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Construye tu Destino

Cuarto Principio

Puedes atraer hacia ti aquello que deseas

Wayne W. Dyer

 

Cuarto principio
Puedes atraer hacia ti aquello que deseas

La base de la manifestación está en que comprendas que tienes dentro de ti mismo la capacidad para atraer aquello que deseas. Es posible que esta idea todavía te parezca inalcanzable. Pero si has comprendido bien los tres principios anteriores, ya sabes que este poder está realmente dentro de ti. Seguramente, la posibilidad de atraer lo que deseas te parecerá más factible si consideras cómo se crean las cosas a partir del mundo espiritual, del mundo de lo que no tiene forma, y se mueven aparentemente hacia el mundo de lo material.

 
   

En una de las frases más intrigantes del Nuevo Testamento, san Pablo aborda este proceso de la creación. Lo expresó de la siguiente forma: «Las cosas que se ven no están hechas de cosas que aparecen». San Pablo nos dice con ello que la energía creativa no es ni sólida ni restringida. El mundo físico de la forma tiene su origen en algo distinto a la misma forma, aun cuando sepamos que todo es un solo mundo y lo veamos desde una perspectiva holográfica.

Las palabras de San Pablo constituyen la base para lo que escribo sobre este principio, así como para varios de los que se incluyen en este libro. Estoy convencido de que sugieren cómo la energía informa nuestra capacidad para atraer aquello que deseamos. San Pablo nos ofrece una pista sobre cómo manifestar nuestros deseos en el mundo de la materia.

En una película sobre tu adolescencia, Albert Einstein describe cómo tomó una brújula y observó fascinado cómo se movía la aguja a medida que él cambiaba de dirección. Dijo que se sintió obsesionado por comprender la fuerza invisible que movía la aguja de la brújula. ¿Dónde se hallaba situada aquella fuerza? ¿Quién la controlaba? ¿Por qué funcionaba siempre? ¿De qué estaba hecha? ¿Había lugares donde no funcionaba? Esas son las preguntas que se plantea un genio inquisitivo.  

Esta fuerza tiene muchas características imposibles de detectar con nuestros sentidos físicos, y se la conoce por el nombre de energía. La energía está en todas las cosas que hay en nuestro universo e influye en los objetos que la rodean, con algo que describimos como fuerza de atracción. La vemos funcionar fácilmente en los campos magnéticos, pero somos incapaces de detectar esta energía informe con nuestro aparato sensorial. La fuerza está ahí, atrae y repele, en todas partes sobre nuestro planeta.

Si está en todas partes, también está dentro de nosotros. Parece improbable que nuestros sentidos nos informen mucho mejor de lo que nos ayudan a comprender cómo funciona un polo magnético. Podemos ver los resultados, pero la fuerza siempre es demasiado escurridiza y siempre está en movimiento.

Nuestro planeta gira continuamente sobre sí mismo, y alrededor del sol, se desplaza a través del espacio. Todo lo que existe sobre el planeta forma parte de ese movimiento, aun cuando a nuestros sentidos les parezca que permanecemos inmóviles. Tú estás sobre el planeta. La energía que lo mueve te mueve también a ti. La energía que está en la misma esencia del planeta está también en ti. Es de naturaleza magnética y eléctrica, y contiene la fuerza de atracción.

La esencia del cuarto principio de la manifestación es que podemos utilizar esta energía porque somos esa energía. Podemos utilizar esta energía universal para atraer hacia nosotros los objetos de nuestro deseo, porque la misma energía que hay en aquello que deseamos también está en nosotros y viceversa. Lo que nos permite aprovechar esta fuerza es, simplemente, una cuestión de alineamiento y voluntad.

Traer cosas al mundo físico es un proceso que llamamos creación.

Lo que creamos implica el uso del mismo poder que hay en todo aquello que ha sido creado. Sólo es una cuestión de gradación. No existe absolutamente ninguna diferencia entre el poder que trae cualquier cosa desde el mundo de las ondas al mundo de las partículas, y el poder que hace que tus pensamientos o imágenes mentales cobren vida. Te animo a volver a leer la frase anterior y a memorizarla.

