MAS ALLÁ DE LA FELICIDAD Y LA INFELICIDAD HAY PAZ
EL PODER DEL AHORA
- ECKHART TOLLE
CAPÍTULO
NUEVE
EL BIEN
SUPERIOR MÁS ALLÁ DEL BIEN Y DEL MAL
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¿Hay
diferencia entre la felicidad y la paz interior?
Sí.
La felicidad depende de las condiciones que se perciben como
positivas. La paz interior, no.
¿No
es posible atraer sólo condiciones positivas a nuestra vida? Si nuestra
actitud y nuestro pensamiento son sólo positivos, manifestaríamos sólo
eventos y situaciones positivos ¿cierto?
¿Sabe
usted verdaderamente lo que es positivo y negativo? ¿Tiene el cuadro
general?
Ha habido muchas personas para quienes la limitación, el fracaso, la
pérdida, la enfermedad o el dolor en cualquier forma se convirtieron en
sus mayores maestros. Aprendieron a abandonar las falsas imágenes de sí
mismos y las metas y deseos superficiales dictados por el ego.
Obtuvieron profundidad, humildad y compasión. Se hicieron más reales.
Siempre
que le ocurre algo negativo, hay una profunda lección escondida en ello,
aunque usted no pueda verla en el momento. Incluso una enfermedad breve
o un accidente puede mostrarle lo que es real e irreal en su vida, lo
que en últimas importa y lo que no.
Vistas desde una perspectiva más alta, las condiciones son
siempre positivas. Para ser más preciso: no son ni positivas ni
negativas. Son como son. Y cuando usted vive en una aceptación
completa de lo que es -que es la única forma cuerda de vivir- no hay
"bueno" ni "malo" en su vida. Sólo hay un bien superior, que incluye el
"mal". Visto desde la perspectiva de la mente, sin embargo, hay bien
y mal, gusto y disgusto, amor y odio. Por eso en el Libro del Génesis,
se dice que Adán y Eva no pudieron seguir viviendo en el "paraíso"
cuando "comieron del árbol del conocimiento del bien y del mal".
Eso
me suena a negación y autoengaño. Cuando algo terrible me ocurre a mí o
a alguien cercano a mí -accidente, enfermedad, dolor o alguna muerte-
puedo aparentar que no es malo, pero el hecho demuestra que es malo,
¿así que por qué negarlo?
Usted no está aparentando nada. Está permitiendo que sea como es, eso
es todo. Ese "permitir ser" lo lleva más allá de la mente con sus
patrones, de resistencia que crean las polaridades positiva y negativa.
Es un aspecto esencial del perdón. El perdón del presente es incluso más
importante que el perdón del pasado. Si usted perdona cada momento -le
permite que sea como es- no habrá acumulación de resentimiento que
necesita ser perdonado más adelante en algún momento.
Recuerde
que no estamos hablando de felicidad aquí. Por ejemplo, cuando acaba de
morir un ser amado o cuando siente que su propia muerte se aproxima,
usted no puede ser feliz. Es imposible. Pero puede estar en paz. Puede
haber tristeza y lágrimas, pero en caso de que haya abandonado la
resistencia, bajo la tristeza usted sentirá una profunda serenidad, una
quietud, una presencia sagrada. Esa es la emanación del Ser, esa es la
paz interior, el bien que no tiene contrario.
¿Y
si es una situación en la que puedo hacer algo? ¿Cómo puedo permitirle
ser y cambiarla al
mismo tiempo?
Haga
lo que tiene que hacer.
Mientras tanto acepte lo que es. Puesto que mente y resistencia
son sinónimos, la aceptación lo libera inmediatamente del dominio de su
mente y así lo vuelve a conectar con el Ser. Como resultado, las
motivaciones habituales del ego para "actuar" -el miedo, la codicia, el
control, la defensa o alimentación del falso sentido de sí mismo-
dejarán de operar. Ahora está al mando una inteligencia mucho mayor que
la mente, y por lo tanto fluirá en su actuación una calidad diferente de
conciencia. "Acepta lo que venga tejido en el diseño de tu destino
porque, ¿qué podría acomodarse más adecuadamente a tus necesidades?"
Esto fue escrito hace dos mil años por Marco Aurelio, uno de esos seres
humanos extraordinariamente escasos que tuvieron el poder mundano al
mismo tiempo que la sabiduría.
Parece que la mayoría de las personas necesita experimentar mucho
sufrimiento antes de abandonar la resistencia y aceptar, antes de
perdonar. En cuanto lo hacen, ocurre uno de los mayores milagros: el
despertar de la conciencia del Ser a través de lo que parece ser el mal,
la transmutación del sufrimiento en paz interior. El efecto final de
todo el mal y el sufrimiento que hay en el mundo consistirá en que los
seres humanos se darán cuenta de quiénes son más allá del nombre y la
forma. Así, lo que percibimos como mal desde nuestra limitada
perspectiva es en realidad parte del bien superior que no tiene
contrario. Esto, sin embargo, no se hace verdad para usted sino por
medio del perdón. Hasta que eso ocurra, el mal no habrá sido redimido y
por lo tanto seguirá siendo mal.
Por
medio del perdón, que esencialmente consiste en reconocer la
insustancialidad del pasado y permitir al momento presente ser como es,
el milagro de la transformación ocurre no sólo interiormente sino
exteriormente. Surge un espacio silencioso de intensa presencia en usted
y a su alrededor. Cualquier persona o cosa que penetre en ese campo de
conciencia será afectado por él, a veces visible e inmediatamente y
otras veces en niveles más profundos con la aparición de cambios
evidentes después. Usted disuelve la discordia, cura el dolor, disipa la
inconsciencia -sin hacer nada-, simplemente siendo y manteniendo esa
frecuencia de intensa presencia.
EL FINAL DEL DRAMA DE SU VIDA
En
ese estado de aceptación y de paz interior, aunque no pueda llamarse
"mal", ¿podría llegar algo a la vida de lo que se llama "mal" desde una
perspectiva de conciencia ordinaria?
