evolución en planetas inferiores, donde las condiciones de la vida física, nos causarían espanto a los hombres de la actualidad .

"Y para terminar os digo que, mi enseñanza para los pueblos estará basada en estas palabras de la ley de Moisés:

"AMA A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS Y AL PROJIMO COMO A TI MISMO".

- ¡Muy bien Jhasua!.. ¡Digno de ti!... -exclamó en alta voz el maestro Filón de Alejandría, mientras todos los demás habían expresado su conformidad sólo con movimientos de cabeza, con miradas encendidas de entusiasmo, con sonrisas que eran como una floración del alma-.

"Pero todo eso -continuó Filón- es código para las multitudes que no aspiran más que a su tranquilo bienestar material. Y para nosotros Jhasua, y para todos aquellos que como nosotros aspiran a conocer a esa Potencia Suprema que Ilamamos Qios. ¿Qué nos das Jhasua, qué nos das?

"El Enigma, el Misterio, el Incognoscible nos rodea por todas partes, y nuestra alma anhela saber algo de ese Dios al que quiere amar. Todos nosotros presentimos, adivinamos casi, la tumultuosa actividad, los torbellinos de vida, de fuerzas, de poderes sobrehumanos que gravitan lejos, cerca, y hasta dentro de nosotros mismos.

"La Ley de la Evolución nos dice mucho. La Ley de la preexistencia nos habla también alto. No obstante, las sombras son aún muy densas, y tú, encarnación del Pensamiento Divino, eres el Clamado a disolverlas en el mar diáfano de la Verdad sin velos".

Hubo un momento de expectativa silenciosa en que todos esperaban la contestación del gran Maestro.

- Filón, amigo mío - dijo con admirable serenidad Jhasua-, estás en lo justo, y yo también lo estoy en lo que te digo, que en mundos como la tierra , cuanto la Ciencia corre más a prisa que la moral, trae el desbordamiento de fuerzas tremendas, que nada ni nadie puede contener. Por tener más ciencia que moral, fueron tragadas por el abismo, la civilización Lemúrica y Atlántica. Juno y Numú, alumbraron a Lemuria con la lámpara suave del amor fraternal , antes que con la antorcha ardiente de la ciencia. Pero Lemuria, rompió los velos del Eterno Enigma antes del tiempo, y lo incognoscible la sepultó en su inmenso silencio, Anfión y Antulio iluminaron a la virgen de oro del Atlántico, y el último, le dio lo más que podía dárseles a mentes humanas del planeta tierra. Mas la ciencia de los atlantes, audaz y soberbia, rasgó con su estilete el velo del Santa Sanctorum, y la Suprema Potencia que obscurece a los soberbios y da su luz a los humildes, desató el tremendo desbordamiento de fuerzas desconocidas y la sepultó también en el eterno silencio.

'''La sabiduría más antigua que conocemos los hombres de esta hora, es la que nos dejaron en libretos de piedra los Flámenes Lemures, los Profetas Blancos de Atlántida y los Dacthylos del Atica.

"De ese rico venero, extrajeron los Kobdas de la Prehistoria, la capacidad de impulsar hacia la Verdad, el Bien y la Justicia a la humanidad de tres Continentes. Pero toda esa grandiosa ola de Sabiduría Divina, tan sólo osó levantar la punta del velo que oculta el Eterno Enigma; apenas lo suficiente para enseñar a los hombres, que Dios es Amor Infinito, Justicia Inexorable. Poder Absoluto , Energía Suprema, Vida eternamente renovada en todas y cada una de sus creaciones, desde los más radiantes soles que pueblan la inmensidad, hasta la más insignificante larva que forma su colonia en una burbuja de espuma, o en la grieta de un peñasco.

"El simbolismo incomprendido, de la célebre pareja del Paraíso, perdido por haber comido del árbol de la Ciencia que igualaba en sabiduría al hombre con su Creador, nos dice de la manera más sencilla y al alcance de todas las mentes, que este planeta con todo cuanto encierra, no es sino un organismo en formación, y que es pueril vanidad, y hasta estupenda locura, pretender subirle de un salto a la altura mental a que Ilegaron en centuplicados millones de siglos, los mundos radiantes habitados por Inteligencias tan poderosas y puras, que cooperan con la Suprema Potencia en la creación de nebulosas y , en la dirección de Sistemas Planetarios que aún no vislumbraron los hombres de esta tierra.

"Lo que sucedería con el embrión humano que está en formación en el seno materno, si se pretendiera conseguir prematuramente la hora del nacimiento, es lo que ocurre cuando se precipita la Ilegada de esta humanidad, al Templo-Luz del perfecto Conocimiento Divino.