El mundo del espíritu, del que se deriva toda materia, y el mundo de la materia misma componen literalmente un todo armonioso. Están separados, pero siempre juntos, como la cresta y la base de la ola, separados pero formando un todo inseparable. Para situar esto en la debida perspectiva, piensa que la manifestación no es más que la transformación de ondas de posibilidades en partículas de realidad. El proceso de transformación exige energía. Esta energía es invisible pero forma parte de todas las cosas, incluidos nosotros mismos.

Tus pensamientos y visualizaciones son tu fuente de manifestación. Es esta energía la que tienes que activar y hacer que trabaje para ti. El proceso de formación de la imagen mental y su aplicación al proceso de la manifestación son algo que podrás experimentar cuando tengas plena fe en ello. Hay una parte de ti que sabe que puedes atraer lo que desees con esta energía.

TUS IMÁGENES MENTALES Y EL PODER DE LA ATRACCIÓN

Hay un poder dentro de ti que te permite formar el pensamiento o imagen. Esa capacidad de formar imágenes mentales es la energía de la atracción que está en todos los procesos creativos. Es más, es idéntica al poder de atracción. Este poder es la sustancia misma de la vida.

No puedes ver, tocar o escuchar este poder, pero está dentro de ti. Al utilizarlo no intentas cambiar o interferir en modo alguno con las leyes de la naturaleza. Estás cumpliendo con las leyes. Este poder indiferenciado constituye la base para la misteriosa atracción que te permite convertir tus deseos en realidad.

Quizá te ayude pensar en ti mismo como una forma que tiene Dios de particularizar. Tu capacidad para formular imágenes mentales sería el poder creativo divino que se plasma en energía a través de ti. ¿Te das cuenta de que la misma energía creativa que se particulariza en ties lo que utilizas para manifestar tus deseos? Este poder aumenta con la felicidad, el amor, la alegría, la satisfacción y la paz. Cuanto más feliz y amoroso seas, tanto más se particularizará el espíritu divino en ti, y tanto más similar a Dios serás.

Toda esa energía creativa se ve atraída hacia ti a través de tus pensamientos (o de tu forma de utilizar tu capacidad para crear el pensamiento). Si en tus imágenes mentales te ves rodeado por las cosas y condiciones que deseas, y estas se hallan enraizadas en la alegría y la fe, tus pensamientos creativos atraerán esos elementos hacia tu vida. Esto quizá se parezca demasiado a soñar despierto, pero créeme, es mucho más que desear o esperar algo.

La diferencia está en que reconoces que incluso la capacidad de tener un pensamiento es un poder divino; y en que la visión o la imagen mental la formas con la convicción de que es algo sagrado, con la seguridad de que la fuerza de Dios que dio la existencia a todo lo que hay en el universo es también la misma que te creó a ti. La forma que adopte esta energía dependerá de tu voluntad o de tu capacidad para formarte imágenes mentales. Está ahí, a la espera de tomar cualquier dirección que tú decidas.

Es importante poder pensar en términos situados más allá de nuestros sentidos. La energía es la fuerza vital creativa que nos permite hacer las cosas que observamos con nuestros sentidos. Se trata de una fuerza invisible que sostiene la sustancia de nuestra vida material. Esta energía nos da el poder para tener pensamientos y es la misma energía que forma parte de todo aquello que parece ser externo a nosotros.

Tus imágenes mentales forman parte integral de este poder de atracción, así como de la posterior experiencia de la energía creativa cuando eres capaz de ponerlas en práctica.

LA PRÁCTICA DE LA FORMACIÓN DE IMÁGENES MENTALES

Al practicar la formación de imágenes mentales con el propósito de manifestar tus deseos, lo más importante es que recuerdes que los humanos nunca crean nada. Nuestra función no es la de crear, sino la de atraer, combinar y distribuir lo que ya existe.

Las creaciones son en realidad nuevas combinaciones de materiales ya existentes.

No hablo aquí de crear energía, sino de transformar una forma de energía en otra. Nuestro poder creativo es la capacidad para materializar la energía de nuestros pensamientos. El resultado es la manifestación.

