Tecnología del trabajo
Carreras.
Estrés en el trabajo. Problemas en el trabajo
Cómo manejar la confusión en el lugar del trabajo
La confusión y el dato estable
El control y la confusión
l mundo laboral se ve agobiado por productividad descendente, despidos
masivos, malas relaciones entre la gerencia y los trabajadores,
incompetencia por parte de los ejecutivos y negocios deshonestos. No es
extraño, pues, que el hecho de trabajar sea una fuente de tensión y
ansiedad para millones de personas.
La forma de aumentar la eficiencia y la productividad laboral, cómo
resolver molestias y confusiones en nuestro lugar de trabajo y el
superar el agotamiento, son asuntos que conciernen, todos ellos, tanto
al trabajador como al ejecutivo. Su solución traería como resultado no
sólo una mayor seguridad sino también una mayor satisfacción.
Este capítulo contiene parte de la amplia gama de principios y técnicas
que L. Ronald Hubbard desarrolló para que se aplicaran en el mundo
laboral. El trabajo no sólo podría, sino que debería ser gratificante y
satisfactorio, ya que es nuestra actividad principal durante la mayor
parte de nuestra vida. Utilizar esta información le ayudará a
conseguirlo.
Se nos puede
hacer creer que hay algo confuso en relación con cómo guiamos nuestra
carrera en el mundo laboral. La confusión existe, pero sólo para aquel
que no está equipado con guías y mapas.
Cuando uno observa la gran cantidad de factores que pueden trastornar
nuestra vida y minar nuestra seguridad, da la impresión de que la
confusión parece estar bien fundamentada y podría decirse, en verdad,
que todas las dificultades son fundamentalmente confusiones. Enfrentado
a un número suficiente de amenazas, y a un número suficiente de
elementos desconocidos, el hombre agacha la cabeza y trata de abrirse
paso a ciegas. Ha sido vencido por las confusiones.
Un número suficiente de problemas sin resolver dan como resultado una
enorme confusión. De vez en cuando, en el trabajo, suficiente cantidad
de órdenes contradictorias llevan al empleado a un estado de confusión.
Una fábrica moderna puede estar tan mal administrada que toda ella
parezca una vasta confusión para la que no hay solución posible.
En una confusión, la suerte es la respuesta usual a la que recurrimos.
Si las fuerzas que rodean a la persona parecen demasiado grandes, uno
siempre puede confiar en su "suerte". Suerte significa "un destino que
no guiamos personalmente". Cuando alguien suelta el volante de un
automóvil y espera que por suerte este siga en la carretera, quedará
desilusionado con frecuencia. Lo mismo pasa en la vida. Aquello que se
deja a la casualidad es menos probable que llegue a feliz término. Todos
hemos visto a algún amigo cerrar los ojos ante los cobradores y apretar
los dientes esperando ganar en las carreras y resolver sus problemas.
Hemos conocido personas que han llevado así su vida durante muchos años.
De hecho, uno de los grandes personajes del novelista inglés Charles
Dickens tenía toda una filosofía de "esperar a que algo ocurriera". Aún
cuando admitiéramos que la suerte es un elemento poderoso, sólo es
necesaria en medio de una fuerte corriente de factores que causan
confusión. Si alguien necesita suerte para salir adelante, es obvio que
ya no controla el volante de su automóvil y también es obvio que se está
enfrentando a una confusión.
Sería sensato, entonces, entender con exactitud qué es una confusión y
cómo resolverla.
La confusión y el dato estable
Una confusión puede definirse como cualquier conjunto de factores o
circunstancias que no parecen tener solución inmediata alguna. En
términos más amplios, una confusión es movimiento fortuito.
Si estuviera en medio de un tráfico intenso, es posible que se sintiera
confuso por todo el movimiento que pasa zumbando a su alrededor. Si
estuviera en medio de una fuerte tormenta con hojas y papeles volando a
su alrededor, es probable que se sintiera confuso.
¿Es posible comprender realmente una confusión? ¿Existe una "anatomía de
la confusión"? Sí, existe.
Si fuera el encargado de una centralita telefónica y tuviera diez
llamadas llegando a su centralita a la vez, podría sentirse confuso.
Pero, ¿existe una respuesta a esta situación? Si como capataz de un
taller tuviera tres emergencias y un accidente al mismo tiempo, podría
sentirse confuso. Pero, ¿hay alguna solución para esto?
Una confusión sólo es una confusión mientras todas las partículas están
en movimiento. Una confusión sólo es una confusión mientras ninguno de
sus factores se defina o se entienda con claridad.
