¿Puedes llegar a detectar
en tu interior la más leve sombra de no querer estar haciendo lo que
estás haciendo? Eso es una negación de la vida, y por ello no
puedes conseguir un resultado verdaderamente exitoso.
Si has sido capaz de
detectar esa negación en ti, ¿puedes también dejarlo y ser total en
lo que haces?
«Hacer una cosa cada
vez»; así es como un maestro Zen definió la esencia del Zen.
Hacer una cosa cada vez
significa ser total en lo que haces, prestarle toda tu atención. Eso
es acción rendida, acción poderosa
Tu aceptación de lo que
es te lleva a un nivel más profundo, donde tanto tu estado interno
como tu sentido del yo no dependen ya de que la mente los juzgue
«buenos» o «malos».
Cuando dices «sí» a la
vida tal como es, cuando aceptas este momento como es, puedes sentir
dentro de ti un espacio profundamente pacífico.
Superficialmente puedes
seguir sintiéndote feliz cuando hace sol y menos feliz cuando
llueve; puedes sentirte feliz si ganas un millón de euros e infeliz
si pierdes todas tus posesiones. Sin embargo, la felicidad y la
infelicidad ya no calan tan hondo. Son olas en la superficie de tu
Ser. La paz de fondo que hay dentro de ti permanece inmutable en
cualesquiera que sean las condiciones externas.
El «sí a lo que es»
revela una dimensión de profundidad en ti que no depende ni de las
condiciones externas ni de la condición interna de los pensamientos
y emociones en constante fluctuación.
La rendición se vuelve
mucho más fácil cuando te das cuenta de la naturaleza efímera de
todas las experiencias, y de que el mundo no puede darte nada de
valor duradero. Entonces sigues conociendo gente, sigues teniendo
experiencias y participando en actividades, pero sin los deseos y
miedos del ego. Es decir, ya no exiges que una situación, persona,
lugar o suceso te satisfaga o te haga feliz. Dejas ser a su
naturaleza pasajera e imperfecta.
Y el milagro es que,
cuando dejas de exigirle lo imposible, cada situación, persona,
lugar o suceso se vuelve no sólo satisfactorio, sino también más
armonioso, más pacífico.
Cuando aceptas este
momento completamente, cuando ya no discutes con lo que es, el
pensamiento compulsivo mengua y es remplazado por una quietud
alerta. Eres plenamente consciente, y sin embargo la mente no pone
ninguna etiqueta a este momento. Este estado de no-resistencia
interna te abre a la conciencia incondicionada, que es infinitamente
mayor que la mente humana. Entonces esta vasta inteligencia puede
expresarse a través de ti y ayudarte, tanto desde dentro como desde
fuera. Por eso cuando abandonas la resistencia interna, a menudo
descubres que las circunstancias cambian para mejor.
¿Estoy diciendo:
«Disfruta este momento. Sé feliz»? No.
Permite que se exprese
este momento tal como es. Eso es suficiente
Rendirse es rendirse a
este momento, no a una historia a través de la cual interpretas este
momento y después tratas de resignarte a él.
Por ejemplo, puede que
estés tullido y que ya no puedas caminar. Tu estado es lo que es.
Tal vez tu mente esté
creando una historia que diga: «A esto se ha reducido mi vida. He
acabado en una silla de ruedas. La vida me ha tratado con dureza,
injustamente. No me merezco esto.»
¿Puedes aceptar que este
momento es como es y no confundirlo con la historia que la mente ha
creado a su alrededor?
La rendición llega cuando
dejas de preguntar: «¿Por qué me está pasando esto a mí?»
Incluso en las
situaciones aparentemente más inaceptables y dolorosas se esconde un
bien mayor, y cada desastre lleva en su seno la semilla de la
gracia.
A lo largo de la
historia, siempre ha habido mujeres y hombres que, cuando tuvieron
que hacer frente a grandes pérdidas, enfermedades, prisión o muerte
inminente, aceptaron lo aparentemente inaceptable, y así hallaron
«la paz que supera toda comprensión».
La aceptación de lo
inaceptable es la mayor fuente de gracia en este mundo
Hay situaciones en las
que todas las respuestas y explicaciones fracasan. La vida deja de
tener sentido. O alguien que está pasando un apuro viene a pedirte
ayuda, y tú no sabes qué decir ni qué hacer.
Cuando aceptas plenamente
que no sabes, renuncias a esforzarte por encontrar respuestas con la
mente pensante y limitada, y es entonces cuando una inteligencia
mayor puede operar a través de ti. En ese instante, hasta el
pensamiento puede beneficiarse, porque la inteligencia mayor puede
fluir a él e inspirarlo.
A veces, rendición
significa renunciar a tratar de comprender y sentirse cómodo en el
desconocimiento.
¿Conoces a ese tipo de
persona cuya principal función en la vida parece ser la de ser
desgraciada y hacer desgraciados a los demás, la de extender la
infelicidad? Perdónales, porque ellos también forman parte del
despertar de la humanidad. Representan una intensificación de la
pesadilla de la conciencia egótica, del estado de no-rendición. En
su función no hay nada personal. Ellos no son eso.
Uno podría decir que
rendirse es la transición interna de la resistencia a la aceptación,
del «no» al «sí».
Cuando te rindes, tu
sentido del yo pasa de estar identificado con una reacción o juicio
mental a ser el espacio que rodea a la reacción o al juicio. Es
pasar de identificarte con la forma -el pensamiento o emoción- a ser
y reconocerte como aquello que no tiene forma, la conciencia
espaciosa