Hay una condición indispensable para la manifestación de esa imagen en el mundo de lo visible y lo concreto. El mundo del espíritu es inmune al concepto del tiempo y el espacio. En consecuencia, la imagen se debe formar en un espacio determinado. Una vez que hayas adquirido esta conciencia, comprenderás la necesidad de imaginar la realización de tu deseo como si ya se hubiera conseguido sobre el plano espiritual.

En efecto, debes ser consciente de que en el nivel invisible de tu ser aquello que deseas ya tiene su lugar. La energía está ahí, y no ha de preocuparte su efectividad. Es decir, si el fin está asegurado, los medios estarán a tu disposición y podrás dejarte llevar, sabiendo que el éxito está garantizado.

Esto, sin embargo, no quiere decir que tengas que entregarte a la ociosidad, sino que debes desprenderte de la preocupación, la ansiedad y el temor. Trabajarás en la formulación de tus imágenes mentales, y lo harás sabiendo que el desenlace está asegurado. Se reconoce así la inteligencia del espíritu o el gran poder impersonal. Tú también eres inteligencia. Lo que estás haciendo es permitir que una inteligencia coopere con la otra. No lo hará por ti, sino contigo.

Imprime sobre la mente universal el objeto de tu deseo y procede a actuar sobre esa imagen, con calma y sabiendo cuál será el resultado, permitiendo que esa inteligencia más grande obre sobre ti, en colaboración con tu propia inteligencia, para conseguir unos resultados. Abandona todo temor y dedícate a tus asuntos, con la seguridad de que pronto aparecerán a la vista las condiciones necesarias, o de que ya están presentes. Permanece alerta ante cualquier pequeña circunstancia que indique el primer brote de la semilla que has plantado en la mente universal, y permite que vaya materializándose poco a poco.

Admito que esto no es nada consecuente con nuestro condicionamiento. Pero para convertirnos en manifestadores, tenemos que desprendernos de viejas creencias y adoptar una sabiduría interna quenos ayude a detener la manifestación de las circunstancias que deseamos cambiar.

Cuanto mayor sean la fe y el entusiasmo que pongas en la formación de imágenes mentales, tanto más probable será que puedas verlos manifestarse. Lo que estás haciendo es visualizar literalmente con todo detalle lo que deseas manifestar. Te distancias del resultado y del modo de conseguirlo. No se trata ahora de crear, sino de atraer hacia uno mismo lo que ya está creado, y de permitir que la energía del espíritu se transforme en la energía de la materia. Verás con gran detalle aquello que deseas, y afirmarás repetidamente esta imagen, con tu fe en el poder absoluto que hay en todas las cosas, incluido en ti mismo.

Puedes imaginarte a ti mismo como una persona saludable, con un negocio en plena expansión, con objetivos de venta que se cumplen, con unas relaciones más positivas, vendiendo tu casa si lo deseas, con las finanzas saneadas o cualquier otra cosa. La clave consiste en repetir estas imágenes mentales hasta que la verdad de lo que afirmas resuene dentro de ti sin el menor atisbo de duda.

El mejor momento para realizar este trabajo en profundidad es a primeras horas de la mañana o poco antes de retirarse por la noche. También me parece útil el uso de sonidos y afirmaciones específicas. Estos se describen en los principios séptimo y octavo.

Estoy seguro de que, a estas alturas, una de las cuestiones clave que te habrás planteado será: «Muy bien, pero ¿qué sucede si no se materializa como lo imagino?». Vale la pena dedicar un poco de atención a este tema.

CUANDO PARECE QUE NO FUNCIONA

Es característico del ego el tratar de forzar las cosas cuando no salen como uno quiere. Todos sabemos la estupidez que supone arrodillarse y tironear de los nuevos brotes de verduras cuando empiezan a surgir en la primavera. Necesitan crecer a su propio ritmo, y florecerán exactamente en el momento adecuado.

Si tu imagen no se manifiesta en el plazo que te has fijado, relájate y retírate ante la certeza de que, sea lo que sea, ya se encuentra en su lugar en el ámbito espiritual. La energía está ahí en virtud del poder de tu visualización. El tiempo no es una característica reconocible para la sabiduría que todo lo crea. Otra faceta que explicaría por qué tus imágenes no aparecen en el mundo material es la frecuencia con la que quizá las cambias. El poder con el que estás trabajando es una fuerza muy sensible que exige unas imágenes mentales consistentes y estables.