La
mayoría de las llamadas cosas malas que ocurren en la vida de las
personas se deben a la inconsciencia. Son creadas por uno mismo, o más
bien creadas por el ego.
A veces me refiero a esas cosas como "drama". Cuando usted es plenamente
consciente, el drama ya no viene a su vida. Déjeme recordarle brevemente
cómo opera el ego y cómo crea el drama.
El
ego es la mente no observada que gobierna su vida cuando usted no está
presente como la conciencia testigo, como el que observa. El ego se
percibe a sí mismo como un fragmento separado en un universo hostil, sin
conexión real interior con ningún otro ser, rodeado de otros egos que, o
bien ve como una amenaza potencial o que intentará usar para sus propios
fines. Los patrones básicos del ego están diseñados para combatir su
propio miedo y su sensación de carencia, que están profundamente
arraigados. Son la resistencia, el control, el poder, la codicia, la
defensa, el ataque. Algunas de las estrategias del ego son
extremadamente inteligentes, pero nunca resuelven verdaderamente ninguno
de sus problemas, simplemente porque el ego mismo es el problema.
Cuando los egos se juntan, sea en las relaciones personales o en las
organizaciones o instituciones, ocurren cosas "malas" tarde o temprano:
drama de un tipo u otro, en forma de conflicto, problemas, luchas de
poder, violencia física o emocional, etcétera. Esto incluye males
colectivos tales como la guerra, el genocidio y la explotación, todos
debidos a la inconsciencia masificada. Más aún, muchos tipos de
enfermedades son causados por la resistencia continua del ego, que
produce restricciones y bloqueos en el flujo de energía que circula por
el cuerpo. Cuando usted se vuelve a conectar con el ser y no está ya
dominado por su mente, deja de crear esas cosas. Ya no crea o participa
en el drama.
Siempre que dos o más egos se juntan, sigue el drama de uno u otro
tipo. Pero incluso si usted vive totalmente solo, puede crear su propio
drama. Cuando usted siente pesar de usted mismo, hay drama. Cuando se
siente culpable o ansioso, crea drama. Cuando permite que el pasado o el
futuro oscurezcan el presente, usted está creando tiempo, tiempo
psicológico, el material del que está hecho el drama. Siempre que usted
no está honrando el momento presente permitiéndole
ser, usted está creando
drama.
La
mayoría de las personas están enamoradas del drama particular de su
vida. Su historia es su identidad. El ego gobierna su vida. Tienen todo
su sentido de ser invertido en él. Incluso su búsqueda -habitualmente
sin éxito- de una respuesta, de una solución o de curación forma parte
de él. Lo que más temen y se resisten a aceptar es el fin de su drama.
Mientras sean su mente, lo que más temen y a lo que más se resisten es a
su despertar.
Cuando
usted vive en una aceptación completa de lo que es, ese es el final de
todo drama en su vida. Nadie puede tener siquiera una discusión con
usted, no importa cuánto lo intente. Usted no puede discutir con una
persona completamente consciente. Una discusión implica identificación
con su mente y una posición mental, así como resistencia y reacción a la
posición de la otra persona.
El resultado es que los polos opuestos se energizan mutuamente. Esa es
la mecánica de la inconsciencia. Usted puede todavía establecer su
punto de vista clara y firmemente, pero no habrá fuerza reactiva tras
ella, ni defensa o ataque. Por ello, no se convertirá en drama.
Cuando usted es completamente consciente, deja de estar en conflicto.
"Nadie que está en unión consigo mismo puede siquiera concebir el
conflicto", afirma Un Curso sobre Milagros. Esto se refiere no sólo
al conflicto con las demás personas sino más fundamentalmente al
conflicto consigo mismo, que cesa cuando ya no hay ningún choque
entre las demandas y expectativas de su mente y lo que es.
LA IMPERMANENCIA Y LOS CICLOS DE LA VIDA
Sin
embargo, mientras usted esté en la dimensión física y ligado a la mente
humana colectiva, el dolor físico -aunque raro- es aún posible. Esto no
debe confundirse con el sufrimiento, con el dolor mental-emocional.
Todo sufrimiento es creado por el ego y se debe a la resistencia.
Además, mientras usted esté en esta dimensión, aún está sujeto a su
naturaleza cíclica y a la ley de la impermanencia de todas las cosas,
pero ya no percibe esto como "malo". Simplemente es.
Al
permitir el "ser" de todas las cosas, se le revela una dimensión más
profunda bajo el juego de los contrarios como una presencia permanente,
una profunda quietud que no cambia, una alegría sin causa que está más
allá del bien y del mal. Esta es la alegría del Ser, la paz de Dios.
En
el nivel de la forma, hay nacimiento y muerte, creación y destrucción,
crecimiento y disolución de las formas aparentemente separadas. Esto se
refleja en todas partes: en el ciclo vital de una estrella o un planeta,
en un cuerpo físico, un árbol, una flor, en el surgimiento y la caída de
las naciones, los sistemas políticos, las civilizaciones; y en los
inevitables ciclos de ganancia y pérdida de la vida de un individuo.
Hay
ciclos de éxito, cuando las cosas vienen a usted y prosperan, y ciclos
de fracaso, cuando se retiran o se desintegran y usted tiene que
dejarlas ir para dejar espacio a que surjan cosas nuevas, o para que
ocurra la transformación. Si usted se aferra y se resiste en este punto,
significa que está rehusando seguir el flujo de la vida, y sufrirá.
No es
cierto que el ciclo ascendente sea bueno y el descendente malo, excepto
en el juicio de la mente. El crecimiento se considera positivo
habitualmente, pero nada puede crecer por siempre. Si el crecimiento, de
cualquier tipo, continuara por siempre, se volvería eventualmente
monstruoso y destructivo. Se necesita la disolución para que pueda
ocurrir nuevo crecimiento. Uno no puede existir sin la otra.