La confusión es la causa básica de la estupidez. Para la persona
estupida, todo es confuso, excepto las cosas más sencillas. Por
consiguiente, si conociéramos la anatomía de la confusión, seríamos más
inteligentes, sin importar lo inteligentes que seamos ahora.
Si alguna vez ha tenido que enseñar algo a un joven ambicioso pero no
muy inteligente, entenderá bien esto. Trata de explicarle cómo funciona
algo. Se lo dice una y otra vez, y lo deja actuar por su cuenta y pronto
provoca un verdadero lío. "No entendió", "no lo captó". Usted puede
simplificar su propia comprensión de la incomprensión del joven diciendo
con mucha razón que "él estaba confuso".
Cuando la educación fracasa, en el noventa y nueve por ciento de los
casos, se debe a que el estudiante estaba confuso.
No sólo en el ámbito del trabajo, sino en la vida misma, cuando el
fracaso es inminente; este se origina, de una manera u otra, en la
confusión. Para aprender cómo funciona una máquina o para vivir la vida,
la persona debe ser capaz de hacer frente a la confusión o desbaratarla.
En Cienciología tenemos una doctrina (un principio) sobre la confusión.
Se llama la Doctrina del Dato Estable.
Si viera una gran cantidad de trocitos de papel volando en una
habitación le parecerían confusos hasta que eligiera uno y considerara
que todos los demás se estaban moviendo con respecto a ese. En otras
palabras, un movimiento confuso puede entenderse al concebirse que un
elemento carece de movimiento.
En un flujo de tráfico, todo sería confusión a menos que concibiera que
un automóvil no se mueve en relación a los demás y de esa manera viera a
los demás en relación a él.
El encargado de la centralita que recibe diez llamadas a la vez,
resuelve la confusión señalando, correcta o incorrectamente, una llamada
como la primera que va a recibir su atención. En cuanto decide qué
llamada contestar primero , la confusión de las diez llamadas se reduce
de inmediato. El capataz de un taller que se enfrenta a tres emergencias
y un accidente, sólo necesita elegir lo primero que recibirá su atención
para iniciar el ciclo de hacer que vuelva el orden de nuevo.
La confusión continuará hasta que uno seleccione un dato, un factor, un
aspecto particular en una confusión de partículas. Lo que se selecciona
y se usa se convierte en el dato estable para todo lo demás.
Todo cuerpo de conocimiento, de manera más particular y exacta, se
construye a partir de un dato . Ese es su dato estable . Si lo invalida,
todo ese conocimiento se desintegra. Un dato estable no tiene por qué
ser un dato correcto. Simplemente es el que evita que las cosas se
vuelvan confusas y respecto al que se alinean los demás.
Ahora bien, al enseñarle a un joven ambicioso cómo utilizar una máquina,
él no entendió las instrucciones que usted le dio; si fue así, la razón
es que no tenía un dato estable.
Una confusión existe cuando todas las partículas están en movimiento.
Se vuelve menos confusa cuando se aisla una de ellas y se vuelve el dato
estable para los demás.
En primer lugar, debió hacer que entendiera un hecho; al captarlo,
habría podido captar los demás. Por consiguiente, la persona es estúpida
o está confusa en cualquier situación que provoque confusión hasta que
comprende plenamente un hecho o un elemento.
Aunque las confusiones parezcan grandes y difíciles de superar, se
componen de datos, factores o partículas. Tienen partes. Comprenda una a
fondo y localícela por completo. Después analice cómo las demás actúan
en relación a ella. Habrá traído estabilidad a la confusión y, al
relacionar otros elementos con el que ha comprendido, pronto podrá
dominarla por completo.
Al enseñarle a un muchacho a trabajar con una máquina, no le lance un
torrente de información para después señalar sus errores; eso es una
confusión para él, le lleva a responder de manera estúpida. Encuentre un
punto de entrada a su confusión, un dato. Dígale: "Esta es una máquina".
Tal vez se lanzaron todas esas instrucciones a una persona que no tenía
verdadera certeza, ni un verdadero orden de existencia. Dígale: "Esta es
una máquina". Y luego, haga que esté seguro de eso. Haga que la sienta,
que la toque, que mueva sus partes. Dígale: "Esta es una máquina". Y le
sorprenderá el tiempo que se puede necesitar para hacer esto, pero
también se sorprenderá al ver como aumenta su certeza. De todas las
complejidades que él debe aprender para hacerla funcionar, en primer
lugar debe conocer un dato . Ni siquiera es importante cuál es el dato
que él aprenda bien primero; más allá de esto, es mejor enseñarle un
dato fundamental que sea sencillo . Puede enseñarle lo que la máquina
hace, puede explicarle el producto final, puede decirle por qué él fue
seleccionado para trabajar con esta máquina. Pero debe hacer que un dato
fundamental esté claro para él, de otra manera se perderá en una
confusión.
