Si
sientes que postergas las cosas que tienes que hacer, y te gusta
postergarlas, y no sientes culpa por ello, ni ansiedad ni molestias,
pues entonces sigue postergando lo que tienes que hacer y pasa por
alto este capítulo. Sin embargo para la mayor parte de la gente, las
tácticas dilatorias o el postergar lo que tienen que hacer son en
realidad una manera de evadirse, de vivir los momentos presentes lo
más intensamente posible.
ESPERANDO, DESEANDO Y QUIZAS¦
Tres
frases neuróticas típicas del hombre que posterga y vacila componen
el sistema de apoyo que sirve para mantener el comportamiento
dilatorio.
"Quizá las
cosas se solucionarán solas." "Espero que las cosas vayan mejor."
"Deseo que se arreglen las cosas."
He aquí
los deleites de quien posterga. Cuando dices "quizás", "espero", o
"deseo", puedes usar estas palabras como razonamientos para no hacer
nada en el presente. Pero los deseos y esperanzas no son más que una
pérdida de tiempo, ilusiones vanas de los que viven en un mundo
ficticio.
Nunca nadie
logró nada, con ninguna de estas palabras por más veces que las
repitiera. En realidad éstas sólo sirven para evitar tomar cartas en
el asunto y realizar las tareas que tú has decidido que tienen la
suficiente importancia para estar en la lista de las actividades de
tu vida.
Tú puedes
hacer lo que te propongas. Eres fuerte y capaz. No eres frágil ni
quebradizo. Al postergar para un momento futuro lo que quisieras
hacer ahora, te entregas al escapismo, a la autoduda, y lo que es
peor aún al autoengaño. Tu zona postergatoria es un movimiento que
te impide ser fuerte en el momento actual, en tu ahora, y te impulsa
en dirección de la esperanza de que las cosas mejorarán en el
futuro.
LA INERCIA COMO ESTRATEGIA PARA VIVIR
He aquí
una frase que puede lograr mantenerte inerte en tus momentos
presentes: "Esperaré y mejorarán las cosas". Para algunos esta
actitud se convierte en una forma de vida, siempre están postergando
algo que harán en un día que nunca ha de llegar.
Mark, un
paciente que atendí hace poco, vino a mi consulta quejándose de lo
desgraciado que era en su matrimonio. Mark era un cincuentón que
llevaba casi treinta años de casado. Cuando empezamos a hablar sobre
su vida conyugal me di cuenta de que los motivos de las quejas eran
muy antiguos. "Nunca anduvo bien, ni al principio", me dijo en un
momento dado.
Le pregunté a
Mark por qué había seguido con su mujer durante tantos años.
"Tenía la
esperanza de que las cosas mejorarían", me confesó. Casi treinta
años de esperanzas y Mark y su mujer seguían siendo desgraciados.
Cuando
hablamos más sobre la vida de Mark y sobre su matrimonio, él me
reconoció que hacía como diez años que era impotente. Le pregunté si
alguna vez había buscado ayuda profesional para su problema. No, él
simplemente había evitado tener relaciones sexuales por más y más
tiempo esperando que el problema se solucionaría solo. "Yo estaba
seguro de que las cosas mejorarían" ,me dijo Mark como un eco de su
primer comentario.
Mark y su
matrimonio representan un caso clásico de inercia. Se evadía de sus
problemas y justificaba esta evasión diciendo: "Si espero un tiempo
sin hacer nada, quizá las cosas se solucionarán solas". Pero Mark
aprendió que las cosas no se solucionan nunca solas. Se quedan
exactamente como están. Como mucho, las cosas cambian, pero no
mejoran.Las cosas en sí (circunstancias, situaciones, sucesos,
gente) no mejoran nunca solas. Si tu vida es mejor de lo que era, es
porque tú has hecho algo constructivo para mejorarla.
Miremos más de
cerca este comportamiento dilatorio y veamos cómo eliminarlo tomando
algunas resoluciones bastante simples. Ésta es una de las zonas que
puedes limpiar con mucho "trabajo mental", ya que es una zona que tú
mismo te has creado, sin ninguno de los refuerzos culturales que son
como el sello de tantas otras zonas erróneas
¿CÓMO FUNCIONA LA POSTERGACIÓN?