El
ciclo descendente es absolutamente esencial para la realización
espiritual. Usted debe haber fracasado profundamente en algún nivel o
experimentado una pérdida o un dolor profundos para ser llevado a la
dimensión espiritual. O quizás el mismo éxito se volvió vacío y sin
significado y así resultó un fracaso. El fracaso se esconde en cada
éxito y el éxito en cada fracaso. En este mundo, que permanecerá en el
nivel de la forma, las personas "fracasan" tarde o temprano, por
supuesto, y cada logro eventualmente se convierte en nada. Todas las
formas son impermanentes.
Usted puede de todos modos ser activo y disfrutar el crear nuevas
formas y circunstancias, pero no se identificará con ellas. No las
necesita para obtener un sentido de sí mismo. No son su vida, sólo su
situación vital.
Su
energía física también está sujeta a ciclos. No puede estar siempre en
un tope. Habrá épocas de energía baja así como otras de energía alta.
Habrá periodos en los que usted es muy activo y creativo, pero también
puede haber otros en los que todo parece estar estancado, cuando parece
que usted no llega a ninguna parte, no logra nada. Un ciclo puede durar
desde unas horas hasta varios años. Hay grandes ciclos y ciclos cortos
dentro de los largos. Muchas enfermedades se producen por luchar contra
los ciclos de energía baja, que son vitales para la regeneración. La
compulsión a actuar y la tendencia a derivar su sentido del propio valor
y de la identidad de factores externos tales como el éxito, es una
ilusión inevitable mientras usted esté identificado con la mente.
Esto
le hace difícil o imposible aceptar los ciclos bajos y permitirles ser.
Así, la inteligencia del organismo puede tomar el control como una
medida autoprotectora y producir una enfermedad para forzarlo a
detenerse, de modo que pueda tener lugar la regeneración necesaria.
La
naturaleza cíclica del universo está estrechamente ligada con la
impermanencia de todas las cosas y situaciones. El Buda hizo de esto una
parte central de su enseñanza. Todas las condiciones son altamente
inestables y están en flujo constante, o, como él lo expresó, la
impermanencia es una característica de toda condición, de toda situación
que usted pueda enfrentar en su vida. Estas cambiarán, desaparecerán o
ya no le satisfarán. La impermanencia es también fundamental en el
pensamiento de Jesús: "No guarden tesoros en la tierra, donde la polilla
y la herrumbre los consumen y donde los ladrones entran y roban..."
Mientras una condición se considere "buena" por la mente, sea una
relación, una posesión, un papel social, un lugar o su cuerpo físico, la
mente se apega a ella y se identifica con ella. Lo hace feliz, lo hace
sentirse bien consigo mismo y puede formar parte de lo que usted es o de
lo que cree que es. Pero nada dura en esta dimensión donde la polilla y
la herrumbre consumen. O termina o cambia o sufre un cambio de
polaridad: la misma condición que era buena ayer o el año pasado se ha
vuelto mala de repente o gradualmente. La misma condición que lo hizo
feliz, lo hace entonces infeliz. La prosperidad de hoy se vuelve el
consumismo vacío de mañana. El matrimonio y la luna de miel felices se
convierten en el divorcio o la coexistencia desdichada. O la condición
desaparece, así que su ausencia lo hace infeliz. Cuando una condición o
situación a la que la mente se ha apegado y con la que se ha
identificado cambia o desaparece, la mente no puede aceptarlo. Se
aferrará a la condición que desaparece y se resistirá al cambio. Es casi
como si le arrancaran un miembro del cuerpo.
A
veces oímos decir que personas que han perdido todo su dinero o cuya
reputación se ha arruinado, se suicidan. Estos son los casos extremos.
Otros, cuando tienen una gran pérdida de un tipo u otro, simplemente se
vuelven profundamente infelices o se hacen daño a sí mismos. No
pueden distinguir entre su vida y su situación vital. Hace poco leí
sobre una actriz famosa que murió a los ochenta y tantos años. Cuando su
belleza empezó a desvanecerse y a ser devastada por la vejez, ella se
volvió desesperadamente infeliz y se recluyó. También ella se había
identificado con una condición: su apariencia externa. Primero, la
condición le dio un sentido feliz de sí misma, luego uno infeliz. Si
hubiera sido capaz de conectarse con la vida sin forma y sin tiempo de
su interioridad, podría haber observado y permitido el marchitamiento de
su forma externa desde un lugar de serenidad y paz. Más aún, su forma
externa se habría vuelto cada vez más transparente a la luz de su
naturaleza verdadera y sin edad que brillaba a través de ella, así que
su belleza no se habría marchitado sino simplemente se habría
transformado en belleza espiritual. Sin embargo, nadie le dijo que esto
era posible. El tipo de conocimiento más esencial no es todavía
ampliamente accesible.
El
Buda enseñó
que incluso la felicidad es dukkha, una palabra pali que significa
"sufrimiento" o "insatisfacción". Es inseparable de su contrario.
Esto significa que su felicidad e infelicidad son de hecho una sola
cosa. Sólo la ilusión del tiempo las separa.
Esto
no es ser negativo. Es simplemente reconocer la naturaleza de las cosas,
de modo que no persiga una ilusión por el resto de su vida. Tampoco es
decir que no debería apreciar ya las cosas o condiciones placenteras o
bellas. Pero buscar en ellas algo que no pueden dar -una identidad, un
sentido de permanencia y de realización- es una receta para la
frustración y el sufrimiento. Toda la industria de la publicidad y la
sociedad de consumo se derrumbarían si la gente se iluminara y dejara de
buscar su identidad a través de las cosas. Cuanto más busque la
felicidad por este medio, más lo eludirá. Nada exterior lo
satisfará excepto temporal y superficialmente, pero puede que necesite
experimentar muchas desilusiones antes de darse cuenta de esta verdad.