"En nuestros Santuarios Esenios perdidos entre las grutas de las montañas , corre silenciosamente la antigua sabiduría condensada en los papiros de los Dacthylos de Antulio, que es el que más ha dicho entre los maestros de la más remota antigüedad. Su mensaje de aquella hora, estuvo casi exclusivamente dedicado a las exploraciones metafísicas, al punto de manifestarse como relator de poemas interplanetarios. A través de las crónicas de sus familiares y discípulos íntimos, podemos conocer la vida en planetas inferiores y muy superiores a la tierra. Podemos conocer la escala infinita, en la jerarquía ascendente de las inteligencias nacidas como chispas de la Eterna Llama Viva que las irradia de Sí Misma, como el sol su polvo de oro sobre nuestro pequeñito mundo.

';Mi guía - nos dice Antulio, en la crónica escrita por su madre Walkiria -, levantó una punta del gran Velo de los siete colores, detrás del cual !a Eterna Potencia perfectamente feliz en Sí Misma, emite de su seno oleadas interminables de chispas inteligentes y vivas, que con vertiginosa velocidad van difundiéndose en el éter, cual átomos de oro, hasta que los grandes guías de la evolución de los mundos, les van ubicando en 1os millares de millones de globos grandes y pequeños, por donde comienzan su progreso las nuevas oleadas de vida que emergen del divino seno materno, eternamente fecundo.

"Y no bien la punta del velo fue levantada, que un torrente de luz potentísima, me cegó, me aturdió, me traspasó de parte a parte, me produjo un vértigo enloquecedor, como si de pronto hubiera perdido todos los puntos de apoyo, y me encontrara absorbido por el vacío.

"No quieras ver más - dijo mi guía- porque con 1o poco que has visto, ~ has comprendido bien lo pequeña que es la criatura de evoluciones no perfectas, para ver a cara descubierta la Esencia Divina, que sólo resisten 1as inteligencias más superiores y puras, de las Legiones de Antorchas Eternas y de Fuegos Magnos, que ya no descenderán jamás a existencias físicas, en mundos donde las inteligencias se revisten temporalmente de carne".

"De las crónicas antulianas, sacaron su doctrina los sabios sacerdotes de la antigua Menfis en Egipto, los maestros de (as viejísimas Escuelas de Sabiduría de Golconda y de Madura, de donde la tomó Krishna; y que perseguida después por los Brahmanes; huyó a las cimas nevadas de !os Montes Himalaya, y a las selvas impenetrables del Thibet; de allí la copiaron los maestros de la antigua Persia y de la Samarcanda azul, que se confunde casi con la leyenda entre sus rocas color turquesa y sus arroyuelos de zafiros...

" 10h, Filón amigo mío!... creo que he hablado más de lo conveniente y que con lo que he dicho, tu corazón de niño ansioso de ver maravillas se habrá aquietado ante el impenetrable Enigma, cuyo amor a sus diminutas criaturas, le hace esconderse aún, para que ellas crezcan, vivan y se perpetúen glorificándole y amándole, en sus obras y en sus leyes, que son todas, vivas manifestaciones de su Eterno Amor paternal".

Filón corrió hacia el joven Maestro, y se abrazó de él con tanta efusión y ternura, que a más de uno de los presentes se les llenaron los ojos de Ilanto. Jhasua estrechó sobre su pecho, aquella hermosa cabeza en la cual brilla ban ya algunas hebras de plata, demasiado prematuras, y fruto quizá de la constante cavilación en que vivía por conocer la Esencia de ese Dios que su gran corazón quería amar.

- ¡Has aquietado mi corazón para siempre! - dijo Filón cuando la emoción le permitió hablar.

Los otros maestros comprendieron a través del discurso de Jhasua, mucho más de lo que habían comprendido hasta entonces, estudiando tan sólo los escasos fragmentos que en los viejos archivos de sus Escuelas se habían podido conservar.

-¿Estáis todos de acuerdo, en que en la hora actual, nuestra enseñanza a los pueblos sea basada en estas palabras de la Ley traída por Moisés?:

"¿Amar a Dios sobre todas la cosas y al prójimo como a ti mismo?" - preguntó Jhasua a los maestros que le rodeaban.

- ¡De acuerdo!... - contestaron todos -. Sólo el Amor puede tender un puente, sobre el abismo que hay entre la inteligencia humana y la Suprema Inteligencia - añadió Melchor.