Donald
Marquis dijo que la postergación era "el arte de estar al día con el
ayer". A esto yo le agregaría, "y de evitar el hoy". Funciona de la
siguiente manera. Tú sabes que hay ciertas cosas que quieres hacer,
no porque otros te lo hayan ordenado, sino porque las has elegido
deliberadamente. Sin embargo muchas de ellas se quedan sin hacer, a
pesar de lo mucho que te digas a ti mismo que las harás. Decidirte a
hacer algo en el futuro, algo que podrías hacer ahora, es un
sustituto muy aceptable del hecho de hacerlo realmente, y te permite
engañarte a ti mismo no enfrentándote con el hecho de que en
realidad ésta es una componenda y que no estás haciendo lo que te
propusiste hacer. Es un sistema muy útil que funciona más o menos
así: "Yo sé que debo hacer aquello, pero en realidad tengo miedo de
hacerlo mal, o que no me gustará hacerlo. Entonces me digo a mí
mismo que lo haré en el futuro, y así no tengo que admitirme a mí
mismo que no lo voy a hacer. Y me es más fácil aceptarme a mí mismo
de esta manera". Éste es el tipo de razonamiento conveniente pero
falaz y engañoso que puedes poner en juego cuando te enfrentas con
que tienes que hacer algo que es desagradable o difícil.
Si eres
el tipo de persona que vive de una manera y dice que va a vivir de
otra en el futuro, tus declaraciones no tienen contenido. Quiere
decir simplemente que eres de las personas que siempre difieren la
acción y que nunca terminan de hacer las cosas.
Existen,
por supuesto, grados de postergación. Es posible demorar las cosas
hasta un punto, y luego terminar el trabajo justo antes de la última
fecha posible. Esta es también una forma muy común de autoengaño. Si
te permites a ti mismo un tiempo mínimo absoluto para hacer un
trabajo, podrás justificar los resultados mediocres o inferiores,
diciéndote: "Simplemente no tuve tiempo suficiente". Pero sí tienes
tiempo suficiente. Sabes muy bien que la gente ocupada siempre logra
hacer las cosas. Pero si te pasas el tiempo quejándote de lo mucho
que tienes que hacer (postergando), no tendrás momentos presentes
para hacerlo.
Yo tenía
un colega que era un especialista en el arte de la postergación.
Andaba atareado siempre con montones de asuntos y negocios y
hablando de lo mucho que tenía que hacer. Cuando hablaba de sus
cosas los demás se cansaban sólo de oírlo. Pero al observarlo de
cerca era fácil darse cuenta de que en realidad mi colega hacía muy
poco. Tenía millones de proyectos en su mente y nunca se ponía a
trabajar en ninguno de ellos. Me imagino que todas las noches antes
de dormirse se engañaba a sí mismo prometiéndose hacer el trabajo al
día siguiente y además terminarlo. Si no ¿cómo hubiera podido
quedarse dormido con su sistema de autoengaño intacto? Tal vez
supiera que no haría lo que se decía que iba a hacer, pero mientras
jurase que sí lo haría, podía salvar sus momentos presentes.
Tú no
eres necesariamente lo que dices. Tu comportamiento es un barómetro
mucho más adecuado para medir tu valor. Lo que haces en tus momentos
presentes es el único indicador de lo que eres como persona, Emerson
escribió una vez lo siguiente:
No digas
cosas. Lo que eres, relumbra sobre ti mientras lo haces, y atrona
con tal fuerza que no puedo oír lo que alegas en su contra.
La
próxima vez que digas que harás algo, a sabiendas de que no lo
harás, recuerda esas palabras. Son el antídoto de la postergación.
LOS
CRÍTICOS Y LOS HACEDORES
La
postergación como forma de vida es una de las técnicas que puedes
usar para evitar el hacer las cosas. Un no hacedor es a menudo un
crítico, esto es, alguien que se echa para atrás y mira cómo los
demás hacen cosas, y luego elucubra conceptos filosóficos sobre cómo
están haciendo las cosas los hacedores. Es muy fácil ser crítico,
pero ser un hacedor requiere esfuerzo, riesgos y cambios.