Las cosas y las condiciones externas pueden darle placer, pero no pueden
darle alegría. Nada puede darle alegría. La alegría no tiene causa y
surge de adentro como alegría de Ser. Es parte esencial del estado
interior de paz, el estado que ha sido llamado la paz de Dios. Es su
estado natural, no algo para lo que usted tiene que trabajar duro o que
tiene que esforzarse por alcanzar.
Muchas
personas nunca se dan cuenta de que no puede haber "salvación" en nada
que hagan, posean o alcancen. Los que se dan cuenta de ello a menudo se
cansan del mundo y se deprimen: si nada puede darle verdadera
realización, ¿qué queda para luchar por ello? ¿Qué sentido tiene todo?
El
profeta del Antiguo Testamento debió llegar a tal comprensión cuando
escribió: "He visto todo lo que se ha hecho bajo el sol y todo es
vanidad y esforzarse contra el viento". Cuando usted llega a este punto,
está a un paso de la desesperación y a un paso de la iluminación.
Un
monje budista me dijo una vez: "Todo lo que he aprendido en los
veinte años que llevo de monje puedo resumirlo en una frase: todo lo que
surge se desvanece. Eso es lo que sé". Lo que quería decir, por
supuesto, era esto: he aprendido a no ofrecer resistencia a lo que
es; he aprendido a dejar ser al momento presente y a aceptar la
naturaleza impermanente de todas las cosas y condiciones. Así he
encontrado la paz.
No
ofrecer resistencia a la vida es estar en un estado de gracia, sosiego y
levedad.
Ese estado ya no depende de que las cosas sean de cierto modo, buenas o
malas. Parece casi paradójico, sin embargo que cuando su dependencia
interior de la formas ha desaparecido, las condiciones generales de su
vida, las formas externas, tienden a mejorar en gran medida. Las cosas,
las personas o las condiciones que usted pensaba que necesitaba para su
felicidad llegan ahora a usted sin esfuerzo de su parte y usted está
libre para gozarlas y apreciarlas, mientras duren. Todas esas cosas, por
supuesto, se irán, los ciclos irán y vendrán, pero una vez
desaparecida la dependencia ya no hay temor a la pérdida. La vida fluye
con facilidad.
La
felicidad que se deriva de una fuente secundaria nunca es muy profunda.
Es sólo un pálido reflejo de la felicidad de Ser, la paz vibrante que
usted encuentra en su interior cuando entra en el estado de no
resistencia. El Ser lo lleva más allá de los polos opuestos de la
mente y lo libera de la dependencia de la forma. Incluso si todo
se derrumbara a su alrededor, aún sentiría un profundo núcleo interior
de paz. Puede que no sea feliz, pero estará en paz.
USAR
Y ABANDONAR LA NEGATIVIDAD
Toda
resistencia interior se experimenta como negatividad en una forma u
otra. Toda negatividad es resistencia. En este contexto, las dos
palabras son casi sinónimos. La negatividad va de la irritación o la
impaciencia a la rabia furiosa, de un humor depresivo o un resentimiento
sombrío a la desesperación suicida. A veces la resistencia dispara el
cuerpo del dolor emocional, en cuyo caso incluso una situación sin
importancia puede producir negatividad intensa, tal como ira, depresión
o tristeza profunda.
El
ego cree que por medio de la negatividad puede manipular la realidad y
conseguir lo que quiere. Cree que por medio de ella puede atraer una
condición deseable o disolver una indeseable. Un Curso sobre Milagros
señala con razón que, siempre que usted es infeliz, existe la creencia
inconsciente de que la infelicidad le "compra" lo que quiere. Si "usted"
-la mente- no creyera que la infelicidad funciona, ¿por qué la crearía?
El hecho es, por supuesto, que la negatividad no funciona. En lugar de
atraer una condición deseable, impide que surja. En lugar de disolver
una indeseable, la mantiene en su lugar. Su única función "útil" es que
refuerza el ego y por eso al ego le encanta.
Una
vez que usted se ha identificado con alguna forma de negatividad, no
quiere abandonarla y en un nivel profundamente inconsciente, no quiere
un cambio positivo. Amenazaría su identidad de persona deprimida,
iracunda, difícil. Entonces usted ignorará, negará o saboteará lo
positivo de su vida. Este es un fenómeno común. Es también demencial.
La
negatividad es totalmente antinatural. Es un contaminante psíquico y hay
un vínculo profundo entre el envenenamiento y la destrucción de la
naturaleza y la gran cantidad de negatividad que se ha acumulado en la
psique humana colectiva. Ninguna otra forma de vida en el planeta conoce
la negatividad, sólo los seres humanos, lo mismo que ninguna otra forma
de vida viola y envenena la Tierra que la sostiene. ¿Ha visto usted
alguna vez una flor infeliz o un roble estresado? ¿Alguna vez se ha
encontrado un delfín deprimido, una rana con problemas de autoestima, un
gato que no puede relajarse o un pájaro que arrastra odio y
resentimiento? Los únicos animales que pueden experimentar
ocasionalmente algo parecido a la negatividad o mostrar signos de
conducta neurótica son los que viven en contacto estrecho con el hombre
y que por eso se vinculan a la mente humana y a su locura.
Observe
cualquier planta o animal y permita que le enseñe la aceptación de lo
que es, la entrega al Ahora. Deje que le enseñe Ser. Deje que le enseñe
integridad, lo que significa ser uno, ser usted mismo, ser real. Deje
que le enseñe a vivir y a morir y no cómo convertir la vida y la muerte
en un problema.
He
vivido con varios maestros Zen, todos gatos. Incluso los patos me han
enseñado importantes lecciones espirituales. Sólo mirarlos es una
meditación. Cómo flotan tranquilamente, a gusto consigo mismos,
totalmente presentes en el Ahora, dignos y perfectos como sólo una
criatura sin mente puede estar. Ocasionalmente, sin embargo, dos patos
se enzarzarán en una pelea, a veces sin razón aparente, o porque uno se
ha metido en el espacio privado de otro. La pelea generalmente dura sólo
unos segundos, y después los patos se separan, nadan en diferente
dirección y aletean vigorosamente unas cuantas veces. Continúan entonces
nadando tranquilamente como si la pelea nunca hubiera ocurrido. Cuando
observé esto por primera vez, noté de repente que al mover las alas
estaban liberando el exceso de energía, evitando así quedar atrapados en
su cuerpo y caer en la negatividad. Esto es sabiduría natural y es fácil
para ellos porque no tienen una mente que mantenga vivo el pasado
innecesariamente y que construya una identidad en torno a él.
