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7 Séptimo chakra:
El conector espiritual
Despertar espiritual
La crisis espiritual y la necesidad de devoción

"Anatomía del Espíritu"

Caroline Myss

 

 

7
Séptimo chakra:
El conector espiritual

El séptimo chakra es el que nos conecta con nuestra naturaleza espiritual y la capacidad para incorporar la espiritualidad a nuestra vida y permitirle que nos guíe. SÍ bien todo el sistema energético está animado por el espíritu, el séptimo chakra está directamente orientado a la búsqueda de una relación íntima con lo Divino. Es el chakra de la oración. Es también nuestra "cuenta corriente de gracia", el banco donde depositamos la energía que amasamos mediante pensamientos y actos de bondad, y mediante actos de fe y de oración. Nos capacita para adquirir una intensa conciencia interior mediante la meditación y la oración. El séptimo chakra representa nuestra conexión con la dimensión trascendental de la vida.

 

Ubicación: Coronilla.

Conexión energética con el cuerpo físico: El séptimo chakra es el punto de entrada de la fuerza vital humana, que se derrama sin cesar en el sistema energético humano, proveniente del macro-universo, de Dios o del Tao. Esta fuerza nutre el cuerpo, la mente y el espíritu. Se distribuye por todo el cuerpo físico y por los seis chakras inferiores, conectando todo lo físico con el séptimo chakra. La energía de este chakra influye en la energía de importantes sistemas corporales: el sistema nervioso central, el sistema muscular y la piel.

Conexión energética con el cuerpo emocional/mental: El séptimo chakra contiene la energía que genera la devoción, los pensamientos inspiradores y profetices, las ideas trascendentes y las conexiones místicas.

Conexión simbólica/perceptiva: El séptimo chakra contiene la forma más pura de la energía de la gracia o prana. Este chakra almacena la energía generada por la oración y la meditación y protege nuestra capacidad para la visión simbólica. Es el centro de energía para el conocimiento, la visión y la intuición espiritual que trasciende la conciencia humana corriente. Es el dominio místico, dimensión de una compenetración consciente con lo Divino.

Miedos principales: Los miedos relacionados con temas espirituales como "la noche oscura del alma"; miedo al abandono espiritual, pérdida de la identidad y pérdida de la conexión con la vida y las personas que nos rodean.

Fuerzas principales: Fe en la presencia de lo Divino y en todo lo que esa fe representa en la propia vida, por ejemplo, guía interior, intuición para sanar y un tipo de confianza que eclipsa los miedos humanos corrientes; devoción.

Conexión sefirot/sacramento: La sefirá conectada con el séptimo chakra es Kéter, que significa "corona". En las tradiciones espirituales orientales este chakra se llama "chakra de la coronilla". Kéter representa la "nada", la energía de la que surge la manifestación física. Se cree que es eterna, que no tiene principio ni fin. El sacramento cristiano relacionado con el séptimo chakra es el de la extremaunción (o último rito), que es el que se administra a los moribundos. En su sentido simbólico, la extremaunción representa el proceso de rescatar el espíritu de los diversos "rincones" de la vida donde todavía hay "asuntos inconclusos", o la liberación de pesares que continúan tirando de la conciencia, por ejemplo, palabras que deberían haberse dicho y no se dijeron, o palabras que se dijeron y no deberían haberse dicho. Entre los asuntos inconclusos también están las relaciones que querríamos que hubieran acabado de otra manera o los caminos que querríamos haber tomado pero no tomamos. En el momento de cerrar nuestra vida llevamos conscientemente esos recuerdos a un punto final, aceptando las elecciones que hicimos y liberándonos de la sensación de que las cosas podrían o deberían haber sido de otra manera. Eso es lo que significa "llamar de vuelta al espíritu" para dejar este mundo y regresar completos a la dimensión espiritual.

Es posible que las últimas palabras de Jesús, cuando estaba en la cruz, iniciaran este sacramento. Jesús dijo a su madre y a su discípulo Juan: "Mujer, he ahí a tu hijo; Juan, he ahí a tu madre." Y dirigiéndose a Dios, dijo: "Perdónalos, porque no saben lo que hacen", y "Todo está acabado, en tus manos encomiendo mi espíritu." Estas palabras representan el cierre consciente de la propia vida y la preparación para volver a una identidad espiritual eterna.