EL
CRÍTICO
Nuestra
cultura está llena de críticos. Hasta pagamos para oírlos.
Al
observarte a ti mismo y a la gente que está a tu alrededor, toma
nota del tiempo que se le dedica a la crítica en las relaciones
sociales.
¿Por qué?
Porque sencillamente es mucho más fácil hablar de cómo actúa otra
persona que ser la que en realidad actúa. Toma nota de las actitudes
de los verdaderos campeones, los que han mantenido un alto nivel de
excelencia durante un largo período de tiempo. Los Henry Aarons, los
Johnny Carson, los Bobby Fisher, las Katherine Hepburn, los Joe
Louis y gente de ese tipo.
Hacedores en
el nivel más alto. Campeones en todo sentido. ¿Acaso se sientan
tranquilamente a criticar a los demás? Los verdaderos hacedores de
este mundo no tienen tiempo para criticar a los demás. Están
demasiado ocupados haciendo cosas. Trabajan. Ayudan a los que no
tienen tanto talento como ellos en vez de criticarlos.
La crítica constructiva puede ser útil. Pero si has escogido el rol
del observador en vez del hacedor, no estás creciendo. Más aún,
podría ser que estés usando tus críticas para absolverte a ti mismo
de la responsabilidad por tu ineficiencia proyectándola en los que
realmente están haciendo un esfuerzo. Por otro lado bien puedes
aprender a ignorar a los criticones, los que siempre encuentran
faltas en los demás y a los críticos autoproclamados. Tu primera
estrategia consistirá en reconocer estos comportamientos en ti mismo
y en hacer la firme resolución de eliminarlos por completo para que
puedas ser un hacedor en vez de un crítico postergador y dilatorio.
EL ABURRIMIENTO: UNA RESULTANTE DE LA POSTERGACIÓN
La vida
no es nunca aburrida pero alguna gente escoge aburrirse. El concepto
del aburrimiento implica la incapacidad para usar el momento
presente en actividades que te ayuden a realizarte. El aburrimiento
es una opción, una elección; algo que tú mismo te impones y es uno
de esos elementos autodestructivos que puedes eliminar de tu vida.
Cuando postergas y vacilas malgastas tus momentos presentes en no
hacer nada como alternativa a la posibilidad de hacer cualquier
cosa. El no hacer nada conduce al aburrimiento.
La tendencia
general es echarle la culpa al entorno por el aburrimiento. "Este
pueblo es realmente aburrido" o "¡Qué orador tan aburrido!". El
pueblo en particular y el orador no son nunca aburridos, eres tú el
que experimenta el aburrimiento y puedes eliminarlo haciendo alguna
otra cosa con tu mente en ese momento.
Samuel
Butler dijo: "El hombre que se deja aburrir es aún más despreciable
que el aburrido",. Haciendo lo que quieres, ahora, o usando tu mente
de forma creativa y nueva, ahora, te aseguras un futuro en el que
nunca más escogerás para ti mismo el aburrimiento. Como siempre, la
decisión está en tus manos.
ALGUNOS TÍPICOS COMPORTAMIENTOS POSTERGATORIOS
He aquí
algunas áreas donde la postergación como opción es mucho más fácil
que la acción.
- Seguir
en un empleo en el que te sientes atrapado y sin posibilidad de
desarrollarte y crecer.
-
Aferrarte a una relación que se ha echado a perder. Seguir casado (o
sin estar casado) esperando que las cosas mejorarán.
- Negarte
a hacer algo positivo para solucionar dificultades de relación en lo
sexual, la timidez o en fóbias. Esperar a que mejoren por sí solas
en vez de hacer algo constructivo al respecto.
- No
luchar contra adicciones como el alcohol, las drogas, las píldoras o
el cigarrillo. Decir "Lo dejaré cuando esté listo para ello", a
sabiendas de que lo postergas porque dudas que lo puedas hacer.
-
Postergar trabajos ya sean pesados o livianos como la limpieza de la
casa, o cualquier otra cosa: reparaciones, coser, cortar el césped,
pintar algo; siempre que te importe que se hagan o no. Si esperas lo
suficiente, quizá se harán solos.