También es posible que estés utilizando mal tu poder, situando restricciones y contingencias en la inteligencia universal. Esta sabiduría que todo lo crea, el principio a partir del cual se originó todo, no depende en modo alguno de personas o cosas específicas. No tiene pasado y no conoce futuro. Está en el ahora eterno y, lo que es más importante, se sirve de sus propios medios para actuar. Si empiezas a transmitirle órdenes, a plantearle exigencias o a insistir en que actúe a través de un canal específico, no accederá a tus peticiones.

Te será imposible manifestarlo si lo visualizas sin una voluntad lo bastante firme como para superar cualquier idea en contra o la falta de fe en tu conexión con Dios. El segundo principio de este libro trataba precisamente sobre la fe y la confianza. Vuelve a leerlo si tienes la sensación de que necesitas reforzarlo. Es absolutamente necesario que confíes en el poder de la atracción. Todo esto se hace con mucha mayor efectividad de una forma íntima.

EL VALOR DE LA DISCRECIÓN

Establecer un contacto consciente con el más alto poder infinito que lo ha creado todo es algo muy íntimo. Los naguals (un término de los indígenas americanos con el que se designa a los maestros o brujos espirituales) y los místicos que practican y enseñan estos métodos, preservan su intimidad. Además, consideran como una violación de su confianza sagrada el hablar a otros acerca de sus habilidades y las «coincidencias» de la buena fortuna.

Nuestro poder se ve debilitado cuando hablamos a otros de nuestros esfuerzos por manifestar. En general, cuando escribimos estas actividades lo hacemos porque el ego ha penetrado en la imagen. Esta clase de enfoque disipa considerablemente nuestro poder de atracción.

Es propio de la naturaleza humana hablar a los demás acerca de los problemas, porque deseamos aliviar la influencia que ejercen sobre nuestra vida. Al compartir, esperamos aliviar algo la presión del problema. Del mismo modo, cuando articulamos nuestro poder para atraer algo, nuestra atención se desplaza hacia las reacciones de aquellos en quienes confiamos. La energía se dispersa entonces en la dirección de tus reacciones, del mismo modo que sucede cuando compartimos los problemas. En el momento en que un pensamiento se presenta a otra persona, se ve debilitado. Mantén tu singular capacidad para atraer lo que deseas en el plano de lo privado.

Tu energía etérea es tuya y nada más que tuya. Puedes aprender a proyectarla hacia el exterior e influir en tu entorno de una forma que jamás hubieras imaginado. No obstante, y para poder utilizar esta energía extraordinaria en el proceso de la cocreación, tiene que seguir siendo tuya y sólo tuya. Si hablas a otra pesona sobre ella, la energía disminuye. Se desplaza entonces hacia el interés por la buena opinión del otro.

Esta energía superior, que es infinita, tiene que crear sus propios vehículos para la manifestación, y lo hará en la intimidad. Esta sabiduría infinita y superior que lo ha creado todo es una fuerza vital que reconocerás una vez que te hayas familiarizado con su naturaleza.

LA NATURALEZA DE LA FUERZA VITAL

Es difícil comprender una fuerza que no podemos ver, tocar, oír u oler y que, sin embargo, sabemos que existe. Como la electricidad, por ejemplo. Se enchufa el aparato y no se puede ver, tocar, oler u oír nada de lo que sucede, pero el secador eléctrico responde cuando se aprieta el botón del encendido.

La fuerza vital es eléctrica por naturaleza, independientemente de dónde parezca estar localizada. En nuestros propios cuerpos, el chi o prona, la fuerza vital, fluye en diminutas cargas a lo largo de nuestros nervios, de una célula a otra. Los antiguos curanderos hawaianos, conocidos como kahunas, creían que las formas de pensamiento podían llevarse de un lado a otro a lo largo de esta corriente. Creían que los pensamientos tenían cuerpos indefinidos, microscópicos y casi invisibles. Esta clase de percepción permitía a los kahunas participar en prácticas curativas fenomenales. Eran capaces de transmitir la voltad de curar a lo largo de estas corrientes y de facilitar la salud aÜí donde había existido la enfermedad.