Desde una perspectiva simbólica diferente, la extremaunción representa un rito que debería formar parte regular de la vida humana. En muchos momentos de la vida nos encontramos ante encrucijadas en las que necesitamos dejar "morir" una fase anterior. Cuanto menos nos aferramos al mundo físico, más cerca nos colocamos para acceder conscientemente a la energía de Kéter o chakra de la coronilla, nuestra conexión trascendente con lo Divino.

Verdad sagrada: La energía del séptimo chakra nos mueve a desear una conexión íntima con lo Divino en todo lo que hacemos. Este deseo espiritual de conexión es muy diferente del deseo de conexión con una religión. La religión es ante todo una experiencia de grupo cuya principal finalidad consiste en proteger al grupo, en especial de las amenazas físicas: enfermedad, pobreza, muerte, crisis sociales e incluso la guerra. La religión tiene sus raíces en las energías del primer chakra. La espiritualidad, por su parte, es una experiencia individual orientada a liberarnos de los miedos del mundo físico y buscar una relación con lo Divino. La verdad sagrada de este chakra es Vive en el momento presente.

La búsqueda de una conexión espiritual personal estremece el núcleo mismo de nuestro ser. La oración, consciente o inconsciente, para llegar a conocer directamente lo Divino reza más o menos así: "Ya no deseo estar protegido dentro del grupo ni deseo tener un filtro mediador que me sirva de guía. Ahora quiero que Tú entres directamente en mi vida y elimines de ella todo obstáculo, sea una persona, un lugar o un trabajo, que me impida formar una unión íntima Contigo." Como escribe Meister Eckhart en su libro TheSoalhOnewith God, el fin último del místico es: "Dios es amor, y quien vive en e! amor vive en Dios y Dios en él."

Al buscar !a unión con lo Divino, pedimos que se eliminen de nuestra vida todas las "ilusiones" físicas, psíquicas y emocionales. Una vez que comienza el proceso de eliminación, despierta una voz interior que de inmediato empieza a competir con todas las autoridades externas de nuestra vida, lo que puede sumirnos en un torbellino interior o incluso en una "esquizofrenia espiritual".

Un hombre, asistente social, vino a verme porque había notado la presencia de ángeles a su alrededor. Se sentía abrumado por la sensación de que en realidad no hacía nada para ayudar a las personas pobres y desesperadas con las que se relacionaba en su trabajo. "Una noche llegué a casa, me arrodillé y le dije a Dios: "¿Estás de verdad con estas personas? ¿Escuchas sus plegarías? Están desesperadas, y yo me siento impotente." Al día siguiente estaba hablando con una mujer, tratando de ayudarla a hacer frente a las dificultades de su vida; de pronto vi a un ángel junto a ella. El ángel sonreía. Me quedé atónito. Continué hablando con ella como si no pasara nada raro, pero no pude evitar que me invadiera una ridícula sensación de éxtasis. Le repetí una y otra vez: "De verdad, créame, todo va a ir bien." Entonces ella me dijo: "¿Sabe?, le creo, sinceramente le creo." Después se marchó sonriendo. Ahora veo ángeles en todas partes. Ojalá pudiera decirle a todo el mundo que estamos rodeados por el cielo. Antes de esa experiencia estaba desesperado. Tenía fe, pero al mismo tiempo estaba desesperado. Sé que parece una contradicción, pero no lo es. Simplemente deseaba hacer más, desde el fondo del corazón."

 

Despertar espiritual

Se han escrito muchos libros sobre la naturaleza del viaje espiritual personal, pero uno de los primeros continúa siendo el más conocido: La, noche oscura del alma, escrito en el siglo XVI por san Juan de la Cruz. En esta obra clásica, el autor habla de las fases de separación de la mente tribal o de grupo (las palabras son mías) que son necesarias para formar un vínculo total y consciente con lo Divino. En cada fase se presentan experiencias de exquisita trascendencia mística, así como sentimientos de depresión, locura y extraordinaria soledad desconocidos para la experiencia humana normal.