¿No
podría una emoción negativa contener también un mensaje importante? Por
ejemplo, si a menudo me siento deprimido, puede ser una señal de que
algo anda mal en mi vida y puede forzarme a mirar mi situación vital y
hacer algunos cambios. Así que necesito escuchar lo que la emoción me
está diciendo y no rechazarla simplemente como negativa.
Sí,
las emociones negativas recurrentes a menudo contienen un mensaje, lo
mismo que las enfermedades. Pero cualquier cambio que usted haga, sea
que tenga que ver con su trabajo, con sus relaciones o con lo que lo
rodea, es en últimas sólo cosmético a menos que surja de un cambio en su
nivel de conciencia. Y en cuanto a esto, sólo puede significar una cosa:
volverse más presente. Cuando usted ha alcanzado cierto nivel de
presencia, no necesita la negatividad para decirle lo que es necesario
en su situación vital. Pero mientras la negatividad esté ahí, úsela.
Úsela como una especie de señal que le recuerde estar más presente.
¿Cómo evitamos que surja la negatividad y cómo nos libramos de ella
cuando aparece?
Como
dije, evite que surja estando completamente presente. Pero no se
desanime. Hay aún pocas personas en el planeta que pueden mantener un
estado de presencia continua, aunque algunos están cerca de ello.
Pronto, creo, habrá muchos más.
Siempre
que se dé cuenta de que ha surgido alguna forma de negatividad en usted,
mírela no como un fracaso sino como una señal útil que le dice:
"Despierta. Sal de la mente. Vive el
presente".
Hay
una novela de Aldous Huxley titulada La Isla, escrita en sus últimos
años, cuando se interesó mucho en las enseñanzas espirituales. Cuenta la
historia de un náufrago en una isla remota separada del resto del mundo.
Esta isla contiene una civilización única. Lo inusual de ella es que sus
habitantes, al contrario de los del resto del mundo, son realmente
cuerdos. La primera cosa que el hombre nota son unos papagayos coloridos
encaramados en los árboles, que continuamente cotorrean las palabras
"Atención. Aquí y Ahora. Atención. Aquí y Ahora". Luego nos enteramos de
que los isleños les han enseñado estas palabras para que les recuerden
constantemente mantenerse presentes.
Así
que siempre que sienta la negatividad surgiendo en usted, causada por un
factor externo, por un pensamiento o por nada en particular de lo que
sea consciente, véala como una voz que le dice
"Atención. Aquí y Ahora. Despierta".
Incluso la más leve irritación es significativa y debe ser reconocida y
observada; en caso contrario, habrá una acumulación de reacciones no
observadas. Como dije antes, usted puede ser capaz de soltarla una vez
se dé cuenta de que no quiere tener este campo de energía dentro de
usted y de que no sirve para nada. Pero entonces asegúrese de que la
suelta completamente. Si no puede hacerlo, acepte que está ahí y ponga
su atención en ese sentimiento, como señalé anteriormente.
Como
alternativa a abandonar una reacción negativa, puede hacerla desaparecer
imaginando que usted se hace transparente a la causa externa de la
reacción. Le recomiendo que practique esto al principio con cosas
pequeñas, incluso triviales. Digamos que está sentado tranquilamente
en casa. De repente se oye el sonido penetrante de la alarma de un auto
al otro lado de la calle. Surge la irritación. ¿Qué sentido tiene la
irritación? Ninguno en absoluto. ¿Por qué la creó usted? No lo hizo, fue
la mente. Fue totalmente automático, totalmente inconsciente. ¿Por qué
la creó la mente? Porque tiene la creencia inconsciente de que su
resistencia, que usted experimenta como negatividad o infelicidad de
alguna forma, disolverá en alguna medida la condición indeseable. Esto,
por supuesto, es un engaño. La resistencia que crea, la irritación o ira
en este caso, es mucho más perturbadora que la causa original que está
tratando de disolver.
Todo
esto puede transformarse en práctica espiritual. Siéntase a sí mismo
volviéndose transparente, como quien dice, sin la solidez de un cuerpo
material. Ahora permita que el sonido, o lo que sea que cause la
reacción negativa, pase a través de usted. Ya no golpeará una "pared"
sólida dentro de usted. Como dije, practique con cosas pequeñas primero.
La alarma del auto, el perro que ladra, los niños que gritan, la
congestión de tráfico. En lugar de tener un muro de resistencia dentro
de usted que es golpeado constante y dolorosamente por las cosas que "no
deberían estar sucediendo", deje que todo pase a través de usted.
Alguien
le dice algo indelicado o con la intención de molestarlo. En lugar de
tener una reacción negativa inconsciente, como ataque, defensa o
repliegue, permita que pase a través de usted.
No ofrezca resistencia. Es como si ya no hubiera nadie ahí que
pudiera ser herido. Eso es el perdón. En esa forma, usted se vuelve
invulnerable. Usted puede decirle a esa persona de todos modos que su
conducta es inaceptable, si eso es lo que escoge hacer. Pero esa persona
ya no tiene el poder de controlar su estado interior. Usted está
entonces en su propio poder, no en el de la otra persona, y tampoco está
gobernado por su mente. Se trate de una alarma de auto, una persona
descortés, una inundación, un terremoto o la pérdida de todas sus
posesiones, el mecanismo de resistencia es el mismo.
He
practicado la meditación, he ido a talleres, he leído muchos libros
sobre espiritualidad, intento estar en un estado de no resistencia, pero
si usted me pregunta si he encontrado paz interior verdadera y duradera,
honestamente debo contestar que no. ¿Por qué no la he encontrado? ¿Qué
más puedo hacer?