- El camino del Amor es el más breve y el mejor iluminado - dijo Gaspar. - De todas las perfecciones de la Divina Esencia - dijo el maestro Abbas, el persa -, creo que el Amor es lo que más dulcifica la áspera vida humana en este planeta, y es una fuente de aguas permanentes en las que el hombre, sea de la evolución que sea, encontrará cuanto necesita para sobrellevar la carga de su existencia con ventajas para sí y para los demás.

- El Maestro lo ha dicho, y eso basta. A sembrar todos el rosal divino del Amor sobre la tierra - añadió uno de los ancianos de Moab.

- Los peñascos del Sahara se cubrirán de rosas bermejas - dijo el Profeta de los Tuareghs -, y en sus dunas amarillentas, surgirán jardines donde el mensajero de Amanai recogerá rosas color de púrpura. Veo manchas de sangre en los peñascales del Africa del Norte. Son tus héroes, son tus mártires de mañana, Niño-Luz, que has despertado con tu palabra, todos los resplandores que dormían en la niebla de mi pensamiento.

La primera reunión terminó con una ferviente acción de gracias a la Suprema Inteligencia que les había dejado entrever, las diáfanas claridades de su Esencia Divina.

En la segunda reunión se estudiaron los principios básicos de las más antiguas Escuelas de Divina Sabiduría, y se hizo un extracto de los que podrían darse a conocer de las masas populares que se acercasen voluntariamente á los núcleos instructores. Son los siguientes:

1° - La inmortalidad del alma humana, y su progreso constante a travésde múltiples existencias físicas, con el fin de conquistarse su propia felicidad. 2° - Que la Suprema Potencia, Dios, es el Bien, es el Amor, es la Justicia, y ha grabado en la esencia misma del alma humana, el principio eterno que es su única ley: "No hagas a otro /o que no quieras para ti:

Los dolores, los males, las Ilamadas desgracias ocurridas a los seres, no son castigos de esa Suprema Potencia; son tan sólo consecuencias de las transgresiones del hombre a la Divina Ley, si no en la vida presente, en una anterior.

3° - Para la Suprema Potencia, Dios, no hay seres privilegiados, porque tal afirmación sería una negación del Amor y de la Justicia Divina, que se derrama por igual sobre toda criatura emanada de EI. Hay solamente el Bien, atraído y conquistado, por el acierto y rectitud en el pensar y en el obrar.

4° - El alma humana es libre de obrar el bien o el mal. Si obra el bien, conquista el bien. Si obra el mal, atrae el mal.

5° - La muerte destruye tan sólo el cuerpo material, y da libertad al espíritu, que continúa viviendo ligado por el amor, a los que fueron en vidas físicas, sus afines, amigos o familiares, a los cuales sigue prestando apoyo y cooperación en toda obra de bien y de justicia. Son los ángeles tutelares más íntimos de que hablan todas las religiones.

6° - Sufrimiento eterno, no existe ni puede existir, porque la eternidad es sólo de Dios, que es Bien Supremo, y todo, absolutamente todo, ha de volver a EI. El sufrimiento lo mismo en la vida física, que después de la muerte, es sólo temporal hasta tanto que la inteligencia que sufre, ha comprendido la causa y aceptado los efectos, como medios de reparar el mal causado.

Una vez reparados los efectos causados por una mala acción, el alma sigue su camino eterno con mayores facilidades y luces, debido a la experiencia adquirida.

7° - Siendo Dios Señor Supremo, que sólo por expansión de su Amor, da vida a cuanto existe, sin pedir ni esperar de sus criaturas sino que sean eternamente felices, se deduce que las faltas en contra del amor, deben ser las que atraen al alma más dolorosas consecuencias, y asimismo, que las obras de amor, grandes o pequeñas, sean las que le atraigan mayor progreso, mayor conocimiento y más felicidad.

- Estos siete principios son adaptables a todas las mentalidades, y forman como un corolario a la Ley de Moisés, basada toda en el eterno principio: "No hagas a otro lo que no quieras para ti" - dijo Jhasua cuando el tío Jaime concluyó la lectura de (as anotaciones hechas.

-Ó lo que es igual: "Ama a tu prójimo como a ti mismo" según lo grabó Moisés en sus tablas de piedra - añadió el príncipe Melchor.

En los días siguientes se realizaron tres reuniones más, en las cuales los diez maestros trataron de encontrar, y encontraron, la perfecta armonía entre las enseñanzas esotéricas de las más antiguas Escuelas de Divina Sabiduría: la de los Flámenes Lemures, de los Profetas Blancos atlantes, de los Dacthylos del Atica y de los Kobdas del Nilo, todas las cuales están estratificadas en los Upanishad y el Baghavad Gita, de Krishna.