Dentro de la tradición católica, la obra de san Juan de la Cruz dio permiso a las personas, hasta cierto punto, para separarse de las experiencias religiosas de grupo y buscar el desarrollo espiritual personal. La vida monástica se había convertido en el modo de trascender los parámetros religiosos corrientes de entender a Dios para encontrarse directamente con lo Divino. En los siglos siguientes, cuando los europeos conocieron otras culturas, quedó claro que en todas las culturas la oración intensa y la exploración y disciplina personales conducían a experiencias místicas.

En calidad de dirigentes religiosos oficiales, los monasterios y ashrams "contienen" el poder de lo Divino dentro de muros bien guardados. Las personas que decían tener visiones, oír voces, mantener comunicaciones telepáticas insólitamente intensas y realizar curaciones mediante la oración y el contacto, al mismo tiempo ayunaban hasta llegar a estados de casi inanición, meditaban durante semanas seguidas y caían en depresiones que habrían llevado a! borde del suicidio a los mortales normales. Los observadores, incluso los de dentro del monasterio, mantenían las distancias con algunos de esos místicos por temor a que "el ojo de lo Divino" se fijara en ellos. Era bien sabido que muy pocas personas eran capaces de soportar el "contacto directo" con el cielo.

En los años sesenta, el Concilio Vaticano II marcó un cambio decisivo en el mundo religioso occidental. Esa reunión de la jerarquía católica romana acabó con muchas tradiciones centenarias e inició una nueva libertad espiritual para todas las personas, independientemente de sus antecedentes religiosos. La sola palabra "católico" lleva implícita la idea de universalidad de pensamiento, símbolo particularmente potente sí consideramos que la religión católica romana fue la primitiva iglesia cristiana. Ahora bien, por medio del Concilio Vaticano II esta estructura de poder transmitía un mensaje de liberalismo espiritual universal.

Personas de todo el mundo comenzaron a poner en tela de juicio los límites de sus tradiciones religiosas y a explorar las enseñanzas espirituales de las otras. Las mujeres desearon ordenarse; los cristianos acudieron en tropel a los monasterios budistas y los ashrams hindúes; los budistas y los hindúes buscaron las enseñanzas cristianas; los líderes religiosos de tradiciones orientales y occidentales celebraron reuniones oficiales. Las barreras entre Oriente y Occidente fueron derribadas, no sólo por personas legas rebeldes, sino también por eruditos, como el monje trapense Thomas Merton, que en su obra clásica The East-West Journal expresó la necesidad de una exploración mutua de las verdades del budismo y el cristianismo.

Para las personas de orientación espiritual, esta nueva libertad significó un cambio decisivo en el concepto de la capacidad de "conocer a Dios", que tuvo consecuencias revolucionarias no igualadas desde la rebelión de Martin Lutero. A medida que los "no ordenados" adquirían las habilidades necesarias para interpretar el sentido más profundo de las escrituras, la educación de la gente debilitó el papel de los líderes religiosos ordenados u oficiales. Se desmoronaron simbólicamente los muros de los monasterios, que durante tanto tiempo habían contenido la forma más intensa de "luz divina". En efecto, en los años cincuenta los chinos invadieron el Tíbet, obligando al Dalai Lama a huir de su casa monástica. Si bien este exilio del dirigente espiritual del país ha sido el capítulo más doloroso de la historia tibetana, las enseñanzas del Dalai Lama y de otros maestros dotados han entrado e influido en las comunidades espirituales del mundo. La luz divina fue liberada para entrar en la vida de incontables "místicos sin monasterio", personas laicas que se adhieren a enseñanzas extraordinarias espirituales en la intimidad de su vida.

El paso de religión a espiritualidad no es simplemente una moda cultural. Es una reorganización arquetípica de nuestra comunidad planetaria, que ahora puede entrar en las verdades universales accesibles mediante la visión simbólica. En la visión simbólica interviene un sexto sentido, la intuición, que percibe las conexiones entre todos los sistemas energéticos vivientes.