Todavía está buscando afuera, y no puede salir del estado de búsqueda.
Quizá el próximo taller tendrá la respuesta, quizá esa nueva técnica. Yo
le diría: no busque paz. No busque ningún otro estado que ese en el que
se encuentra ahora; de lo contrario, establecerá un conflicto interior y
una resistencia inconsciente. Perdónese a sí mismo por no estar en
paz. En el momento en que usted acepte completamente su falta de paz, se
transmutará en paz. Ese es el milagro de la entrega.
Usted puede haber oído la frase "ponga la otra mejilla", que un
gran maestro de la iluminación usó hace dos mil años. Estaba tratando
de comunicar simbólicamente el secreto de la
no resistencia y la
no reacción. En esa afirmación,
como en todas las otras que hizo, se refería sólo a su realidad
interior, no a la conducta externa de su vida.
¿Conoce la historia de Banzan? Antes de convertirse en un gran maestro
Zen, pasó muchos años en la búsqueda de la iluminación, pero esta lo
eludía. Entonces un día, cuando caminaba por el mercado, oyó una
conversación entre un carnicero y su cliente. "Déme el mejor trozo de
carne que tenga", decía el cliente. Y el carnicero replicó: "Todos los
trozos de carne que tengo son el mejor. No hay un trozo de carne aquí
que no sea el mejor". Al oír esto, Banzán se iluminó.
Veo
que espera una explicación. Cuando
usted acepta lo que es, todo trozo de carne -todo momento- es el mejor.
En eso consiste la iluminación.
LA NATURALEZA DE LA COMPASIÓN
Al
ir más allá de los opuestos de la mente, usted se vuelve como un lago
profundo. La situación externa de su vida y lo que pase en ella, es la
superficie del lago. A veces calmada, a veces ventosa y tempestuosa, de
acuerdo con los ciclos y las estaciones. En el fondo, sin embargo, el
lago está siempre en calma. Usted es todo el lago, no sólo la
superficie, y está en contacto con su propia profundidad, que permanece
absolutamente calmada. Usted no se resiste al cambio aferrándose
mentalmente a ninguna situación. Su paz interior no depende de ello.
Usted habita en el Ser -inmutable, intemporal, inmortal- y ya no es
dependiente para la realización o la felicidad de ese mundo exterior que
se compone de formas constantemente fluctuantes. Usted puede gozar de
ellas, jugar con ellas, crear nuevas formas, apreciar la belleza de todo
ello. Pero no habrá necesidad de apegarse a ninguna.
Cuando usted se desapega así, ¿no significa que también se aleja de los
demás seres humanos?
Al
contrario. Mientras no es consciente del Ser, la realidad de los demás
seres humanos lo eludirá, porque no se ha encontrado a sí mismo. A su
mente le agradará o desagradará su forma, que no es solamente su cuerpo
sino que incluye su mente también. La verdadera relación se vuelve
posible sólo cuando hay una conciencia del Ser. Viniendo del Ser, usted
percibirá el cuerpo y la mente de otra persona como una especie de
pantalla detrás de la cual usted puede sentir la verdadera realidad del
otro, como siente la suya propia. Así pues, cuando confronta el
sufrimiento o la conducta inconsciente del otro, permanece presente y en
contacto con el Ser y es capaz de mirar más allá de la forma y percibir
el Ser radiante y puro de la otra persona a través del propio. En el
nivel del Ser, todo sufrimiento es reconocido como una ilusión. El
sufrimiento se debe a la identificación con la forma. A veces ocurren
milagros de sanación por medio de esta comprensión, al despertar en
otros la conciencia de Ser, si están listos.
¿En
eso consiste la compasión?
Sí.
La
compasión
es la conciencia de un vínculo profundo entre usted y todas las
criaturas. Pero hay dos aspectos en la compasión,
dos lados en ese vínculo. Por una parte,
puesto que usted todavía está aquí como un cuerpo físico, comparte la
vulnerabilidad y mortalidad de su forma física con todos los demás
hombres y con todo ser viviente. La próxima vez que diga "No tengo nada
en común con esta persona" recuerde que tiene mucho en común: dentro de
unos años -dos o setenta, no hay mucha diferencia- ambos se habrán
convertido en cadáveres que se pudren, luego en montones de polvo, luego
en nada. Esta es una comprensión que lo ayuda a ser sobrio y humilde y
deja poco campo al orgullo. ¿Es este un pensamiento negativo? No, es un
hecho. ¿Por qué cerrar los ojos ante él? En ese sentido, hay total
igualdad entre usted y todas las demás criaturas.
Una de las prácticas espirituales más poderosas es meditar
profundamente en la mortalidad de las formas físicas, incluida la
propia. A esto se le llama morir antes de morir. Entre en ello
profundamente. Su forma física se está disolviendo, no existe más.
Después viene un momento en que todas las formas de la mente o
pensamientos también mueren. Sin embargo usted está aún ahí, la
presencia divina que es usted. Radiante, completamente despierta. Nada
que fuera real murió nunca, sólo los nombres, las formas y las
ilusiones.
La
comprensión de esta dimensión inmortal, su verdadera naturaleza, es el
otro lado de la compasión.
En un nivel de percepción profundo, usted reconoce ahora no sólo su
propia inmortalidad sino a través de la suya la de todas las demás
criaturas también. En el nivel de la forma, usted comparte la
mortalidad y la precariedad de la existencia. En el nivel del Ser, usted
comparte la vida radiante, eterna. Estos son los dos aspectos de
la compasión. En la compasión, los sentimientos aparentemente opuestos
de tristeza y alegría se mezclan en uno y se transmutan en una profunda
paz interior. Esa es la paz de Dios. Es uno de los sentimientos más
nobles de los que el ser humano es capaz, y tiene un gran poder curativo
y transformador. Pero la verdadera compasión, como la he descrito,
todavía es escasa. Sentir profunda empatía con el sufrimiento de otro
ser ciertamente requiere un alto grado de conciencia, pero representa
sólo una cara de la compasión. No es completa. La verdadera
compasión va más allá de la empatía o simpatía. No ocurre hasta que la
tristeza se mezcla con la alegría, la alegría del Ser más allá de las
formas, la alegría de la vida eterna.