He visualizado una corriente fluyendo entre mi pensamiento y una zona dolorosa o enferma de mi cuerpo. Mediante el uso de mi volnn. tad y la visualización de la corriente, envío mensajes desde mi voluntad a esas zonas para liberarlas del dolor o para curar la herida. Y he obte• nido resultados asombrosos. Los cuerpos indefinidos de mis pensamientos se convirtieron así en cosas que yo podía enviar a lo largo de esta corriente invisible, y como yo creía que funcionaba, funcionó.

Esta es una buena forma de pensar en la fuerza vital, que también es la fuerza de Dios, que lo ha creado todo. Es invisible, de naturaleza eléctrica, está siempre fluyendo y se ve siempre atraída hacia aquello que se conecta con su fuente. Una segunda característica de la energía de la fuerza vital es que siempre está en expansión y que tu suministro es ilimitado.

La naturaleza del universo es la abundancia. Va más allá de nuestros conceptos de principio, final y de límites. Cuando creemos haberla categorizado y encerrado dentro de unos límites espaciotemporales, se expande más allá de nuestra conciencia, casi como si tuviera que alejarse aún más de la observación. Esta fuerza se halla en continuo movimiento, siempre en expansión y es ilimitada.

Tú eres un aspecto de esa fuerza y, en consecuencia, también Huyes, también te expandes y eres ilimitado. Si observaras tu cuerpo a través de un microscopio con un alto poder de resolución verías que estás compuesto de espacios vacíos, con partículas en continuo movimientos que no tienen forma material. Al enfocar la lente sobre las partículas, verías que se mueven a velocidades increíbles, más allá de tu capacidad para medirlas. Al mirar hacia el exterior, a través del telescopio, te encuentras con los mismos fenómenos. Es decir, el universo que existe dentro de ti y el que existe fuera de ti funcionan de la misma manera.

Forma parte de tu naturaleza el poder para atraer, expandirte y ser ilimitado. La fuerza está en ti y fuera de ti. La fuerza eres tú. Al conocer la naturaleza de esta fuerza y verte a ti mismo como una expresión divina de ella, y al aprovechar el poder que te permite imaginar un deseo y utilizarla con un conocimiento íntimo, cariñoso y alegre, puedes usar esa fuerza vital de formas que serían impensables con tu visión condicionada de ti mismo.

1-He aquí unas pocas sugerencias para poner en práctica estas ideas en tu vida y empezar a dominar el cuarto principio espiritual de la manifestación.

ALGUNAS IDEAS PARA APLICAR ESTE PRINCIPIO

• Por la mañana, al levantarte, tómate un momento para estar a solas y pregúntate: «¿Cómo se produjeron las condiciones de mi vida que me gustaría cambiar?», «¿Cómo puedo facilitar el establecimiento de un contacto consciente con mi fuente de energía ilimitada e invisible?».

Estas dos preguntas, planteadas repetidas veces, empezarán a crear sus propias respuestas. Recuerda que es el espíritu el que otorga vida y movimiento a todas y cada una de las cosas, incluido tú mismo. Eso es lo que causa tu misma existencia. En consecuencia, lo que realmente estás pidiendo es unirte con el espíritu de tu vida.

Pronto te darás cuenta de que las condiciones de tu vida han sido manifestadas por ti mismo, aun cuando no fueras consciente de ello. Tus pensamientos e imágenes mentales de carencia, escasez, ensimismamiento, autoritarismo, enfermedad, culpabilidad, preocupación y otros similares son los que has situado en el espíritu universal y así se han manifestado en tu vida. La segunda pregunta fluirá a partir de la respuesta a la primera.

Puedes acelerar tu contacto consciente irradiando una clase de imagen mental totalmente nueva, al mismo tiempo que aplicas el cuarto principio.

• Explora la posibilidad de que la razón por la que crees que la vida es limitada sea porque has asumido que esa limitación está en tu propia vida.

En el mundo de la naturaleza, la vida, el amor y la belleza se reproducen visiblemente. Tú también formas parte de la naturaleza. ¿Incluye tu visión de la vida el proceso creativo natural que se reproduce dentro de ti mismo? ¿Has asumido una visión de la vida propia de un ingeniero, con una conclusión mecanicista de causa y efecto?