En uno de mis seminarios, una mujer habló de su conexión con la naturaleza. "Todos los días, cuando me preparo para trabajar en mi jardín, rezo una oración para invocar la ayuda de los espíritus guardianes de la naturaleza, e inmediatamente noto que esos seres energéticos están a mi lado. SÍ hace unos años alguien me hubiera dicho que yo iba a decir estas cosas, lo Habría considerado un loco. Pero hace ocho años, después de presenciar un desastre medioambiental, me sentí abrumada por la aflicción, una aflicción que hasta ese momento no había sentido nunca en mi vida. No lograba liberarme de ella, hasta que una tarde, paseando por el bosque, oí una voz que me pareció que venía de abajo, a la altura de mis rodillas. "Auxilio, ayúdanos", dijo la voz. Me eché a llorar porque en el fondo del corazón entendí que era el reino de la naturaleza el que me hablaba. Esa noche llamé a mi jefe y le presenté mi dimisión como jefa de sección. NÍ siquiera pensé cómo iba a mantenerme. Simplemente, tenía que hacer lo que me pedía esa voz. Después recé una oración pidiendo que se me revelara un camino para ayudar a la naturaleza. A las dos semanas, una persona a la que sólo conocía superficialmente me preguntó si me interesaría comenzar una empresa de cultivo y venta de hierbas. Ése fue el comienzo de mi vida por lo que a mí respecta."

Esa percepción intuitiva de conexión nos está llevando, como planeta, hacia una comprensión holística de la salud y la enfermedad, del medio ambiente y su biodiversidad, y de las prioridades sociales de servicio y caridad. Este movimiento dirigido a trabajar como "un mundo" es una extensión de la liberación de la luz divina para que entre en el mundo. Se diría que la humanidad está "bajo órdenes" para madurar espiritualmente hasta alcanzar un grado de visión y servicio holísticos, y que se nos han abierto numerosísimos caminos de servicio para cumplir esas órdenes.

Jim, de cuarenta y cuatro años, presidente de la Fundación Gorbachov, presidente de la Asociación Internacional de Política Extranjera y presidente y gerente de la Corporación Diomedes, es un místico que trabaja en el ámbito político mundial para unir a personas y países y hacer del mundo un lugar mejor. Jim es también teólogo, y obtuvo el doctorado en teología en la Universidad de Cambridge. Entre sus logros figura haber inspirado a Mijaíl Gorbachov a poner en marcha la Fundación Gorbachov, crear un puente espacial para los astronautas estadounidenses y los cosmonautas de la antigua Unión Soviética, y promover el Primer Foro Mundial, encuentro que reunió a numerosos líderes mundiales, como George Bush, Margaret Thatcher y Míjail Gorbachov, con poderosas voces del espíritu, corno Deepak Chopra y Thich Nhat Hanh, para hablar de una nueva visión para nuestra sociedad mundial. Jim es un hombre estimulado por la visión y el poder del espíritu humano.

Nacido en China, hijo de misioneros estadounidenses, explica así su primera experiencia espiritual:
"A los cinco años entré por casualidad en un templo budista de una pequeña aldea de Taiwan, donde por primera vez vi a un monje meditando. Me quedé contemplándolo y vi que una mosca le recorría la cara; lo que me cautivó fue que el monje no movió ni un solo músculo. La mosca se alejó de su cara, voló un momento y volvió a posarse; el monje continuó sin moverse. Me di cuenta de que ese hombre estaba en otra parte. Me senté en el templo y continué observándolo; lo único que se me ocurría pensar era: "¿Dónde estará?"

"El sábado siguiente, cuando mi padre estaba predicando durante el servicio religioso, comprendí que yo no creía en lo que predicaba. De pronto supe que Oriente era un tesoro de verdad, que era una cultura que debía ser respetada, no convertida. Después me enviaron a un internado protestante y a los siete años me castigaron con azotes porque no estaba de acuerdo con lo que enseñaban las misioneras sobre Dios. Durante esa experiencia me volvió a la mente la imagen del monje, recordándome que había un lugar adonde podíamos ir que estaba más allá del espacio y del tiempo. Esa imagen me ayudó a sobrevivir en el internado.