HACIA UN ORDEN DE REALIDAD DIFERENTE
No
estoy de acuerdo en que el cuerpo tiene que morir. Estoy convencido de
que podemos lograr la inmortalidad física. Creemos en la muerte y por
eso el cuerpo muere.
El
cuerpo no muere porque usted cree en la muerte. El cuerpo existe, o
parece existir, porque usted cree en la muerte. El cuerpo y la muerte
son parte de la misma ilusión, creada por el modo de conciencia
egotista, que no tiene conciencia de la Fuente de la vida y se ve a sí
mismo como separado y bajo una constante amenaza. Así pues, crea la
ilusión de que usted es un cuerpo, un denso vehículo físico que está
constantemente bajo amenaza.
Percibirse a sí mismo como un cuerpo vulnerable que nació y un poco más
tarde muere, es una ilusión. Cuerpo y muerte: una ilusión. Usted no
puede tener uno sin la otra. Usted quiere conservar una cara de la
ilusión y librarse de la otra, pero eso es imposible. O lo conserva todo
o renuncia a todo.
Sin
embargo, no puede escapar del cuerpo, ni tiene que hacerlo. El cuerpo es
una increíble percepción falsa de su verdadera naturaleza. Pero su
verdadera naturaleza está escondida en alguna parte dentro de esa
ilusión, no fuera de ella, así que el cuerpo es todavía el único punto
de acceso a ella.
Si
usted viera un ángel, pero lo confundiera con una estatua de piedra,
todo lo que tendría que hacer sería ajustar su visión y mirar más de
cerca la "estatua de piedra", no empezar a mirar a otra parte. Entonces
descubriría que nunca hubo una estatua de piedra.
Si
la creencia en la muerte crea el cuerpo ¿por qué un animal tiene cuerpo?
Un animal no tiene un ego y no cree en la muerte...
Pero
a pesar de ello, muere, o eso parece.
Recuerde
que su percepción del mundo es un reflejo de su estado de conciencia.
Usted no está separado de él y no hay mundo objetivo allá afuera.
En cada momento, su conciencia crea el
mundo que usted habita. Una de las grandes
comprensiones que ha surgido de la física moderna es la de la unidad
entre el observador y lo observado: la persona que dirige el experimento
-la conciencia observadora- no puede separarse de los fenómenos
observados, y una forma diferente de mirar hace que los fenómenos
observados se comporten de modo diferente. Si usted cree, en un
nivel profundo, en la separación y la lucha por la supervivencia,
entonces ve esta creencia reflejada alrededor de usted y sus
percepciones son gobernadas por el miedo. Usted habita un mundo de
muerte y de cuerpos que luchan, matan, y se devoran unos a otros.
Nada
es lo que parece ser. El mundo que usted crea y ve a través de la mente
egotista puede parecer un lugar muy imperfecto, incluso un valle de
lágrimas. Pero cualquier cosa que usted perciba es solamente una especie
de símbolo, como una imagen en un sueño. Es la forma en que su
conciencia interpreta e interactúa con la danza de energía molecular del
universo. Esta energía es la materia prima de la "llamada" realidad
física. Usted la ve como cuerpos y nacimiento y muerte, o como lucha por
la supervivencia. Es posible y de hecho existe, un número infinito de
interpretaciones completamente diferentes, de mundos completamente
diferentes, según la conciencia que los percibe. Cada ser es un punto
focal de conciencia y cada punto focal crea su propio mundo, aunque
todos los mundos están interconectados. Hay un mundo humano, un mundo de
las hormigas, un mundo de los delfines, etcétera. Hay innumerables seres
cuya frecuencia de conciencia es tan diferente de la suya, que
probablemente usted es inconsciente de su existencia, como ellos lo son
de la suya. Los seres altamente conscientes, que se dan cuenta de su
conexión con la Fuente y con los demás, habitarían un mundo que
parecería un reino celestial; y sin embargo todos los mundos son
finalmente uno.
Nuestro mundo humano colectivo se crea en gran medida por medio del
nivel de conciencia que llamamos mente. Incluso dentro del mundo
colectivo humano hay grandes diferencias, muchos "submundos" diferentes,
dependiendo de los que perciben o crean sus mundos respectivos. Puesto
que todos los mundos están interconectados, cuando la conciencia
colectiva humana se transforme, la naturaleza y el reino animal
reflejarán esa transformación. De ahí la frase de la Biblia que dice que
en los tiempos venideros "El león descansará con el cordero". Esto
señala la posibilidad de un orden de realidad completamente diferente.
El
mundo como se nos aparece ahora es en gran medida, como dije, un reflejo
de la mente egotista. Puesto que el miedo es una consecuencia inevitable
del error egotista, es un mundo dominado por el miedo. De la misma forma
en que las imágenes de un sueño son símbolos de estados y sentimientos
interiores, nuestra realidad colectiva es en gran medida una expresión
simbólica de miedo y de las pesadas capas de negatividad que se han
acumulado en la psique humana colectiva. No estamos separados de nuestro
mundo, así que cuando la mayoría de los seres humanos se libere del
engaño egotista, este cambio interior afectará a toda la creación. Usted
habitará literalmente en un mundo nuevo. Es un cambio en la conciencia
planetaria. El extraño dicho budista de que cada árbol y cada hoja de
hierba eventualmente se volverán iluminados, apunta a la misma verdad.
De acuerdo con San Pablo, toda la creación está esperando a que los
seres humanos se vuelvan iluminados. Así interpreto yo su dicho de que
"El universo creado está esperando con ansiedad a que el hijo de Dios
sea revelado". San Pablo continúa diciendo que toda la creación será
redimida por medio de esto: "Hasta el presente... todo el universo
creado en todas sus partes gime con dolores de parto".