Moisés y Buda removieron luego la tierra de aquella maravillosa siembra, para que la Divina Simiente, germinara y fructificara de nuevo.

Habían encontrado el camino del bien y de la justicia para las multitudes en los siete principios ya enumerados; ahora Ilegaron a fijar otros siete para los que anhelaban escalar la montaña santa del Conocimiento Superior. Aceptaron en primer término las seis virtudes básicas que exigía Buda para los buscadores de perfección, mediante la unión íntima con la Divinidad:

1 ° - La caridad con el prójimo.

2° - La pureza de vida en pensamiento, palabra y obra. 3° - La paciencia en todas las circunstancias de la vida.

4° - Valor para perseverar en el sendero elegido, no obstante las opiniones diversas del mundo.

5° - La concentración espiritual o meditación, buscando el propio conocimiento y la energía de la Eterna Potencia.

6° - Consagración a la ciencia, que nos descubre las obras y leyes de Dios y nos hace útiles a la humanidad.

A estas seis virtudes exigidas por Buda, añadieron laque Krishna consideraba como indispensable, para que el espíritu adelantado fuera investido por la Suprema Ley, de los poderes necesarios, para neutralizar y a veces anular los males de la vida humana o sea, el desinterés. Esta era pues la séptima virtud que juntamente con las seis anteriores formaban el extracto de la enseñanza que Ilevarían a la práctica los que quisieran llegar a la perfección, y por ella, a la más íntima unión con la Divinidad, a ser Uno con Dios.

¿Qué océano inmenso de amor debía pues, ser el alma del hombre, que quisiera llegar a esta altura!

- ¡Hacer el bien, siempre el bien, con un afán incansable, sin esperar !a compensación del éxito, y sin temer el fracaso! - exclamó Jhasua como subyugado por la interna visión de una Belleza Suprema -.

" ¡Así es Dios!... – continuó -, así es el Dios que se da siempre, eternamente, manteniéndose en imperturbable serenidad, ante el continuado mal uso que hacen sus criaturas de los dones de su Creador.

-¿Cuándo llegaremos a ese radiante estado de conciencia, que nos mantenga perfectamente tranquilos ante la idea del éxito o del fracaso? - preguntó a la reunión el príncipe Melchor, cuya vehemencia de temperamento, aún no estaba apagado por completo, no obstante las experiencias que había pasado y los estudios superiores a que llevaba consagrados 25 años de su vida.

- Cuando hayamos logrado poner en práctica (os siete principios de la vida perfecta - contestó Jhasua con una solemnidad de inspirado, por cuyos labios parecía cruzar en ese instante, el soplo divino del Eter no Enigma.

Tomaron asimismo la disposición de que los nueve maestros que rodeaban a Jhasua, escribiera cada cual por separado, una vez vueltos a sus respectivos países y moradas, un tratado pequeño que se denominaría "Comentarios a los catorce principios de Divina Sabiduría, esbozados en la reunión de maestros del Monte Hor".

Una vez escritos, debían ser remitidos a Jhasua, para que les pusiera el sello de oro de su aprobación, y que quedaran en definitiva como base perfectamente unida y sólida, de una enseñanza capaz de levantar el nivel moral de la humanidad, en los dos milenios que faltaban para finalizar un nuevo ciclo de evolución humana terrestre.

Terminado así el trabajo de los diez maestros, en el cual pusieron ellos todo su esfuerzo y buena voluntad, probados con los sacrificios hechos para llegar al Monte Hor desde lejanas regiones, con la carga de ancianidades venerables, pues que sólo Filón de Alejandría no había aún llegado a los sesenta años, el Eterno Amor que jamás se deja sobrepasar en generosidad, les dio sin pedirla, una hermosa compensación.

El príncipe Melchor en su calidad de dueño de casa, quiso obsequiar a sus huéspedes con un festín en la misma Escuela, al cual fueron llamados los estudiantes de las pequeñas escuelas de Kades-Barnea y Esion-Geber, en las que se habían repartido los estudiantes de la Escuela-Madre, que era la del Monte Horeb, perdida en los peñascales escabrosos de Madian, donde el Horeb y el Sinaí se destacan con sombría majestad y tienen la consagración de la presencia lejana de Moisés.

Eran cincuenta solitarios del Monte Hor, más veintiuno de cada una de las dos pequeñas escuelas ya mencionadas, sumaban noventa y dos. Los maestros hacían llegar los comensales a ciento dos y el tío Jaime ciento tres...............................

 
 
 
 

 
 

 
         
         
       
       
       
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