"A los nueve años empecé a discutir sobre temas teológicos. Recuerdo que salí en defensa de una chica católica llamada Jackie, que también era alumna del internado. Los otros alumnos le dijeron que iría al infierno porque era católica, y yo dije que nadie que cree en Dios va al infierno. Dije que no importaba que fuera católica. A causa de eso me castigaron aislándome durante dos semanas. Poco después, una de las madres del colegio reunió a los otros niños en una sala para darles caramelos. Desde la sala contigua oí que les decía que podían coger más caramelos si se comprometían a no jugar conmigo hasta que yo aceptara a Cristo. Nuevamente me vino a la mente la imagen del monje, recordándome que hay un lugar más allá de las circunstancias adonde se puede ir para sobrevivir al mundo exterior.

"Una vez que empecé a ir a ese lugar, comencé a aprenderlas virtudes: que cuando uno se enfrenta a la estrechez de miras, su tarea consiste en formar parte de la Luz, proteger a los demás, resistirse a aquellos cuyas ideas son negativas. De esa comprensión nació el concepto de justicia social que es ahora mi vida. Creo que somos canales por medio de los cuales el Espíritu realiza tareas para impulsar el desarrollo humano. Eso es lo único que he hecho con mí vida. Creo que mi vida y mi trabajo espirituales comenzaron porque me negué a olvidar la autenticidad de la experiencia con ese monje. De alguna manera, el día que lo vi debí de ir con él a ese lugar interior. Desde entonces nunca he vuelto a la conciencia ordinaria. Creo que a veces necesitamos meditar, a veces necesitamos orar y a veces necesitamos enfrentarnos a nuestros problemas en la calle, por así decirlo. Otras veces tenemos que adorar la creación y la multiplicidad de la Divinidad. Ésa es la tarea del espíritu humano."

Jim vive corno un místico contemporáneo. Cuando reunió a los líderes mundiales en el Primer Foro Mundial, para "considerar atentamente la siguiente fase del desarrollo humano", fue un modelo de todo el potencial del espíritu humano y de la capacidad de una persona armada de fe para influir en la curación de este planeta.

 

La crisis espiritual y la necesidad de devoción

Los "sintonías" de una crisis espiritual son casi idénticos a los de una crisis psíquica. De hecho, dado que una crisis espiritual afecta a la psique, un "místico principiante" podría no percatarse de que sufre una crisis de naturaleza espiritual y creer que su dilema es psicológico. Sin embargo, los síntomas de una crisis espiritual son claros y de tres tipos.

Generalmente, la crisis comienza con una sensación de ausencia de sentido y finalidad, que la persona no puede remediar simplemente barajando los componentes externos de su vida. El anhelo es mucho más profundo, no lo puede satisfacer un aumento de salario o una promoción, ni un matrimonio o una nueva relación. Las soluciones corrientes no ofrecen ningún atractivo. Por supuesto, hay personas que nunca han encontrado sentido ni finalidad a su vida, pero probablemente estas personas esperan, equivocadamente, que la vida les deje el "sentido" en la puerta. Las quejas continuas y la falta de ambición no indican que se haya producido una crisis espiritual. Las personas que padecen una crisis espiritual tienen la sensación de que algo está tratando de despertar en su interior, pero no saben verlo.

Sentir miedos nuevos y raros es el segundo síntoma de una crisis espiritual. Estos miedos no son corrientes, como lo son el miedo al abandono y a envejecer, sino que producen la sensación de estar desconectándose de la propia identidad. "Ya no sé muy bien quién soy ni lo que deseo de la vida" es una expresión común de la persona saturada de la energía del séptimo chakra.

El tercer síntoma es la necesidad de experimentar devoción por algo superior a uno. Los innumerables libros actuales de psicología, que explican las necesidades humanas, rara vez hablan de nuestra necesidad fundamental de devoción; sin embargo, necesitamos, biológica y energéticamente, estar en contacto con una fuente de poder que trasciende las limitaciones y confusiones humanas. Necesitamos comunicarnos con una fuente de milagros y esperanza. La devoción entrega una parte de nuestra conciencia a nuestro yo inconsciente eterno, lo que a su vez nos conecta directamente con una presencia divina. Incluso encuentros breves y fugaces con esa presencia y su infinito poder ayudan a nuestra conciencia a liberarse de sus miedos, y el poder humano deja de gobernar nuestra atención.