- Evitar
un confrontamiento con alguna persona como puede ser una figura
autoritaria, un amigo, un amante, un vendedor o un funcionario
cualquiera. Si esperas, al final no tendrás que hacerlo, aunque el
confrontamiento podría haber mejorado la relación o el servicio.
- Tener
miedo de cambiar situaciones geográficas. Te quedas en el mismo
sitio toda la vida.
-
Postergar pasar un día o una hora con tus hijos, lo que te daría
mucho gusto porque tienes mucho trabajo o estás ocupado en asuntos
muy serios. Igualmente no salir una noche a cenar, o al teatro o
algún evento deportivo con tus seres queridos usando tu "Estoy muy
ocupado" para postergarlo eternamente.
-
Decidirte a empezar tu dieta mañana o la semana próxima. Es más
fácil postergarlo que trabajar para perder los kilos, así que dices:
"Ya lo haré mañana", y ese mañana, claro, nunca llegará.
- Usar el
cansancio o el sueño como excusa para postergar algo. ¿Te has dado
cuenta de cómo te cansas cuando estás a punto de hacer algo incómodo
o difícil? La fatiga, incluso leve, es un estupendo recurso
postergador.
Enfermarte cuando te enfrentas con un trabajo perturbador o molesto.
¿Cómo podrías
hacerlo ahora cuando te sientes tan mal? Al igual que el cansancio
del que hablamos en el párrafo anterior, la enfermedad o el malestar
es una estupenda técnica postergatoria.
- La
estratagema de "Ahora no tengo tiempo para hacerlo" con la que te
justificas para no hacer algo porque estás muy ocupado, aunque
seguro que encuentras tiempo para hacer las cosas que realmente
quieres hacer
- Vivir
ilusionado por las vacaciones que te vas a tomar, un viaje soñado.
El año próximo encontraremos el Nirvana.
- Optar
por la postura del crítico y usar tus críticas para camuflar tu
propia negación a hacer cosas.
- Negarte
a acudir al médico cuando sospechas que algo no va bien. Al
postergarlo no tienes que enfrentarte con la realidad de una posible
enfermedad.
- No
atreverte a acercarte a alguien que quieres. Es lo que deseas pero
prefieres postergarlo y esperar que las cosas se resuelvan solas.
-
Aburrirte en cualquier momento de tu vida. Es ésta una manera de
postergar algo y de usar el evento aburrido como razón para no hacer
algo más divertido y estimulante.
- Tener
el propósito y nunca llegar a ponerlo en acción de hacer ejercicio
en forma regular: "Empezaré ahora mismo... la semana próxima".
- Vivir
completamente dedicada a tus hijos postergando tu propia felicidad.
¿Cómo nos
vamos a dar el lujo de tomarnos una vacación cuando tenemos que
pensar en la educación de los niños?
MOTIVOS PARA SEGUIR POSTERGANDO LAS COSAS
La
racionalización que sirve para postergar lo que tenemos o queremos
hacer está compuesta de una parte de autoengaño o decepción y de dos
partes de escapismo. Entre las retribuciones más importantes que nos
brinda la política de aferrarnos a esta costumbre de postergar, se
encuentran las siguientes:
- Es
evidente que la postergación te permite evadirte de las actividades
desagradables. Puede haber cosas que te atemorizan o cosas que por
un lado te gustaría hacer y por el otro no. Recuerda que nada es
completamente blanco o negro.
- Puedes
sentirte cómodo con tu sistema de autoengaño. El mentirte a ti mismo
te permite no reconocer que en este momento presente no eres un
"hacedor".
- Si
continúas postergando cualquier situación puedes seguir exactamente
como estás para siempre. Así eliminarás la posibilidad de cambios y
todos los riesgos que los acompañan.
- Al
sentirte aburrido tienes alguien o algo a quien culpar por tu
infelicidad; de ese modo, trasladas la responsabilidad desde tu
propia persona a la actividad aburrida.
- Al
erigirte en crítico, puedes sentirte importante a expensas de los
demás. Es una de las maneras de usar las actividades y actos de las
demás personas como escalones para elevarte a ti mismo mentalmente.
Otra forma de autoengaño.