Quizá podrías cambiar esta idea de la causa y el efecto, verlos como una ley, pero no como la ley. La ley de la mente originadora está más allá del mundo de los límites y las mediciones. Tú te originaste a partir de esta ley, y tu imaginación es un ejemplo perfecto de ello. No hay reglas, ni límites, ni formas. ¡Todo es ilimitado!

La fuente de tu imaginación es la fuente divina. Es aquí donde estableces ahora contacto con la fuente de luz, en eterno movimiento, siempre viva. Permanece en este lugar y experimentarás el contacto consciente con la inteligencia divina que lo ha creado todo.

·  Sea cual fuere la imagen que puedas crear mentalmente, esta te ayudará a saber que la energía creativa fluye a través de ti. Tu imagen mental también aporta una dirección al flujo de energía. Y determina su eventual aparición en forma material.

Con tu imagen no estás forzando nada. El esfuerzo agotador es contraproducente para la manifestación porque implica la idea de una fuerza que hay que superar. Rechaza la idea de forzar nada o de plantear demandas. En lugar de eso, imagina el conocimiento creativo que te permitió llegar hasta este mundo de la forma. La fuente de la creación es una energía cariñosa, fluida, suave y pacífica. Cualquier intento por cambiar eso con exigencias o con un esfuerzo agotador no hará sino inhibir el flujo.

·  Es vital que incorpores en tu imagen mental el concepto de un principio y un final, o de un primero y un último. Al aplicar este pensamiento alfa y omega, estableces que primero es el pensamiento, el principio, lo que crea la forma, que es el final.

El pensamiento encuentra forma en algo situado en el tiempo y en el espacio. La expresión del pensamiento en la forma implica un desarrollo gradual, con un principio y un final.No limites nunca el espíritu de ninguna forma. Si experimentas alguna clase de fricción, eso significa que existe un error en tu pensamiento y en tu proceso de formación de imágenes, no que la fuerza creativa funcione de modo incorrecto. No puedes originar la fuerza originadora, sino sólo distribuirla.

Limítate a comunicarle al espíritu lo que deseas, sin decirle cómo deseas que suceda. Luego retírate, lleno de fe y confianza. No necesitas especificar los detalles, simplemente prepárate para verlos particularizarse en una disposición infinita de posibilidades. ¡Permanece atento para detectar los indicios!

·    Guárdate tus imágenes mentales para ti mismo. Lo que deseas atraer es una cuestión íntima, algo entre tú y Dios. Discutirlo con los demás no hará sino disipar la energía en la dirección del ego y de las opiniones de los demás.

Sé discreto y silencioso de cara al exterior, al tiempo que mantienes interiormente la fe en tu capacidad para establecer el contacto consciente con la energía que es la fuente de la existencia. Despréndete de la necesidad de convencer a los demás de lo correcto de tu postura. Permanece al margen de la opinión de los demás y concéntrate en tu capacidad para atraer aquello que piensas que falta en tu vida.

·    Examina todas las cosas de las que careces. Luego, di para ti mismo: «He creado todo esto con mis pensamientos, condicionamientos, creencias y acciones». Sólo al reconocer que siempre has atraído hacia ti aquello que has irradiado hacia el exterior, en forma de energía invisible, podrás utilizar esta misma energía de una manera mucho más productiva.

Destierra cualquier sentimiento de culpa sobre tus acciones del pasado. No existe pasado en la fuerza creativa de la energía. Sólo existe un ahora universal. Ahora sabes que no has hecho sino manifestar las cosas que supiste atraer en el pasado, y vas a cambiar eso. Has atraído precisamente todo aquello que necesitabas en cada uno de los días de tu vida que constituyen el ahora universal. Y en este mismo ahora, vas a asumir una nueva pauta de energía que te conducirá al cuarto principio de la manifestación.

Nada está fuera de ti. Puedes atraer cualquier cosa una vez que sepas que existe en la conciencia de tu mente y que tiene que materializarse a partir de tus nuevos pensamientos. Sé responsable y confía, y verás funcionar casi inmediatamente tu poder de atracción.