La confusión es falta de certeza. La confusión es estupidez. La
confusión es inseguridad. Cuando piense en falta de certeza, en
estupidez, en inseguridad, piense en la confusión y la habrá entendido
por completo.
Entonces, ¿qué es certeza? Ausencia de confusión. ¿Qué es inteligencia?
Capacidad para manejar la confusión. ¿Qué es seguridad? Habilidad para
pasar a través de la confusión, rodearla, o poner orden en ella. La
certeza, la inteligencia y la seguridad son ausencia de confusión o
habilidad para manejarla.
¿Cómo se relaciona la suerte con la confusión? La suerte es la esperanza
de que una casualidad al azar nos saque de problemas. Depender de la
suerte es abandonar el control. Es apatía.
El control y la confusión
Existe el buen control y el mal control. La diferencia entre ellos es la
certeza y la falta de ella. El buen control tiene certeza, es positivo y
predecible. El mal control no tiene certeza, es variable e impredecible.
Con buen control la persona puede tener certeza, con mal control nunca
la tiene. Un capataz que impone una regla hoy pero mañana no, que obliga
a Jorge a obedecer pero no obliga a Jaime, está ejerciendo mal control;
como consecuencia de esto surgirán la incertidumbre y la inseguridad,
sin importar cuales sean sus atributos personales.
Como puede existir tanto control carente de certeza y lleno de
estupidez, algunas personas pueden llegar a creer que todo control es
malo. Pero eso está muy lejos de ser verdad. El control es necesario si
queremos poner orden en las confusiones. Para hacer cualquier cosa, lo
que sea, debemos ser capaces de controlar, por lo menos en cierta
medida, las cosas, nuestro cuerpo, nuestros pensamientos.
Una confusión podría denominarse como un movimiento al azar que está
fuera de control. Sólo aquellos que puedan ejercer cierto control sobre
ese movimiento al azar, podrán manejar confusiones. Los que no pueden
ejercer control producen, en efecto, confusiones.
La diferencia entre el buen control y el mal control se vuelve entonces
más obvia. La diferencia entre bueno y malo es una cuestión de grado .
Un control completo y positivo es el que otros pueden predecir. Por
consiguiente, es buen control. Un control negativo y descuidado no puede
predecirse, por lo tanto es mal control. La intención también tiene algo
que ver con el control. El control puede usarse para fines constructivos
o destructivos; pero descubrirá que cuando la intención se dirige a
fines destructivos se usa mal control.
Así pues, la confusión es un tema muy amplio. Quizás parezca un tanto
extraño que la confusión en sí se utilice aquí como blanco. Pero usted
encontrará que es un común denominador excelente para todo lo que
consideramos malo en la vida. Y si podemos dominar las confusiones,
nuestra atención quedará libre para la actividad constructiva. Mientras
nos confundan las confusiones, sólo podremos pensar en algo destructivo;
ya que lo que más deseamos, es destruir la confusión.
Así que aprendamos primero cómo destruir las confusiones. Lo que
resulta, según veremos, bastante simple. Cuando todas las partículas
parecen estar en movimiento, detengamos una y veamos cómo se mueven las
demás con respecto a ella y así tendremos menos confusión presente. Al
escoger una como dato estable se pueden alinear las demás. De esta
manera, una emergencia, una máquina, un trabajo o la vida misma, pueden
contemplarse y comprenderse, y uno puede ser libre.
Veamos cómo funciona esto. Hay una serie de factores que podrían influir
para obtener, conservar y mejorar un trabajo. Podemos manejar todo el
problema, como con frecuencia lo hace la gente, introduciendo en el
problema el dato único: "Yo puedo conseguir y conservar un trabajo". Al
aferrarse a este dato como única creencia, las confusiones e
inseguridades de la vida causan menos efecto en el individuo y confunden
menos.
Pero supongamos que se hizo esto. Supongamos que cuando era joven, y sin
investigar más el problema, cerró los ojos, apretó los dientes y dijo:
"Yo puedo conseguir y conservar un trabajo, pase lo que pase. Por lo
tanto, no voy a preocuparme más por el aspecto económico de la
existencia". Bien, eso estaba bien.