-
Mientras esperas que las cosas mejoren, puedes culpar al mundo
entero de tu infelicidad: las cosas no se te presentan nunca bien
para ti.
Una gran
estrategia para no hacer nada.
Puedes
evitar totalmente las posibilidades de fracaso evitando todas las
actividades que implican algún riesgo. De esta manera nunca tendrás
que enfrentarte con la desconfianza que tienes de ti mismo.
- El
soñar ilusionado con cosas que pueden pasar (fantasías de Santa
Claus) te permiten retornar a una infancia segura y protegida.
- Puedes
atraerte la simpatía y compasión de los demás y sentir compasión de
ti mismo, por el estado de ansiedad en que vives al no hacer lo que
te hubiera gustado hacer.
- Puedes
justificar un rendimiento mediocre o inferior a lo aceptable en
cualquier actividad que postergues durante un tiempo suficientemente
largo, dejando luego un margen mínimo de tiempo para hacerlo. "Pero
es que simplemente no tuve tiempo."
- Al
postergar algo puedes lograr que otra persona lo haga por ti. En
consecuencia, la postergación se convierte en una manera de
manipular a los demás.
- La
postergación de las cosas te permite engañarte a ti mismo hasta
convencerte de que eres distinto de lo que eres en realidad.
- Al no
hacer algún trabajo puedes evitar el éxito. Si no triunfas, evitas
tener que sentirte bien contigo mismo y tener que aceptar la
posterior responsabilidad que acompaña al éxito.
Ahora que
tienes una idea sobre los motivos que te pueden haber llevado a
postergar las cosas que no te conviene postergar, podrás empezar a
hacer algo para eliminar estas zonas erróneas tan autodestructivas.
ALGUNAS
TÉCNICAS PARA DESHACERSE DE ESTE COMPORTAMIENTO POSTERGADOR
- Tomar
la decisión de vivir de momento a momento, cinco minutos a la vez.
En vez de pensar en trabajos que se harán "a la larga", piensa en el
momento actual y trata de pasar un período de cinco minutos haciendo
lo que quieres, rehusando postergar cualquier cosa que pueda
brindarte una satisfacción.
- Ponte a
hacer algo que has estado postergando. Empieza a escribir una carta
o un libro. Te darás cuenta de que muchas de tus postergaciones
fueron innecesarias ya que lo más probable es que encuentres que el
trabajo que estabas postergando en realidad es muy agradable de
hacer y lo estás disfrutando. El empezar simplemente a hacer te
ayudará a eliminar la ansiedad que te inspira el proyecto
-
Pregúntate a ti mismo: "¿Qué es lo peor que me podría pasar si
hiciera lo que estoy postergando ahora?". La contestación es por lo
general tan insignificante que muy posiblemente te dará un
espaldarazo que te incitará a la acción. Piensa en los motivos que
tienes para tener miedo de hacer algo y con sólo eso dejarás de
aferrarte a ellos.
Date a
ti mismo un tiempo específico (digamos los miércoles de 10 a 10.15
de la noche) que dedicarás exclusivamente a la tarea que has estado
postergando.
Verás que los
quince minutos de esfuerzo dedicados exclusivamente a algo a menudo
son suficientes para hacerte pasar el bache de la postergación.
- Piensa
en ti mismo como en un ser demasiado importante y significativo como
para seguir viviendo lleno de ansiedad por las cosas que tienes que
hacer. De modo que la próxima vez que estés perturbado por la
ansiedad de la postergación, recuerda que la gente que se ama a sí
misma no se hiere de esa manera.
Observa
cuidadosamente tu realidad actual. Decide qué es lo que estás
evitando en tus momentos actuales y empieza a enfrentarte con tu
miedo a vivir eficientemente. El postergar la acción es sustituir el
presente por la ansiedad respecto a algún acontecimiento que pueda
suceder en el futuro.
Si el
acontecimiento se convierte en presente, la ansiedad, por
definición, tiene que desaparecer.
- Deja de
fumar... ¡ahora! Empieza tu dieta... ¡en este mismo momento!