Lo
que está naciendo es una nueva conciencia y, como su reflejo inevitable,
un nuevo mundo. Esto también se predice en el Libro de la Revelación del
Nuevo Testamento: "Entonces vi un nuevo cielo y una nueva tierra, porque
el primer cielo y la primera tierra habían desaparecido".
Pero
no confunda causa y efecto. Su
tarea primordial no
es buscar la salvación
por medio de la creación de un mundo mejor, sino
despertar de la identificación con la forma.
Entonces usted no está atado a este mundo, a este nivel de realidad.
Usted puede sentir sus raíces en lo No Manifestado y así está libre del
apego al mundo manifestado. Usted puede disfrutar aún de los
placeres pasajeros de este mundo, pero ya no hay miedo de la pérdida,
así que no necesita aferrarse a ellos. Aunque usted puede gozar
los placeres sensoriales, el anhelo de experiencia sensorial se ha ido,
así como la búsqueda constante de realización a través de la
gratificación psicológica, a través de la alimentación del ego. Usted
está en contacto con algo infinitamente más grande que cualquier placer,
más grande que cualquier cosa manifestada.
En
un sentido, usted no necesita entonces ya del mundo. No necesita
siquiera que sea diferente de como es.
Sólo en este punto usted comienza a hacer una contribución real a la
venida de un mundo mejor, a crear un orden diferente de realidad. Sólo
en este punto usted es capaz de sentir verdadera compasión y de ayudar a
los demás en el nivel de las causas. Sólo los que han trascendido el
mundo pueden hacer surgir un mundo mejor.
Puede que recuerde que hemos hablado de la naturaleza dual de la
compasión verdadera, que es conciencia de un lazo común de mortalidad e
inmortalidad compartidas. En este nivel profundo, la compasión se vuelve
sanadora en su sentido más amplio. En ese estado, su influencia de
sanación está basada primariamente no en el hacer sino
en el ser. Toda persona
con la que usted entre en contacto será tocada por su presencia y
afectada por la paz que usted emane, sean conscientes de ello o no.
Cuando usted está completamente presente y las personas que lo rodean
manifiestan conducta inconsciente, usted no sentirá necesidad de
reaccionar a ella, así que no le da realidad. Su paz es tan vasta y
profunda que todo lo que no es paz desaparece en ella como si nunca
hubiera existido. Esto rompe el ciclo kármico de la acción y la
reacción. Los animales, los árboles, las flores, sentirán su paz y
responderán a ella. Usted enseña por medio del ser, demostrando la paz
de Dios. Usted se vuelve la "luz del mundo", una emanación de pura
conciencia y así elimina el sufrimiento desde su causa. Usted elimina la
inconsciencia del mundo.
Esto
no significa que usted no pueda enseñar también a través del hacer, por
ejemplo señalando cómo dejar la identificación con la mente, cómo
reconocer patrones inconscientes en uno mismo, etcétera. Pero quien es
usted es siempre una enseñanza más vital y un elemento de transformación
del mundo más poderoso que lo que usted dice, y más esencial incluso que
lo que usted hace. Más aún, reconocer la primacía del Ser y trabajar así
desde la causa no excluye la posibilidad de que su compasión se
manifieste simultáneamente en el nivel del hacer y de los efectos, al
aliviar el sufrimiento siempre que se tropiece con él. Cuando una
persona hambrienta le pida pan y usted tenga, se lo dará. Pero mientras
da el pan, aunque su interacción pueda ser sólo muy breve, lo que
realmente importa es ese momento de Ser compartido, del cual el pan es
sólo un símbolo. En él tiene lugar una profunda curación. En ese momento
no hay dador ni quien recibe.
Pero
en primer lugar no debería haber hambre ni miseria. ¿Cómo podemos crear
un mundo mejor sin luchar primero contra males como el hambre y la
violencia?
Todos los males son el efecto de la inconsciencia. Usted puede aliviar
los efectos de la inconsciencia, pero no puede eliminarlos a menos que
elimine su causa. El cambio verdadero ocurre dentro, no en el exterior.
Si
usted se siente llamado a aliviar el sufrimiento del mundo, es una tarea
muy noble, pero recuerde no concentrarse exclusivamente en lo exterior;
de otro modo, encontrará frustración y desesperación. Sin un cambio
profundo en la conciencia humana, el sufrimiento del mundo es un pozo
sin fondo. Así que no deje que su compasión se vuelva de una sola
cara. La empatía con el dolor o las carencias de los demás y el deseo
de ayudar deben ser equilibrados con una comprensión más profunda de la
naturaleza eterna de toda vida y de la ilusión última que hay detrás de
todo dolor. Entonces deje que su paz fluya en todo lo que hace
y estará trabajando en los niveles de la causa y el efecto
simultáneamente.
Esto
también se aplica si usted está apoyando un movimiento destinado a
evitar que los hombres profundamente inconscientes se destruyan a sí
mismos, unos a otros y al planeta, o que continúen infligiendo horribles
sufrimientos a otros seres sensibles. Recuerde: lo mismo que usted no
puede combatir la oscuridad, no puede combatir la inconsciencia. Si
intenta hacerlo, los polos opuestos se fortalecerán y se atrincherarán
más profundamente. Usted se identificará con una de las polaridades,
creará un "enemigo" y será así arrastrado a la inconsciencia. Aumente
la conciencia divulgando información o a lo sumo practique la
resistencia pasiva. Pero asegúrese de que no lleva resistencia en su
interior, ni odio, ni negatividad. "Ama a
tus enemigos", dijo Jesús, lo que por supuesto significa
"no tengas enemigos".
Una
vez se involucre en trabajar en el nivel de los efectos, es muy fácil
perderse en él. Manténgase alerta y muy, muy presente. El nivel
causal debe seguir siendo su foco primario, la enseñanza de la
iluminación su propósito principal y la paz su más precioso don para el
mundo.
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