Más adelante, y sin previo aviso, lo despiden. Se queda sin trabajo
durante diez semanas. Entonces, aunque haya conseguido un nuevo trabajo,
se siente menos seguro, menos confiado. Digamos que después ocurre algún
accidente y de nuevo se queda sin trabajo. Al estar otra vez sin
trabajo, se siente una vez más, aún menos confiado, aún menos seguro.
¿Por qué?
Veamos el lado opuesto de esta Doctrina del Dato Estable. Al hacerlo,
nos damos cuenta de que el dato estable hace que las confusiones se
mantengan sin efecto, y cuando el dato estable se sacude, la confusión
se presenta de nuevo.
Imaginemos que una confusión se detuvo. Aún está dispersa, pero se ha
detenido. "¿Qué la detuvo? La adopción de un dato estable. Digamos que
en casa alguien tiene serios disgustos con su suegra. Un día, después de
una pelea, sale con paso airado, y en un momento de inspiración se dice
a sí mismo: "Todas las suegras son malas". Es una decisión. Correcto o
incorrecto, es un dato estable adoptado en una confusión. De inmediato
se siente mejor. Ahora puede hacerse cargo del problema o vivir con él.
Sabe que todas las suegras son malas. No es verdad, pero es un dato
estable. Cierto día, cuando él está en dificultades, su suegra sale en
su ayuda, con lealtad inquebrantable, y paga no sólo la renta sino
también las demás deudas. De inmediato se siente muy confuso. Este acto
de amabilidad no debe ser algo que cause confusión, después de todo, ¿no
resolvió ella el problema? ¿Entonces por qué se siente molesto? Porque
se le ha sacudido el dato estable. Toda la confusión del problema previo
vuelve a entrar en acción al demostrarse la falsedad del dato estable.
Para confundir a cualquiera, todo lo que tiene que hacer es encontrar
sus datos estables e invalidarlos. Sólo es necesario sacudir por medio
de críticas o pruebas, esos pocos datos estables para que de nuevo
entren en acción todas las confusiones de la persona.
Como se ve, los datos estables no tienen por qué ser verdaderos,
simplemente se adoptan. Al adoptarlos, los demás datos se consideran en
relación a estos. Por lo tanto, la adopción de cualquier dato estable
tenderá a anular la confusión a la que se dirige. Pero si se sacude, se
invalida o se desmiente dicho dato estable, la persona se queda de nuevo
con la confusión. Por supuesto, lo único que se debe hacer es adoptar un
nuevo dato estable o colocar otra vez el antiguo dato estable en su
lugar, pero hay que saber Cienciología para conseguir hacer esto con
facilidad.
Digamos que la persona no siente temor en relación a la economía
nacional porque una figura política heroica está tratando de hacer todo
lo que puede. Ese hombre es el dato estable para todas las confusiones
que pueda tener respecto a la economía nacional, así que la persona "no
está preocupada". Pero un día las circunstancias o sus enemigos
políticos lo sacuden a él como dato. "Prueban" que él fue realmente
deshonesto. Así que uno vuelve a preocuparse por la economía nacional.
Quizás adoptó cierta filosofía porque el orador parecía un tipo
agradable. Luego alguien le demuestra cuidadosamente que el orador en
verdad era un ladrón o algo peor. Uno adoptó esa filosofía porque
necesitaba estar libre de sus pensamientos hasta cierto punto. Al
invalidar al orador, de inmediato regresa la confusión que se tenía al
principio.
Muy bien. Observamos la confusión en el mundo del trabajo cuando éramos
jóvenes y la contuvimos al afirmar con firmeza: "Yo puedo conseguir y
conservar un trabajo"; ese era el dato estable. Conseguimos un trabajo,
pero nos despidieron. Así que la confusión del mundo del trabajo se
volvió más confusa. Si sólo tenemos este dato estable: "Yo puedo
conseguir y conservar un trabajo", entonces, es seguro que vamos a pasar
por algunos períodos de confusión en la vida laboral. Un dato estable
mucho, mucho mejor sería: "Comprendo la vida y los trabajos. Por lo
tanto, puedo conseguirlos, conservarlos y mejorarlos".
La confusión no necesita ser una parte inevitable y persistente de la
vida laboral de una persona. Al emplear la Doctrina del Dato Estable, se
puede introducir, de forma gradual, orden y comprensión en cualquier
situación.
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