Deja la
bebida... ¡en este instante! Deja de leer este libro y haz
inmediatamente uno de los ejercicios de la serie que proyectas
dentro de tu programa de ejercicio. Así es como te tienes que
enfrentar con tus problemas... actuando, ¡ahora mismo! ¡Hazlo! El
único que te impide hacer cosas eres tú mismo y las opciones
neuróticas que has elegido porque no crees que eres tan fuerte como
lo eres en la realidad. Qué simple... ¡simplemente ponte a hacerlo!
- Empieza
a usar tu mente de forma creativa en lo que antes eran
circunstancias aburridas. Si estás en una reunión aburrida, cambia
el ritmo de la misma haciendo una pregunta pertinente, u ocupa tu
mente en pensamientos estimulantes como escribir un poema, o
memorizar veinticinco números de atrás para adelante, simplemente
como entrenamiento de la memoria. Decide que nunca más te aburrirás.
- Cuando
alguien te empieza a criticar, haz esta pregunta: "¿Tú crees que
ahora me hace falta un crítico?,". O cuando te descubres siendo tú
mismo el crítico, pregúntale a la persona que está contigo si quiere
oír tu crítica y si así es, por qué. Esto te ayudará a pasar de la
columna de la crítica a la de la acción.
Observa
tu vida cuidadosamente. ¿Estás haciendo ahora lo que estarías
haciendo si supieras que sólo tienes seis meses de vida? Si no es
así, lo mejor que puedes hacer es empezar ahora mismo puesto que,
relativamente, eso es todo lo que tienes. Dada la eternidad del
tiempo, treinta años o seis meses dan lo mismo; no hay ninguna
diferencia entre los dos espacios de tiempo. El espacio total de tu
vida es sólo como un punto en el tiempo.
No tiene
sentido postergar nada.
- Ten el
valor de emprender una actividad que hayas estado evitando hasta
ahora. Un acto de valor puede eliminar todo ese temor. Deja de
decirte a ti mismo que tienes que funcionar bien. Recuérdate que
hacer es lo importante.
- Decide
que no estarás cansado hasta el momento antes de meterte en cama. No
te permitas usar la fatiga o la enfermedad como un escape o para
postergar hacer algo. Puede que descubras que cuando te saques de
encima el motivo de la enfermedad o del cansancio (es decir, el
evitar una tarea), los problemas físicos desaparecen como por arte
de magia.
- Elimina
las palabras "esperanza", "deseo" y "quizá" de tu vocabulario. Ésos
son los instrumentos que usas para postergar. Si descubres que estas
palabras se están deslizando en tu vocabulario, cámbialas por nuevas
frases. Por ejemplo, cambia:
"Espero
que se arreglarán las cosas" por "Haré que se arreglen".
"Me
gustaría tanto que las cosas fueran mejores, de otra manera" por
"Voy a hacer lo siguiente para sentirme mejor".
"Quizás
eso resultará bien" por "Haré que resulte bien,".
- Escribe
un diario de tu comportamiento crítico y de tus quejas. Al anotar
estas actitudes, conseguirás dos cosas. Verás en qué forma el
comportamiento crítico aparece en tu vida (la frecuencia, los tipos
de cosas, los sucesos y la gente que tienen relación contigo en ese
sentido).
También
dejarás de criticar porque te fastidiará mucho tener que anotarlo en
tu diario.
- Si
estás postergando algo que también involucra a gente (un traslado,
un problema sexual, un trabajo nuevo) reúnete con ellos y pídeles
sus opiniones. Ten el valor de hablar de tus propios temores y
constata si las postergaciones se deben a motivos que existen sólo
en tu cabeza. Si consigues un confidente para que te ayude con tus
postergaciones, realizarás un esfuerzo conjunto. Muy pronto habrás
disipado gran parte de la ansiedad que acompaña a las postergaciones
al compartirlas.
- Haz un
contrato con tus seres queridos por el cual te comprometes a
entregarles las mercancías que tienes para ellos pero que has estado
postergando. Haz que cada parte conserve una copia del contrato y
decreta multas para las infracciones. Ya se trate de asistir a un
partido de fútbol, de salir a cenar fuera, ir de vacaciones o al
teatro, te darás cuenta de que esta estratagema no es sólo útil sino
también muy gratificante para ti ya que te impulsará a participar en
actividades que te pueden resultar placenteras