La décima revelación
Esta segunda parte es, al igual que La Novena Revelación,
una parábola de aventura, un intento por ilustrarla transformación
espiritual continua que está produciéndose en nuestro tiempo. Mi
esperanza con los dos
libros fue transmitir lo que yo llamaría un cuadro de consenso, un
retrato vívido de las percepciones, sentimientos y fenómenos nuevos
que vienen a definir la vida cuando estamos a punto de entrar en el
tercer milenio. |
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La Décima Revelación
se presenta no sólo como continuación de la aventura narrada en aquellas
páginas, sino como su culminación.
Quien conoce la Décima Revelación conseguirá una comprensión global de
la historia del hombre y de la misión que todos compartimos para
conducir a la humanidad a su realización.
En
esta novela, que ha vendido más de dos y medio millones de ejemplares en
todo el mundo, Redfield prosigue la aventura en los montes Apalaches, al
norte de América. Charlene ?quien puso al autor tras la pista del
manuscrito donde están las otras nueve revelaciones? ha desaparecido. En
la búsqueda, el lector acompaña al protagonista por bosques sagrados y
cascadas majestuosas, el marco incomparable para el misterio que va a
ser develado.
Poco a poco se abren las puertas a otros ámbitos, a los recuerdos
perdidos de vidas y experiencias pasadas, al instante anterior a nuestra
concepción, al vislumbre de nuestro nacimiento, al tránsito de la muerte
y a la revisión de la existencia que todos enfrentaremos...
Todo para arribar a la dimensión, pictórica de amor, donde el
conocimiento del destino humano es preservado: la de la vida nueva. A
través de la intuición, la sincronicidad y la visualización superaremos
el miedo al futuro y el resto de los temores imaginables, porque lo que
está en juego es la misión especial que todos tenemos que compartir en
estos momentos: el renacimiento espiritual de la humanidad.
No quiero minimizar los enormes problemas que todavía enfrenta la
humanidad, sino sólo sugerir que cada uno de nosotros, a su modo,
está involucrado en su solución. Si nos mantenemos atentos y
reconocemos el gran misterio que ese esta vida, veremos que hemos
sido colocados en el lugar indicado, exactamente en la posición
correcta... para cambiar el mundo.
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