La necesidad de devoción a un poder superior ha encontrado numerosos sucedáneos nada apropiados: devoción a una empresa, a un partido político, a un equipo deportivo, a un programa de ejercicios, incluso a una banda callejera. Todos estos sustitutos terrenos finalmente decepcionan al devoto. Por mucho ejercicio que hagamos, envejeceremos. Tal vez nos mantengamos sanos mientras los hacemos, pero de todos modos envejeceremos. Y gran parte de la angustia que sienten las personas cuando tienen que dejar empresas a las que han servido lealmente durante años, sin duda se produce porque su lealtad contenía una devoción inconsciente. Suponemos que mies tras devociones a cosas terrenas y a personas nos devolverán una clase de poder capaz de solucionar todos nuestros infortunios, pero ningún ser u organización humanos poseen ese poder.

Ningún gurú, pastor religioso ni sacerdote puede administrar la energía de los devotos durante mucho tiempo sin provocar alguna forma de escándalo. No estamos hechos para ser devotos a un ser humano; debemos dirigir la devoción hacia arriba para que nos lleve con ella.

La ausencia de sentido, la pérdida de identidad y la necesidad de devoción son los tres síntomas más fuertes que indican que la persona ha entrado en la "noche oscura". Ciertamente estas características son similares a los dilemas psíquicos comunes que experimenta la gente. Sin embargo, cuando su origen es espiritual, uno no tiene motivos para culpar a otras personas de causarle la crisis. Se da cuenta de que la causa de su crisis está en su interior. La insuficiencia de los componentes externos de la vida de la persona es la consecuencia de la crisis espiritual, no la causa.

Un buen director espiritual puede ayudar a la persona a pasar por esa "noche oscura", muchos de cuyos retos suponen enfrentarse a intensos problemas psíquicos. La psicoterapia estándar buscaría la causa analizando las pautas negativas en sus relaciones, desde la infancia hacia delante. Si bien también resulta muy útil identificar esas pautas negativas en la orientación espiritual, el director espiritual investiga, prioritariamente, el contenido del diálogo interior de la persona respecto a asuntos del espíritu, por ejemplo:
o  ¿Qué preguntas se ha hecho orientadas a una mayor comprensión de la finalidad de su vida?
o  ¿Qué miedos tiene relativos a su comprensión de Dios?
o  ¿Ha pensado que su vida carece de sentido cuando la evalúa dentro de un contexto espiritual?
o  ¿Qué fantasías espirituales tiene? Por ejemplo, ¿cree que la búsqueda de un camino espiritual le hace ser superior a otras personas, o que Dios se fija más en usted que en otras personas no tan entregadas a un camino espiritual como usted?
o  ¿Ha pedido, en la intimidad de sus oraciones o pensamientos, conocer los motivos por los que le resulta difícil tener fe en Dios?
o  ¿Piensa que de alguna manera se ha equivocado en las decisiones personales que ha tomado?
o  ¿Tiene conciencia de haber violado alguna vez sus normas espirituales?
o  ¿Ha deseado ser sanado?
o  ¿Ha deseado conocer a Dios de un modo más profundo que como lo conoce ahora?

Estas preguntas no son las que hace la psicología. La persona puede abrirse más a recibir las respuestas reorganizando su vida de modo que elimine los obstáculos mentales y emocionales. Al principio esa reorganización le hará sentirse peor, cuando esté experimentando la "noche oscura del alma", durante la cual llegará a conocer los contenidos de su mente y corazón, enfrentará sus miedos y creencias, explorará conscientemente su lado oscuro y desafiará a los falsos dioses que no renunciarán a su autoridad sobre su psique humana sin dar batalla.