·  El pensamiento es acción creativa. No es ni bueno ni malo. No obstante, aquellos pensamientos sobre los que más meditas son los que determinan qué poseerás o no poseerás. Aquello en lo que pienses es aquello en lo que te convertirás.

Sé consciente de los pensamientos o imágenes que pueden manifestar algo que no deseas. Si tus condicionamientos te impulsan a pensar en términos de pesimismo, o de imposibilidades, o hacen que utilices tus desgracias pasadas como excusa para no tener una vida más feliz y abundante, erradica esos pensamientos de tu mente. Si descubres que no haces sino quejarte ante los demás, recuerda que tus quejas no son más que una manifestación de tus pensamientos.

Dirígete directamente al poder que te permite tener pensamiento, y pídele que te ayude y te guíe hacia nuevas formas de crear imágenes mentales. En cuanto te descubras inmerso en pensamientos o quejas, puedes iniciar la formación de esas nuevas imágenes. Este nuevo proceso de formación de imágenes mentales te resultará muy fácil una vez que comprendas que estás conectado con el poder que permite que atraigas todo aquello que deseas.

Por difícil que sea de concebir, debido al condicionamiento del ego, lo cierto es que eres una de las formas mediante las que Dios se ha particularizado en este mundo material.

·  Empieza a actuar como si ya existiera en tu vida aquello que quisieras atraer. Si deseas crear curación, formula la imagen, irradia hacia el exterior esa energía para conectar con la energía que todo lo ha creado, sé alegre y confía en tu conocimiento, no lo compartas con nadie y luego empieza a actuar de una manera nueva y saludable.

El universo te dará algunas pistas mínimas para empezar tusnuevas acciones. Proceder a actuar de acuerdo con tu imagen mental permitirá acelerar el proceso.

Si deseas materializar más prosperidad, inicia el proceso de pensar en la abundancia y de actuar también del mismo modo. Da gracias por todo lo que se ha manifestado en tu vida. Examina las posibles maneras de mostrar tu agradecimiento y corre algunos riesgos, sabiendo que aquello que deseas atraer ya es una energía que compartes. Cómprate algo especial y entrega algo a alguien menos afortunado, aunque tu ego lo rechace.

 ·            Hojas de hierba, de Walt Whitman, es uno de mis libros favoritos. Te recomiendo que leas diariamente pequeños fragmentos, como hago yo con frecuencia. He aquí una parte que habla de nuestra unicidad con la energía divina.

A través de la inmensidad informe del espacio, ¿cómo pensaría yo, cómo respiraría, cómo hablaría si, desde mí mismo, no pudiera lanzarme hacia esos universos superiores?

Me sobrecogen de pronto el pensamiento de Dios,

la naturaleza y tus prodigios, el tiempo, el espacio y la muerte, pero me vuelvo y te invoco, oh alma, oh, mi ser real, y he aquí que dulcemente dominas a los astros, te unes al tiempo, sonríes satisfecha con la muerte,

y llenas y expandes las inmensidades del espacio.

La palabra clave en este pasaje es, según mi opinión, «mi ser real». Lo mismo puede aplicarse a ti, que a Walt Whitman, o a cualquier otra persona en el universo.

Con esto concluye la exposición del cuarto principio de la manifestación espiritual. En pocas palabras, este principio nos dice que hay una inteligencia y un poder creativo y sensible en toda la naturaleza. Y esa inteligencia es dócil a nuestras sugerencias.

Tú formas parte de la naturaleza y de esta inteligencia, que es mayor que cualquier individuo. El individuo que eres, también es una forma particularizada de esa inteligencia. Este infinito poder se encuentra en todas las cosas y en todo el espacio y se manifestará desde la energía espiritual o informe que existe en el mundo invisible, hasta el mundo de la forma y de los límites.

Una vez que sepamos esto más allá de toda duda y que lo pongamos en práctica en nuestras vidas, veremos las imágenes de los deseos de nuestro corazón transformadas en nuestra realidad exterior. El quinto principio explica la importancia de nuestros sentimientos, absolutamente dignos de recibir estos dones.

 

 
 
 
 

 
 

 
         
         
       
       
       
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