La enfermedad suele ser catalizadora de la transformación espiritual y de la "noche oscura". Per, que ahora tiene cuarenta y nueve años, diseña barcos transoceánicos, profesión que le ha reportado un enorme éxito financiero. Durante años Per viajó por todo el mundo, tratando con personas influyentes del inundo de los negocios y disfrutando de una brillante vida social. De pronto, a los cuarenta y tres años, descubrió que tenía el virus del sida. Un año después murió su madre, con la que siempre había estado muy unido. Estos dos acontecimientos traumáticos combinados lo sumieron en la desesperación y la depresión.

Antes de ese año trágico no se podía decir que Per tuviera una vida espiritual. Como decía, esa dimensión no le servía para sus finalidades. Después de la muerte de su madre buscó la ayuda de un pastor protestante, pero no encontró mucho consuelo en la religión de su familia.

Al mismo tiempo continuó trabajando, sin mencionar a nadie su trastorno físico y espiritual. Se fue encerrando en sí mismo y fue aumentando su miedo a que descubrieran su enfermedad. El miedo y la soledad casi lo hundieron en un colapso nervioso. Canceló sus compromisos de trabajo y decidió que le convenía alejarse de la ciudad durante un tiempo. Así pues, volvió a la casa de campo de su madre, que estaba situada en un sitio bastante aislado, en la montaña. Para mantenerse ocupado, se puso a redecorar la casa. Por la noche, lo único que podía hacer para pasar e! tiempo era leer, de modo que una mañana fue a la ciudad más cercana en busca de una librería. Así se introdujo en los métodos alternativos para la salud y la literatura espiritual.

Volvió a la casa de su madre cargado de material de lectura y durante meses no hizo otra cosa que estudiar métodos alternativos, entre ellos los beneficios curativos de la meditación y la visualización. Tras esta estimulación, comenzó a meditar; al mismo tiempo cambió sus hábitos alimenticios, comenzando una estricta dieta curativa. El aislamiento, la meditación y la dedicación a !a macrobiótica le hacían llevar un estilo de vida semejante a la de un monje.

Transcurrieron los meses y fue creciendo su optimismo y esperanza. Se ejercitaba en mantener su espíritu "en el momento presente", hacía conscientemente todo lo que podía para acabar con sus asuntos inconclusos. Durante la meditación comenzó a experimentar un estado trascendente de conciencia. Al principio no tenía ni idea de qué le ocurría; sólo sabía que las sensaciones eran maravillosas.

Comenzó a leer libros sobre misticismo y encontró descripciones de experiencias místicas que se parecían bastante a su estado trascendente. Durante una meditación "visitó el cielo"; sintió que su espíritu se le separaba del cuerpo y entraba en una dimensión de "éxtasis más allá de la conciencia humana". En ese estado, su miedo se disolvió y Per se sintió "eternamente vivo".

Después decidió volver al trabajo. Cada día que pasaba se iba sintiendo más fuerte físicamente. Fue a ver a su médico para que le hiciera otro análisis de sangre; aunque seguía siendo seropositivo, su sistema inmunitario había vuelto al estado óptimo de salud. En la actualidad, Per dice que se siente "más totalmente vivo ahora que he visto la muerte" que lo que se había sentido jamás. Toda su vida gira en torno a su práctica espiritual, e incluso su creatividad ha alcanzado un nuevo nivel.

 
"No sé cuánto voy a vivir -me dijo--, pero la verdad es que aunque no tuviera este virus tampoco lo sabría. Lo irónico es que creo que este virus roe ha hecho más sano espi-ritualmente. Ahora me siento más totalmente vivo cada día, y percibo una conexión con un lugar que para mí es mucho más real que esta tierra y esta vida. Si alguien me ofreciera todo lo que sé y experimento ahora, y me dijera que la única manera de acceder a este lugar es ser seropositivo, creo que aceptaría, porque este lugar interior es mucho más real que ninguna otra cosa que haya experimentado jamás.

El viaje espiritual de Per no sólo representa la "noche oscura", sino que también irradia el poder del espíritu para hacerse más fuerte que el cuerpo. Su saga es la de un hombre que encontró una avenida espiritual que anhelaba desde hacía mucho tiempo: una devoción a algo superior a él.

 

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